Disclaimer: Todos los nombres, lugares y demases, le pertenecen a una cabeza rubia inteligente, no a mí. Porque soy demasiado tonta para eso.

Así que... aquí los dejo con esta cosa melosa que ha salido de mi mente. ¡Espero que les guste!


Príncipe azul

−Una flor para otra flor –había dicho su padre, guapo y galante, mientras le entregaba aquella bella rosa a su madre y la besaba.


Así se había imaginado desde pequeña Victoire el día en que su príncipe azul le declarase el amor que le profesaba. Él sería el más listo de todos, el más alto, el más maduro y galante chico que hubiese conocido. Se formaría un ambiente romántico, cargado de aromas dulces y fogosos de incienso, mientras toda la habitación se quedaría en silencio esperando las palabras del muchacho con alto porte. Él la miraría cálidamente, con aquellos ojos profundos y penetrantes, y besaría su mano con dulzura. Doblaría su rodilla, levantaría la cabeza hacia ella.

La haría sentir la mujer más especial de la tierra.

Luego ella se lanzaría a sus brazos emanando amor de cada poro, con aquel éxtasis que sólo pudo sentir en sus sueños alguna vez. La envolvería con sus fuertes brazos, le acariciaría el cabello. Y de repente, cuando él menos se lo esperara, le comería los labios con pasión y cariño, mientras la gente a su alrededor aplaudiría como en un auditorio repleto, contemplando el final de una obra maestra. Y sentiría tanto fuegos artificiales en su corazón como mariposas en el estómago.

Sin embargo se encontraba allí, aún esperando a ese príncipe, bajo las galerías elevadas y cuando estaba a punto de llover. Sin pizca del lujo que se había imaginado. Los sabrosos olores que soñó eran reemplazados por el apestoso hedor presente en la capa de un chico, y que su nariz aplastada sobre ella tuvo que aguantar. Las manos de Teddy eran firmes y su torso grande, pero era tosco y sus movimientos no eran ni la mitad de dulces. Al tomarla por la espalda, le hacía un poco de daño.

Tenía una sonrisa traviesa y burlona cuando lo veía, y se comportaba como un completo infante cada vez que tenía oportunidad. No tenía las mejores calificaciones, era un poco –sólo un poco- vago. Su mirada estaba teñida de cinismo y diversión, pero en galantería se quedaba atrás. Nunca le ponía demasiada atención a los detalles, pasaba por alto muchas cosas y por eso ella terminaba siempre molesta. Era tan torpe, que ni siquiera había podido ayudar a su casa a ganar el partido de Quidditch de esa tarde.

Sus ropas comenzaron a estropearse y su cabello ya no daba más de lo esponjoso. Se sentía fea, sucia, desgastada. Pero él se negaba a soltarla. Había sido así desde que fue a consolarlo luego de su derrota.

Él no estaba para nada dentro de sus estándares. Ni mucho menos la situación.

No hubo aplausos, no hubo obra maestra, no hubo público. Estaban solos.

Ellos dos, bajo una tormenta, cuando nadie podía verlos.

Y aún así, cuando él le susurro esas bellas palabras al oído, cuando entrelazó sus dedos entre las mangas de su capa y la aprisionó entre su cuerpo y la pared, aquel momento se convirtió en lo más perfecto que Victoire hubiese podido imaginar en su vida. Y lo besó, sí, con pasión y dulzura. Y se sintió la mujer más especial de la tierra, los fuegos artificiales, las maripositas juguetonas, el amor emanando de sus poros, y todas esas cursilerías con las que soñaba desde pequeña.

Fue así como supo que ya no tenía por qué seguir esperando a un príncipe azul.

Porque ya lo tenía entre sus brazos.


¿Y bien? ¿Se merece algún review? Por kami-sama! xD