Hola, decidí revisar este que fue mi primer fic y corregir algunas cosas, le tengo un gran cariño por ser el primero escrito en el 2008 y por ser Neville.

Aclaración: Todo lo relacionado a Harry Potter le pertenece sólo a J. .


Sangre Escarlata

¿Cuantos litros de sangre recorrían su cuerpo? No podía recordar la cifra exacta, bueno no podía recordar casi nada.

De nuevo ese dolor que le llevaba a aventurarse en un mundo oscuro, donde nada tenía sentido. ¿Cuántos litros eran? Dos… no, eran más. ¿Qué había dicho aquella mujer? Si, empezaba a recordar era 5 litros.

El dolor se detuvo, abrió los ojos de nuevo, poco a poco reconoció los sonidos a su alrededor, alguien reía. No podía distinguir la silueta, pero no necesitaba mirarle, aquella risa que helaba la sangre pertenecía a Amycus Carrow.

Un látigo invisible le abrió una herida profunda en la mejilla.

¿Con qué el Ejercito de Dumbledore?— sonrío — ¿Qué piensan hacer un par de niños contra El Señor Oscuro?

—Destruirlo— siseó— y a todos ustedes también.

De nuevo aquel dolor. Perdió la cuenta de cuantas maldiciones había recibido, pero no importaba. ¿Cuántos huesos tenía el cuerpo humano? "Piensa, Neville, piensa"

"Sé fuerte, sé valiente, eres un Gryffindor".

206 huesos…

"Nómbralos Neville, no dejes de pensar"

Tenía que seguir pensando, no podía perder la conciencia. Pensar. Solo era un Cruciatus, podía resistir un poco más. ¿Cuántos habían soportado sus padres antes de perder la conciencia? ¿Habían pensado en él mientras los torturaban?

Se detuvo.

Amycus abandonó la habitación. Mientras él permanecía tendido sobre la alfombra escuchando como los pasos se alejaban poco a poco. Tenía que ser valiente, oponerse al mal, luchar.

Se puso de pie aún temblando, no importaban las heridas, debía ingeniar un nuevo plan. Escuchó un grito a lo lejos, cerró el puño, en algún lugar estaban torturando a alguien, si los encontrara sería capaz de todo. Maldijo a los mortífagos, los maldijo por destruir todo lo que amaba.

Pero era todo, no permitiría que eso siguiera. Podía permitir que le lanzaran miles de Cruciatus, que le desfiguraran el rostro, ni el dolor ni las heridas le quitarían su valor. Toda su vida había sido un cobarde, pero estaba decidido, el recuerdo de sus padres le incitaban a seguir, no dejaría que alguien más pasara por eso. Ninguna familia más sería destruida.

Quizás no podría destruir con sus propias manos al Señor Oscuro pero le daría problemas a sus seguidores. Sonrió levemente.

Llegó a la sala común, las miradas se concentraron en su rostro ensangrentado, amplió la sonrisa, algunos le devolvieron la sonrisa, limpió su sangre con la manga de la túnica. Escarlata como los colores de su casa.

Divisó a Ginny entre sus compañeros y se acercó a ella, poso su mano sobre su hombro y sonrió.

—Creo que no les ha gustado la nueva decoración del salón.

Algunos rieron. Se habían pasado la tarde pintando frases del ED. A los mortífagos no les interesaba quienes habían participado siempre iban sólo por él, y era lo mejor, así solo uno sufría. Por eso le habían castigado, pero no le importaba, lo volvería a hacer al día siguiente, y el otro y el otro y de nuevo resistiría.

Por qué su sangre le gritaba que luchara, que se mostrara firme ante todo y todos. Por que ahora él era el líder, y tenía que demostrar su espíritu, su coraje, su valor. Por qué él podía hacer crecer la débil esperanza del colegio. Y debía protegerla hasta el último momento.

Y lo haría. Por la sangre escarlata que recorría su cuerpo que le recordaba que era un digo Gryffindor, un digno Longbottom.


Gracias por leerme.