- PRINCIPE AZUL ¿EXISTE?-

Aclaraciones:

—Diálogo.

[...] Cambio de escena.

-OO000-CAPITULO I -000OO-

Siempre estas para mí

—Haruno —soltó la rubia poniendo cara de pocos amigos al encontrarse a Sakura justo delante de la puerta principal de la casa de Sasuke.

Las dos estaban en su vereda, cada una con un gran pastel de feliz cumpleaños. Sakura había llegado por la izquierda y ella por la derecha. Para colmo, como si fuera gracia de Dios las dos llegaron justo en el mismo segundo, a las cinco de la mañana de un sábado para ganarles a todas las efusivas y dedicadas admiradoras del Uchiha., las cuales eran bastantes.

—Yamanaka, veo que aun seguimos pensando igual, tantos años de amistad no pasaron en vano —la de cabellos rosas no pudo evitar notar que los pasteles eran exactamente iguales.

—Lo mismo digo, frente.

—Espero que el pastel sea para Sasuke, y que hayas perdido ese gusto excesivo por los dulces, cerdita —comentó Sakura, intentando picarla.

—Eres una…

—¿Disculpen? —Mikoto las interrumpió.

La mayor estaba en medio de las dos hermosas muchachas.

—¡Mikoto-san! — gritaron al unísono.

—Buscan a Sasuke, ¿verdad? —no pudo evitar mirarlas con pena—. Él se fue ayer por la noche con su hermano, Itachi, a pasar un fin de semana de "chicos". Ya saben acampar, pescar cosas de hombres —explicó moviendo la mano en el aire.

La desilusión en la mirada de las jóvenes no se hizo esperar.

—Volverá el Lunes a primera hora. ¿Quieren que yo…? —señalo los pasteles.

—No, no se preocupe, nosotras veremos como resolverlo —se adelantó Ino, seguramente ese dia en la casa Uchiha desfilarían pasteles, y lo más seguro es que Sasuke ni siquiera los pruebe ya que volvería hasta el Lunes y ellas sabían que Sasuke solo comía alimentos frescos.

—Gracias por informarnos —Sakura hizo una reverencia, al igual que Ino.

—Bueno creo que es mejor que nos vayamos, ¿no crees, Sakura?

—Si, no queremos quitarle más tiempo, Mikoto-san. Vámonos Ino —las dos dieron media vuelta y se dispusieron a irse.

—Se lo avisaré de todas formas —oyeron gritar a la madre del Uchiha.

A paso lento, caminaron hasta encontrarse con la banqueta de una estación de autobús ahí las dos se sentaron, y suspiraron.

—Él sabía que vendría —Sakura fue la primera en romper el silencio; su voz se escuchaba entrecortada.

—Yo también se lo dije, si te sirve de consuelo.

Ino no hacía más que mirar el pastel que tenía un gran "Feliz Cumpleaños" escrito con crema azul, resaltando en el fondo completamente blanco.

—¿Sabes que es lo peor? —le preguntó la de ojos verdes.

—¿Qué?

—Le rogué tanto a mi papá para que me dejase salir, que si vuelvo a casa, me castigara por siglos.

La rubia se carcajeó.

—No le veo lo gracioso, es frustrante.

—Yo estoy en las mismas condiciones, tampoco puedo volver a casa.

—Entonces, ¿nos quedaremos aquí hasta que sea una hora decente para volver? —se quejó —. Y los pasteles... No sé tú, pero yo gaste tres mesadas —comentó.

Sakura abrió el envoltorio de su pastel y lo miró.

—Siempre te han dado muy poco dinero, pero yo también hice sacrificios por este pastel, me da pena tirarlo.

—No te hagas, si te mueres de ganas de comértelo —bromeó.

—Ahora que lo dices... —y los dedos de Ino ya estaban sobre el pastel.

—Ino, ¡cerda! ¿Qué haces?

—Tengo un plan no molestes —le dijo con cierto aire misterioso.

La Yamanaka se relamió por segunda vez el dedo lleno de la crema azul.

—¿Tu brillante plan involucra comer y engordar? Así me harías las cosas más fáciles a mi pero…

—En tus sueño frente —la cortó —, ya sé a dónde podemos ir a estas horas, y llevaré mi pastel; sin el feliz cumpleaños nadie podrá sospechar nada.

—Así el pastel se ve feo —arrugó la nariz.

—Los accidentes pasan, además a Yoshino-san no le importará.

—¡Espera! ¿Me llevarás con la gruñona de Yoshino-san? —Sakura hizo un mohín.

La rubia se acomodó el cabello con las manos. Sonrió.

—No es gruñona, de hecho es muy amable.

—Contigo, te tiene el ojo puesto para nuera —le hizo un guiño.

Ino se incomodó. Luego, alzó los hombros. ¿Qué otra cosa podrían hacer?

—Sólo quería solucionar nuestros problemas, ¿alguna idea cerebrito? —la desafió.

Ino llevaba la razón; no era correcto desechar los pasteles, pero tampoco se lo iban a comer ellas solas. Tal vez, si algún amigo las ayudase… La de cabello rosa tuvo una idea. Ahora ella también quitó la crema azul para luego llevársela a la boca.

—Pues creo que podríamos llevarle ambos pasteles a Kushina-san —sugirió.

—O no! Te recuerdo que Minato-san es mi tío se lo podría decir a mi padre y la treta no funcionaría.

—Ya, ya, ¿entonces qué?

—Creo que cada una debería ir por su lado, después de todo nos sentiremos más cómodas de esa manera, ¿no?

—Ino, dime, ¿qué le dirás a Yoshino-san? Es que no sé con qué excusa aparecerme en la casa de Naruto.

—Le diré que Shikamaru y yo teníamos tarea pendiente, una tarea tan larga que vine a desayunar con él. Tú podrías decirle lo mismo, después de todo; nuestros amigos han olvidado más de una vez las tareas.

—Sí es una buena idea…

Sakura miró al suelo con algo de tristeza; intentó ocultarla, pero su amiga la conocía muy bien.

—¿Ahora qué te pasa? Es el plan perfecto.

La Haruno se apretó las manos.

—Siento que utilizo a Naruto, algún día se cansara —Ino meditó la respuesta.

—Shikamaru también me ha cubierto tantas veces —se miraron, y se sonrieron sinceramente —. ¡Los recompensaremos, Sakura!

—¿Cómo?

—Tú podrías hacer algo con Naruto, le gustas desde que éramos niños.

Sakura crispó la espalda.

—No le gusto a Naruto.

—Dices eso porque estás ciega —afirmó Ino con la actitud de quién sabe que tiene toda la razón —. Le gustas.

—Bueno, suponiendo que fuese así, ¿qué podría hacer por él?

Ino rió. A veces su amiga podía ser muy ingenua.

— ¡Dale un beso! Seguramente sería muy feliz —se paró de un salto.

Sakura abrió mucho los ojos. Eso ya era pasarse. ¡¿Un beso?! Siempre había reservado su primer beso para Sasuke. Y de momento, no deseaba compartirlo con alguien más. Al ver que su compañera se había quedado muda, Ino habló:

—Vamos —empezó a caminar.

—Lo haré —mintió—, cuando tú hagas lo mismo con Shikamaru —la alcanzó y caminaron a la par.

—Shikamaru ha sido mi amigo durante toda mi vida, nunca se fijaría en mí de otra forma que no sea amistosa.

—¡Igual! Hagámoslo. Qué diablos yo creo que a Shikamaru tampoco le desagradaría la idea.

Ambas intentaban convencer a la otra para que diese el primer paso con sus respectivos amigos. Pero ninguna se disponía a aceptar al trato; al menos no de manera consciente.

[...]

—¡Ino-chan! —Gritó la morena al ver a la chica en su puerta —. ¿Y ese pastel?

—Lo traje para que desayunemos, ¿es que Shikamaru no le dijo nada?

El gesto que hizo Yoshino le dio un poco de miedo, hasta consideró la posibilidad de decir la verdad. No obstante, sabía que eso sería mucho peor. Llevó la mano izquierda a su espalda y cruzó los dedos. También sintió pena por el problemón que tendría su mejor amigo únicamente por su culpa.

—No. A ese vago bueno para nada se le debió de haber olvidado. Pasa, querida, iré a despertar a ese holgazán.

—¡No! —exclamó y le dio rápidamente el pastel —. Yo lo hago

Su actitud podría ser sospechosa, así que salió disparada para no darle tiempo a la adulta para contestarle. Subió de dos en dos las escaleras, hasta la habitación que conocía tan bien y entró en ella. En seguida se sintió culpable por el estruendo que había hecho al abrir la puerta; encontró a Shikamaru durmiendo, apacible.

—Si supieras el lío en el que acabo de meterte —cerró con cuidado la puerta, y se arrodillo delante de su rostro.

Sin querer se enfocó en su boca entreabierta, en sus labios. Talvez no era tan mala idea besarlo después de todo. Además tendría una razón más para molestar un poco a Sakura.

—Shikamaru perdóname —susurró.

—¿Qué hiciste esta vez? —inquirió el moreno, aún con los ojos cerrados.

—Tu mamá cree que te olvidaste decirle que vendría a desayunar —y ahora ella cerró los ojos.

—Sabes que me debes una, ¿no? Y una realmente grande —observó a su mejor amiga —. Levántate.

—Eso debería decirte yo a ti, ¿no crees?

Sin previo aviso, el Nara le jaló de la mano y en menos de cinco segundos estaba recostada a su lado. Los cálidos brazos del joven la rodearon, haciendo contraste con su cuerpo que estaba frío por el tiempo pasado en el exterior. Estaba muy calentito. Se acurrucó pegando la espalda al pecho de su amigo.

—Así estarás quieta. No pienso levantarme, es muy temprano —se excusó.

—Pero, ¿tu mamá?

—Ella también duerme un poco más los fines de semana, seguramente se fue a acostar.

—¿Y si yo hago el desayuno? Quizá la culpa que siento disminuya.

—Si dejo que muevas un dedo en mi casa, mi madre me castra, ya lo sabes, ¿o es que acaso disfrutas viendo como sufro? —Ino entonces se soltó de sus brazos y se giró para verlo.

Los ojos del Nara se mantenían cerrados; si no fuera por las palabras que salían de su boca, juraría que seguía dormido.

—¡Claro que no! Lo siento, Shikamaru.

—Ya deja de pedir perdón, problemática

Recostarse un momento no sonaba mala idea ya que tuvo que levantarse a las tres de la mañana para poder estar hermosa para el azabache. Un poco soñolienta, cerró los ojos.

—Sasuke —fue lo último que salió de los labios de la chica antes de quedarse dormida.

Shikamaru la contempló. Ino estaba en sus brazos y aún pensaba en el Uchiha. Con una mano, retiró algunos mechones rubios de su rostro. Qué hermosa se veía cuando dormía.

—Él no te merece —dijo en voz muy baja.

[...]

Sakura se plantó en la casa de los Namikaze y tocó la puerta. ¿Y si se enfadaban con ella por molestarlos tan temprano por una tarea escolar inexistente? ¿Y si Naruto no la apoyaba esta vez? ¿Y si…? ¿Y si…? Se decidió por irse, pero ya era demasiado tarde.

—Buenos días, Kushina-san.

—¡Mini-yo! —exclamó la pelirroja.

—¿Qué? —inquirió ella, sin entender.

Sakura no pudo evitar mirarla perpleja; la madre de su mejor amigo simplemente era la mujer mas ocurrente de toda Konoha. La adulta rió de forma animada.

—Lo siento, creía que lo habías pensado, ¿sabes?

—No, no se preocupe.

—Es muy temprano —comentó mirando al cielo.

—Sí, me disculpo por la hora, pero es que había quedado con Naruto.

Y ahí empezaban las mentiras. Se mordió la lengua cuando el impulso por decir la verdad la golpeó. Estaba nerviosa, pero Kushina no parecía darse cuenta de ese detalle.

—¿Naruto? No, no me dijo nada.

Entonces se percató de que seguía teniendo a Sakura en la calle, así que la invitó a pasar inmediatamente. Sakura observó la estancia, nunca había estado allí antes. El hogar parecía acogedor y feliz. Contempló casi absorta las diversas fotos de la familia colocadas en las paredes.

Una vez dentro, Kushina cerró la puerta y sin ninguna verguenza, gritó a todo pulmón:

—¡Naruto!

Se oyeron pasos en el techo. Pasados unos momentos, el rubio apareció en las escaleras. Llevaba su ropa de dormir, con su típico sombrero de oso. A Sakura siempre le había gustado esa prenda.

—¿Qué? —todavía no había visto a su amiga.

—Baja, tienes visita, ¿sabes?

—¿De veras? De seguro es alguien medio loco, y desconsiderado viniendo a estas horas— soltó.

Desde el recibidor, se escucharon los pasos mientras bajaba las escaleras. Una vez abajo, al ver el rostro iracundo su madre y de la "loca desconsiderada" de su mejor amiga se dio cuenta que estaba en graves problemas. Ambas tenían la manía de golpearle cuando las hacía enojar. Eso último ocurría muy seguido.

—Naruto, ¿estos son los modales que te he enseñado? ¡Responde! —vociferó.

Kushina lo tomó de los hombros y lo sacudió.

—Tú nunca me has enseñado modales, exactamente —tarde se dio cuenta que sólo había empeorado la situación.

—¿Quieres darle tu primero, querida? —Le preguntó a Sakura mientras esta dejaba el pastel en una mesa.

La de pelo rosa se preparó para golpear a su amigo, como a menudo hacía. Se acercó a zancadas hasta Naruto, quién le suplicó con una mueca que no lo hiciera.

—Con mucho gusto, Kushina-san.

—¿Espera, Sakura! Yo se porqué vienes —dijo lo último cuando la joven se encontraba lo suficientemente cerca como para que la pelirroja no lo escuchase.

—¿Lo sabes? —No pudo evitar sentirse apenada.

—Sí, es por el baka, ¿verdad?

—Exactamente.

Kushina se percató de que ambos necesitaban un momento a solas, así que tomó el pastel y desapareció en dirección a la cocina.

—Sakura, olvidate de él, tú podrías tener al chico que quieras, eres muy hermosa

Naruto la miró a los ojos y sin poder evitarlo se perdió en ellos. Parecía que su mano tenía vida propia, pues le acarició la mejilla con dulzura. Nunca hubiera hecho eso de forma consciente. Seguramente se ganaría una buena golpiza por la acción. Más se sorprendió cuando Sakura únicamente bajó la mirada.

—Si eso que dices fuera cierto, Sasuke y yo…

—Sasuke es un rarito —terminó de acariciarla y de repente Sakura se lanzó a sus brazos.

—Te quiero, Naruto, gracias por estar siempre a mi lado.

Lástima que Naruto no era Sasuke.

CONTINUARA…

.

-0000000000000000-

Nai Hatake: ¡oh, por Dios! Al fin comenzamos este fic. Espero que podamos terminarlo; ahora tengo que sostener tres fics… Espero poder hacerlo. Esta historia tiene un poco de ese ''basado en hechos reales''. Resulta que Naoko y yo estamos coladas por un chico que no nos da ni la hora (este vendría a ser Sasuke). Y a la vez tenemos mejores amigos, que siempre han estado allí y que merecen un poco de atención.

Por otro lado, me siento más cómoda cuando escribo con Sakura (a Naoko le pasa lo mismo con Ino), así que intentaremos complementarnos. Creo que tanto Naoko como yo somos se capis pequeños (no más de 3000 palabras). Espero que les haya gustado. Un beso a todos y, ¡gracias por leer!

Naoko: Nai . ya dijiste todo! Jajaja bueno este proyecto es para encontrar el equilibrio entre Ino y Sakura que las dos se mantenga como los personajes principales, que las dos cometan errores, y al mismo tiempo sean..digamos … "buenas", espero lo estemos consiguiendo. ¡Gracias por apoyarnos! en este nuevo proyecto y aunque este bajo mi nombre el fic es de ambas.

Ahhh! Sobra decir que Nai y yo estamos abiertas a sus sugerencias :D hágannos saber por medio del hermoso botoncito que hay ahí abajito.