Cautivo de ti
Prólogo
El pasado es un prólogo – William Shakespeare
Pude sentir de nuevo sus labios, pensé que nunca más sucedería. Sabía que estaba enojada, indignada por la ultima vez que habíamos discutido. Algunas veces yo era terco, pero lograba sacarme de mis casillas. No era la primera vez que le era infiel, ni tampoco la primera que le mentía. Reiko era una gran chica, no tenía nada contra ella. Me gustaba su compañía de hecho, ¿Por qué diablos no entendía que no podía atarme?
—Ranma, no sé porque no puedo ser fuerte cuando tu estas —me dijo entre un susurró mientras mordía mi lóbulo izquierdo.
Esa era la razón por la cual no la amaba, ni a ella ni a ninguna de las mujeres que se me había acercado hasta ese momento. Lo único que veían y más deseaban estando en mi compañía no era conocerme, solo pasar un buen rato y tener un buen polvo aunque Reiko si era un poco diferente en ese sentido (muy poco). Por supuesto que eso no me molestaba, más bien lo disfruta. Después de lo sucedido con Akane lo menos que quería era volver a amar. Al pensar en ella como hacía tiempo no sucedía me paré a pensar que habría sido de su vida. Casi no hablaba con Soun o algún miembro de la familia de los Tendo. Y mi orgullo era demasiado grande para preguntar por ella. Sabía que el de ella también. La puerta de mi despacho se abrió y me incorporé en la silla olvidando que Reiko estaba encima mío, queriendo estimularle y al ver entrar a mi subordinado por la puerta me di cuenta que ella se retiró sin decir nada y despareció por la puerta de mi oficina. Se lo agradecí, pues ya estaba un poco cansado de ella, de la forma tan fácil en que regresaba a mí. Aquel joven que tanto me admiraba sonrió levemente de una forma cómplice y le correspondí el gesto levemente, le indiqué que hablara y dio un paso al frente mientras me miraba con el mayor de los respetos, como un hijo mira a un padre.
—Señor, ya esta aquí —me dijo el joven mientras extendía su mano y me mostraba un sobre de manila que dejó de inmediato en mi escritorio, el cual tomé y examiné. No había fotografía del procesado, así que ni siquiera me interese por los datos personales, aparte las hojas sin siquiera verlas, sabía muy bien de quien se trataba y si no tenía foto ya estaba apunto de conocerlo, leí solo los puntos de investigación y las noticias que había publicado para cerciorarme que era lo que estaba esperando. Sonreí.
—¿Así que el periodista esta aquí? —cuestioné mientras recordaba aquel reporte que había sucumbido al gobierno. Siempre critique los sistemas burocráticos y en este momento formaba parte de él. Empecé a la misma edad que ese chico, de dieciocho años; siete años después me encontraba en el lugar del jefe, lo cual acentuaba mi llamativo perfil laboral, "demasiado joven para el cargo" me dijeron al tomarlo hacía unos 3 años atrás, pero había dejado a todos callados como el periodista que había logrado escribir aquella noticia. —Tuvo veracidad… No cualquiera se hubiera atrevido a presentar una historia como esa.
—Lo mismo pienso señor, aunque violo nuestra nación. Hay muchas personas molestas por el asunto, ojalá se haga justicia, pues la población esta empezando a incomodarse.
—¿Cuáles son los cargos? —solo estaba cerciorándome de lo que ya tenía.
—Injurias, calumnias, espionaje y deshonra al país.
—¿Está en la sala de interrogaciones?
—Si señor.
Eso me gustaba, hablar con un tipo como ese que se había atrevido a retar a su país me llenaba de una extraña emoción además que se había empecinado conmigo desde hace un tiempo, me gustaba su tenacidad y estaba completamente intrigado con aquella historia que había narrado con tanta crueldad, no sabía si era verdad, mis superiores y demás personas en el Gobierno aseguraban que solo se trataba de una nota amarillista, algo para perjudicar a nuestro ministro de seguridad y otros funcionarios, yo no estaba tan seguro, aunque no podía hacer pública mi opinión, pues mi palabra de honor y promesa había sido defender a mi país de cualquier amenaza y sin duda aquel reportero lo era.
—¿Cómo es el tipo? —pregunté interesado, pues no había leído los datos del periodista, sabía se seudónimo, y ya lo leería cuando estuviera ahí dentro, ese tipo no firmaba con su nombre, sino bajo el seudónimo de "artilugio", desde hacía unos años se había empecinado con el Gobierno y en algunas ocasiones conmigo, moría por ver la cara de ese hombre, así sabría que clase tipo era y porque estaba tan empecinado en calumniar de esa forma a los gobernantes.
—Es una mujer señor —me dijo al cerrar mi despacho a sus espaldas, mientras caminábamos por el largo pasillo en dirección a la sala de interrogatorios. Sin duda me extraño aquella respuesta, lo miré buscando la confirmación y me la dio con sus ojos. Una mujer había hecho aquel reportaje, estaba simplemente asombrado de su valor, además de lo sorprendente que era manejando todos los temas referentes a la política, en todas las noticias y artículos que había tenido la oportunidad de leer.
—¿Es un buen culo? —aquella broma era normal entre nosotros los colegas cuando una mujer llegaba, el chico me sonrió y asintió.
—Muy hermosa.
—Culpable hasta no probar los contrario —le recordé y él coincidió conmigo.
Al llegar a la sala de interrogatorios mi superior me sonrió y estrechó su mano con la mía, su sobrepeso se hacía presente al estar sentado de aquella forma en la pobre silla cansada lo soportaba, miré el amplio cristal polarizado que me entregó la perspectiva de la acusada y vi su espalda, no reparé mucho en ella, solo me cerciore que estaba vestida formalmente y que tenía unas hermosas piernas.
—Itako no pudo con ella —me dijo el viejo mirándome con una media sonrisa, le di una palmada en la espalda haciéndole saber que aquella mujer no podría conmigo.
—¿Cómo la quieres? —me reí, el viejo se levantó de la silla a responder una llamada después de hacer una pequeña broma sobre mi comentario y mi subordinado se acerco dándome nuevamente los papeles pero me negué no los necesitaba.
—Rebanada —me dijo tapando la bocina del celular para decirme aquello y regresó a la llamada mientras sonreí satisfecho sabiendo que confiaba en mi trabajo.
—Trae dos cafés —le dijo y salió apresuradamente mientras yo entraba a la sala de interrogatorios. Era prohibido hacerlo cuando no había supervisión, pero sabía que mi jefe no quería esperar y no le importaría. Sentí el frió de aquella sala y aquella mujer ni siquiera se giró. Fue extraña generalmente todas las mujeres que entraban ahí temblaban y esta parecía que no le importaba lo que estaba pasando. Al verla detalladamente sentía algo extraño en mi estomago, y cuando me acerque sentí que mi mundo caía bajo mis pies y pude ver la misma expresión en ella, que me miró con espanto.
—¿Ranma? —me preguntó su dulce voz abatida que causo un derrumbe en mi y al ver nuevamente sus ojos marrones sentí que volvía a la vida que ella misma me había quitado.
Toda mi inspiración y amor para ti mi amigo canino, por siempre y para siempre te amo peludo! Y mi otra compañera de vida que aún está conmigo!
NTA: Bueno! Hasta aquí dejo esta nueva historia, esta de más decir quien apareció en la vida de nuestro caballo salvaje! Quiero comentar que para mi es todo un reto porque es mi primer Fanfic que no habla de un universo alternativo, sino siguiendo más o menos el final del anime y manga de Ranma&Akane! Espero que les guste y bueno nos estamos leyendo!
AnaIz16
*"Dance is the hidden language of the soul" - Martha Graham*
