Nada para decir, se me ocurrió luego de oír muchas canciones cursis y ver demasiados videos de Mohinder xDD
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Otra vez tiene pesadillas.
Y, por su agitación y expresión aterrorizada al abrir los ojos, parecen ser cada día más graves.
Otra vez, tengo ese agujero en el pecho, esa desagradable sensación de completa impotencia, no puedo protegerla en sus sueños, no puedo hacerla sentir mejor, no puedo evitar que ella tenga miedo de cerrar los ojos.
Sus pequeños ojos, anegados en lágrimas gruesas de miedo y desesperanza, me desgarran el alma peor de lo que haría cualquier otra cosa.
Miradas desconsoladas, y falsos juramentos de que está bien salen de sus labios, yo sólo puedo mirarla, ofrecerle una sonrisa valerosa, abrazarla, estrecharla contra mi pecho, prometerle que estaría para siempre con ella…
Le estoy mintiendo, y mi corazón lo sabe, él, que siempre está en carne viva, sintiendo continúo dolor…sólo porque ella también lo siente.
Otra vez, siento sus lágrimas cálidas brotando de sus ojos, cayendo con lentitud por sus pestañas, rodando por su rostro y terminando en mis dedos, mientras las limpio con delicadeza.
Y no puedo hacer nada, sólo abrazarla con más fuerza, acariciar su espalda, ayudarla a respirar acompasadamente, y tararear una canción entre dientes…la misma que mi madre me cantaba en esas largas y espectrales noches de la India.
Suspiros ahogados y palabras entrecortadas por el llanto siguen apareciendo, las acallo a todas y cada una de ellas…conozco a Molly, hablar cuando estaba asustada le cuesta mucho, y sólo hace que su miedo empeore.
Dejo que las lágrimas sigan apareciendo, una a una, mientras mueren lentamente en las yemas de mis dedos. Aunque todas me dolían tanto como un puñal en medio del pecho, a ella la calmaban…y sólo me importa eso, su bienestar.
Otra vez, canto sin cesar la canción favorita de mi madre, mía y seguramente suya también, en susurros, dejando que llenen la habitación y alejen sus preocupaciones. Y me detengo sólo para tomar aire.
Su respiración ya no se escucha agitada, sus párpados han vuelto a bajar y sus pequeños y frágiles brazos cuelgan alrededor de los míos, atrapándome en un cálido abrazo del cual no quiero salir nunca.
Sonrío, se acabó, al menos por ahora.
Sé que volverán, otra vez, seguirán atormentándola, y el no poder evitarlo es lo peor de todo…no quiero dolor para ella, ya ha tenido mucho para su corta edad, la muerte de sus padres, el acoso de Sylar, y ahora la tortura irremediable de cada noche…
Aún así la abrazo, la recuesto sobre la cama, y, deposito un suave beso en su frente, deseando que la pena se acabe, que finalice de una vez.
La pequeña Molly, mi Molly duerme de nuevo, apaciblemente, y, otra vez, vuelvo a dormir junto a ella.
