Del amor y otras cosas absurdas.
Capitulo 1
Dicen que la gente cambia con los años y que el amor, siempre se apaga. No lo creo, la gran mayoría, solo se toma más tiempo para cometer las mismas equivocaciones; Y los regresos… siempre encienden nuestros corazones.
Joel Cantú E
Nueva York. 8:35 a.m.
Samantha Pucket se despertó cuando ya era difícil de ignorar los rayos del sol sobre su cara. De verdad que tenía que recordar correr las cortinas en las noches. Pero es que se veía el cielo nocturno tan bien, y siempre quedaba dormida de forma placentera con esa vista, que al parecer nunca lograría correrlas.
Se levantó y fue a ducharse, un día lleno de actividades la esperaba en la academia.
Su recamara, y todo su apartamento tenía enormes ventanales de vidrio que dejaba un ambiente iluminado, fresco y elegante, aún si afuera lloviera. Predominaba el verde, que era el color favorito de Sam, y tenía un diseño fresco y sofisticado
La noche anterior Sam había tenido una dificultad tormentosa de conciliar el sueño., y hace mucho no le pasaba eso., tenía una rara sensación en el pecho. La misma que recordaba perfectamente haber tenido hace años.
Trató de no pensar en eso mientras tomaba un delicioso desayuno con su infaltable tocino, porque Sam bien podría ya tener 23 años y haberse convertido en toda una joven independiente y etc., pero hay cosas que nunca cambian.
Tomó sus llaves, su bolso, y una botellita de jugo de naranja, y cuando ya iba cerrando la puerta recordó que su celular todavía no estaba con ella. Volvió sobre sus pasos hacia su recamara y lo encontró en su mesita de luz, sonrió al encontrar un par de llamadas perdidas y un mensaje de voz.
Samantha, Samantha, que nunca se pierda la buena costumbre de no atender nunca tu bendito celular, ¿cierto? Quería darte los buenos días, y decirte que David ya pregunta por ti. Y también querría a mi rubia amiga para tomar un café en la tarde… llámame y cuídate.
Sam sonrió, ya extrañaba arrugar la nariz al escuchar Samantha de su amigo. Cogió el celular y se apuró a salir de su apartamento e ir caminando tranquilamente, por fin, rumbo a la academia.
Antes de darse cuenta, el día ya se le había ido entre horas de clases y más clases. La tarde se ceñía sobre Nueva York
Londres. 22:15 p.m.
- tierra llamando a Freddie…-
Freddie tenía la vista perdida sobre la página de una revista, aunque la intención era leerla, era claro que no lo estaba haciendo.
-Hey! Benson! ¡Tú! ¡el menso que tengo por mejor amigo...! – Dylan zarandeó no tan levemente a Freddie, quien por fin le dirigió la mirada.
-¿Ah? Hey! ¡No me zarandees así! – dijo luchando por revolverle el cabello rubio a Dylan, pues sabía que detestaba eso
-¡wow!- , Dylan se levantó rápido - Deja en paz a mi hermosamente rubio cabello… ¿sabes todo lo que me cuesta dejarlo así de perfecto? – dijo el rubio tratando de ordenar las mínimas partes de su pelo que Freddie logró desordenar y ajustándose la corbata para volverse a sentar al lado de su amigo
-¿kilos de gel, tal vez? – dijo Freddie con una media sonrisa,
-Ja, ja… - Freddie sintió el codo de su amigo en su estómago, pero sólo rió- ¿ansioso? Aunque más bien pareces… aterrorizado…- el tono de Dylan se tornó más serio, Freddie desvaneció su sonrisa, sabiendo a lo que se refería.
-No estoy aterrorizado, Johnson, - dijo pegándole con uno de los cojines del sofá y tratando de bromear de nuevo, pero Dylan lo notó al instante.
-No, en serio… no hemos hablado seriamente del tema desde nuestra asignación… y sé que necesitas hablarlo, y yo, para que negarlo, estoy curioso por saber que pasa por esa plana mente, así que suéltalo. ..
Freddie soltó una risa corta, Dylan era para él, casi como un hermano, un hermano algo loco y peculiar, pero como un hermano en fin. Inmediatamente después de haberlo conocido le cayó demasiado bien, y ahora, luego de 5 años de amistad, no sólo le caía bien, sino que admiraba y agradecía cada una de las características de Dylan, las que eran cualidades y las que no, y ¿con quién mejor hablarlo que con él? Agradecía y lo reconfortaba tener a un Johnson alocado a su lado, y sobre todo en ese momento, que Se sentía absolutamente un licuado de sensaciones. Como hacía mucho, sabía, no se sentía.
Nueva York. 17:15 p.m.
Sam ordenó todo.
Sí. Sam ordenó todo. Miró su reflejo mientras alzaba su mochila al hombro y la desconcertó un poco lo que vio. Físicamente, seguía siendo ella sin mayores cambios… al menos no mayores cambios para ella. Sus bucles le llegaban a la cintura, y eran aún más lindos que antes, la misma complexión corporal, el mismo color de piel, los mismos ojos alegres, astutos y vivaces, pero quien conociera a la Sam de Seattle, ya sabiendo que era bonita, diría que estaba aún más hermosa. Su cuerpo se había estilizado, dándole una imagen de que fuera cuidadosamente moldeada a mano, su figura era absoluta y hermosamente esbelta, fina, femenina.
No en tanto, si no había mucha diferencia físicamente, con decir que Sam ordenaba una habitación, era algo mucho para detectar lo que pudo haber cambiado interiormente la rubia. Y lo más raro era que, aun habiendo adoptado nuevas actitudes hacia ciertas cosas, Sam seguía siendo la misma en los más importantes aspectos.
Le sonrió con jocosidad a su reflejo.
Sí, ella había ordenado el salón donde daba clases.
Se rió, ¡ella daba clases!
Negó levemente con la cabeza todavía sonriendo, no estaba segura de que todas las personas se quedaran viéndose en el espejo para luego reírse de sí mismas.
Bueno, como ya se ha mencionado, seguía siendo la misma en los más importantes aspectos. Y uno de ellos era que todavía estaba algo loca.
Cerró la sala y salió lo más aprisa que pudo, iba retrasada, y Alan tenía la costumbre de llegar siempre algo más temprano a sus compromisos, así que de seguro para no aburrirse ya había, a esas alturas, entablado conversación con el mesero.
-¿Entiendes?- Freddie miraba a su amigo con alivio, pues por fin se había desahogado algo, y la pregunta era mero formalismo según él, porque imposible no entender lo que él había explicado.
-Amigo… - dijo Dylan poniendo una mano en el hombro de Freddie- no entendí una sola oración luego de que dijiste: ¨ no sé, tal vez vaya a verla¨- dijo imitando a su amigo. Freddie hizo un gesto de incredulidad
-¿No escuchaste nada de lo que dije? – dijo algo desesperado- No sé si deba ir a verla, porque ¡ella no se ha comunicado conmigo en todos estos años! Seguro que el nombre de Fredward Benson ya ni le suena- soltó rápido tratando de sonar solo obvio y cansado de explicar, pero lo cierto era que la sola idea le provocaba un nudo en la garganta simplemente horrible. Dylan lo miró detenidamente.
-Pero no es como si eso fuera a ser un problema, ¿cierto? Es decir, era tu amiga, ya no sabes si lo sigue siendo, pero como dijiste, ya no estás enamorado de ella como cuando viniste aquí, No es como si necesitaras ir a verla, después de tanto… ¿verdad? Ya es solo una amiga a la que quieres mucho, pero eso se aguanta, ¿estoy en lo cierto?- Dylan se sirvió whisky despreocupadamente, porque su amigo era un completo tonto, y más, había notado, cuando se trataba de la famosa Samantha Pucket.
-Claro… - Freddie frunció el entrecejo meditando las palabras de su amigo, y volvió a meditarlas… y volvió a hacerlo- ¡Hey! ¿Estás siendo sarcástico? – dijo entrecerrando los ojos
-Ya te dije mil veces mi opinión sobre el tema, y ahí tienes mi respuesta. – dijo mirándolo tranquilo, terminó de tomarse lo que quedaba de whisky en su vaso y se fue a su recamara- y ya me voy a dormir... y deberías hacer lo mismo. , que mañana tenemos que levantarnos temprano para llegar a tiempo al aeropuerto, - Dylan trató de ignorar la mirada de reproche de su amigo.
Lo cierto era que en el exacto momento en que Dylan escuchó de Freddie: ¨se terminó… siempre la voy a querer, pero creo que ya no la amo como mujer, creo que ya no estoy enamorado.¨ no le creyó ni una sola palabra. Y lo peor era que Freddie lo dijo porque se lo creía.
Y que más daba que Freddie se quisiera engañar a sí mismo. No engañaba a Dylan, ah no.
Porque fue Dylan quien vio a Freddie cuando éste llegaba de Seattle totalmente devastado por haber dejado a sus amigos, a su ciudad, y a la famosa Sam.
Porque fue Dylan quien vio cómo Freddie no era capaz de enamorarse de chicas fenomenales que le mostraban que lo querían mucho, y ponía cualquier excusa.
Porque fue Dylan quien escuchó a Freddie después de tres años de haber llegado: ¨de verdad no creo que vaya a sentir otra vez lo que sentí con ella, tal vez porque no voy a ser adolescente otra vez… pero eso creo¨
Porque fue Dylan quien presenció cómo ese sentimiento que Freddie tenía por la chica, que se arriesgaba a llamar de amor, no menguaba con los años, no desaparecía,
Y era él quien veía como Freddie seguía preocupándose por lo que había pasado para que Sam dejara de hablarle en esos años, como seguía recordándola y como le seguía importando.
La seguía queriendo.
Aunque Freddie se esforzaba y hasta se había convencido de lo contrario.
Pero Él lo sabía.
Es más, lo apostaba.
A que en algún momento estando en nueva York, irás con ella y te darás cuenta que tengo razón… - dijo el rubio mientras se cubría con la sabana, con los ojos ya cerrados- y estaré ahí para decirte ¨te lo dije¨ - susurró. No mucho después se quedó dormido.
-Entonces sí te divertiste en esa cena… - Alan la miraba como estudiándola, Sam le enseñó la lengua y él sonrió de medio lado- ¿ahora que hice?
-Mirarme así… ¡no me mires así!- dijo Sam tapándose la cara con las manos
-¿Así como?- dijo el chico haciéndose el desentendido, pero presentía a lo que su amiga se refería
-Pues así… como diciéndome ¨anda, dime lo que ya sé que me vas a decir¨- dijo Sam imitando la voz de su amigo, él sólo rió,
-Yo la llamaría mi mirada de ¨yo lo sé todo pero quiero que me lo digas¨, - dijo acomodándose el cuello de la camisa con el mentón elevado y una sonrisa socarrona, Sam rodó los ojos sonriendo.
-Ok, aleinstein… sí me divertí, ¿bien?- dijo Sam un poco más seria, Alan también dejó la sonrisa socarrona de lado y la miró atentamente- pero…
-No crees que esté bien que le des una oportunidad al chico-
-No es eso, más bien… no sabría cómo explicarlo, es-
-Porque estás enamorada ya de alguien- dijo Alan haciendo caso aparentemente omiso a las últimas palabras de Sam, pero las había escuchado, sabía que Sam no sabía explicarlo, porque sabía que Sam misma no comprendía la dimensión de lo que él intuía.
-Oh, vamos Alan, ¿en serio crees que sigo esperando a Freddie? Es decir, nunca lo esperé para empezar, el día en que se fue yo me dije qu-
-No mencioné a Freddie- dijo Alan cortando el principio de monólogo de su amiga con las cejas arqueadas y apenas ocultando una sonrisa, Sam se sonrojó de forma casi imperceptible y entrecerró los ojos
-No tienes que usar siempre tortura psicológica conmigo, ¿sabes?
-No es tortura psicológica, se llama ¨traición de subconsciente¨, y ésa, estimada Sam, te la hace tu subconsciencia, no yo
-Tonto cerebrito- dijo Sam suspirando y cruzándose de brazos, Alan rió para luego tornar su expresión seria.
-Ya, ahora sí al grano. – Alan dejó su posición relajada y se incorporó apoyando los codos sobre la mesa- dame una buena razón por la que no debas intentarlo con ése chico, seamos objetivos y pongamos las cartas sobre la mesa.– dijo de forma calmada y dulce, como la mayoría del tiempo hablaba, Sam suspiró otra vez
-Pues, no es que no deba intentarlo, sino que tal vez a la larga no pueda corresponderle, ¿entiendes? Porque, tal vez me guste un poco, pero él no me mira como si yo sólo le gustara
-Tengo entendido que eso ya se lo dijiste, y que te dijo que estaba dispuesto a hacer que lo mires de igual forma que él a ti
-Sí, pero no es algo que puedas planear, Alan, no puedes controlar sentimientos, es decir, es buen chico pero yo no sé si… no sé si vaya a funcionar y
-No es matrimonio lo que te pide, sólo que lo intenten, es todo
-Pero él… él parece-
- Enamorado. Sí, lo sé y aquí es donde llegamos al punto clave.
- Sí, porque no puedo asegurar que yo también llegue a enamorarme de él
- Sí, pero ese no es el punto clave, el punto clave es el porqué de que quizás no llegues a enamorarte de él,- Sam lo miró frunciendo el entrecejo pero algo nerviosa, Alan suspiró – creo que nuestro punto clave tiene nombre y apellido: Fredward Benson. ¿o me equivoco?
Nueva York. 8:30 a.m.
- Ya sé que Manhattan, la 5ta avenida y cosas así es lo primero que forasteros como yo suelen querer conocer al llegar aquí, pero Freddie, yo con conocer una amplia y suave cama de aquí, en estos momentos, me conformo…- dijo Dylan con semblante de no haber dormido en días, Freddie se limitó a negar con la cabeza
- ¿Cómo es posible que te hayas dormido horas más temprano que yo y cargues con todo ese sueño? El que no durmió nada fui yo y no estoy cayéndome del sueño
- Oh, cállate Fredward, ¡me despertaste en la madrugada!
- El vuelo salía en la mañana, Dylan.
- Exacto. ¡No en la madrugada! Así que si me caigo del sueño, y todas las chicas que perderé por verme con este semblante, es todo tu culpa. - dijo el rubio decidido y dando por cerrado el asunto. Freddie sólo rodó los ojos con una débil sonrisa, pues también estaba cansado, y también sólo deseaba una cama para dormir.
- Bueno, a esperar que vengan por nosotros
- No hace falta, ahí está- dijo Dylan señalando a un hombre que tenía una plaqueta de la compañía donde trabajaban, colgada en el pecho.
Sam se despertó, esta vez no por rayos del sol, ya que afuera estaba nublado, sino por el sonido de su celular. Era un mensaje de Carly.
¡Sam! Sam. Vas a matarme, yo acabo de enterarme y voy a matarlo, en este preciso momento preparo todo para ir a Nueva York, en un rato más te llamo y por favor, ¡atiende el bendito celular cuando lo haga!
¡Te quiero!
Por un momento Sam se preocupó, ¿Carly le estaba diciendo que iba a Nueva York? ¿Así? ¿De la nada? Carly no hacía cosas de la nada, no si no estaba influenciada por ella. ¿Por qué iba ella a matar a Carly? O peor, ¿Por qué Carly quería matar a alguien?
Sam se sentó en su cama con el ceño fruncido de la confusión. Pero no parecía un mensaje que anunciara algo malo, por como Carly se había expresado y conociéndola como la conocía. Así que con esos pensamientos optimistas sobre la venida de Carly y sonriendo por lo mismo, se levantó para alistarse e ir a la academia.
-Bueno, ustedes ahora van al apartamento que se les ha asignado, y hoy sólo preocúpense por acomodar todas sus cosas e instalarse como es debido. Los espero mañana en la mañana en la compañía. – Dijo el hombre que los había recogido en el aeropuerto, era de unos treinta años, delgado, con mirada amable, y trasmitía calma, a Freddie le recordó un poco al director Franklin, exceptuando el hecho que tenía ojos azules y era calvo, tenía las mismas características de la personalidad de su antiguo director.
El señor se bajó del automóvil frente a una cafetería, y ellos siguieron su camino. No llevaban mucho recorrido cuando Freddie, quien se concentraba en mirar el camino, vio mucho más adelante a una chica no muy alta, con bucles dorados cayéndole por la espalda. Contuvo inconscientemente el aliento.
Se parecía mucho.
De pronto la chica dejó de caminar para sacar un celular de su bolso y ellos alcanzaron el punto donde ella estaba.
Era ella.
-Detén el coche…- le dijo al conductor, quien lo miró confundido- ¡detén el coche!- dijo Freddie sin dejar de mirar a la chica rubia de bucles, Dylan quien había estado adormilado, despertó de golpe aún más confundido que el chofer
-¿Qué haces?
-Tiene que parar el coche, por favor- dijo dirigiéndose al chofer, éste, más asustado por la actitud de Freddie, que sorprendido, le hizo caso, luego Freddie se dirigió a Dylan- es ella, yo… creo que es ella. – dijo antes de bajarse.
Sam iba caminando tranquilamente todavía formulando mil teorías sobre la venida repentina de Carly, cuando sonó su celular, ella dejó de caminar para atenderlo. Seguro era ella.
-¡Sam! ¡hola!
-¡Hey Carls! ¡hola!-dijo sonriendo- ahora a ver si me explicas lo de que vamos a matar a alguien o lo de que vienes, lo que quieras primero.
-Sam… es que, no me lo vas a creer porque, bueno, yo no puedo creer que no me haya avisado antes, bueno, yo no tengo la culpa de no revisar mi correo con frecuencia ¿Estás de acuerdo? Debió llamarme o al-
-Carls…
-Perdona…-juraba que Carly estaba nerviosa, al borde del colapso- pues a que no adivinas quien seguro a estas alturas debe de estar en nueva york. – dijo con una sonrisita pronto Sam dejó de tratar de adivinar de quien hablaba Carly, sintió una mirada sobre su hombro, por alguna razón contuvo el aliento y se giró. Lo que vio la dejó muda. Freddie estaba parado sosteniendo la puerta de un coche prácticamente frente suyo.- ¿Sam?- se escuchó desde su celular- ¿estás? –
Pero Sam no escuchaba.
Y rogaba porque el café que había tomado no tuviera algún alucinógeno.
Porque o estaba alucinando o Freddie estaba parado a metros de ella sosteniendo la puerta de un coche sin moverse.
Hola =)
De ideas tontas y creaciones raras llega para ustedes en 3D...
Del amor y otras cosas absurdas!
ok, eso no fue buena publicidad ^^´
bueno, señoras y señores, el primer capitulo de mi primer Long-fic de Sam y Freddie.
He de confesar que estoy de los nervios, en serio, ._.
es decir,. les gustó? no les gustó? es aceptable? o definitivamente apesta?
como está en el resumen, es la secuela de mi one Questions, y la idea la tenia hace muuuuuuuuucho, y ya tengo algunos capis, el problema se daba con este capitulo en particular porque no quedaba como queria. Y la otra razon por la que no publicaba antes esto era porque quería esperar esta fecha específica, ya que hoy termino oficialmente mi colegio, y para mí( llamenlo tontería o como quieran) es una fecha... importante? marcante? ni sé como definirlo.
como ya tengo algunos capítulos terminados, trataré de actualizar cada sábado.
Así que.. de verdad espero que les guste, y ... ya dije que estoy de los nervios? pues sí, lo estoy ._. XD
criticas, sugerenciaas, vistos buenos y tomatazos serán bienvenidosen comentarios.
Au revoir!
félix félicis.
