Subastas de Jack

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Muy buenas a todos y bienvenidos otra vez a la continuación de "Son Demonios como Bandidos". Os agradezco a quien lea y le esté otorgando una oportunidad a esta última pieza de la historia. Desde ya, gracias y empecemos.

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Sinopsis: Una vez más, el Detective Espiritual y sus amigos harán revolución en el Makai, encontrándose con el lado más oscuro de los demonios. (Secuela de "Son Demonios como Bandidos")

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En el Mundo del Mal, era hecho conocido que ningún demonio tenía un hogar. Desde que el sistema devastador y bélico se cambió a uno monárquico y pacífico los habitantes del Makai, o al menos los hijos de su tierra, se buscaron lugares en donde coexistir sin mucho escándalo, un sitio para vivir sin saquear entre ellos ni matando al vecino.

Un pequeño grupo de idealistas quería hacer eso, en algún sector apartado y de lo más deprimente dentro del Makai. En esta oportunidad, Kuwuabara y Yusuke, acompañados de Botan, fueron donde uno de ellos, guiados por un cartel que señalaba "Bar Nokoriko, a quince kilómetros".

El detective espiritual supo al instante que ese sitio que se hacía llamar "bar" tenía un aura de lo más desagradable. Supo que estaba en lo correcto cuando Kuwuabara encontró libélulas y escarabajos repartidas por los alrededores, como esperando a sus dueños igual que mascotas fieles.

Yusuke noto su inquietud y le tomo del hombro, parándole la rabia que temblaba en el puño de su amigo.

- Chicos- Llamo Botan, a voz temerosa- ¿Están seguros de querer entrar allí? ¿Y si esos Lavigne están aquí?

- No creo. Kurama dijo que no son tan indiscretos como para aparecerse donde más se los conoce.

- Lo digo porque los demonios de esta zona no son amistosos y tampoco creo que nos digan mucho si les preguntamos por información.

- Por supuesto que hablaran- Asevero Yusuke- Y si no, les sacare la verdad a puños.

- Estoy contigo- coincidió Kuwuabara.

Empujaron la puerta y entraron al bar.

Botan fue tras sus amigos, escudándose de las miradas curiosas y desdeñosas que recibieron apenas dieron el primer paso. La jornada dentro del establecimiento callo por completo, incluso dejaron de beber.

- Es el Masoku.

- ¡El Detective Espiritual viene a encerrarnos, nos descubrieron!

De un segundo a otro, el gentío se dispersó de esquina a esquina, corrieron a la salida más cercana y se dieron a la fuga desordenadamente.

Al presenciar semejante acto de cobardía y retirada, Yusuke cerró los ojos con una mueca de puro desagrado. Kuwuabara se sintió avergonzado de presenciar tremenda estupidez. Por dentro, sintió un poco de celos por esa muestra de respeto al título de Yusuke, aunque tampoco merecía que todos se escaparan.

Solo Botan se alegró. Mejor para ellos, ¿no?

El barman entro en escena, atónito ante el vacío de su bar, que estaba a rebosar hace medio minuto. Sus ojos no tardaron en situarse sobre el equipo Urameshi, con una expresión que decía "culpables, me van a arruinar".

- ¡Si se van a aparecer, háganlo afuera!

- Lo sentimos, viejo.

- ¿Usted es el dueño? Queremos preguntarle algunas cosas sobre sus clientes- pidió Kuwuabara con simpatía al notar el barman no les tenía miedo.

- Váyanse a freír espárragos.

- Cuide lo que dice que si yo quiero ahora mismo puedo demoler su querido bar de un disparo- Yusuke miro el techo y el suelo, sucio y maloliente, impugnado de alcohol y sustancias raras. Del techo hasta colgaban dagas- O de un solo golpe, no creo que resista mucho.

El dueño miro a los tres con odio puro.

- No soy un traidor. Aquí mis clientes vienen a beber, nada más. No sé con qué autoridad han venido aquí.

- Con la autoridad de mi puño- Contesto el detective, escueto y amenazador- Ya, rápido. Queremos información.

- Si con eso salen más pronto de aquí, mejor. ¿Qué quieren saber?

- La Banda Lavigne, ¿los conoces?

- ¿"Lavigne"?- repitió el anciano, tomado por sorpresa- Así que hicieron algo grande para el detective espiritual venga a este lugar.

- Entonces los conoces- Sonrió Yusuke, contento de haber llegado a algo- ¿Pasan por aquí?

- Dos veces a la semana, la misma bebida para todos. Tequila con manzana.

- ¿Sirven tequila con manzana? Me vendría bien uno.

-¡Urameshi, párale, que no vinimos a tomar! Queremos saber dónde se esconden esos malnacidos.

- ¿Buscan su paradero? Me temo que no puedo ayudarles. Esos muchachos son muy astutos. Nunca se quedan en un solo lugar, cambian de sitio y de estrategia todo el tiempo.

- ¿Nos da una pista?- Kuwuabara se metió en el interrogatorio, aplazando a Yusuke- Necesitamos saber dónde están. O al menos donde estuvieron. Ellos debieron haberle dicho algo.

- Solo me contaron que tenían un trabajo especial.

- ¿Un trabajo que involucraba viajar al mundo humano?

- ¡Por mis botas, ¿Eran ellos?!- El octogenario se mostró eufórico- Todo el Makai habla del suceso. ¡Si son buenos...!

- Ya basta. ¿Sabe algo?

- No tengo nada que les pueda servir.

Kuwuabara carraspeo, frustrado. Otro intento fallido.

Yusuke dio un bufido inconforme, le picaba que el viejo escondía algo. Por una puerta adyacente al bar, probablemente el baño, salió un hombre de cabellos blancos perfumado de alcohol. Yusuke se fijó en el con extrañeza, con el presentimiento de haber sentir su yoki antes. Traía los pantalones vaqueros agujereados, botas de plataforma y usaba una camisa amarillenta debajo de una chaqueta corta. Se apareció sobándose la cara y escupiendo al piso, dando a entender que estuvo vomitando una gran cantidad de tóxicos.

El equipo Urameshi observo confusamente al nuevo personaje, que los ignoro para sentarse a una silla con riesgo a tambalearse.

- ¡Cuerdas, ¿Otra vez ensuciando mi piso con tus porquerías?!

A toda respuesta, el aparecido alzo un brazo y le dijo al barman, sonrojado de la borrachera:

- ¡Otra, Wilbur! ¡Dame otra!

- ¡Ya estás bien borrachote!

El trió detectivesco no pudo creerse tal escena.

- Creo que estos tipos no nos sirven de nada- Bufo el pelinaranjado, decepcionado por no haber logrado nada.

- Mejor vayámonos con Koenma, a ver qué novedades tienen Hiei y Kurama- sugirió Yusuke, de acuerdo con marcharse y dejar de perder el tiempo.

- La Banda Lavigne siempre lleva sus tesoros al Oeste del Makai.

El barman Wilbur sintió frió en la columna vertebral, fulminando a su mejor cliente. ¿Quería verlo en la bancarrota por hablar con los detectives del Rekai?

- ¿Y quién eres tú, aliento a podrido?- Exigió saber Yusuke, con tono intimidante para que la cosa fuera más rápido pero el borracho ni se inmuto.

- Me llamo Cuerdas, detective. Si buscan a la Banda Lavigne, buscan a Booshi. Él lo manda todo, su gente no se mueve ni para echar la siesta sin que él lo ordene.

- ¿Cómo sabe eso?

- Yo lo entrene- Revelo sin ceremonias. El anciano le dejo un gran tarro y botellas llenas a su disposición- Gracias, Wilbur- Festejo, con gran alegría. Se llevó una de las botellas a la boca, tragando sin cuidado ni moderación. A mitad paro y dijo con seriedad:- Dicen que el alumno supera al maestro llegada la hora, pero ese niño es un pequeño tonto con delirios de grandeza.

- Pero usted fue su maestro- Corroboro Yusuke, con cierta resistencia a creerle- ¿Sabe dónde se esconde?

- Tiene preferencia por el Oeste, vayan allá. Compruébenlo por ustedes mismos.

- No podemos, Yusuke- Intervino Botan- El Oeste del Makai es muy vasto. Es un tan inmenso que es imposible cubrir todo el terreno.

- ¡Ya valió, maestro de la botella! Danos una mejor pista.

- Ese título me gusta, ¿Qué más puedo decir? Ese crió ya se fue.

- Si le enseño robar, debió haberle enseñado como esconderse.

- Puede que tenga una corazonada, pero es solo una idea.

Yusuke hablo antes que Kuwuabara fuera a por el sujeto a reclamarle a gritos.

- Dinos todo lo que sabes.

- ¿Quien dijo que lo haría?

Cuerdas fue a por la siguiente, le quito el seguro de un dedo y luego se llevó a la boca todo el contenido de la gran botella de sake.

Kuwuabara se hartó.

- ¡Deja de beber, asqueroso! ¡Habla de una vez o te parto la cara con esa botella!

- ¿Porque la rudeza? Los jóvenes de ahora no son nada pacientes.

Al dueño de la Espada Espíritu no le gusto esa contestación, él iba a rescatar a Yukina como fuera.

- ¡Kuwuabara, no!- Grito Botan, alarmada. ¿Ya iban a comenzar a pelear?

- ¡Espera, Kuwuabara, ese tipo!

Kuwuabara no oyó a razones y fue al ataque. Doce puñetazos que nunca tocaron a su objetivo. Cuerdas se balanceo despreocupadamente, eludiendo todos los intentos de Kuwuabara. Viendo esto, Yusuke se dio cuenta de algo muy curioso. Aquel individuo no repelía los ataques, no, simplemente se tambaleaba en cámara lenta.

Al ver que no le hacía ningún daño, Kuwuabara se puso serio e iba a concentrar su energía en su espada espiritual cuando Cuerdas le apropio una patada a su mano invocadora.

- Sabía que había algo raro- Musito Yusuke, ignorando las maldiciones de su amigo, quien inmediatamente fue atendido por Botan- Gracias a este inepto lo descubrí. No sabía que además de Shaku hubiera otro.

- ¿"Shaku"?- Repitió Botan, desconcertada- ¿No era "Chu", en el original?

- ¿El del Torneo de las Artes Oscuras? ¡Un momento, entonces él es...!

- ¿Tú también eres un espíritu, cierto? El espíritu del borracho.

- Exactamente- El hombre dio sonoros hipos, como si lo sucedido con Kuwuabara no le hubiera afectado en lo más mínimo- He escuchado que lo venciste, Detective Espiritual. No voy a hacerme el rudo contigo, si Shaku es mejor que yo, el mejor de los mejores, yo no puedo aspirar a desafiarte.

- Supones bien. Dime lo que sabes y nos iremos tranquilos.

- ¡Cuerdas, van a destruir mi negocio si los enfrentas!

- No me grites, Wilbur. Esto es asunto mío.

La tensión se instaló en el aire.

Yusuke y Cuerdas se miraron como rivales a punto de batirse a muerte.

- ¿Y bien? ¿Hablaras o qué?

- Te reto, Urameshi Yusuke.

"¿Qué?", expresaron las caras del barman, la peliazul y Kuwuabara.

- ¿Ah, sí?- Yusuke libero las manos de sus pantalones, dispuesto a pelear aun si eso significaba que sería en vano. A él le fascinaba la lucha, no le importaba si su oponente no tenía oportunidad, simplemente quería darse el gusto- ¿Donde?

- Aquí- Cuerdas tomo una silla y se la ofreció a Yusuke- Te desafío a una ronda conmigo.

- ¿Una ronda? ¿De alcohol?

- ¿Y de qué más? Si no puedo pelear a mi manera, solo queda la Ronda de Sake.

- ¿Solo eso? De acuerdo.

- ¡Yusuke!- Botan quedo incrédula porque aceptara tan rápido.

- ¿Qué estás haciendo, Urameshi? Si él es un espíritu borrachín, tú no tienes oportunidad. Ni tu madre la tendría.

- ¡Oye, maldito, no subestimes a mi madre!

- Todos tenemos un límite, ignorante. No te creas tanto por ser Masoku.

- No me molestes, voy a hacer lo que se me dé la gana.

- ¡Basta! ¡Perdemos tiempo valioso discutiendo!- Intervino Botan, preocupada por el volumen que alcanzaba la discusión- ¿Estás seguro de esto, Yusuke?

- Yo nunca acepto retos creyendo que voy a perder- Fue su gran respuesta. Decidido, acepto la silla que Cuerdas le había ofrecido para sentarse en ella y enfrentarlo cara a cara- ¿Y bien?

- Una ronda de tres.

- Me suena bien.

- ¡Wilbur, trae los más fuertes! Combínalos en el tarro más grande que tengas. Para mí y el muchacho, iguales- El encargado cumplió con rapidez- No te preocupes, tenemos códigos en este lugar. No te envenenara, a menos que tu cuerpo no pueda resistir tanto alcohol en sangre.

- Averigüemos que tanto- Yusuke sonó simpático y divertido. Para Cuerdas, era un joven muy intrépido- Cuando gane, quiero que me cuentes todo.

- Si me ganas.

Relevados a meros espectadores, Kuwuabara y Botan se situaron a distancia para observar el gran show. El barman llego a la mesa de los desafíos, dejándoles a cada uno tres vasos con la altura de un florero y el ancho de una vasija. A Yusuke le pico la nariz al acercarse el vaso humeante a la cara. Por supuesto, a Cuerdas le encanto el servicio, deleitándose como si no hubiera tomado minutos antes.

El detective sabía a lo que se enfrentaba, estaba compitiendo en una ronda de copas con un espíritu borracho, esperando ganar, lo cual resultaba casi imposible. ¿Cómo vencer a alguien que ganaba energía tomando licor a montones? Era lo mismo que enfrentarse en calidad de bofeteadas con Keiko, siempre ganadora.

Ladeo la cabeza para mirar a Kuwuabara. Yukina era lo mismo que Keiko para él de un modo más inocente y risueño. Sabia por lo que pasaba Kuwuabara. El debería sentirse peor que Yusuke cuando, en tiempos remotos, Hiei secuestro a Keiko para usarla contra él. Y en respeto a eso, ganaría.

- ¡Empiecen!

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Por desgracia, no fue duelo a muerte con cuchillos.