Personajes Principales: Boruto Uzumaki, Sarada Uchiha.
Autor: Lirios41
Universo: Ninja, años después de Boruto The Movie.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. Universo
Palabras: 500
Aviso: Este fic participo en el reto Regalos de San Valentín del foro La Aldea Oculta entre las Hojas. Pero como me codo corto, no logre dar a entender los puntos de vista (principalmente por meter los diálogos) y tenía ganas de redactar bien la historia. Dije, ¿Porque no?, así que aquí esta. :D
Nota: Uso como referencia el día 14 de Febrero en Japón, donde solo las mujeres entregan (a amigos, maestros, familiares y también se declaran). Y Boruto menciona el 14 de Marzo, el día blanco donde los jóvenes agradecen a las mujeres que les dieron regalos dando unos pocos de vuelta.
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Prologo-
Sarada Uchiha limpiaba la cocina de su casa. Había pasado la tarde preparando sus regalos para repartir en San Valentín, y dado sus escasos dotes como cocinera tuvo que comprar un kit especial para eso. No le fue complicado, solo era hervir leche y mezclarla con el polvo. Además su madre le había ayudado (a hervir la leche).
Siguió las instrucciones meticulosamente, pero como dije inexperta, término ensuciando la mesa, estufa, el refrigerar, el fregadero, la batidora, el resto de traste incluso el suelo blanco de un color café oscuro, oscuro chocolate.
Cansando y más sucia de lo que había estado la cocina, Sarada metía ahora los chocolates en bolsas de celofán, con el logo Uchiha impreso en ella. Estampo el logo Uchiha pensando que sería un buen detalle y elogio a su clan. Las ordeno especialmente para la ocasión.
Terminaba cerrando las bolsas con un bello listón blanco y finalmente las personalizo con una tarjeta para cada persona a quien entregaría y una carta a sus amigos más cercanos. Terminado esto procedió a revisar los paquetes.
Le daría uno a todos sus ex-compañeros de la academia, a algunos maestros y otros más íntimos para su amiga Chōchō, otro a Konohamaru-sempai, a Mitsuki y a Boruto. También pensaba mandarle uno a Karin por paquetería. Y claro tenia uno para su madre y ese año no guardaría el de su padre, pues este se encontraba ahí en la aldea.
En la bandeja quedaban restos de chocolate no cortado, donde se veía la marca que dejaron los cortadores, para darle forma a los trozos. Sarada tomo un trozo, se sentó en un banco alto. Descansando después de su arduo trabajo. Escucho a alguien entrar por la puerta.
-Sarada, ¡ya llegamos!- anuncio su madre desde la entrada.
-Bienvenidos.-
Vio con alegría a sus padres entrar por la cocina, eran escasas esas ocasiones en que les podía ver juntos, y era aún más raro verlos salir a hacer cosas como ir de comprar.
-¿Y bien? ¿Qué tal quedaron?- Pregunto Sakura.
-Bastante bien- Respondió tranquilamente dedicándole una sonrisa.- ¡Prueba!- dijo extendiéndole.
Sakura tomo un trozo de la bandeja y lo probó.
-Hum, te han quedado bien.-
-Gracias.- Aunque no había mucha ciencia en ella. Y aun explicándole a su madre que solo siguió las instrucciones de un kit para preparar dulces y agrego un poco de vainilla extra, su progenitora se empeñaría en seguir diciéndole que lo había echo bien. O peor se sentiría mal por sentir el rechazo de su cumplido. Sakura no tomaba bien esto. Decidió no herirla, era lo que menos quería. No hablo más.
-querido tienes que probar esto- Continuo su madre tomando más trozos de la bandeja. Últimamente ella tendía a comer mucho cuando de dulces se trataba.
Sasuke Uchiha extendió la mano probando un trozo.
-Parece que si-
-¿Parece?- Dijo la pelirosa casi sorprendida. Para su criterio era obvio que estaba delicioso.
-Supongo, no me gustan los dulces.-
-Si bueno…pero aun así.- Sakura vio los dulces que llevaban en los bolsas.-Ya, entonces me llevare estos lejos para no molest…-
-No me molestan-Dijo rápidamente Sasuke- Mientras no los coma.-
-Tengo el recuerdo de que mencionaste que los odiabas cariño.- Ella comenzó a como dar las cosas para en la alacena.
-Sí, bueno no me gustan, pero a Itachi le encantaba comer dulces. Supongo que por eso ya no los odio.- Dijo el tomando otro trozo con su boca.-Te han quedado muy bien.- Sonrió hacia Sarada.
-Genial- Dijo su madre poniendo una cara extraña tras ver a Sasuke sonreír.
Esa extraña mueca solo la veía cuando su padre rondaba cerca de su madre.
-Padre.-
-¿Hum? ¿Qué ocurre?-
-¿Al tío Itachi que dulces le gustaban más?-
Sarada sentía un inmenso respeto a la memoria de su tío. En su última aventura siguiendo a un fugitivo Boruto, ella descubrió el pasado doloroso de su tío Itachi. Mitsuki en secreto los siguió y los tres se metieron un gran lio con Konohamaru-sempai.
Después, y para empeorar las cosas y el castigo, se toparon con el Hokage y su padre Sasuke. Mientras caminaban hacia una extraña caverna, ella no podía dejar de pensar en que todo lo que era Konoha y todo lo que realmente representaba le dolía mucho. Pero tras ver en peligro a su amigo y su padre no dudo ni un segundo, dejo eso de lado y despertó el Magekyo Sharingan de una forma no vista antes, según su propio padre, por Amor.
Por querer protegerlos a toda costa. Por intentar seguir adelante y no rendirse en su determinación de vivir una vida con ellos.
Salvándolos a todos de esa manera y obteniendo el equipo Konohamaru el grado de Jounin después de esa misión.
-Eso. Bueno si no me equivoco eran los Dangos.- Contesto el padre Uchiha.
-Me parece padre que eso se considera más una comida.-
-Eso supongo, pero el comía a montones como bocadillo.-
-Ya veo, ¿Y qué hay de sus amigos? ¿Cómo pasaba el tiempo con ellos?-
-Mi hermano no…no tenía casi amigos. Solo a Shisui.-
-¿Shisui cuerpo parpadeante?-
-Sí, el mismo.-
-Vaya…- Contesto ella- No me extraña que fueran amigos, ambos eran asombrosos y nobles Shinobis.- Acto seguido tomo otro trozo de chocolate.
-¿te gusta el dulce?-
-¿A mí?, pues si.-Dijo ella.
-Me da gusto saber que heredaste algo más de ellos.-
Sorprendida vio a su padre tomar otro trozo de chocolate. Sonrió pues era la primera vez que recordaba que la familiarizara con el clan. Tranquilamente volvió a tomar un trozo de chocolate. Preguntándose a que se refería su progenitor.
Lo escucho largo rato contándole historias sobre Shisui e Itachi. Hasta que finalmente guardaron silencio.
Sarada comía los últimos trozos de su bandeja.
-¿Por qué tienes tantas bolsas Sarada?- La joven arqueo la ceja, le parecía bastante obvio por qué, siendo sensata y paciente dijo.
-Bueno, son para repartirlos más fácil entre las personas.-
-Oh, creí que solo a Boruto…pensé que al fin…-
-¿Al fin que?- Pregunto Sasuke con cara de pocos amigo.
-No…no es nada, no me hagas caso. Preparare la cena, Sarada-chan prenderé el baño para te laves antes de cenar.-
-Hpm si, está bien. Gracias.-
A pesar de ser una adolecente a sus 16 no sentía el más mínimo de pudor al bañarse con su madre. Estaban acostumbradas, desde que ella recordaba lo venían haciendo. Se acompañaban una a la otra. Pero esta vez ella estaba sola.
Miraba el techo mientras el agua caliente llenaba la tina. Esa tranquilidad que tenía en la ducha era gracias a que su madre estaba en la cocina, preparando la cena en compañía de su padre. Aunque a veces pensaba que era porque sus padres se bañaban juntos, con el tiempo se dio cuenta de que realmente no era así siempre.
Sasuke apreciaba su intimidad y Sakura no siempre tenía permitido compartir la ducha con él. Había veces en que el aun estando en Konoha ni si quiera dormía ahí casa. Y aun así su madre le mostraba una sonrisa cuando el volvía, teniéndole todo preparado, la ducha, la cena, la ropa y el futón. Cosa que no entendía bien.
Sarada estaba acostumbrada a ese distanciamiento físico entre sus padres. A su plena adolescencia no estaba segura de que era exactamente. ¿Por qué su padre se iba y la dejaba?, a su madre.
Si es que no se necesitaban, eran independientes ¿Por qué volvía? Y principalmente ¿Si volvía porque aun parecía mantener ese distanciamiento físico?
Aunque a decir verdad la hacía feliz cuando ellos estaban juntos, pues su madre estaba más que feliz de la vida. Y por muy escasos que fueran los momentos en que hacían cosas cotidianas, esto parecía llenarla más y más de una forma en que ni ella misma, siendo su hija, había podido hacerlo.
Con el tiempo y con sus estudios del comportamiento humano, entendió que era una especie de dependencia emocional. Como un adicto, ansiedad. Aunque su madre era una mujer que esperaba por el todo el tiempo siempre le parecía, con mucho pesar, que su padre no tenía la misma euforia por volverlas a ver. A ambas.
Y su madre aun así, se comportaba como la mujer más paciente, más dulce y menos explosiva de todas en presencia de él. Cosa que le causaba gracia, pues obviamente no era así todo el tiempo.
Ese era el ejemplo de relación que tuvo en toda su vida.
No estaba segura de querer esa clase de relación en su vida.
No quería esperar a un hombre toda la vida, para ver si de casualidad ese día dormiría en casa, se bañaría con ella o cenaría la comida que le preparo.
Estaba más que acostumbrada a ser independiente, a ser fuerte y apoyarse en sus compañeros. Con el tiempo los 3 guiados por la sabiduría de Konohamaru habían logrado ser un equipo de elite dentro de Konoha. El único en su edad formado por Jounins.
Sentía que sueño de ser Hokage cada vez estaba más cerca. No cabía de la felicidad.
Escuchaba a su madre hablar desde la cocina, decía algo sobre que Sarada debió hacer un paquete más grande para el Uzumaki.
-¡¿Pero por qué haría algo especial para Boruto?!- Grito su padre.
Sarada suspiro. Tenía sensación en el estómago. ¿Porque su madre le daba indirectas respeto a Boruto? O peor ¿Por qué lo tenía que confirmar con su padre?, quien evidentemente era la persona menos romántica del mundo.
No le apenaba ni nada parecido. Sabia cuanta emoción podían darle esas cosas a su madre. Le había dado consejos y consejos de como decláresele.
De que debía apoyarlo.
De que debía cuidarse a sí misma para verse bien para él.
De que debía ser especialmente amable con él.
De que debía aceptar las decisiones de él.
De que debía esperarlo.
Entendía que quería proyectar su propio romance juvenil en ella. Lo entendía.
De verdad entendía. Que su madre quería que ella luchara hasta el final por el hombre que amara. Pero no podía esperarlo una vida como ella lo hacía.
Seria directa en el asunto y lo haría en su debido tiempo. Cuando estuviera segura de eso.
Solo no quería hacerlo porque se sintiese presionada por su madre.
Los únicos hombres en los que quería apoyarse era los de su equipo.
Pero tras años de ver como su madre anhelaba el regreso de su padre. Entendió que quería alguien que siempre la apoyara, que confiara en su fuerza claro. Pero que no la dejara sola.
No a alguien a quien necesitara.
Pero no sabía que era. Solo se acercaba ello viendo la familia de Boruto.
Como Hinata pacientemente estaba a lado de Naruto. Siempre cuidándolo y amándolo. Procurándolo. Llevándole ropa, Bentos, sonrisas y como genuinamente era feliz estando en casa. Siempre era así ella. Estuviera Naruto o no.
No era como que el Hokage apreciara esas cosas, que cualquiera con unos billetes podía hacer. Es que nadie lo podía hacer como ella. Por la sencilla razón de que el amor que le ponía en hacerle bentos, llevarle ropa y sonreírle era de forma única. Así como su amor por él.
Y Naruto, aunque estuvieran sus hijos, cuando se trataba de Hinata el no cabía en sí y cada vez que estaba en peligro o enferma el dejaba todo de lado, para estar con ella.
Aun distantes ambos, sin verse seguido, sin hablar, siempre podía ver el amor con el que ella le miraba, la felicidad se asomaba por un extraño brillo en sus ojos.
Cada vez que Sarada era testigo de algún reencuentro sentía la intensidad entre amos, veía la dulzura en ambos, como se sonrían secretamente para luego volver al mundo ambos.
La situación era tan parecida a la de sus padres. Él se iba y rara vez volvía.
Pero entonces ¿Por qué eran tan diferentes los resultados entonces?
¿Por qué su madre no irradiaba la felicidad que Hinata?
¿Es que acaso no podía ella a aspirar a algo más que estar todo el día en casa esperándolo? Y ¿Qué hay sobre su sueño de ser Hokage?, no podía seguirlo si tenía que esperar por alguien en casa.
Se abrazó a las rodillas. No había ruido, su madre quedo en silencio tras la pregunta de su padre. Escucho como se azotaba la puerta de la entrada.
Esa noche su madre y ella volverían a cenar solas en casa.
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Prologo-
Este fic será corto. De 3 capítulos. Lo terminare antes de continuar con los demás.
Un abrazo.
Lirios.
