Declaimer: Los personajes de esta historia no son míos, son tomados de Sakura Card Captor, hecha por las Clamp. Este fanfic este hecho sin fines de lucro solo es para divertirse leyendo.
Sumary: ¿Cómo se siente Shaoran ante la noticia de que va a ser padre? ¿Cómo pasa la espera por la venida de su bebé? ¿Cómo afronta el momento de la llegada de su hijo/a? Sakura también lo está esperando pero… ¿Alguien alguna vez se ha dignado a preguntarle a él como se siente? Los momentos más difíciles de un hombre enamorado… ¿Sobrevivirá?
¡Ya soy padre!
La noticia
Todo se resume a eso ¿verdad?
La desesperación, la angustia, la felicidad, la euforia, la preocupación ¡todo a la vez! ¡¿Por qué?! Debería ser más simple… bueno uno sabe el proceso pero ¡¿Por qué lo que más asusta es la llegada?! ¡No! Es la noticia lo más paralizante ¿o era la espera?... Dicen que las mujeres sufren cuando pasa… ¿alguna vez se alguien se ha preguntado lo que el padre siente? ¡¿Por qué todo mundo se enfoca en ella y a mí que me parta un rayo?! ¡¿Por qué?!
Respira…
Todo pasará…
Unas cuantas horas más…
Cuando acabe serás feliz…
Respira…
¡En fin! Todos esos consejos se los daba… él mismo ¡Nadie lo entendía! ¿No sabían que él también estaba asustado?
Aún recordaba la vez que se lo dijo…
Meses antes…
¡Por fin! Un día de trabajo muy agotado. En un solo día había tenido que resolver cuatro diferentes tipos de conflictos: una señora se quejó en su oficina por la mala forma en que la trataban los guardias de seguridad y fue a quejarse a su propia oficina ¿no se supone que eso lo resuelven los de Recursos Humanos? Bueno, cuando terminó con la señora se enteró que hubo un accidente de trabajo, a uno de sus empleados le habían caido tres cajas muy pesadas en la espalda y él mismo tuvo que encargarse de estar en el hospital para recibir la respuesta del médico y dar apoyo a los familiares. Nuevamente ¿no se supone que de eso se encarga Recursos Humanos? Muy bien, o ellos trabajaban poco o nada o él era que el trabajaba demasiado…
Los demás conflictos se referían a cosas que le concernían: papeleo y más tedioso papeleo, no era agradable pero eso era mejor que resolver cosas que ni él mismo sabía como solucionar. Para eso estaban los sicólogos que ayudaban a la gente ¿no?
Aunque si hubiese sabido lo que le esperaba en casa hubiera llamado ya mismo a uno de los tantos sicólogos que había en su trabajo…
- ¡Shaoran! – exclamó una voz desde el vestíbulo y a él la sonrisa le llegó más rápido que inmediato. Esa era la parte buena de llegar de trabajar.
El hombre ni siquiera había acabado de sacarse los zapatos cuando la vio.
Era preciosa, los años de matrimonio no le habían sentado nada mal; seguía igual que cuando la conoció siendo adolescente.
Sí, esa era su esposa, Sakura Li (antes Kinomoto) con su cabello largo hasta los codos, lacio y brillante… como le encantaba enredarlo en sus dedos… color café claro, tan claro como la miel; en ese momento suelto y rodeando la fina cara con su boca delicada, cejas finas, nariz pequeñas y a esos ojos esmeraldas que ahora lo veían emocionados y asombrados ¿Por qué? Todo en ella era perfecto, su cuerpo, su figura, su personalidad. Todo.
Sí, Sakura, su Sakura, a sus 23 años seguía tan radiante como en su adolescencia.
Pero él tampoco estaba mal, había cambiado su físico por uno más fornido, sus músculos se acentuaban claramente en sus trajes de camisa y corbata que acostumbraba a llevar, trajes que dependiendo del color hacían resaltar más su cabello castaño eternamente desordenado, ya sus ojos color ámbar. Se lo veía tan bien como a su esposa, eso era seguro.
Aunque en ese momento lo que llamaba su atención no era su físico ni el de su propia esposa… bueno el de ella sí pero no en "ese sentido"; era el hecho de que ella lo veía emocionada, muy emocionada. Simplemente estaba ahí parada, viéndolo fijamente y si la conocía como creía que la conocía, sabía que estaba a punto de saltar de alegría; no es que no le gustara pero… ¿Por qué esa sonrisa de oreja a oreja tan grande que si fuera otra persona o alegraría (según el caso)? ¿Por qué seguí topándose el vientre? Parecía como si tuviese un tic nervioso, no dejaba las manos en un solo sitio, las ponía a los lados luego en su vientre y así como veinte veces más… aunque ahoera que lo pensaba también se veía algo ¿alarmada?
- Eh… Sakura ¿estás bien?
- ¿Eh? – pareció despertar de un letargo.
- ¿Estás bien? – se terminó de sacar los zapatos y se acercó a ella lentamente. Ella aún no reaccionaba, seguía en su sitio viéndolo con esa sonrisa y esa extraña expresión en la cara.
¿Qué hacer?
No pareció pensárselo mucho, si había alguna forma de despertarla era esa, después de la primera vez, cada vez que la despertaba así ella respondía y esta no fue la excepción.
- Shoaran… - suspiró
Ella rodeó el cuello masculino con sus brazos y correspondió el beso, dulce, gentilmente como si el tiempo se hubiese detenido para ellos dos.
Allí estaban ellos besándose, parados, en medio de la tenue luz de la sala ¿por qué todo estaba casi oscuro?
- ¿Ahora me dirás si estás bien? – le dijo apenas se separaron para tomar aire.
- Sí… - rió un tanto sonrojada – creo que estoy bien – volvió a reír y él no tardó en hacerlo. Puso una mano en la mejilla de ella y empezó a acariciarla.
- Mi linda Sakura… - dijo bajito. Iba a besarla de nuevo cuando de pronto ella lo detuvo poniendo ambas manos en su pecho.
- ¿Qué sucede? – preguntó confundido al ver como ella lo separaba más.
- Nada – respondió simplemente.
- ¿Nada? – Suspiró - ¿Qué pasa, Sakura? No quisiera decir esto pero es que estos días has estado muy rara y la verdad yo quisiera… - ¿cómo decirlo? Prefirió desviar la mirada, no sabía como tocar el tema sin que ella lo tome a mal; últimamente estaba tan sensible que estallaba por cualquier cosa. Era extraño, unas veces se levantaba tan radiante que todo su día se volvía maravilloso y otros tan molesta que le era difícil no gritarle al primero que se le cruce por la calle ¿Qué podía hacer? Ella transformaba su mundo y todo lo que le pasaba a ella le pasaba a él.
Estaba por explicar lo que iba a explicar cuando notó algo: la sala estaba casi oscura, el comedor solo estaba alumbrado con unas cuantas velas y la cocina, no la veía desde donde estaba pero si su olfato no le fallaba de ahí provenía un olor exquisito, olía a asado, tal vez el más delicioso que haya probado y eso lo sabía incluso antes de probarlo siquiera.
- ¿Por qué todo está tan… - empezó a señalar los lugares de la casa que le llamaron la atención y se detuvo cuando Sakura dio un respingo - ¿Qué pasa?
- ¡Es cierto! – Exclamó - ¡La cena! – y tan rápido como lo dijo desapareció dejando a Shaoran con su pregunta revoloteando en el aire.
- ¿Sakura? – se movió de su sitio y fue directo hacia el lugar donde había ido su esposa. Cuando llegó al lugar (la cocina) la encontró muy afanada en la comida.
La cocina era linda, tenía un toque hogareño que le encantaba pero que lamentablemente en ese momento no se veía o notaba debido a la oscuridad que había ¿Se había ido la luz? Dirigió su mano hasta el interruptor y lo presionó. La luz apreció.
- ¡Shaoran! – lo regañó la mujer mientras soltaba una cuchara, con la que revolvía algo en el horno, para enseguida taparse los ojos. Shaoran hizo lo mismo, había estado ya varios minutos en la oscuridad y sus ojos se habían acostumbrado; encender la luz de golpe había sido mala idea pero eso le había permitido ver la cocina de su casa. En el mesón se encontraban unos cuantos vegetales a medio cortar, en el fregadero unos platos y algunos cubiertos, y en la cocina, revisando el horno, se encontraba Sakura con un delantal puesto; se hubiera detenido a pensar en lo tierno que se le veía ese delantal con estampado de flores de cerezo de no ser porque ella lo veía con una cara entre alarmada, molesta y alegre ¿se podía manifestar emociones tan diferentes en un solo momento? Sakura lo lograba eso era seguro.
- ¿Qué está… - otra vez su pregunta quedó a medio terminar porque al girar su cabeza y ver el comedor (el cual era visible desde la sala y la cocina) se sorprendió al ver lo arreglado que estaba: la mesa tenía un mantel puesto, uno muy elegante, sobre este se encontraban unas servilletas con unos platos a su lado y junto a ellos unos cubiertos, seguidos por un para de copas y en medio de todo eso se estaban un calendero con unas velas y junto a él una jarra de agua y una botella de vino.
Estaba confundido, ahora sí que estaba sorprendido ¿Qué pasaba ahí? No era su cumpleaños ni el de Sakura y tampoco pudo haberlos olvidado, no era tan distraído como para olvidarse ¿o sí?, tampoco era su aniversario de bodas, sólo habían celebrado dos y el último fue hace cuatro meses… ¿Entonces qué? ¿Qué pasaba en su casa, esa noche?
- Sakura no sé si… - se rascó la cabeza – esto es normal o no pero la verdad es que no creo que hoy sea un día tan especial como para… - la vio y observó la sorpresa en su cara - ¿Qué?
- ¡Claro que es un día especial! ¡¿Cómo se te ocurre decir lo contrario?! – cerró la puerta del horno con fuerza y puso sus manos en la cintura lo que le decía que se había molestado y… sensibilizado, la lágrimas a punto de salir de sus ojos se lo decían.
- Sakura no lo dije para que…
- ¡Eres un insensible! – fue imposible. El llanto llegó y no pudo evitarlo.
¿Se acercaba o no se acercaba? Si lo hacía ella aceptaría un consuelo ¿a qué? (ni el mismo lo sabía) o lo rechazaría por haber sido un "insensible" pero si no se acercaba y lo tomaba a mal quedaría definitivamente como el insensible que creía que era.
- No lo dije por eso, amor, yo solo… no llores por favor. Sabes que verte llorar me mata… - dijo despacio.
Ella sonrió levemente ¿Qué podía hacer? Así era su Shaoran tan tierno, gentil y amoroso.
- Lo siento, no quise llorar… es que me pareció tan…
- ¿Insensible? – él enarcó las cejas.
- Sí – sonrió. Él iba a besarla nuevamente pero Sakura hizo lo mismo que antes: rechazarlo.
- ¿Ahora qué? – preguntó desesperado.
- Hay que comer – fue lo que dijo antes de voltearse y volver al horno. Él seguía ahí parado sin entender nada - ¿Sigues aquí? – inquirió al notar que él seguía en la cocina.
- ¿Eh?
- Vete Shaoran – le dio vuelta y lo empujó hasta que estuvo fuera de la cocina y dentro del comedor – Ahora, siéntate y no espíes; enseguida serviré la cena.
- Claro… - fue lo único que pudo decir.
Había llegado a su casa hace menos de 30 minutos y ya estaba más confundido que nunca antes en su vida.
Los minutos pasaron, uno a uno, y cada uno más largo que el otro. Su reloj dio las nueve en punto, había llegado a casa a las ocho y seguía ahí sentado en la mesa, en una habitación apenas alumbrada por unas velas que empezaban a consumirse, había llegado una hora antes para ver a su esposa, Sakura, no para ver ¡unas estúpidas velas rojas! ¿Qué le pasaba a Sakura esa noche?
Ya no podía más, iba a levantarse para ver que tanto detenía a Sakura cuando la vio atravesar la habitación con una gran bandeja de comida, suficiente para dos.
- Se ve delicioso – murmuró cuando ella puso la bandeja en el centro.
- Comamos – dijo. Se sentó frente a él y empezó a servirse - ¿Qué esperas?
- ¿Así nada más? - ¿Había esperado tanto para eso? ¿No le iba a explicar por qué tanto misterio y arreglo para la cena? ¡¿No iba a hacerlo?!
- Shaoran – se rió – solo tienes que comer. No es necesaria una ceremonia para comer.
- Pero…
- ¿Pero qué? – ella había cogido el plato de él y le estaba poniendo comida.
- Sakura…
- ¿Qué? – volvió a reír ¿nerviosa? (al menos a él le parecía que sí)
- Nada – suspiró con paciencia – Muy bien… comamos – aplaudió y se frotó las manos en un gesto que pretendió ser animado, para luego agarrar los cubiertos.
La cena transcurrió tranquila entre una conversación amena y una que otra risa. Era tan relajado el ambiente que incluso había olvidado su confusión anterior.
- Eh… Shaoran.
- ¿Sí? – Él sonrió mientras bebía de su copa de vino - ¿No vas a beber?
- No… no puedo, prefiero agua – agarró su copa y se sirvió el líquido en cuestión.
- ¿Por qué? Tú siempre bebes – ella enarcó las cejas – perdón, no sonó bien, a lo que me refiero es a que bueno, en una celebración generalmente nunca te privas de una copa y bueno, supuse que si pusiste vino es porque íbamos a beber ¿no?
- De hecho no… lo puse para que tú bebas – le acercó la botella.
- ¿Yo? – alejó la botella y como las manos de ella aún no la habían soltado, ambos se rozaron la mano. Ella iba a alejarla pero Shaoran la retuvo - ¿Qué sucede Sakura? Háblame mi amor – la mujer agachó la cabeza.
- Yo… - ella se soltó de su agarre y llevó ambas manos a su regazo. –Re… re… recuerdas que esta… - tragó saliva y levantó al cabeza para ver a su esposo a los ojos – esta mañana yo iba a ver al… al…
- ¿Al? Tranquila, cariño. Dime qué sucede.
- Al médico.
- ¿Médico?
- Sí, ¿te acuerdas?
- Pues… - él empezó a recordar y sí, Sakura ese día iba a ir al médico precisamente por eso de que estaba rara, porque no sólo eran sus altibajos emocionales, era el hecho de que desde hacia varias semanas no comía nada que no se le antojara, no comía en las mañanas porque lo vomitaba y tenía mareos constantes y en unos de esos hasta se desmayó, por lo que ambos acordaron que ella iría al médico ese día pero como había tenido el día tan ocupado se le olvidó el llamarla para preguntar como le fue.
- Sí, ya me acordé. Dime ¿qué te dijo el médico?
- Es que él… es que yo… - se rió nerviosa y sonrojada y volvió a bajara la mirada.
- Cariño – él se levantó de su puesto y se puso junto a ella. Le levantó la barbilla y ella se levantó – Dime…
- Shaoran yo… - le tomó las manos y las colocó sobre su vientre, se sonrojó nuevamente – Shaoran… estoy embarazada.
Estoy embarazada…
Estoy embarazada…
Estoy embarazada…
¿Por qué esa frase retumbaba tanto en su cabeza? Parecía un zumbido interminable en su cabeza… embarazada, embarazada ¡Embarazada! ¿Por qué?
- ¡Espera! – le soltó las manos bruscamente.
- ¿Qué? ¿Esperar qué?
- Estás bromeando ¿verdad?
- Bromeando – el llanto empezaba a inundarla - ¡Estoy embarazada! No es ninguna broma.
- ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
- ¿Qué? – Se sonrojó furiosamente - ¿Cómo? Pues… tú… tú sabes como, ¿Cuándo? Hace 10 semanas, ese es mi tiempo de embarazo y ¿Dónde? No sé… por ahí… - volvió a sonrojarse – Pero ¿por qué me preguntas eso? Los importante es que vamos a ser padres.
- No, no… tengo que pensarlo – empezó a retroceder asustado – ya va… ya va…
- ¿Pensarlo? ¿Pensar qué? – soltó ella sorprendida y más aún al ver a Shaoran salir apresuradamente de la casa dejando la puerta principal abierta.
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- No, no… había una respuesta, ella no… él sí… ¿Qué estaba hacien… ¡AY! – chocó deliberadamente contra una parte de la acera.
Había caminado alrededor de media hora tratando de digerir lo que Sakura le había dicho.
Ahí tirado en la calle viendo el cielo estrellado recordó…
- ¿Te imaginas Shaoran? – preguntó soñadora con la cabeza apoyada en el hombro del chico.
- Un hijo tuyo y mío. Sería fantástico – le agarró las manos que rodeaban su cintura.
- Me encantaría que fuera un niño… - dijo ella.
- A mí una niña… - la vio a los ojos - ¿Y si tenemos los dos? – le preguntó traviesamente.
- ¡La parejita! ¡Sería hermoso! – su sonrisa era grande.
- Sí, un hijo o hija tuyo y mío… sería lo más hermoso – murmuró pensativamente antes de darse la vuelta y colocarse frente a su prometida para poder besarla.
- Un hijo tuyo y mío – repitió atontado debido al golpe – Un hijo tuyo y mío ¡Un hijo! – se levantó bruscamente - ¡Un hijo! – Se vio las manos como si nunca las hubiese visto - ¡¡Seré padre!! – Rió fuertemente mientras se levantaba y la gente lo veía como si se hubiese vuelto loco – Tengo que decírselo a… ¡No puedo ser! ¡Sakura! ¡¿Qué hice?! – Se agarró la cabeza – Me comporté como un estúpido ¿Cómo fui capaz? – se dijo desesperado. Se quitó las manos de la cabeza y a lo lejos vio una pareja de enamorados; la chica tenía un gran ramo de flores y el chico sostenía lo que parecía ser una caja de bombones - ¡Ya sé!
Tengo que remediarlo – se dijo y empezó a correr en dirección contraria a su apartamento.
¿Por qué no había llevado su auto?... Porque fuiste un patán ¿Por qué no traje abrigo?... Porque te lo merecías… ¿Por qué tenía en su bolsillo la cantidad exacta para un ramo de flores y una caja de bobones y no para un transporte?... Porque tienes que complacerla y pagar por tu estupidez… ¿Por qué su conciencia se había puesto de repente en su contra?... Porque Sakura lo merece… ¡Basta! Primero el ramo, luego los bombones, luego Sakura y finalmente su conciencia, a esta la mataría pero ya era parte de él así que no le podía hacer algo.
12:00 PM.
Ramo: listo
Bombones: listos
Caramelo: listo (lo encontró en su chaqueta camino a casa)
Llaves: listas
Sakura: en casa…
- Tú puedes Shaoran… - sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta de su casa. Encendió las luces pero… nada - ¿Sakura? – buscó en la sala, el comedor, la cocina, el jardín. Empezaba a asustarse – ¿Sakura? – Volvió a llamar - ¡Sakura! – dejó el ramo y los bombones en la mesa ratona de la sala y sin siquiera cerrar la puerta subió corriendo a la segunda planta. Buscó en todas las habitaciones y nada - ¡Sakura! – llegó a su dormitorio y se lanzó a la cama.
Sólo se había ido dos horas ¡dos horas! ¿Cómo es posible que en ese tiempo a Sakura le haya pasado algo? ¿Cómo?
Estiró los brazos y los colocó a ambos lados de la cama y tan pronto lo hizo se detuvo ¿Una nota? ¡Una nota! En el lado izquierdo de la cama que era donde solía dormir su esposa. Decía:
Shaoran:
¡No puedo creer lo que hiciste! ¡No puedo creerlo! Yo creí que me querías pero por lo visto no (al parecer había llorado porque la letra no se entendía bien debido a las lágrimas derramadas sobre la nota)
Si no quieres a nuestro hijo tampoco debes quererme a mí, por eso te ahorraré el trabajo, ya no me verás más ¡Me voy! Adiós, Shaoran.
Sakura.
- ¿Me voy? ¿Cómo que se va? ¿A dónde? – Volvió a leer la nota y cada vez estaba más sorprendido - ¿A dónde pudo haber… ¡Tomoyo! Tomoyo debe saber – se estiró hacia su mesita de noche, agarró el teléfono y empezó a marcar el número.
- ¿Quién es? – preguntó una voz soñolienta y algo molesta al otro lado de la línea
- ¿Eriol?
- ¿Shaoran? ¿Tienes idea de qué hora es?
- Sí lo sé y lo siento ¿Me pasas a Tomoyo?
- ¿Qué quieres con mi esposa a estas horas? Está dormida y…
- ¿Dormida?
- Sí, la gente acostumbra a dormir por las noches. ¿Estás bien? Porque generalmente el de las bromas soy yo y el hecho de que estés haciéndolas significa que tú no…
- ¿Entonces Sakura no ha ido para allá?
- ¿Sakura? Shaoran ¿qué pasa? En primera: tú no llamarías. En segunda: suenas raro. Tercero: es tarde ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo malo?
- ¿No ha llamado?
- No… Shaoran…
- Adiós – cortó dejando al otro con la palabra en la boca.
- Con Tomoyo no está, entonces donde… ¡Ay no! No puede ser… ¡Rayos! ¿Por qué? – se sostuvo la cabeza y ahora sí se preparaba para lo peor. Si no era con Tomoyo iría a la casa de su padre y allí estaba Touya Kinomoto, su cuñado y su peor pesadilla…
Continuará…
Notas de autora:
¿Qué les pareció? Espero que bien. Debo confesar que siempre (desde que conocí los fanfics y todo eso) he querido hacer un fic de Sakura Card Captor, pero nunca se me había ocurrido una idea así que me conformaba con leer los buenos fics de SCC que había en esta página y en otras que por cierto son muy lindos, algunos me han hecho hasta llorar… pero bueno.
Esta es mi idea de las ideas de paternidad de Shaoran, déjenme decirles que esta historia fue escrita a mano y ya la han leído tres personas, a ellas les gustó y es por eso que me animé a subirla a esta página. Es un fic cortito de a lo mucho tres capítulos si tiene cuatro es porque… ya jejejeje.
Espero que les guste, estaré esperando sus comentarios, espero sean positivos, si tienen alguna sugerencia o crítica me la hacen saber que yo los recibiré gustosa ¿sí?
Bueno, creo que ya dije demasiado, (tiendo a hacer eso jijijiji) así que me despido con muchos besos y abrazos.
Att.
Clyo-Potter.
