Descargo de responsabilidades: Ninguno de los personajes mencionados me pertenece, son todos obra de Eric Kipke y la CW.

Este Fic participa en el foro "Supernatural: Blood Brothers" para el reto temático de Mayo "Destiel".

Es la primera historia "Destiel" que escribo, espero les guste. :)


Ambos hombres caminaban hombro con hombro escuchando el crujir de las hojas secas bajo sus pies. En ese momento estaban faltos de preocupación alguna, no había nada que pudiera arrebatarles esa paz que sentían con la simple compañía del otro, ni ángeles ni demonios, ni ninguna otra criatura. Estaban "bien", pero no eran consientes de lo que el futuro les deparaba...

Una hoja se desprendió de una rama e inicio su descenso bajo la curiosidad de un par de ojos azules que destellaban en diferentes tonos.

Aquella hoja cayó justo en las manos de quien la observaba.

–¿Qué es esto Dean?– preguntó el ángel analizando los colores tan cálidos de aquella hoja.

El rubio cazador sonrió, su pecho se inundaba de ternura ante la ingenuidad de aquel hombre que tanto le cautivaba.

–Otoño, le llaman.–


Cas...

Soy Dean, Dean Winchester, aunque creo que eso ya lo sabes.

¿Qué te digo?

¿Por dónde empiezo?

Sabes lo ridículo que me siento haciendo esto, orando...

Es como, no sé, hablarle a la nada.

Pero sé que no es así, vamos, yo sé que me escuchas, sé que me has escuchado cada día de estos últimos doce meses, cada uno de ellos.

Y aunque no acudas, no me respondas y ni siquiera me des una mínima señal, no me voy a rendir, voy a llamarte, incluso si es necesario, hasta el último de mis días.

Lo jodí, hombre yo sé que lo hice.

Confiaste en mi y te defraudé, una y otra y otra vez.

Te dejé de lado, te decepcioné.

No estuve cuando más me necesitabas.

Te ignoré cuando me buscabas.

Y te traicioné...

No tengo el mínimo derecho de buscarte y pedirte que hagas todo lo que yo no hice contigo, lo sé de sobra.

Pero...lo cierto es, que no puedo olvidarte.

Pensé que sería sencillo, tú sabes, pasar de ti.

Pasan los días y cada vez me cuesta más no pensar en ti.

Me acuesto en las noches y el insomnio me invade.

Es el azul de tus ojos el que no me deja dormir.

Es el recuerdo de tu piel bajo las yemas de mis dedos.

Son tus labios, que hasta hoy me doy cuenta, adoraba besar.

Es el olor de tu cabello que no abandona mi memoria.

Tu insaciable necesidad de morder cada parte de mi pecho hasta dejar marcas de pertenencia, marcas que hoy no tengo, pero que todavía siento.

Tus dedos incrustados en mi espalda con una muda súplica de "más".

Y aquellos gemidos provenientes de tu boca pronunciando mi nombre.

Cas.

Tu inocencia.

Tu mirada dubitativa.

Tu sonrisa.

Tu paciencia.

Tu voz.

Tu aroma.

Tu amor...

Hombre, necesito de vuelta todo eso.

Te necesito a ti de vuelta.

Por favor...lo siento.

–Dean–

El ojiverde saltó de golpe de la orilla de la cama mirando con sorpresa al hombre frente a él.

–Cas, has venido, me has...– las palabras se atropellaban en su boca al tiempo que trataba de acercarse al pelinegro.

El ángel lo detuvo haciendo un ademán con la palma de su mano. Después metió esa mano en uno de los bolsillos de su gabardina y sacó una hoja seca para colocarla en las manos del cazador, quien entendiendo, las extendió.

–¿Qué, qué es esto?– preguntó el rubio dudoso con la hoja sobre sus palmas.

Castiel sonrió observando con ternura las esmeraldas que eran los ojos de Dean.

–Otoño, le llaman.–