Hola a todos, hace tiempo que no escribía nada, y para desempolvarme escribí este pequeño drabble, espero que les guste, y si les gustó, no olviden mirar mis otros fics de la Leyenda de Korra: "el bosque", " sensatez y esperanza", "guardián", "inevitable" y "la decisión", espero que les guste.


CRIMEN Y CASTIGO

Se suponía que Mako tan solo se encontraba dando un paseo por aquellos rincones de la isla del Templo del Aire que aún no conocía,después de todo, llevaba años observando aquel lugar desde su ventana, y siempre había soñado con conocerlo.

Para Mako, la isla del templo del aire era algo más que uno de los tantos sitios importantes de Ciudad Republica. El maestro fuego había crecido en las duras calles, y nunca tuvo mucho tiempo para soñar con lugares mágicos y misteriosos, ni con personajes cargados de espiritualidad como el "Avatar", todo lo contrario, si el chico quería sobrevivir, debía mantener sus pies firmes sobre la tierra y olvidarse de fantasías infantiles.

Sin embargo, cuando los hermanos se mudaron a la arena de pro control, Mako recordó las viejas historias que le contaba su papá acerca del Avatar Aang y de cómo este había salvado el mundo, desde entonces, cada vez que veía el Templo del Aire el muchacho deseaba poder ver de cerca aquel lugar, y averiguar si realmente había algo especial en él.

A pesar de las buenas y puras intenciones de Mako, había terminado en la parte más inconveniente de la Isla: el bosque que estaba en la parte de atrás de los manantiales en los que se bañaba la familia de Tenzin. Por su puesto, el primer instinto de Mako fue correr en la dirección contraria, pues lo último que quería, era ver al maestro Tenzin en ropa interior, a decir verdad, el solo pensamiento le causaba nauseas. Pero, pronto una voz femenina llamó su atención.

— ¿Está suficientemente caliente el agua, Korra? — preguntó Pema desde el interior de la casa.

— Sí, Pema— respondió la chica.

Al darse cuenta de que se trataba de Korra, una curiosidad casi morbosa se apoderó de Mako. El chico se acercó cuidadosamente y se escondió con mayor cuidado entre las ramas de los arboles, a pesar de que su cerebro le repetía una y otra vez que aquella no era una buena idea.

Solo es un vistazo, de seguro no le hará mal a nadie—susurro la parte poco sensata del cerebro del chico.

En ese momento, el sonido del agua seguido por un largo suspiro llamó la atención de Mako, de seguro se trataba de Korra quien ya se había metido en el baño. El maestro fuego dio otro par de pasos adentrándose aún más en los arbustos, y pudo ver con mayor claridad la figura de Korra moverse al borde de la pequeña piscina de agua.

Pocas veces Mako había visto a Korra tan relajada como se veía en aquel momento, en realidad, solo lucía de aquella manera cuando estaban entrenando para un partido, pero, últimamente lo único que veía en ella era preocupación y confusión por todo el asunto de los igualitarios, por lo que no pudo evitar alegrarse al saber que ella era feliz.

En aquel instante, Korra se levantó de la tina dejándole ver su silueta bañada sol de la tarde, no iba a mentir, ella era hermosa, y su piel húmeda parecía lanzarle una silenciosa invitación a tocarla, el chico sabía que no podía hacerlo, irónicamente, él mismo la había rechazado unas semanas atrás, aún así, el pensar que ella le estaba prohibida la hacía aún más deseable. Cuando era niño, Mako había escuchado el relato de un mortal que había sido castigado al ser descubierto observando a una diosa mientras ella se bañaba. Por un momento, el maestro fuego se sintió como el protagonista de aquella historia, solo esperaba que la Avatar no lo sorprendiera, pues él sabía que ella sería aún más inmisericorde que la diosa de la historia.

En ese momento, Mako se alertó al sentir algo de movimiento cerca de él.

— ¿Hay alguien por ahí? — preguntó Korra mientras tomaba la tolla que tenía en uno de los extremos de la tina y se cubría ligeramente con ella.

La chica frunció el seño y comenzó a moverse lentamente hacía los arbustos, mientras que Mako sufría un ataque de pánico. El chico no sabía qué hacer, si escapaba, causaría mucho ruido y de seguro ella lo descubriría, pero si permanecía en aquel lugar, también lo encontraría.

Finalmente, Mako tomó una gran bocanada de aire y decidió esperar su destino con resignación, con la esperanza de que Korra no lo mataría. De repente, un lémur saltó desde los arboles hacía el baño por lo que la chica se relajó nuevamente.

— Oh… solo eras tú — exclamó Korra mientras que se agachaba al nivel del lémur y le acariciaba suavemente la cabeza.

Korra caminó lentamente a la piscina en el centro del baño, se quitó la toalla, se sentó en el borde de la tina y comenzó a acariciar al lémur nuevamente, mientras que este mordisqueaba una fruta. Sobraba decir que aquella imagen era completamente hermosa, por lo que el maestro fuego siguió mirándola descaradamente mientras que ella tarareaba una canción.

Mako la observó completamente maravillado, parecía una criatura casi mágica, una especie de ninfa del agua o algo así. De repente, un extraño sentimiento de orgullo se apoderó del muchacho, probablemente, y a juzgar por la obvia ingenuidad de la maestra agua, él era la primera persona veía el cuerpo de Korra, quien resultaba será nada menos que "la Avatar", y por un momento, el chico volvió a sentirse como el protagonista de aquella antigua historia, si tan solo él pudiera acercarse a ella… si tan solo fuera libre para tenerla…

El maestro fuego negó rápidamente con la cabeza, como si tratara de sacar de su cerebro aquellos pensamientos. Él tenía a Asami, y no podía olvidarse tan fácilmente de ella, después de todo, la chica había perdido a su papá un par de semanas atrás, por lo que aún lo necesitaba.

En aquel instante el sonido de una risa volvió a llamar su atención hacía el baño, y se dio cuenta de que nuevamente se trataba de Korra quien estaba muy concentrada jugando con el diminuto lémur. Mako se empinó cuidadosamente para tener una mejor vista, y una ola de calor lo golpeó repentinamente en la parte baja del estomago mientras que su estúpida y hormonal mente de adolecente se perdía en fantasías que involucraban a Korra en toda clase de posiciones en tanto ella repetía una y otra vez su nombre como si se tratara de una plegaría. Mako, Mako, Mako…

— ¡Mako!, ¿Qué estás haciendo aquí? — susurró una furiosa voz femenina mientras lo tomaba fuertemente por la parte superior del brazo. Mako se volteó y se dio cuenta de de que se trataba de Pema quien lo observaba con sus expresivos ojos verdes vibrantes por la ira.

— Yo… yo y-o no… no…— balbuceo el chico sin poder pronunciar más de una palabra coherentemente.

— ¿Cómo te atreves a violar la intimidad de Korra de esta forma? — preguntó Pema malhumoradamente mientras le apuntaba al rostro con el dedo y lo sacudía ligeramente como si estuviera regañando a uno de sus pequeños hijos. — Korra es la única que puede darte el permiso de verla desnuda, y tú debes respetarla, ¿entendido?- preguntó, mientras que Mako la miraba un poco aturdido.

— ¿Entendido? — repitió Pema al ver que él chico permanecía sin darle una respuesta ya que se encontraba demasiado asustado para hacerlo.

— S-si— murmuró Mako.

— ¿Hay alguien allí? — gritó Korra desde el baño al sentir movimiento entre los arbustos.

— Solo soy yo — respondió Pema maternalmente— me olvide de un par de toallas. No te preocupes, sigue bañándote, querida.

— Oh claro, gracias Pema— respondió Korra alegremente.

Nuevamente, la mujer lo tomó del brazo y lo arrastró lejos de allí, hasta que llegaron a la parte de enfrente del templo, en donde Pema le golpeo fuertemente la parte de atrás de la nuca. Mako nunca se hubiera imaginado que una persona tan pequeña pudiera tener tanta fuerza.

— Ouch… — se quejó el muchacho mientras se frotaba el sitio en el que ella lo había golpeado.

— Ahora…— empezó nuevamente Pema — debes ir al comedor y me esperarás allá mientras yo busco unos ungüentos.

— ¿Ungüentos? ¿Para qué? — preguntó Mako con curiosidad.

— Estabas escondido en un arbusto venenoso, dentro de un par de minutos tendrás urticaria, así que debo comenzar a tratarte para que no te duela… tanto— dijo Pema con expresión preocupada en su rostro.

La mujer se marchó dejando a Mako solo y confundido. En ese momento, el chico sintió como si algo le quemara la piel del brazo y se dio cuenta de que se encontraba ligeramente enrojecido, por lo que el maestro fuego sonrió de lado descaradamente y murmuró:

— Aún así valió la pena…


Bien chicos, eso fue todo, los dejo, pero pronto estaré subiendo otro drabble, que les adelanto, será un borra, y ya lo tengo escrito :3… y lo publicaré la próxima semana, en fin, como siempre, los invito a que me dejen sus comentarios, prompts o lo que quieran, en fin… adiós.