Prohibido

Nathaniel sabía que estaba mal.

Sabía que estaba mal escaparse de su casa todos los domingos a la tarde y ni llegar a dormir.

Sabía que estaba mal sobornar a Ámber para que no le dijera a sus padres.

Sabía que estaba mal besarlo y abrazarlo con esa especial pasión que solo un domingo por la tarde podría despertarse.

Sí, estaba terminantemente mal llevarle la contra a su familia para simplemente estar con él.

— Ey, Nathaniel, ¡volvé! Hace una hora que te estoy llamando — exageró cierto chico de pelo rojo.

— ¿Mph? ¿Qué…? ¿Qué pasa? — preguntó Nathaniel, volviendo en sí, buscando por el cuarto algo de su ropa.

— Tomá… — dijo Castiel tirándole su mochila a la cama — te quedaste perdido… ¿En qué pensabas?

— En nada especialmente… — mintió Nathaniel abriendo la mochila y sacando la ropa. — ¿Qué hora es?

— Temprano, voy a preparar algo para desayunar — advirtió aquel guitarrista saliendo de la habitación.

"Es bastante conveniente que Castiel ya viva solo…" pensó el rubio saliendo de la cama, con la intención de cambiarse. "Aunque creo que mi cuerpo piensa otra cosa. Tal vez con sus padres acá, se contendría un poco más, es demasiado bruto…" se terminó de quejar mentalmente, acariciándose la cintura, sintiendo un leve pinchazo en la zona más baja.

Sí, Nathaniel estaba en la casa de Castiel, había pasado la noche completa ahí, "dándose cariño" como solía decir irónicamente el pelirrojo.

El rubio terminó de cambiarse, ya se había bañado en la noche. Bajo rápidamente las escaleras para ver como Castiel fracasaba en su labor de cocinero.

— ¿Te dije alguna vez que no sé cómo diablos viviste todo este tiempo sin incendiar el departamento? ¡Mirá! Realmente no entiendo como hacés… — dijo enojado el de ojos claros, tirándole la última jarra de agua a la comida que hacía solo segundos era casi un incendio.

— Bah, nunca cocino… — inquirió el otro, sin querer admitir una nueva derrota contra la maldita cocina.

— No me digas… — ironizó el menor.

Finalmente, terminaron tomando yogurt con cereales que Nathaniel había encontrado de casualidad en aquella cocina.

Castiel hablaba con un Nathaniel ausente, el cual estaba demasiado perdido en sus pensamientos nuevamente. Aquellas palabras que Ámber le había dicho ayer en la tarde, antes de darle su "paga semanal" para que no lo delatara, lo habían dejado bastante mal.

"Papá esta sospechando, no va a pasar mucho tiempo hasta que te descubra sea lo que sea que hagas los domingos por la noche. Y no te pienso cubrir en eso…"

Ya llevaba dos meses de escaparse todos los domingos por la tarde, y había semanas en que os sábados tampoco estaba en su casa. Sabía que era riesgoso, pero jamás había querido admitirlo.

Sorpresivamente, unos tersos y cálidos labios sobre los suyos lo sacaron de su transe.

— De verdad, ¿Qué te pasa…? — preguntó el mayor preocupado como pocas veces.

— Nada, de verdad… tengo sueño. Mejor apurémonos que vamos ya tarde al colegio… — aconsejó el rubio, separando el rostro del pelirrojo para irse a buscar su mochila y poder ir al instituto…

Y Ámber tenía toda la razón del mundo, su padre no tardaría en enterarse de aquello prohibido…


Hola Mundo! Nop, no actualizaré ¬¬

A los que me sigan en MY, cerré la cuenta! Sorry... pero buahno, no tenía tiempo como para sostenerla ^^

Y acá... algún día actualizaré! lo juro :D

Mientras tanto, hace mucho que quiero hacer algo de Corazón de Melón/ Corazón de Bombóm/ Amour Sucré/ o como sea... le juego en la mayoría ^^

Espero que les guste! Bye~