Mañana será el Día
No puede ser
que otra vez terminemos de esta forma. Siempre comienza con una
pequeña discusión que termina en la peor de todas. Sé que tienes la razón pero no me quiero
descuidar y alguien tenga que sufrir las consecuencias por mi culpa…
cada vez que te lo explico no me quieres escuchar, tienes tus razones
pero sé que en tu interior me encuentras la razón a
mí. Tu misma deberías entender con tan
solo retroceder un tiempo y te acuerdes todo lo que me costo casarme
contigo por miedo a que te sucediera algo, pero me diste tu confianza
y acepte. El 22 de abril nos casamos, estuvieron todos nuestros seres
queridos y amigos hasta reporteros, personas del Ministerio solo
porque se casaba el jefe de aurores y el mejor jugador de Quidditch y
capitán del equipo, el que había logrado salir
victorioso de la derrota del que todos llaman:
"el-que-no-debe-ser-nombrado"… si se casaba con la estudiante
modelo de Hogwarts de nuestra generación, Harry Potter y
Hermione Granger se unían como marido y mujer. Pero lo que no
sabían esas personas… esas miles de personas, eran las
peleas que tenían la mayoría del tiempo después
de haberse casado. Y casi siempre la misma, el mismo tema que ya me
estaba quitando la paciencia. - Herm…. Por
favor, sabes por todo lo que he pasado - ¡¡Pero
no es una excusa!!- me gritabas ya que no te quedaba mas paciencia-
tu mismo ya sabes que no quedan Mortifagos y Voldemort esta
¡MUERTO! - No estés tan segura-
susurré - Harry por favor, ten confianza por
primera vez en tu vida… tenme confianza… ¡¡ten
confianza en ti mismo!! Tú me mirabas a
los ojos pero yo no tenia el valor para hacerlo por lo que decidí
mirar al suelo. Te acercaste y me tomaste las manos y luego me
obligaste a mirarte, a lo que yo obedecí. - perdóname… hoy no puedo - Siempre me dices
lo mismo y aquí estamos otra vez- me dijiste con cara de
preocupación- Será mejor que vayamos a dormir, esto ya
no tiene sentido- me soltaste y te fuiste a la cama. Como siempre la discusión terminaba inconclusa, nunca con
un final…. Menos un final feliz.
Al día siguiente nos despertamos y cada uno se
encontraba a un extremo de la cama, se notaba que ninguno de los dos
había logrado pasar una buena noche. Te
levantaste y te fuiste de la habitación sin decirme un "buenos
días" que de buenos no tenía mucho. Yo también
me levanté, pero me dirigí al baño para tomar
una ducha que lograra reconfortarme. Luego me vestí y bajé
a la cocina donde te encontré preparando el desayuno, te quedé
mirando desde la puerta, sabías que me encontraba ahí
pero no dijiste ni hiciste nada. Me acerqué y
te abracé por la espalda, tú dejaste de hacer lo que
hacías y cerraste los ojos, yo me acerqué a su oído
y te susurré lentamente un "perdóname". - En una de esas eres tú el que tiene la razón…
pero espero que me entiendas- me dijiste con voz apagada - Siempre te tengo en mente…. Me concentro más en ti
que en mi trabajo para ver la manera de hacerte lo más feliz
posible- te diste vuelta y me abrazaste fuertemente - Te amo Harry, siempre lo he hecho, y siempre será igual - Yo también, Hermione- te miré y me
sonreíste Yo también lo hice y
luego me acerqué para besarte. Fue un beso corto pero muy
cálido. Tomamos desayuno un poco más
contentos de lo que estábamos y luego tuve que partir al
trabajo mientras tú te quedarías en casa. Estaba a
punto de desaparecer cuando me llamaste, te miré, acercándote
sonreíste y me diste un beso de despedida diciéndome
que tuviera cuidado mientras que yo te prometía y luego
desaparecía. Ese día en el trabajo
encontramos a tres mortifagos que se habían ocultado cerca de
la frontera por lo que tuve que ir a Azkaban. Quedé muy débil,
por lo que me mandaron a casa para que descansara, yo me rehusé
y me fui al ministerio. Me costaba trabajar pero en eso apareces
diciéndome que nos íbamos a casa sí o sí.
Se notaba que te habían llamado por lo que tuve que aceptar
además de que tu no te irías hasta que yo dijera que
sí. Cuando llegamos me recosté en el
sofá y tu me llevaste un poco de chocolate. - No logro salir bien de esa prisión… o me desmayo o quedo
débil - ¿A que fuiste a Azkaban?- te
miré y noté que estabas muy preocupada - Atrapamos a tres mortifagos…. Todavía quedan Me abrazaste y disimuladamente comenzaste a llorar. Para
consolarte ya que sabía por qué llorabas. Te acariciaba
el cabello y te decía palabras que te reconfortaran. Así fue como nos quedamos dormidos hasta tarde. Cuando
desperté, te miré, siempre había dicho que era
el hombre más afortunado por haberme casado contigo, pero como
siempre tenía que arruinarlo todo, todavía no entendía
porque tenía tanto miedo. Sin querer hice un
movimiento muy brusco cosa que te despertó, me preguntaste
cómo estaba y te respondí que estupendo…. No sé
por qué dije eso si en realidad no me sentía así. Pasaron las semanas y volvió el tema, pero esta vez
más fuerte que nunca. - Harry por favor…
¡¡confía en ti mismo!! - Me
encantaría pero no puedo… no quiero que alguien sufra por mi
culpa, menos tu - Deja de echarte la culpa de todo
lo que sucede ¡Basta! - Esperemos un poco más,
hasta que todo este en calma- te rogué -
¿Cuánto más? ¡Cuánto más
tendré que esperar! - Tengo miedo, tengo
terror… entiéndeme - Ya no hay nada que
entender…. Amor, tu siempre me lo pediste cuando estábamos
en Hogwarts… y ahora tienes miedo - Ahí era
más fácil, no tenía otra responsabilidad más
que matar a Voldemort… y después de la batalla final…. Lo
que me dijo… el esta dentro… no puedo - De una
vez por todas, me puedes decir qué fue lo que te dijo- me
dijiste muy enojada - No es bueno que lo sepas… - Harry cuéntamelo ahora… o esto termina aquí-
te miré y vi que decías la verdad -
Voldemort no quiere que sus fuerzas se destruyan por lo que un poco
de ellas las tengo yo…. En mi cicatriz- me quedaste mirando
atentamente- Cuando estaba casi sin vida dijo un conjuro en Pársel…
"tu primer heredero tendrá mi poder, el cual los mortifagos
le serán fiel… pero al juntar mi sangre con una impura….
El heredero morirá"… sabía que ustedes no entendían
lo que decía por lo que no les quise contar… él sabia
que yo estaba enamorado de ti- ahogaste un grito y yo me eché
a llorar - Tendrías que habérmelo
contado…. ¿Por qué no lo hiciste?- preguntaste entre
lágrimas - Por miedo a perderte - Pero hay un por ciento de que sea Gryffindor, Heredero de
Gryffindor, ¿cierto? - Si… para eso, antes
que el bebé nazca- con lágrimas en los ojos te mire-
tendré que morir yo - No… no, no puede ser…
MENTIRA Corriste hacia mí y abrazados
lloramos desconsoladamente, mi gran secreto había sido
revelado. No sé por qué lo hice, pero fue lo mejor. En
ese momento yo también me eché a llorar. Todo esto había sido muy fuerte, tú ya no tocabas el
tema y yo decidí tomarme unas vacaciones para descansar y
estar más tiempo contigo. Siempre me acordaba
de las palabras que te repetía a cada instante en el colegio
antes del conjuro del Señor Tenebroso……"Herm, ¿algún
día tendremos un hijo?" Siempre he querido tener un hijo
para darle el cariño que a mí, por culpa de un asesino,
no me pudo dar mis padres, pero ese sueño no se cumplirá
gracias a ese maldito hechizo. Ahora después
de haberte contado eres más comprensiva conmigo pero yo me
daba cuenta que no estabas contenta… quién iba a estarlo.
Sabía que poco a poco te irías alejando de mí. Pero me equivoque, volví al trabajo y cada vez que
llegaba a casa tu me recibías con un beso y una gran sonrisa.
Sigo sin arrepentirme, me casé con la mejor mujer de todo el
mundo, me sentí culpable por no poder darte lo que
querías. Un día, fui a hablar
con Dumbledore sin contarle a Hermione, en una de esas él
podría ayudarme en algo. Muy contento mi ex
director me recibió y estuvimos conversando un buen rato hasta
que llegó el momento de abordar el tema de la batalla final.
Jamás se lo había contado a alguien pero ya era hora,
había llegado el momento. Al terminar,
Dumbledore quedó entre serio y pensativo, podría ser
que estuviera enojado por no haberle contado antes o solo pensaba qué
se podría hacer. - Hay una forma- no
podía creer lo que escuchaba, me asombré y lo quedé
mirando detenidamente- tienes que confiar en ti mismo - Cuantas veces me han dicho lo mismo… lo intento pero no puedo-
me paré enojado, casi derribando la silla -
No quieres, que es diferente… inténtalo con el corazón,
no con la mente- Dumbledore parecía muy tranquilo, por lo que
traté de calmarme también- confía en que el niño
será el Heredero de Gryffindor, Voldemort no puede ganarte, él
esta muerto… pon todo de tu parte, del corazón - No es tan fácil- dije desanimado- lo he intentado, pero
siempre llega a mi mente su voz - Es solo su voz,
Harry… confía en ti… aunque no lo creas, tú eres
más poderoso que ese conjuro- dijo Dumbledore acercándose
a mí y colocando su mano en mi hombro- Voldemort no soporta el
amor, no sabe lo que es eso… pero tú si, tu amas a Hermione,
eso es lo que cuenta, eso es lo que te hace más poderoso que
ese conjuro - Lo sé… pero tengo miedo - Es en lo único que te puedo ayudar, Harry… no
existe ningún hechizo que te detenga, solo tu… heredero
contra heredero Lo único que hice fue
mirar a mí ex director el cual me sonreía. Nos
despedimos y yo me dispuse a regresar a mi trabajo, no había
nada más que hacer. Al día siguiente
te invite a cenar, lo pasamos muy bien, reímos, nos divertimos
conversando sobre nuestros tiempos en el colegio hasta que llegamos
al tema, tenía que contarte mi conversación con
Dumbledore. Quedaste muy pensativa, me escuchaste
atentamente, no me dijiste nada, sólo me miraste fijamente a
los ojos logrando que me avergonzara por no saber cómo
reaccionaria. - Hazle caso- me dijiste después
de tiempo en silencio - No es tan fácil - Deja de decir eso- ya comenzabas a enojarte- así
es como me demuestras que no confías en ti… ni en mi. No sabía que decir, decidí pedir la cuenta y
terminar con esa conversación para no llegar otra vez a una
discusión. Tu también no seguiste hablando, te diste
cuenta que me sentía incomodo. Luego nos
fuimos en silencio a casa, cada uno estaba en su mundo o realmente
estábamos algo enojados…. ¡Cómo podía
ser tan estúpido! Me decía a mí mismo en
silencio mientras manejaba y te miraba de reojo. Ya
en casa, tú inmediatamente subiste al dormitorio mientras yo
me quedé abajo y pensaba en todos mis problemas. Para calmarme
tomé un poco de agua, me quedé pensando un momento y
luego subí. Entré a la habitación
descuidadamente y sin querer te encontré cuando estabas
cambiándote, sólo estabas en ropa interior. Nos
quedamos mirando por varios minutos sin saber qué hacer,
ninguno de los dos nos movíamos hasta que decidí
acercarme. Se notaba que estábamos nerviosos,
como si por primera vez nos viéramos, además que de vez
en cuando se notaba el temblor en nuestras manos. Lo primero que se
me ocurrió fue besarte apasionadamente mientras tú me
desabrochabas la camisa, luego yo desabrochaba tu sostén y
acariciaba tus pechos. Ese era el momento de que
dejara mis preocupaciones, mis miedos, que en mi cabeza solo se
escuchara cuando era lo que te amaba, tenía que confiar en
nosotros dos, esta vez tenía que confiar en mí. Fue una noche de pasión, caricias, besos, amor y sin
otra voz que no fuera la de nuestros gemidos o nosotros diciéndonos
cuanto nos amábamos, por primera vez estaba confiando en mi
por completo. Mientras dormía tuve un sueño
muy extraño que jamás había tenido. Estaba yo en
un lugar donde no había otro color que un blanco intenso, en
mis brazos llevaba un bebe, cuando lo miré estaba durmiendo
por lo que decidí no molestarlo pero cuando miré de
nuevo donde estaba, el lugar ahora era un parque lleno de flores,
árboles y frente a mi una persona… mi madre. - Lo has logrado Harry, destruiste por completo a ese ser
oscuro… estas libre hijo, por fin estas libre… tu padre te manda
saludos y dice que seas muy feliz, lo mismo digo yo, de ahora en
adelante podrás vivir en paz… disfrútalo hijo… Cuando desperté sonreía abiertamente, si mi
mente no me engañaba, estaba libre. En eso despertaste y me
diste los buenos días con un beso, estaba tan feliz que solo
te abrasé y acaricié tu espalda desnuda. Lo primero que
hiciste fue preguntarme qué era lo que pasaba, yo no contesté,
solo te besé.
- Tranquila Isadora, lo vas a
desconcentrar - Perdón mamá- dijo la
pequeña mientras que no sacaba la mirada de donde se
encontraba su padre- ¡¡¡SÍ!!! Lo logró…
lo logró, mamá ¡¡Lo logró!! Todos aplaudían, un mar de gente saltaba por todas
partes festejando la victoria. En eso el capitán del equipo de
acerca a su hija y la monta en la escoba para darle una vuelta por
todo el campo. Habían pasado ya cuatro años
desde el nacimiento de Isadora Potter, la pequeña de la
familia Potter Granger. Harry después de dar
unas cuantas vueltas con su hija, bajó donde se encontraba su
esposa esperándolos. La niña gritaba de la alegría
siempre que volaba con su padre después de una victoria de
Quidditch. Hermione también felicitó a Harry con un
beso y un fuerte abrazo. - Casi me matas a mí
y… a él de los nervios… avísame cuando te lleves a
Isadora a dar esas vueltas, no la desaparezcas- dijo Hermione
mientras se tomaba en vientre con cinco meses de embarazo - Sabes que es una promesa que hice con ella… cada
victoria, un paseo… y pronto serán dos -
Primero uno y luego el otro, nada de los dos al mismo tiempo, nada de
accidentes… ya me bastan con los tuyos, será mejor que vayas
a recibir el premio, nosotras te esperamos - ¿No
me quieres acompañar?- preguntó Harry ilusionado - ¡¡Yo sí, yo sí!!… puedo
mami- su madre asintió con una sonrisa Cerca de donde premiaban estaba Hermione observando como su hija y su
marido reían mientras recibían la copa del equipo.
Nunca iba a olvidar todo lo que había pasado antes de que
naciera Isadora y menos lo que venía. En
camino a casa padre e hija iban jugando mientras la señora
Potter los retaba e intentaba detenerlos. -
Tengo algo que contarte Harry - Dime- dijo éste
curioso - Espere hasta el triunfo pero ya no
aguanto más… serán dos… - ¿Dos
qué?- preguntó Harry sin entender nada - Isadora… tendrás dos hermanitos- todos tuvieron que
afirmase ya que Harry había frenado bruscamente y miraba
asombrado a la mujer que tenía enfrente -
¿Cómo? …¿Estás diciendo que son
gemelos? - Mellizos…- dijo Hermione nerviosa - ¡¡Yupi!! Voy a tener más hermanos - Eh… esto… esto es… ¡Fantástico! Tengo
que llamar a Remus, Sirius, Dumbledore, Ron… Mientras que Harry hablaba ilusionado, Isadora gritaba de la alegría,
Hermione sonreía feliz de tener esa familia, con problemas o
sin problemas… esa siempre seria su familia.
- ¡¡Papá, papá, tu puedes!! …
eso, rápido
Fin
Bueno acá estoy, otra historia, espero que les haya gustado.
Si
se darán cuenta tanto Dumbledore y Sirius están vivos
en mis historias porque están redactadas desde antes que
apareciera el 6º libro y yo sigo diciendo que Sirius no puede
estar muerto, así que acostúmbrense que tenerlos
presentes en mis historias jijijiji.
Espero que hayan disfrutado y
me dejen sus comentarios o criticas… y espero volver pronto con
otra historia.
Hasta la próxima, besos
CaMiLiTa
