Hey xD. Vuelvo con una aportación para el fandom de HnR (aunque no hay mucha gente por aquí lol). Tenía planeado empezar a publicarlo al comienzo de la mazumeweek (en tumblr), pero me fue imposible, por eso hasta ahora ve la luz. El fic está casi terminado, así que probablemente suba una parte de la historia por día hasta acabar (lo lea alguien o no x'D). Y como con lo que sucede en el manga, ya no estoy segura de nada, prefiero autodestruirme(?)antes de que lo haga Yamamori Mika lol.
Notas: El inicio de la narración pueden tomarlo como una ambigüedad mía, no necesariamente como algo que sucede en el manga.
Disclaimer: Hirunaka no ryuusei y sus personajes no me pertenecen, es obra de Yamamori Mika, y sólo me permito escribir sobre esto ahora, porque si no termina como quiero, mi corazón va a doler tanto que probablemente lloraré sangre xD.
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La canción que hace el tiempo pasar
«時を刻む唄; Toki wo kizamu uta»
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Gymnopédie No.1
"Lent et douloureux"
«Lento y doloroso»
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Shishio no había soportado más, la había abrazado, le había dicho la verdad.
Y ella quería decirle, explicarle a Mamura lo que había pasado.
Pero no podía.
En los brazos de sensei su corazón había latido tan fuerte, su cabeza recordando todo el pasado, su cuerpo todo el amor. Sus pensamientos yendo y viniendo, ahogándola en una tormenta, como un tornado del que no podía escapar.
Ella no quería lastimarlo. Él no lo merecía.
—¿Qué te sucede? —preguntó recién llegaron a la intersección—. Has estado actuado de forma extraña.
—Nada, no me sucede nada —meneó la cabeza de un lado a otro efusivamente.
Mamura inmediatamente supo que mentía.
La miró por un largo minuto en el que Suzume sintió toda su sangre subir a su cabeza, haciéndola punzar.
—Ya veo —respondió y se dio la vuelta. No hubo palabras de despedida, no un "nos vemos mañana". Simplemente una espalda solitaria, que ella había presenciado partir muchas veces.
Sus manos sudaron, su cuerpo temblando con desconcierto. No sabía decir que era diferente, pero había algo.
Entonces tuvo miedo.
Se movió por inercia, tomó una de sus muñecas y con fuerza lo hizo girar en su dirección.
Le diría, decidió en ese momento que le diría.
No contaba con que él no opusiera verdadera resistencia y los dos terminaran golpeándose el uno al otro con la cara, con sus labios.
Ella se congeló estupefacta, él se sonrojó lenta y certeramente hasta la raíz del pelo.
Fue un largo e interminable segundo de shock, el siguiente fue de algo que ninguno sabría explicar. Suzume cerró los ojos, mientras lágrimas tibias caían sobre sus mejillas y él la dejó llorar con la calidez de un primer beso que sabía a sal.
{X}
—Deberías hacer lo que quieras.
Ella lo miró sin entender. La frase había venido de la nada. Estaba a punto de preguntar a qué se refería cuando la respuesta le heló la sangre.
—No deberías forzaste a hacer cosas que no quieres. No deberías forzarte a quedarte conmigo.
Hubo un momento de silencio, ella empezó a entrar en pánico.
—¿Por qué estás diciendo eso? Yo no… —dijo, pero la sonrisa triste que él le dedicó le robó el aliento.
Él sabía. Él siempre sabía.
Hacía frío y Suzume apenas podía moverse en el yukata que vestía, por eso cuando él la sostuvo en sus brazos no pudo hacer más que caer contra su pecho y embriagarse de su aroma, por eso cuando él comenzó a decir aquello, ella no pudo detenerlo.
—Si él es el único que puede hacerte feliz, entonces en mi turno de hacerme a un lado — murmuró a su oído mientras la abrazaba un poco más fuerte—. Me rindo.
Suzume parpadeó. Él la dejó ir.
—Ve a buscar tu felicidad —dijo como último, antes de adentrarse en la multitud.
Ella no lloraría.
No tenía el derecho.
Sólo lo vería desvanecerse en el mar de gente, sintiéndose más sola de lo que jamás se había sentido.
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