Antes de nada quiero aclarar que es un Sasu/Naru. Escrito desde el punto de vista de Sasuke.
Es un poco raro..., no se. Me puse a escribir y me salio esto. Se admiten criticas y comentarios de todo tipo.
- Sujétame un minuto más -
Sujétame un minuto más. Sostenme solo un segundo más. Necesito un momento, solo uno, contigo. Solo contigo. Nadie más, solo tú. Dame una segunda oportunidad, una ultima ocasión para no fallarte. Mi oportunidad de salir de la soledad en la que solo tú has conseguido entrar a base de fuertes golpes y palabras que nadie más se atrevió a decirme.
Mírame y dímelo.
Mírame y admítelo.
Demuéstramelo.
Demuéstrame que me amas… admite que me odias.
Porque en el fondo siempre fuiste mas valiente que yo y más estúpido que nadie. Y sonrió porque mientras más intentaba resistirme más penetrabas en mi interior y no me di cuenta. Y cuanto más complicado lo hacía, te volvías más insistente y más te odiaba por ello.
Y ahora mírame, obsérvame porque estoy haciendo algo impropio de mí. Renunciar a lo que soy solo para ti.
Te estoy rogando solo a ti, a nadie más porque me odias... y sin embargo me buscas porque me necesitas igual que yo te necesito como el fuego necesita al aire para arder con fuerza.
El pequeño soplido que enciende la chispa casi muerta. Ese eres tú y ese soy yo. Porque yo soy el fuego y tu el viento. Porque odiar y amar en el fondo significa lo mismo. Porque el fuego arde en mi con la misma fuerza que el viento arrecia en tu interior.
Ambos son destructivos cuando deben serlo, ambos bondadosos cuando quieren serlo. Necesarios, esencialmente contrarios, inevitablemente complementarios.
Como nosotros.
Deja de ser tú y dejare de ser yo, para ser nosotros. Seamos el uno perfecto que surge de ambos. Terminar lo que un día el destino se empeño en unir y yo intenté romper con todas mis fuerzas mientras encambio tu te empeñabas en mantener a toda costa.
Naruto, se la furia viva de mi mortuoria calma. Se la parte luminosa de mi oscuridad mas profunda y yo seré por ti la brillante luna que se contrapone al radiante sol de tu corazón compasivo. Porque al fin lo he comprendido, lo que no entendía, el motivo de mi desprecio hacia ti y el de tu empeño ciego en encontrarme. No es odio sino amor lo que anhelo. No es amor sino odio lo que te guía a mí. No es una razón clara, sino que se trata de la insensata pasión que lo envuelve todo, que lo complica todo. Ciega y sorda que se guía obcecada solo por puro instinto hacia su destino hace mucho tiempo marcado y ya no puedo evitar que se cumpla.
Confundido, asustado y furioso te apartarte de mi camino no por estorbarme sino por negarme mi necesidad, es mi auto castigo impuesto por odiarte...por amarte, por necesitar algo cuando no quiero nada, por sentir cualquier cosa que no sea rencor por aquel que destrozó mi vida y preocuparme por otro que no fuera yo mismo, por desear cuando no merezco nada tuyo.
Por eso sujétame un minuto más, sostenme un segundo más. No me dejes caer al abismo de la soledad del que tanto que costo salir y en que estoy cayendo.
Sostén mi mano e impídelo. Tómala y tira fuerte de ella o suéltala y condéname. Decide, porque tú eres la razón de que no me hunda en lo más oscuro de las sombras y me aferre al borde del precipicio con mis últimas fuerzas. Me estoy sujetando desesperadamente con mis últimas fuerzas a las afiladas piedras de la locura que desoyan mis manos sin compasión. Desgarrando poco a poco los últimos pedazos que quedan del chico que una vez conociste, aquel que se sintió alguna vez agradecido por una segunda familia que cuidaba de mí y de los a la vez velaba.
Te ofrezco a cambio lo único que tengo. Mi destino.
Es tuyo porque te lo has ganado, mi alma es mi regalo… porque al fín y alcabo te amo y te odio.
