TODO EL UNIVERSO DE HARRY POTTER ES DE J. K. ROWLING.

"Este fic participa del Reto Especial de Aniversario: Celebrando el primer año del Foro First Generaction: The story before the books".

ESPERO QUE DISFRUTEN Y COMO SIEMPRE GRACIAS POR LEER. SE AGRADECERÍA ALGÚN REVIEW :)


"Un beso es sólo un beso. Sólo tiene la importancia que tú quieras darle. Puede no significar nada... O puede cambiarlo todo." Memorias de Idhún, Laura Gallego García

Hermione Granger salía del probador de Madame Malkin con un vestido blanco radiante. El escote en forma corazón sin tirantes realzaba su pecho, llegando el corsé ceñido hasta la cintura con miles de brillantes engarzados, después el vestido se transformaba en una tela vaporosa hasta el suelo. Decir que estaba guapa era quedarse corto. Estaba preciosa y su sonrisa iluminaba toda la estancia.

Pansy Parkinson estaba sentada en el pequeño sofá mirándose las uñas aburrida de esperarla. Ginny y Luna debían de estar allí también, puesto que las tres eran las damas de honor de la castaña. Pero la pelirroja tenía un partido con las Arpías de Holyhead y Luna estaba con su novio buscando el Snorckack de cuerno arrugado en mitad de las montañas. A Pansy casi se le cae la mandíbula hasta el suelo, casi porque anatómicamente es imposible, al ver a Hermione.

-¿Y qué te parece?.- preguntó la castaña a la morena.

-Que me casaría ahora mismo contigo.- contestó repasando cada detalle del atuendo.

-Ya te gustaría.- le replicó Hermione en tono jocoso.

-Más te gustaría a ti la noche de bodas.- rió la Slytherin.

-Creída.- dijo la castaña dándole un golpecito en el hombro.

-¡Oh querida! ¡Estás deslumbrante! ¡Te queda perfecto!.- Madame Malkin acababa de entrar en la sala privada de su tienda y aplaudía con sus rechonchas manos.- No hay que darle ningún retoque pero no faltes a la última prueba, es dentro de tres semanas. Si no os importa tengo unas cuantas clientas, dejad el vestido en la percha por favor.

-¿Me echas una mano?

-Y todas las que quieras.- le guiño un ojo la morena a la castaña.

-Desabróchame los botones por favor.

-Joder, más botoncitos no podía tener, me voy a hacer vieja.- aunque en el fondo la morena estaba disfrutando ese momento, rozaba sutilmente la espalda de la otra chica, recreándose en la suavidad de su piel y podía oler el cabello castaño disimuladamente.

- Sólo me queda la ropa interior, lo demás ya está todo listo. Parece mentira que me case en un mes.- dijo con una risita de nervios la castaña.

-Sí, parece mentira...

Ambas brujas se hicieron amigas en el Ministerio después de salir de Howgarts. En el último curso de la escuela la actitud de Pansy empezó a cambiar: los insultos cesaron, ya no buscaba pelea con la Gryffindor e incluso cuando se cruzaban en los pasillos hacia un gesto con la cabeza en señal de saludo. Curiosamente ambas escogieron estudiar las leyes mágicas, aunque Hermione para después trabajar en el Departamento de Regulación y Criaturas Mágicas y Pansy en el Departamento Legal como Defensa del Ministerio. Estudiando la carrera entablaron una relación de cordialidad ya que eran compañeras de mesa. Ya trabajando la primera demanda que Hermione interpuso en nombre de un elfo doméstico, por las condiciones laborales de éste, a su dueño fue a parar a manos de "una joven muy prometedora" aconsejada por Shackelbolt. Esa joven era Pansy Parkinson. El destino las unía de nuevo. A partir de ahí se hicieron amigas. Quizás fue que Ginny pasaba mucho tiempo fuera y Luna también, y Hermione las extrañaba demasiado. Estaba Harry por supuesto, pero cuando Ron y ella discutían era inútil recurrir a él. Quizás Pansy anhelaba tener una amistad de verdad, no como tuvo en el colegio sólo por interés. Y sin buscarlo o pretenderlo eran el complemento perfecto la una para la otra.


FLASHBACK- Año y medio atrás

Era viernes y como siempre Harry, Ginny, Ron y Hermione se juntaban en casa de los Potter para cenar. Era una tradición. Preparaban la comida entre los cuatro mientras cotilleaban los hechos de toda la semana. Ginny siempre quemaba algo y Hermione se reía a carcajadas. Bebían vino de elfo y cerveza de mantequilla y siempre acababan brindando en honor a los caídos. Harry y Ginny se iban a casar ese verano, hacía apenas quince días que el moreno se lo había propuesto en navidades con toda la familia Weasley al completo de testigo.

-Ya verás cuando mamá se entere de que matas de hambre a Harry, porque esto está incomible Ginny. Menos mal que yo me he buscado a una mujer como Merlín manda que sabe cocinar y que tendrá un plato de comida caliente en la mesa para cuando yo llegue.

-Eso es muy machista Ron. – le contestó Hermione frunciendo el ceño.

-Bueno es lo que hacen las esposas, los hombres llevan el dinero y las mujeres limpiáis , cocináis y todas esas cosas.

-Los tiempos han cambiado Ronald. Te recuerdo que yo también tengo un trabajo.

- ¿Ya me estás echando en cara que ganas más dinero que yo? De verdad no lo entiendo, te pasas todo el día sentada entre papeles y libros y ganas un dineral, y yo que arriesgo mi vida todos los días cobro una miseria. Y por si eso fuera poco, lo rematas recordándomelo cada vez que puedes creyéndote superior a mí.

-No Ron, no saques las cosas de contexto. Sólo he dicho que también trabajo y que no voy a dejarlo para ser según tú una buena esposa.

-Siempre quieres demostrar que eres la mejor en todo. Que tu eres más que nadie.

-No, Ron, a ti lo que te pasa es que tu novia gane más dinero que tú. Ya puedes ir asumiéndolo porque dejaré de trabajar cuando no tenga fuerzas ni ara levantar una pluma.

Hermione se fue al estilo muggle, dando un portazo saliendo a la calle principal del valle de Godric. Ginny fue tras ella, mientras Harry intentaba tranquilizar a un furioso Ron.

-Hermione, no te enfades, ya sabes cómo es Ron.- dijo Ginny pasándole un brazo por lo hombros.

-Me quiere convertir en tu madre, encargándome de la casa, de los niños…

-¿Y qué tiene de malo vivir como mi madre? Porque no hay nada más desinteresado que cuidar de la familia. Otra cosa es que tú no lo valores.

-¿Qué yo no lo valoro? Joder Ginny, ¡les hice un Obliviate a mis padre para `protegerlos, sin saber si podría revertirlo! Y no he dicho en ningún momento que lo que hace tu madre sea malo, sino todo lo contrario, la admiro. Pero los tiempos cambian y yo no quiero sólo dedicarme a mi familia, si no que quiero ayudar a más gente.- dijo Hermione abriendo los brazos y girándose hacia la menor.

-¡Mi hermano es lo más importante que tienes y tu obligación es cuidarle! ¡Vas a estar por ahí ayudando a otros y desocupándote de él!

-¿Encima le defiendes? ¿Y si Harry te pidiera que dejes el Quiditch para cuidar de la casa? ¿Lo harías? ¿Sacrificarías tus sueños por el egoísmo de él?

-¡Pues sí lo haría!.- dijo Ginny acercando tanto la cara a la de Hermione que le podía ver las manchas color café que tenía en el iris.

-Eso no te lo crees ni tú Ginebra.- Y acto seguido desapareció dando por concluida la discusión.

Ginny se quedó mirando las huellas que Hermione había dejado en la nieve sabiendo quela castaña se había enfadado con ella. Siempre que eso sucedía la llamaba por su nombre. Poco después volvió a entrar en la casa, donde Harry y Ron bebían una cerveza en el sofá mientras reían.

-¿Y Hermione?

-Se ha ido.

-Sí, que se ha enfadado. Imagino que habrá ido a casa, ya se le pasará.

Dos horas después la pelirroja oía las carcajadas de su hermano desde la cama y entendió un poco mejor a su amiga. Su hermano ni siquiera se había preocupado por Hermione y encima el se estaba pegando una juerga épica con su prometido. Las ganas de ir a buscar a la castaña se hicieron presentes pero desechó la idea en cuanto recordó que Hermione estaba enfadada con ella. Y con razón.

La Gryffindor no fue hasta su casa, si no al primer sitio que le vino a la mente. Se apareció en una estancia con una gran librería y unos carísimos sofás. Las cortinas plateadas le daba algo de luz y elegancia a la sala. Todo el domicilio estaba a obscuras y la castaña llamó a la dueño, temiendo que no estuviera.

-¿Pansy? ¿Hay alguien?.- vio movimiento en la puerta del fondo.- ¿Quién anda ahí?

-Peeves, no te jode. Soy yo Pansy.- dijo encendiendo la lámpara de araña. Llevaba un camisón verde, a juego con sus ojos esmeraldas, con demasiado escote y poca tela.

-Qué idiota eres de verdad.- dijo Hermione nerviosamente al sentirse estúpida por aparecerse a medianoche en casa de su miga por un berrinche.

-Bueno, tú dirás. - dijo la morena mientras se preparaba una copa de whiskey de fuego.- ¿Quieres una?

- Sí, me vendrá bien.- dijo la castaña observando las torneadas piernas de la Slytherin, si se inclinaba tan sólo un poco más de lo que ya estaba el corto camisón dejaría al descubierto el inicio del trasero.- He discutido con Ron. No sabía dónde ir. Lo siento.

-Tranquila, para eso estamos las amigas.- dijo ofreciéndole la copa e invitándola a sentarse. – Cuéntame que ha pasado.

-Que quiere que sea como su madre. Que no trabaje y que viva por y para él.-dijo Hermione fijándose en los turgentes senos de la morena que asomaban peligrosamente.

-Es normal que piense así, es lo que ha visto en casa. Antiguamente es lo que se hacía. Mis padres querían que me casase con Draco y ser su esposa florero. Me enseñaron modales y mi madre me intentó inculcar que el hombre siempre llevaba la razón. Si se levantara de la tumba, se volvería a meter de cabeza. ¡Su hija hablando con una nacida muggle!.- dijo Pansy poniendo cómicamente una cara de auténtico horror, haciendo reír a la otra chica.

- Lo entiendo, pero pensé que la familia Weasley al ser tan abierta con gente como yo, pues que no era así. Hasta Ginny. Y no es que no lo respete, es sólo que no quiero eso para mí. ¿Es tan difícil de entender?

-Para personas tan cerradas de mente cuesta. Da igual si estás en el mundo mágico o en el muggle hay ciertos temas que son tabús, aunque cada vez menos. Además ya sabes cómo son los hombres si ganas más dinero que ellos sienten amenazada su virilidad y sacan las garras. Si conocen a una lesbiana se piensan que si pasa una noche con ellos la volverán heterosexual. Todo gira en lo machitos que son.

-No todos.

-Tu novio sí.- apuntilló la morena antes de dar el último sorbo.

-Pero…

-No hay peros Hermione, el es así y tú le quieres tal cual es ¿no?

-Si.- se inclinó hasta reposar su cabeza en el pecho de su amiga, buscando un abrazo.

Pansy la recibió con los brazos abiertos y mientras que con el izquierdo le agarraba de la cintura apretándola más hacia ella, con la mano derecha acariciaba el ondulado pelo.

-¿Estás mejor?.- dijo la Slytherin después de besarle la frente.

-Sí, gracias Pansy. Es extraño todo esto. Quién lo diría, Pansy Parkinson y Hermione Granger amigas.

-Al final las relaciones más fuertes son las que superan más obstáculos y la nuestra no es que haya sido un camino de rosas.

-No sé quién era la que siempre buscaba pelea…- dijo Hermione poniéndose una mano en la barbilla, como si estuviera pensativa.

-Y yo no sé quién era la alumna más gruñona.- rió la morena.

-¿Puedo quedarme a dormir? No quiero dormir con Ron y que se piense que todo está arreglado. Pero si es un inconveniente me marcho.- matizó la castaña al ver el gesto de Pansy.

-No, no, por mí no hay problema. Es sólo que…tendrás que dormir conmigo. Si a ti no te molesta, a mi tampoco . No me mires así, sólo hay una cama.

- Conociéndote seguro que me intentas meter mano.- rió la Gryffindor.- Pero no me importa.

-¿Así que no te importa?.- dijo Pansy abrazándola por detrás tocándole el estómago y hablándole al oído.

-Qué no me importa dormir juntas idiota.- dijo la castaña mirándole a los ojos a través del reflejo del cristal de la ventana.- ¿Pero te taparás un poco más no?

-¿Te pone nerviosa verme así?.- dijo rasgando la voz, tan cerca de la oreja de Hermione que cuando habló le rozó la piel.

-Ya te gustaría.- respondió separándose de ella y dirigiéndose hacia donde intuía la habitación.- simplemente no quiero despertarme porque unas enormes tetas me están ahogando.

-Ya te gustaría guapa, que mis tetas son muy codiciadas.- le respondió con un tono de altanería que a la castaña le recordó los viejos tiempos.

A partir de ahí la amistad de ambas chicas se hizo más fuerte, y cuando Ron estaba fuera en alguna misión era habitual que Pansy fuera a casa de la castaña a hacerla compañía. Cenaban juntas y después veían en la televisión alguna película que la Gryffindor quería, porque a Pansy le daba igual que salía en el aparato muggle. Se quedaba mirándola sólo con la luz que irradiaba la tele mientras le hacía cosquillas en los pies a Hermione. Después la castaña le daba un beso de buenas noches en la mejilla y se iba a la cama, mientras que la morena suspiraba encima de la de invitados.

FIN DEL FLASHBACK


Al día siguiente en el Ministerio.

-¿Es verdad?

- ¿El qué?

-Que has pedido el traslado a Escocia

-Sí, quiero ampliar mi horizontes

-¿Y no pensabas decírmelo?

- Claro que sí, he presentado esta misma mañana mi solicitud. No te he visto en todo el día, ibas a ser la primera en enterarte.

-Me hubiese gustado que me lo contaras. Que estabas pensando en irte.

-No sabía cómo decírtelo.

-¿Es mejor que me enterara porque el ministro ha venido a pedirme una recomendación verdad? Creí que éramos amigas.

-Y lo somos Hermione. No creo que sea para tanto.

-Joder Pansy, te cuento todo lo que pasa en mi vida y tu tomas una decisión tan arriesgada sin decirme nada, es normal que me siente mal. Total como siempre nadie cuenta conmigo.

-No digas eso Hermione, siempre he contado contigo. Es sólo que creo que es lo mejor y posiblemente si hablaba contigo no me hubiese ido.

-Todos os vais. Siempre. Harry y Ron se fueron a jugar a ser aurores, Ginny con las Arpías de Holyhead, Luna a buscar animalillos inexistentes y Neville a Howarts. Y yo siempre soy la que me quedo, la que espera a que volváis. Dais por hecho que cuando regreséis voy a estar.

-Herms eso no es así. Simplemente habéis tomado diferentes caminos pero eso no significa que no estén contigo. Que no te quieran. Estoy segura de que Ron está deseando volver a casa a estar contigo y que Harry y Ginny quisieran verte más de lo que lo hacen. Neville es feliz de profesor de herbología y Luna no podría vivir encerrada en una oficina. Pero eso no quita que hayáis perdido la amistad.

-Lo sé Pansy, lo sé. Es sólo que me siento sola. Llego a casa y no hay nadie, no puedo disfrutar de las tonterías de Gin o de Luna, o de las heroicas historias de Harry o simplemente un abrazo de Ron. La única constante de mi vida eres tú Pans y ahora te marchas… Ahora no voy a poder buscarte para ir a tomar un café o cuando sienta que la soledad me invade. Y ni se te ocurra decirme que podré desaparecerme hasta Escocia cuando eso ocurra porque cuando estés allí tendrás otros horarios, harás nuevos amigos y enconarás pareja y ya no tendrás tiempo para dedicarme. Y te veré en vacaciones de año en año y toda esta amistad se esfumará en el aire, porque cada vez nos separaremos más y al final nos sentiremos como dos extrañas.

-Nunca dejaría que eso pasara. Hermione a mis 27 años eres la única amiga que he tenido, jamás te dejaré de lado.

-No prometas cosas que no puedas cumplir. Voy a escribir esa carta de recomendación, si verdaderamente quieres marcharte haré que te valoren como es debido.

Y de la misma forma que entro al despacho de la morena se marchó. Dejando tras de sí a una Pansy Parkinson intentando retener en vano las lágrimas que se intentaban escapar. Qué difícil es dejar atrás a la persona que quieres.


FLASHBACK -Un año antes.

Se estaba preparando para la boda de Harry y Ginny, cuando llegó un patronus con forma de caballo, sin duda de la novia. "Necesito que vengas ya", en la voz de la pelirroja se notaba nerviosismo y enfado. Se despidió de Ron con un beso y se desapareció hasta la madriguera.

La recibió la señora Weasley con un abrazo y un escueto "Está en su habitación". La castaña subió aquellas desgastadas escaleras como tantas veces había hecho. Tocó con los nudillos la puerta y un huracán de fuego le abrió la misma de un tirón. Ginny la miraba estupefacta.

-¡No me lo puedo creer!.- dijo mientras repasaba a la mayor de arriba abajo.

-¿Qué pasa? ¿Por qué estás todavía en albornoz?.- dijo Hermione mientras entraba.

-¿En serio? ¿Qué qué me pasa? ¿Pero os habéis visto? Ya sabía yo que no era buena idea dejaros esto en vuestras manos.- decía la menor mientras se tocaba la frente y paseaba de un lado a otro.

-Hermione estás preciosa, pareces una veela, seguro que dejas a alguno más que embobado.- saludó Luna desde la cama.

-Tú también estás genial Luna.- contestó la castaña dándole un beso en la mejilla.- ¿Y a ti qué te pasa?

-Pues que tengo dos damas de honor que van de rojo. ¡De rojo!- señaló su cabello.- ¡Queda fatal con mi pelo!

- Gin, si hemos escogido este color es porque queríamos haceros un homenaje a toda tu familia.- sonrío intentando hacer creer a la pelirroja su excusa. En realidad ni la rubia ni ella lo habían hablado, pero faltaba apenas media hora ara que empezara el enlace y la pelirroja aún estaba en paños menores.

-¡Venga ayudadme a vestirme!.- Ginny estaba más que nerviosa y se notaba en el tic que tenía encima del labio superior.

-Nunca pensé que diría esto pero…te sienta mejor el vestido de novia que el uniforme de Quidittch.- dijo Luna, haciendo que la pelirroja y la castaña la mirasen de forma extraña, pero al fin y al cabo era un cumplido, al menos eso creían.

Fue una ceremonia emocionante en la que la novia llegó diez minutos tarde, por eso mismo entraron en la carpa sin saludar a nadie al compás de la música, con Hermione y Luna llevando la larga cola del vestido. A la pelirroja se le evaporaron los nervios en cuanto vio a Harry en el altar esperándola. Fue un enlace cargado de recuerdos, en el que al final el trío dorado y Ginny se fundieron en un abrazo grupal.

Antes del banquete sirvieron unos cócteles y Hermione aprovechó para ir a retocarse al servicio. Se estaba dando pintando los labios de un rojo pasión como su vestido, cuando la puerta se abrió dejando paso a unos profundos ojos verdes. Pansy saludó a su amiga con un beso. Hermione llevaba un vestido atado al cuello y en el pecho un par de cisnes formaban un corazón, el cuerpo de los animales se extendía por el estómago y los laterales con plumas, para después caer hasta los pies. Un maquillaje discreto y un recogido casual completaban su look.

-¿No se ha enfadado Ginny por tener a una dama de honor tan guapa?

- ¿Lo dices por mí?.- replicó Hermione incrédula.

-¿Por quién sino?.- le recogió un mechón rebelde y se lo puso detrás de la oreja.- Has eclipsado a la novia.

-No digas tonterías. ¿Algún día podrías dejar de burlarte por mi aspecto físico?.- dijo la castaña mosqueada pensando que Pansy se estaba riendo de ella.

-Hace mucho tiempo que no lo hago y te aseguro que cuando lo hacía, no lo pensaba en serio.- contestó tranquila la morena.

Hermione iba a decirle algo más, pero Luna entró con su característica sonrisa. La castaña aprovechó a salir mientras Pansy la observaba marcharse a través del ondeante trozo de madera.

-Deberías decírselo.

-¿El qué?.- espetó Pansy a la menor.

-Nada Pansy, toda tu vida has sido una cobarde y siempre lo serás. Por eso nunca tendrás felicidad.

-Prefiero tener aunque sea un poco a arriesgarlo y perder.

-Quien no se arriesga no gana.- finalizó la conversación Luna al dejarla sola.

Tres horas después sobre las cinco de la tarde se inició el baile con el vals de Harry y Ginny. Hermione bailó con Ron y Luna y Pansy juntas. A pesar del desencuentro en el baño, ambas brujas se llevaban bien y ninguna de las dos fue al baile acompañada. En el cambio de parejas la castaña pisó a la novia una innumerable de veces. La morena intentaba guiar al patoso de Harry, que más que bailar parecía que estaba pisando sapos. En el último cambio se hizo presente el mal ambiente entre Ron y Pansy, se quedaron uno enfrente del otro en mitad de la pista de baile quietos. Afortunadamente quedaban pocos segundos para que acabara la canción.

Una hora después Ron miraba desde la lejanía como bailaban tan sensualmente la morena y la castaña. Música mucho más marchosa que incitaban a movimientos más atrevidos. Pansy agarraba a Hermione desde atrás y la Gryffindor dejaba reposar su cabeza en el pecho de la chica, mientras bajaban a golpe de cintura. Hermione no había arado de beber las copas que Pansy le había traído, por eso Ron se acercó hasta ella demandante. Había pasado de él en todo el día.

-Hermione, ¿puedes venir un momento?.- le tendió la mano que la castaña agarró. La dirigió al jardín fuera de la carpa para que nadie los molestara.- ¿Me puedes decir qué diablos estás haciendo? ¿No crees que hayas bebido ya suficiente?

-Sólo me he tomado dos copas, estamos de celebración Ron. Estoy bien.

-No sueles beber así y mucho menos comportarte así.

-¿Así como?.- la castaña obvió lo de la bebida.

-Pareces cualquier cosa bailando así.

-No estoy haciendo nada malo, además deberías de saber que yo no soy cualquiera.

-¡Pues lo pareces!.- gritó Ron exaltado.- ¡Restregándote contra esa serpiente!

Algunos curiosos se estaban aglomerando a la salida de la carpa al oír los gritos de ambos.

-¡No digas tonterías! ¡Sólo estamos bailando, nos lo estamos pasando bien!.- dijo Hermione con las mejillas sonrojadas por el enfado que se estaba creando en su interior.

-¡Parece que te la quieres follar Hermione! ¡Todo el mundo os está mirando!

-¡No hables así Ron, ella es mi amiga y lo sabes! ¡No es momento para que afloren tus celos!.- contestó Hermione intentando tranquilizar la situación al percatarse que Pansy estaba detrás de él.

-¡Nunca podría tener celos de semejante calaña! ¡Te recuerdo que era una seguidora de Voldemort y que te hizo la vida imposible en el colegio!¡Y aún así prefieres pasar el tiempo con ella antes que con tu pareja! ¡Perfecto Hermione, perfecto!.- dijo gritando aún más.

-¡Ya está bien Ron! ¡No te voy a consentir que hables así de ella! ¡Es mi amiga te guste o no!¡Y es ella la que me cuida cuando ninguno de vosotros está!.- para entonces Harry, Ginny y toda la familia Weasley habían salido al exterior y les miraban atónitos ante el espectáculo que estaban dando.

-¡¿También te consuela en la cama ¡?. ¡Vamos Hermione contéstame!.- la voz del chico se elevó aún más.

-Me voy, no pienso aguantar esto. No quiero oír ninguna estupidez más, creo que el que debería de dejar de beber eres tú.- se intentó ir, pero al pasar por al lado del pelirrojo éste le agarró del brazo, haciéndole daño.

-¡Contesta maldita sea! ¡No te conozco Hermione, ésa asquerosa serpiente te ha cambiado! ¡Te deberías de avergonzar!.- dijo Ron histérico.

-¡Suéltame!.- chilló la castaña de dolor.- ¡Si tienes cargo de conciencia porque Pansy me cuida y se preocupa más por mí que tú, es tu problema! ¡Joder Ron, suéltame!

Todos los presentes estaban estupefactos sin saber qué hacer, excepto Pansy que conjurando un protego hizo que Ron se separara de la castaña.

-Lo siento Ginny.- dijo apenada la castaña.- Lo siento.

Agarró la mano de Pansy se desaparecieron. Antes de esfumarse se pudo oír el último grito de Ron, "Eso vete a follártela". Para cuando los pies de Hermione tocaron el apartamento d su amiga, de sus ojos ya se escapaban lágrimas presurosas. Sollozo que dejó salir libremente en el hombro de Pansy.

Una imagen desgarradora se visualizaba en esa habitación. Hermione con su precioso vestido, con el pelo alborotado, con sus mejillas encendidas y ríos de rímel cayendo, rompían la estampa de belleza que horas atrás era la castaña. Pansy intentaba consolarla abrazándola pero las convulsiones de la Gryffindor no cesaban. Le hubiese gustado a la morena decirle alguna palabra de alivio, pero era incapaz. Sentía tanta rabia n ese instante, por quebrar de esa manera a un ser humano tan bueno que lo único de lo que se le llenaba la boca era de puro veneno. Ninguna de las dos pudieron descansar esa noche, Hermione ahora se lamentaba de haber arruinado la boda de su mejor amiga y miles de lo siento se desvanecieron el aire, Pansy hacía lo único que podía: estar allí para ella.

Cuando al fin, casi al amanecer, Hermione pudo conciliar el sueño, Pansy se levantó de la cama y la dejó descansar. Volvió a asomarse al mediodía pero la castaña parecía seguir durmiendo, así que envió un Patronus a Madame Malkin para que a pesar de ser domingo, abriese su tienda para ella. Era una de sus clientas habituales y la morena gastaba muchos galeones allí, así que no hubo problema. Compró algo de comer en un carísimo italiano muggle y volvió a su departamento. La Gryffindor estaba tomando un café con grandes ojeras y muy mala cara.

-¿Cómo estás?- la saludó.

-Supongo que mejor. Tarde o temprano tendré que hablar con Ron y con Ginny.

-No creo que la pelirroja esté enfadada contigo, la pelea la empezó él y…

-Pans, para, por favor. No quiero hablar más del tema. No sé cómo voy a ir al Ministerio el lunes, qué cara poner cuando todos me miren al pasar. Sólo de pensar en eso, me dan ganas de dimitir.

-Es lo malo de ser la salvadora del mundo mágico, pero piensa que solo durará un par de días y que después habrá un nuevo cotilleo y se olvidarán. Todos vieron que la culpa fue de él, así que estate tranquila.

-No me preocupa eso exactamente.- dijo Hermione haciendo un puchero.

-Ya, entiendo. Te preocupa que los demás piensen que estamos liadas ¿no?.- rió sarcástica.

-Quizás haya sido una mala idea venir aquí, eso sólo alimentará más los rumores. Quizás deberíamos separarnos por un tiempo.- dijo un poco culpable.

-Quizás, quizás, quizás.- repitió Pansy claramente enfadada.- ¿Qué es lo que más te preocupa que la gente piense que has sido infiel o qué lo hayas sido conmigo? No hace falta que contestes, era una pregunta retórica. Está más que claro. Como quieras, no trabajaremos juntas, ni nada.

Pansy se fue a su habitación dando sonoras zancadas y cerrando con excesiva fuerza la puerta. Se sentó en la cama mirando a través de la ventana el cielo azul. Sintió unos brazos sigilosos rodearla por detrás.

-Sabes que nunca me he avergonzado por tenerte en mi vida.

-Pero vas a dejar que por el gilipollas de tu novio, yo me aleje por tu bienestar. Y lo haría si fueras tú quién me lo pidiera, pero no porque él nos obligue.

-No Pansy, estoy entre la espada y la pared.

-Sí estás así es porque él te ha puesto en esta situación. Nunca te he hablado mal de él a pesar de todo el daño que te ha hecho. Sé que lleva razón en lo que dijo, pero Hermione yo ya no soy así. Me duele que me eches de tu vida por él. Y si así es, lo entiendo. Al fin y al cabo es el amor de tu vida.- dijo Pansy rasgándosele la oz en el final del discurso.

-Sólo te he pedido un poco de tiempo, no que no quiera saber nada más de ti. Eres muy importante en mi vida y las palabras de Ron son mentira. Sólo lo dijo porque cuando se enfada le ciega la ira.

-Al final va a resultar que sí que parecemos una pareja, tomándonos un tiempo.- rió la Slytherin un poco más alegre.

-Ya te gustaría.- dijo Hermione dándole un beso en el cuello para después soltar una sonora carcajada.- Amor.

-Ya te gustaría tener el mío.- contestó altanera Pansy.- Que te trae regalos en domingo.

-¿En serio? ¿Me lo estás diciendo en serio?.- preguntó sorprendida.- No te creo.

-Está en la encimera de mármol, es una caja negra.- terminó alzando un poco la voz porque Hermione había salido corriendo en busca del mismo.

Se adentró en la sala sonriendo por la actitud infantil de la castaña.

-Pansy no puedo aceptarlo.- dijo la Gryffindor con una túnica granate en las manos de la mejor tela, con las iniciales H.G. grabadas en dorado en el pecho.- Cuesta muchísimo dinero. ¿Cómo la has conseguido?

-Una tiene sus influencias. Como sabía que te negarías hice que cosieran a mano las letras, así que ya no se puede devolver. Además tú vales mucho más.

-Pues muchas gracias Pansy, no sé cómo te lo voy a agradecer.

-Ya sabes amor, con un beso basta.- dijo socarrona, aunque sus humos se dispersaron cuando vio a Hermione acercarse con determinación.

La castaña le agarró de la nuca para tirar de ella, ya que la morena era más alta. Le plantó un sonoro beso en la mejilla, rozando la comisura de los labios de Pansy. Qué difícil era tenerla tan cerca y a la vez tan lejos.

FIN DEL FLASHBACK


Quedaban sólo dos días para que Hermione y Ron fuera marido y mujer. La mañana de ese jueves se le hizo eterna a Pansy, que notaba el tiempo pasar dolorosamente y su angustia crecía. Esa noche se juntarían las cuatro para cenar y celebrar la despedida de soltera de Hermione. Ginebra había dicho algo muy al estilo muggle, que seguramente es a lo que estará acostumbrada la castaña. Va innumerables veces al despacho de la morena sin sentido alguno, parece un muñeco al que le han dado cuerda. Hasta que en una la Gryffindor la abraza tan fuertemente que casi le hace daño. Pansy corresponde al abrazo encantada aunque sin entender el porqué. Pasan así al menos cinco minutos, en los que Hermione respira en el cuello de Pansy y ésta apoya su barbilla en la cabeza de la castaña. Hasta que la pelirroja entra seguida de Luna y Hermione salta como un resorte hacia atrás para separarse de la otra chica. La Weasley y Parkinson le interrogan con la mirada a la futura novia, pero no hay contestación alguna, sólo un balbuceo que suena a "mucho trabajo" y sale disparada por la puerta del despacho de la morena.

-¿Qué ha sido eso?.- pregunta Ginny con ciertas sospechas.

-No sé, ha venido, me ha abrazado y se ha ido. Últimamente está muy rara, pero supongo que será por la inquietud de la boda. Hay cosas que jamás cambiarán, en Hogwarts cuando había exámenes se recorría el castillo entero murmurando sin ni siquiera mirar por dónde iba, la gente se tenía que apartar de su camino.- rió la Slytherin, recordando aquella vez que la castaña estuvo a punto de caerse por la escaleras y casi la tira a ella también.

-Yo creo que le da pena que te vayas, hoy es el último día que trabajáis juntas.- contestó Luna alegre.

-No me lo recuerdes por favor.-los ojos verdes se volvieron más cristalinos.

-¿Te arrepientes?.- preguntó Ginny, que empezaba a poder leer entre líneas a la antigua Slytherin.

-Todavía no me he ido Gin, es imposible arrepentirse de algo que no has hecho. Creo que es lo mejor.- hizo una breve pausa y en forma de suspiro se le escapó.- para todos.

Se dio la vuelta, hacia su mesa, haciendo que organizaba todos los expedientes de los casos. Pansy quería que ambas chicas la dejasen sola, bastante estaba sufriendo ya como para que encima le recordasen que el siguiente Lunes ya estaría en Escocia, sin Hermione. Sin su risa, sin sus ojos color miel con motitas de café, sin su pelo ondulado cayéndole graciosamente por la cara, sin escuchar su voz, sin poder tocar una vez más su suave piel.

-Te equivocas Pansy, hay decisiones que si no las tomas te arrepientes el resto de tu vida y de nada servirá porque después no hay marcha atrás.- contestó Luna.

-No quiero ser descortés pero tengo que organizar todo esto.- hizo un gesto con la mano invitándolas a que se fueran.

-Bien Parkinson a las 9 en mi casa.- la voz de Ginny sonó dura y seca.

-Allí estaré.

A las cuatro de la tarde Pansy se disponía a irse por la chimenea de ondulantes llamas verdes, cuando una mano asió la suya.

-Una última vez.- Hermione sonrió apenada y Pansy le devolvió la misma sonrisa .

La castaña tiró de ella hasta el fuego, y dentro del viaje de colores borrosos, la Gryffindor la abrazó de la misma forma que lo había hecho antes. Sentía a Hermione ligera, casi vaporosa entre sus brazos, como si fuera una ilusión. Se mordió los labios con fuerza para no estropearlo todo. Los dedos de Hermione se escurrieron entre los suyos al separarse su camino y extendió inúltimente el brazo para intentar agarrarla otra vez. Al perder toda la concentración cuando llegó a su casa, salió de la chimenea de cabeza, cayéndose cuán larga era en el suelo. Se sentó como pudo y empezó a reír amargamente en sonoras carcajadas que se fueron convirtiendo en un fuerte llanto.

Sobre las siete llenó la bañera y echó un puñado de sales minerales, que enseguida hicieron una espuma rosa. Cuando se introdujo, la sensación del agua caliente alivió un poco las fuertes emociones que había en su interior. Estaba tan en paz que casi no escuhó los tímidos nudillos que tocaron la puerta del baño.

-Pans soy yo.- dijo la voz de Hermione que sonó amortiguada por la madera. "Siempre eres tú, nadie más viene." pensó la Slytherin.

-Dame un segundo, ahora salgo.- salió y se tapó con su toalla.- No te esperaba.

-Ya, estaba con Ginny y estaba muy intensa. Necesitaba salir de ahí.- dijo Hermione siguiéndola hasta la habitación.

-Es lo que tienen los Weasley, son muy intensos.- contestó la Slytherin buscando en sus cajones la ropa interior.

-Me gustan esas.- dijo Hermione señalando unas braguillas de encaje negro.- Van mucho contigo.

-¿Por qué son sexys?.- dijo poniendo morritos.

-Ya te gustaría.- rió la Gryffindor.- Porque son obscuras como tú que guardas celosamente un secreto.

-Si fuese tan secreto no me lo estarías diciendo.- respondió Pansy nerviosa.

-¿Te gusta alguien verdad? Por eso te marchas.- Hermione salió de la estancia para dejar vestirse a la Slytherin.

-Puede ser.- contestó misteriosa.

-A ver...¡Te gusta Cho Chang!.- el grito que pegó la castaña asustó a Pansy, que vio su cara de horror reflejada en el espejo.- Hace un par de semanas que se fue a Escocia. Joder Pansy, podrías habérmelo dicho y hubiese hablado con ella, que he oído que ha estado liada con Fleur. Al menos decirme que te gustaban las mujeres, que siempre he pensado que eras un tipo de mujer fatal que cazaba a los hombres, los usaba y después si te he visto no me acuerdo.

Pansy negó con la cabeza, Hermione podía ser la bruja más lista del mundo pero en cuanto a sentimientos...

-Estás guapísima.- dijo la castaña repasando el cuerpo de la morena, que llevaba un pantalón vaquero negro y ajustado, una blusa de seda del mismo color con generoso escote como siempre y unas botas de tacón.- Pues Cho vendrá a la boda, si quieres hago de Celestina.

-Hermione de verdad, déjalo.- contestó desganada la Slytherin, que sabía que Hermione no se rendiría tan fácilmente.

-Vale, vale, pero si cambias de opinión dímelo.

La cena entre las cuatro pasó casi la mayor parte en silencio, Ginny lanzaba miradas asesinas a Pansy constantemente. La tensión entre ambas era muy notable, incluso la castaña, que era muy despistada pudo notarlo. Ese ambiente cambió cuando llegaron al local que la pelirroja había elegido, había hombres camareros disfrazados de marineros, bomberos, policías...

-Mira Hermione ese es el tuyo.- dijo Gin señalando a uno que iba de mago.- Te va a enseñar su varita.

-¿Me habéis traído a un boys?.- preguntó incrédula.- Vayámonos, venga, venga, corred.

Se giró intentando salir de allí, pero chocó contra Pansy y trastabilló hacia atrás y el apuesto mago la sujetó antes de que llegara a caer. La cara de la pobre Hermione era épica. El chico le bailaba mientras se iba desnudando poco a poco. Cogió las manos de la castaña y se las puso en su trasero, que la Gryffindor retiró rápidamente. Los ojos color miel se abrieron de sorpresa y su boca formó un perfecto círculo cuando el mago se quitó su última prenda.

-Ésta me la pagas Ginny.- después del susto, la actitud de Hermione cambió.

-Vamos Hermione, nos lo estamos pasando bien. ¡A tu salud!.- dijo brindando con la copa de la castaña.

Poco a poco cuando el alcohol embriagaba sus venas, las risas tontas se hicieron presentes y roces inocentes entre la morena y la castaña también. Poco antes de dar por concluida la fiesta, Ginny siguió a Pansy hasta el servicio.

-Lo sé todo Pansy, al principio no lo creía o no quería verlo. Pero después de tantos indicios, sé que te gusta Hermione. Dentro de dos días se va a casar con mi hermano y no permitiré que lo arruines.

-No sé de qué tienes miedo si Hermione está completamente enamorada de Ron, pero por eso me marcho Ginebra.- contestó tranquila.

Por insistencia de Hermione, la castaña se fue con Pansy bajo la mirada amenazadora de la pelirroja y del guiño que le dedicó Luna.

-Dios, estoy tan cansada.- dijo Hermione recostándose en la cama de Pansy aún vestida.

-Al menos mañana no madrugas.- contestó la morena sacando dos pijamas de su armario.

-Anda que también llevarme a un boys... Encima para lo que he tenido que ver, ¡era minúscula!.- rió Hermione.- Casi mejor que hubieseis contratado a una chica.

-Eso tiene fácil solución.- dijo en broma Pansy, que empezó a moverse sensualmente mientras tarareaba una canción.

Hermione la vitoreaba sentada en el borde la cama y se reía ante los movimientos de la morena. Se agachó dejando al alcance de Hermione su trasero, que golpeó como si fuera un tambor. Se desabrochó los botones de la camisa uno a uno, tortuosamente. Se giró dándole la espalda a Hermione y se quitó la camisa lentamente. Dejando sus hombros al descubierto, para dejarla caer finalmente al suelo.

-¿Quieres más?.- dijo socarronamente, puesto que ella había dado por finalizada su actuación.

-Ya te gustaría.- contestó Hermione sin apartar los ojos del sujetador, que iba a juego con las braguitas de encaje que ella misma había elegido. A Pansy no le pasó desapercibido el gesto.

Se sentó a horcajadas encima de la castaña, quedando peligrosamente juntas. Guió las manos de la otra chica hacia el broche de la tela queriendo jugar un poco más. Se sorprendió cuando la castaña lo desabrochó y fue quitándole los tirantes con cierta duda. Agarró el sujetador de una de las copas y dejó al descubierto los senos de Pansy. Se quedó observándolos demasiado tiempo, estudiándolos minuciosamente. Grandes, blancos, turgentes, con la aureola rosada y los pezones despuntando. Subió su mirada casi con vergüenza hasta los ojos esmeraldas. Ya no había risas, ni era ya un juego. Se miraron durante unos segundos intensamente. Era demasiado para Pansy. Se inclinó lo justo para besarla. Sus pechos se aplastaron contra los de la Gryffindor cuando se tumbaron en la cama. Hermione le devolvía el beso, primero despacio, conociéndose los labios y después las lenguas se enredaban al mismo compás. Un beso profundo que les quitó la respiración a ambas. Notaba las yemas de los dedos de la castaña recorriéndole toda la espalda. Las palabras de Ginny le golpearon con fuerza, así que Pansy hizo lo que mejor se le daba, fingir.

-Parece que más te gustaría a ti.- dijo arrogante y un poco cruel.

Hermione la miró desconcertada aun tumbada, estaba roja como un tomate y claramente abochornada.

-Tranquila quédate tú en la cama, total en un par de horas tengo que ir al Ministerio.- dijo la morena más amablemente.- Hasta mañana Hermione.

-Hasta mañana Pansy.

La morena se tumbó en su sofá llorando y Hermione con una nube de culpabilidad rondándola. Porque la castaña intuía que a la morena le gustaban las mujeres, cada vez que Pansy ligaba con alguien era muy ambigua a la hora de hablar y alguna que otra vez le pilló mirando algo descarada a alguna chica. Aún así lo dejaba pasar y recaía en lo coqueta que era la Slytherin en el colegio con los chicos. Tenía que haberle preguntado y ahora que lo sabía a ciencia cierta le entraba una inhóspita curiosidad. Se sentía mal por haber jugado con ella, porque aunque sólo fue un beso, fue un beso cargado de sentimientos. Y Hermione por mucho que quisiera no podía negar que le había gustado y es que Pansy besaba jodidamente bien. Que difícil era dejarse caer en la tentación y después olvidarse de ella.

A la mañana siguiente cuando la castaña se fue a duchar vio el rastro del pintalabios de la morena, siempre rojo, en su boca. El agua fría hizo que se dispersaron todos los recuerdos que la invadieron. Sabía que Pansy ya se había ido, había entrado sigilosamente al dormitorio a recoger ropa pero la castaña no había pegado ojo. Se hizo la dormida para evitar la incómoda situación. Se marchó de allí echando un último vistazo, aspirando una última vez el aroma del hogar de Pansy. El resto del día la tuvo muy ocupada repasando los detalles de la boda, eso la mantuvo alejada de la reminiscencia del beso. La morena se despidió del resto de sus compañeros de Ministerio y ahogó las penas en whisky de fuego.

El gran día había llegado. Hermione había pasado la noche en la madriguera, no había dormido nada y las ojeras lo demostraban. Extrañamente estaba angustiada en vez de estar radiante. Ese sentimiento creció cuando Pansy entró en la habitación, con una sonrisa pintada en la cara, pero en sus ojos no había ese brillo al que estaba acostumbrada la castaña. Le recordaba a los viejos tiempos a cuando la Slytherin paseaba del brazo con Draco.

-Estás preciosa Hermione.- dijo saludándola con un beso en la mejilla.

-Tú también.- correspondió.

-¿Estás nerviosa?.- dijo Pansy mientras le ayudaba a abrocharse el vestido.

-Sí, un poco. Es un paso muy importante.- se notaba un cierto aire de incomodidad entre ambas.- Pansy... sobre la otra noche... quería disculparme.

-No hay problema Herms.- contestó haciendo un ademán con las manos.- Sólo fue un beso.

-Sí, un beso.- repitió Hermione.- Creo que ya ha llegado la hora. Deséame suerte.

A cada paso que daba detrás de Hermione por el largo pasillo hasta el altar, era un puñal clavándose en su corazón. Quería irse de allí y correr hasta que sus pulmones no pudieran más. Luna pareció darse cuenta y le regaló una caricia en el brazo. Ron ya había dicho que sí y ahora era el turno de Hermione.

-Hermione Jane Granger, ¿prometes serle fiel en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, amarle y respetarle hasta que la muerte os separe?

La castaña miró a Harry que le guiñó un ojo, se giró y miró a sus damas de honor: primero a Ginny con vestido dorado que le hacía un gesto de impaciencia, Luna que le sonreía alegremente y Pansy que le dedicó una mueca y la miraba con los ojos más tristes que Hermione había visto en su vida.

-¿Hermione?.- Ron la llamó y dejó de prestarle atención a la morena. Se agarró el pecho y parecía que le estaba apunto de dar un ataque de ansiedad.

Sí, quiero.- contestó en un murmullo acongojada.

-Por el poder que me ha sido concedido, os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Hermione se dejó estrechar entre los brazos de Ron y mientras unía sus labios a los del chico, la voz de Pansy se presentaba en su cabeza "Sólo es un beso." Un beso que sabía diferente a todos los demás.

Todos los presentes se acercaron hasta los novios felicitándoles por la unión. Todos excepto una, Pansy. La castaña la buscó por toda la carpa y en el extenso jardín, pero no la encontró. La morena se había escabullido entre la multitud, llegando a la habitación de Ginny. Se encerró con un Fermaporta, aunque dudaba mucho que alguien subiese hasta allí. Le faltaba el aire y las lágrimas no cesaban. Respiraba agitadamente, intentando conseguir un poco de oxígeno. Era tal el malestar que tenía que se quitó el vestido para ver si así podía inhalar mejor, pero ese nudo que le oprimía la garganta y el pecho estaban dentro de ella. Se tuvo que apoyar en la pared para no caerse. Cuando ya se había tranquilizado apareció Luna.

-Pansy, por Merlín, ven.- la hizo levantar del suelo y la abrazó. La morena escondió su rostro en el cuello de la rubia.- Tranquila, todo pasa.

Notó como la novia aparecía en el marco de la puerta y las miraba atónitas. Hizo serpentear su mano por la espalda de la Slytherin hasta reposar en su trasero desnudo. El gesto de Hermione cambió de sorprendida a enfadada. Cerró la puerta con fuerza, alarmando a Pansy.

-Ve tras ella.- dijo Luna sonriéndole.

La morena estaba desconcertada pero al instante comprendió quién las habías visto. No entendía porque la Rawenclaw había actuado así, pero se puso el vestido a trompicones y descalza siguió a la castaña.

Le dió alcance en la sala de los Weasley, le sujetó del brazo para que no saliera al exterior. La castaña arremetió contra ella empujándola hacia atrás.

-Déjame explicártelo por favor.- dijo la morena con los ojos empañados.

-¿El qué? ¿Qué te desapareces de mi boda para follar? Pensé que eras mejor persona, pero por lo visto me he equivocado, sigues siendo la misma idiota que en Hogwarts.- dijo alterada Hermione.

-No es eso, sólo no podía quedarme y Luna me encontró. De verdad, no tengo nada con ella. Por favor créeme, por favor.- suplicó Pansy.

-¿Y que demonios se supone que debo creer si abro la puerta y os encuentro así?.

-Me encontraba mal y subí a estar sola. Ella llegó después, de verdad Hermione.

-¿Qué es lo que te pasa?.- preguntó la castaña un poco preocupada.- Podrías habérmelo dicho.

-No, no puedo Hermione. No puedo.- lloró fuertemente.

-¿Y por qué no?

-Porque no me volverías a hablar en la vida.

-No hay nada en este mundo tan grave como para que eso ocurra.- le agarró de ambas manos en incitación a que hablase.

-Sí me he ido de la boda es porque no puedo apoyarte en esta decisión. No puedo ver cómo vas a arruinar tu vida casándote con él. Bueno, ya los has hecho.- la bofetada que le dio la castaña retumbó en la estancia.- Y porque te quiero. Te quiero por encima de todo. Toda mi vida eres tú. Me he cansado de soñar una vida junto a ti. Ya no soporto tenerte cerca, no puedo retener las ganas de besarte, de tocarte, de quererte. Ya no puedo sobrevivir con las migajas que me das de tu amor. Por eso me marcho, para intentar olvidarte. Porque no te puedes hacer una idea de lo que me dueles.

-Pansy...- respondió la castaña mirándola como si fuera la primera vez.

-Lo sé, no digas nada.- se inclinó y le besó la mejilla, aunque Hermione cerró los ojos pensando en que lo haría en los labios.- Adiós amor.

La imagen de Pansy se hizo un borrón y la castaña intentó agarrarla para que no se fuera, pero era demasiado tarde. La morena se había ido y quizás para siempre, sus palabras sonaban a despedida. Y la mejilla de Hermione quemaba amargamente. Salió al jardín sin darse cuenta de las gotitas que descendían por su cara.

-Cariño, ¿por qué lloras?.- Ron se había acercado hasta ella.

-Que me he quedado encerrada en el baño y ya sabes que sufro de claustrofobia.- mintió la chica.

-Vamos, que quiero hacer un brindis.- dijo él restándole importancia.- Por favor, quisiera que me presten un poco de atención. Hermione, no voy a decir que me enamoré de ti desde el primer día que te vi, porque sería mentira. Pero siempre hemos tenido una conexión especial, por eso hoy quiero que nos unamos mágicamente con un Juramento Inquebrantable. Porque mi amor por ti permanecerá por siempre y si no es así, prefiero la muerte a mi vida sin tí.

-Siempre me han llamado sabelotodo, empollona y demás adjetivos, pero por desgracia, nunca he sido buena con el amor. Siempre he tomado mis decisiones sin pensar en mi. Porque no quería decepcionaros. A vosotros.- se dirigió a sus padres.- con las notas y responsabilidades. A Harry, a Ginny y a tí, Ron, saltándome las reglas de Hogwarts para ayudaros. Desde siempre se ha dado por hecho que acabaríamos juntos. Siempre he hecho lo correcto para los demás, con temor a perderos. Pero ya no tengo miedo. Y por una vez en mi vida, voy a hacer lo que verdaderamente quiero.

La gente empezó a aplaudir, pero enseguida cesaron y se oyeron cientos de murmullos al ver a la novia salir corriendo de la carpa, dejando a su marido plantado. A Pansy casi le da un infarto al verla aparecer en su dormitorio. Estaba haciendo la maleta, metiendo las cosas descuidadamente.

-No te vayas.

-Deberías de volver a tu boda.

-No creo que me reciban muy bien después de haberme fugado.

-¿Qué? ¿Qué te has fugado? Estás loca.- rió la Slytherin.

-El otro día no fue sólo un beso. Lo deseé, lo busqué y me gustó. Y eso no habría pasado si no hubieses sido tú. Un beso puede cambiar el mundo, si es de la persona correcta. A veces, cuando me contabas que tenías una cita me dolía aquí.- señaló su pecho.- y pensaba que era porque tenía co a que te alejaras de mí o me sustituyeras. Eran celos, me corroían por dentro. Como hoy cuando te he visto con Luna. Cuando me enteré de que te ibas me sentí fatal. Te miraba disimuladamente y me repetía a mi misma que eran solo cosas de amigas. Que ese coqueteo que teníamos era normal. Que el calor que sentí al tenerte encima mío era por el alcohol. Que me sentí morir en tus labios queriendo más. Desde que recuerdo, he justificado mis decisiones por lo que los demás querían. Excepto contigo, que nunca me has juzgado y que nunca me has intentado cambiar. Que siempre has sido tú la que me has esperado, la que me has cuidado y a veces consentido. Y es una de las cosas que mas me gustan de tí. Te has guardado todo el amor que tenías y lo disfrazaste de amistad, porque preferiste sufrir a hacerme daño. Es lo más generoso que ha hecho nadie por mí.

-Entonces...me quieres decir...

-Pues que no me imagino una vida sin ti.

-No quiero estropear este momento pero... ¿Has caído en la cuenta de que soy mujer?

-Eres la mujer mas guapa que conozco. El amor sólo tiene las fronteras que le pone un mismo. Y si con sólo un beso has hecho todo esto...poner mi mundo al revés, que pierda la cordura. No me quiero imaginar lo que vendrá después.- rió nerviosa.

-¿Y la más sexy?.- dijo acercándose a la castaña.

-Ya te gustaría.- respondió Hermione.-¿Me vas a besar?

-Ya te gustaría preciosa.- contestó a poca distancia de su boca.

La besó, por fin pudiéndola estrechar en sus brazos. Despacio, saboreando el momento que le supo a la mejor de las victorias. Se sorprendió cuando Hermione demandante le agarró de la nuca y la pegó más a ella. El beso se transformó de uno tímido a uno pasional y hambriento. Cuando se separaron un instante, ambas rieron. Las dos tenían el carmín de Pansy restregado por la boca y los labios hinchados. Se volvieron a juntar con más necesidad. La morena se agachó lo justo hasta agarrarle el trasero con ambas manos.

-Siempre he querido hacer esto. Y esto.- suspiró mientras le lamía desde la clavícula hasta la oreja.

Hermione apartó el pelo y estiró el cuello para que la morena pudiera lamerle, bersarle y morderle mejor. Notaba cómo se le erizaba toda la espalda y sus pezones se erguían. Intentó subirse a la cintura de Pansy pero el estrecho vestido de novia no lo permitía.

-¿Puedo?.- dijo la Slytherin con varita en mano. Vio una duda de vergüenza en los ojos color miel y supo que la castaña se sentiría más segura si se desnudaba ella antes. Intentó quitarse su vestido verde, pero Hermione se lo impidió. Se situó detrás de ella y mientras le besaba la base del cuello y los hombros, fue abriendo la cremallera. Recorrió con suavidad la piel de Pansy al quitar el vestido para dejarlo caer al frío mármol. Le gustaba la delicadeza del cuerpo de la morena, con la cintura más estrecha, con los brazos y piernas que aunque torneados no estaban excesivamente musculados, su trasero en una perfecta curva, sus redondos senos, su cadera, sus piernas tan largas. Dejó que Pansy rasgara su vestido con la varita y se lo quitó con ojos expectantes.

-Por Merlín...

-¿Qué pasa?.- preguntó tapándose con los brazos.

-Que a pesar de todas las veces que te he imaginado en mis sueños, nada se compara a esto.- la señaló con la cabeza de abajo a arriba.- La realidad supera con creces a la ficción.

Ahora sí que Hermione saltó hasta rodear con sus piernas la cintura de Pansy y la morena la aprisionó contra la pared. Ni todas las noches que había pasado con Ron se podía compara a la excitación que estaba sintiendo la castaña. Se sentía pura lava, derritiéndose a casa beso, cada caricia. Pansy tumbó a Hermione en la cama y trepó por su cuerpo hasta quedar a la misma altura. La volvió a besar lánguidamente mientras bajaba su mano hasta el pecho de la otra chica. Hermione gimió cuando se lo estrujó por encima de la tela. Pansy se incorporó quitándose el sujetador. La castaña se quedó observando como lo hizo la anterior vez. La morena guió el brazo de la Gryffindor y posó su palma en su seno. Hermione se maravilló ante el tacto y con el endurecido pezón contra sus dedos, su otra mano serpenteó por el estómago hasta el otro seno. Pansy elevada sobre ella, con el torso desnudo y balanceándose sobre ella, era una de las imágenes más eróticas de su vida.

La morena se volvió a tumbar sobre ella y le fue quitando los tirantes con parsimonia y lo abrió por delante, dejando a Hermione semi desnuda. La castaña se puso roja de pudor, pero pronto se le olvidó cuando sintió la húmeda lengua sobre ellos. Fue bajando dejando un rastro de saliva hasta la ropa interior blanca de Hermione. Fue despojando esa prenda con lentitud, pendiente de la mirada de la castaña. Besó las piernas desde los tobillos hasta los muslos y abrió las extremidades con delicadeza, ya que la Gryffindor las tenía cerradas.

-Confía en mí.- pidió Pansy con la voz ronca.

-Es que nunca...- dijo avergonzada.

-Relájate y disfruta.- le sonrío para tranquilizarla.

Se hundió en su sexo, totalmente depilado y mojado. A la primera lamida, la más superficial, Hermione gemía ya incontroladamente. Masajeó su hinchado clítoris en círculos y metió un par de dedos en la lubricada cueva. La castaña agarraba el pelo de Pansy, apretándola un poco más contra ella. No tardó en llegar al orgasmo, con la juguetona lengua de Pansy enterrada en ella. Notó como la Slytherin se dejaba caer a su lado y le hacía cosquillas en la tripa. Después de la explosión de placer, la más fuerte que había tenido en su vida, tenía todos los músculos relajados. Estaba experimentando una paz absoluta pero sabía que Pansy estaba a su lado y que la misma excitación que ella tenía, la tenía la morena. Así que se giró quedando de lado y la volvió a besar. Pansy la correspondió gustosa con pasión. Se recreó en los pezones mordiéndolos, lamiéndolos y succionándolos. A cada suspiro y gemido, y de vez en cuando angula maldición, la fogosidad de Hermione crecía. Era la primera vez que tocaba una zona tan íntima de mujer que no fuera la suya evidentemente. Le sorprendió el tacto, la humedad y el calor que desprendía la Slytherin. La masturbó como ella solía hacerlo. Pansy movía las caderas al compás de los escurridizos dedos de la castaña. Se corrió con un grito ahogado en los labios de Hermione.

Curiosamente la castaña se sentía libre, como nunca lo había sido. Porque al fin seguía su corazón, sin actuar para buscar la aceptación de los demás.

-Y pensar que con un beso, me he convertido en la persona que de verdad quería ser, pero que no poseía el valor suficiente para hacerlo antes.

-Un beso sí, pero mío.- dijo altanera.

-Creída.- y la volvió a besar.