Clase de Matemáticas

- Yamato Ishida, ¿tan difícil es que recojas todo esto?-pregunta mi padre enojado.

Sus gritos me perforan la cabeza como si hubiera varias personas gritando al mismo tiempo. Me tapo los oídos tratando de amortiguar el dolor punzante que me causan sus gritos y me balanceo hasta la salida del salón.

- ¿¡Ya has estado bebiendo otra vez!?-pregunta cada vez mas alterado lo que le hace alzar el volumen de la voz para mi desgracia.

Supongo que las bocanadas de aire que expulso me delatan, a parte de mis torpes pasos al caminar.

- ¿¡Qué te tengo dicho!? Nada de fiestas ni de alcohol.-insiste nuevamente y no parece dar señales de querer parar de discutir y sermonearme.- Además, ¿qué horas son estas de llegar?

Me sujeto la cabeza con fuerza y presiono los oídos que me pitan sin cesar, como no deje de pegar esos gritos me va a estallar la cabeza. Escucho el continuo replicar de mi padre reprendiéndome por haber dejado el salón hecho un asco, por no haber llegado a la hora impuesta y por ir exhalando bocanadas de alcohol. Le ignoro por completo, antes no me llevaba así con él debo admitirlo, pero desde hace un par de años comenta que no soy el mismo. Desde luego que no soy el mismo, he crecido, tengo una vida pero él parece no darse cuenta.

Hoy hace tres años que me escogieron como cantante en la banda musical más famosa del país, debería estar contento pero soy incapaz de pensar con claridad, ni siquiera me tengo en pie. Si, he bebido. He estado en una discoteca bebiendo y celebrando mis amos con la banda.

No puedo aguantar mas los gritos y voces que emplea y clavo en el mi hosca mirada.

- Tengo 16 años, creo que tengo la edad suficiente para beber o irme de juerga si me viene en gana.- le replico con frialdad.

- Mientras estés bajo mi techo yo decidiré cuando tienes edad suficiente.

En ese momento hubo un duelo de miradas, pero no me quedan muchas fuerzas por lo que desvío la mirada y me doy la vuelta dispuesto a dejarlo discutir solo.

- Pues si no tengo edad suficiente para salir tampoco la tengo para recoger todo esto.-apunto mosqueado sin dirigirle una mirada.

Me apoyo en la pared mientras mis pies caminan con dificultad hacia mi habitación, creo que me he pasado un pelin con la bebida pero no voy a dar mi brazo a torcer, no quiero mantener una de las diarias broncas con mi padre a estas horas de la noche y en mi estado, mañana habrá tiempo para más sermones.

- Matt.-ruge mi padre cada vez mas encolerizado.- Regresa aquí y recoge todas tus cosas, ¿¡Me has oído!?

Abro la puerta de la habitación mientras escucho de fondo las replicas de mi padre. Estoy perdiendo la visión por momentos y mis piernas comienzan a flaquear, no sin motivo, me he pasado la noche bailando y bebiendo en la discoteca hasta hace bien poco.

- No te estorban, después de todo tu vida esta en el trabajo y en la oficina.

Los gritos y las replicas de mi padre cesan de golpe, todo se sume en un silencio que agradezco enormemente, es lo mínimo que pedía. Cierro la puesta y me dejo caer sobre la cama sintiendo como la cabeza me da vueltas y vueltas. Si estuviera consciente intuiría que mis frías palabras y mis modales habían dolido a mi padre pero me temo que no puedo coordinar dos ideas con sentido.

Lo ultimo que vi antes de caer profundamente dormido fueron los números rojos de mi reloj digital, 4:43.

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El repiqueteo del móvil me saca de mi sueños, gruño por lo bajo. Alzo la mano y cojo el móvil, es la alarma, son las ocho menos cuarto y debería vestirme para asistir al instituto pero siento una fuerte migraña que me aturde la cabeza. A duras penas me levanto de la cama sujetándome la cabeza con las manos debido intenso dolor que me causa despertar de esas maneras.

Salgo a medio vestir de mi cuarto, tampoco me importa mucho, después de todo solo vivo con mi padre y dado que él esta trabajando en esos precisos momentos puedo hacer lo que me venga en gana. Me paso una mano por los cabellos y con la otra mano me froto un ojo intentando desperezarme del todo. Creo que no voy ha ir, no tengo cuerpo.

"Biiiip, biiiip" suena el vibrador del móvil. Pienso en no cogerlo pero no deja de sonar y algo me dice que tiene que ser importante o mi padre para sermonearme de algo más.

- ¿Si?

- Matt, ¿no me digas que aun sigues durmiendo?-pregunta una voz masculina que me resulta bastante familiar pero me es imposible identificarla.- Vamos, date prisa. Ahh, y hoy tienes ensaño con la banda.

No me da tiempo a replicar, ha colgado. Era Taichi, podría definirlo con dos palabras, impulsivo e hiperactivo. También podrían añadir cabeza hueca pero a pesar de ser un incordio es mi mejor amigo, tiene sus virtudes todo hay que decirlo pero no veo con buenos ojos que me llame a estas horas solo para avisarme de que tengo ensayo. Suspiro, al parecer voy a tener que despejarme del todo si no quiero llegar al instituto con semejante pinta, no es que me importe demasiado pero puesto que soy el famoso vocalista del grupo Teenage Wolves, debo tener algunos principios y saber vestir adecuadamente para no dar una mala imagen.

¿Qué tonterías digo? Todo el mundo tiene una imagen de mí que no es del todo cierta, me toman por un chico "cool" y rebelde, al que le gusta estar solo y no deja que nadie se acerque a él. Muy superficial y altanero, que se emborracha en muchas ocasiones.

Pese a todo eso creo que tengo buen fondo… ¿no? Bag, que más da lo que piensen, estoy harto de las críticas y todas las demás cosas. Me voy a dar una ducha para despejarme, me vendrá bien.

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He llegado tarde, quince minutos tarde para ser concretos. La ducha se me ha alargado más de lo que esperaba, y pese a llegar tarde camino con mi habitual paso desgarbado y lento, no hay prisa. Toco en la puerta de la clase que me toca a primera hora y abro lentamente, la profesora, una mujer de edad avanzada, cuyos cabellos comienzan a clarearse me dirige una severa mirada por la interrupción.

Entro sin reparos, noto que las miradas de muchos están fijas en mí. Muchas estas miradas son de las chicas que suspiran al verme entrar, me revienta que me lo pongan tan fácil últimamente solo por ser el vocalista de mi banda. Debo haber puesto una extraña mueca porque Tai me contempla de manera divertida, no le veo la gracia.

- Señor Ishida, ¿Dónde cree que va?-pregunta la profesora con un deje de enojo.

- A sentarme.-contesto sin contemplaciones señalando y silla al lado de Tai.

Frunce el entrecejo.

- No le he dado permiso para que entre.-ruge cada vez más alterada.

- ¿Entonces me lo da o no?-pregunto sin mucho interés, desde luego no me importa si me echa, me vendría mejor.

La profesora parece rendirse, se sienta en su silla sin apartar la mirada de mí. Levanta la mano y la mueve como si todo aquello le superara, no es para tanto creo yo.

- Siéntese de una vez.

Cuando recupera su aplomo para continuar con la clase se levanta de la silla y continúa explicando unas raíces cuadradas en la pizarra. Todo el mundo parece estar muy concentrado y en silencio, yo me incluyo en lo del silencio pero no en lo concentrado, se me dan bastante bien las matemáticas.

- Esta tarde ensayo.-murmura Tai con sorna en un susurro apenas audible.

Le dirijo una fría mirada, ¿de que va? Pongo los ojos en blanco ante su amplia sonrisa, nunca cambiara y no puedo evitar sonreír negando con la cabeza para mi mismo.

- No hacia falta que me llamases.-le contesto.

- ¿Cómo que no? Siempre acabas durmiéndote después de una fiesta.-contesta como si lo que había dicho fuera una sandez.- Era necesario.

Bufo y pongo los ojos en blanco.

- Yagami e Ishida.-dice la profesora a lo que nosotros nos volvemos hacia ella, parece estar contrariada con nuestro comportamiento pero después se le dibuja una sonrisa poco habitual en ella, encarno una ceja sin comprender.- Ishida, puesto que están hablando debo suponer que ya lo saben todo. Salga a la pizarra y finalice esta ecuación.

Señala la ecuación que estaba puesta en la pizarra con la tiza que lleva entre los dedos. No comprendo, ¿lo dirá enserio? Sabe perfectamente lo bien que se me dan estas cosas y que se hacerlo, ¿Por qué me sacara entonces?

Toda la clase esta callada y pendiente de mi, parece ser que la profesora va enserio por lo que me levanto con energía y avanzo hasta llegar a la pizarra. Escucho algunos comentarios apenas audibles como: "Venga Ishida, tu puedes" seguido de unos suspiros de admiración. Supongo que serán las chicas puesto que los chicos no acaban asumiendo que sea el centro de atención para ellas, muy a mi pesar.

Tomo la tiza de su mano y efectúo la ecuación con rapidez, luego dejo la tiza sobre la mesa de la profesora y me vuelvo a mi sitio.

- Muy bien Ishida.-comenta la profesora sin mucha adoración, luego dirige su mirada hacia Tai con un brillo perverso en la mirada.- Ahora usted Yagami.

Mi amigo traga saliva, sabe perfectamente que no será capaz de efectuar la ecuación de al lado con buen resultado. Suspiro, hará el ridículo nuevamente.

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Tai camina a mi lado enfurruñado y mascullando cosas inteligibles. Como había supuesto no había conseguido sacar la incógnita de la ecuación, la profesora le tenia una manía inigualable y con motivo. Nada más comenzar el curso, Tai estaba jugando su partido diario de futbol cuando en un descuido lanzo la pelota demasiado alta para entrar en la portería y, con tan mala suerte, fue a parar en la espalda de la profesora. Mas tarde supimos que nos daría matemáticas y resulto divertido verlo tan rojo como un tomate el primer día de clase de matemáticas.

- Esa profesora es una resentida.-mascullaba pegando gritos.- Lo del balón paso hace ya, ¿por qué no lo asume y deja de ponerme en ridículo siempre?

No le contesto, lleva quejándose desde que hemos salido por la puerta y me he cansado ya de escucharlo. Paseo la mirada por los alrededores, la gente camina con rapidez dado que era el cambio de clase, unos corrían, otros hablaban y otros, simplemente se quejaban impidiéndome centrarme en otra cosa.

Una chica de cabello rojo intenso capto mi atención. No la había visto antes por el instituto de eso estaba seguro. Caminaba con un porte elegante pero a la vez natural, como ya pocas veces se podía encontrar en una chica, sonreía débilmente, sus finos labios eran de un color carmín encantador, era delgada y sus curvas estaban perfectamente delinéalas. Sus ojos eran de un color avellana intenso y caminaba sola, nadie más parecía percatarse de ella.

- Es la chica nueva.-señalo Tai.

Me gire hacia el, mi amigo intercambiaba miradas entre la chica de cabellos rojizos y yo. Su enojo parecía haberse disipado por completo, cosa que agradecí.

- ¿Nueva?-repetí, no me había enterado y por lo general, entre Tai y yo, yo era siempre el que se enteraba de las cosas antes.

- Si.-asintió Tai.- Se llama Sora, si hubieras venido a la hora lo sabrías. Va nuestra misma clase.

Que novedad, una chica nueva en la clase. Tampoco llamaba mucho mi atención pero algo me impulso a dirigirle otra breve mirada, estaba tan sola, debería estar costándole mucho adaptarse.

- Parece estar muy sola.-dije entrecerrando los ojos mientras la observaba, luego me gire y respondí a mi propio comentario con un breve encogimiento de hombros, que se le iba a hacer.

- Cierto.-admitió Tai dibujándosele una amplia sonrisa en el rostro que yo bien conocía.- Creo que me voy a hacer compañía. Luego nos vemos.

Típico de Tai, se marcho y la saludo con aplomo. La chica sonrío tímidamente y rápidamente comenzaron una conversación animada mientras se marchaban y me dejaban atrás.

No me sorprendía lo mas mínimo, Tai tenia una gran carisma contagiosa y que atraía a las chicas, pero siempre cometía algún fallo para ahuyentarlas cuando se decidía a salir con una. Todo lo contrario a mi, yo prácticamente era frío con todas y me costaba mucho entablar una amistad, de todas formas no lo necesitaba, todas las chicas suspiraban por mí y podía conseguir una con un chasquido de dedos.

¿No os he dicho como es Tai de físico? Taichi tiene el cabello desordenado de color marrón claro y ojos marrones y casi siempre usa el uniforme de colegio, que consiste en una camisa blanca, chaqueta y pantalón verde." No gran cosa", no puedo evitar sonreír ante mi comentario.

Al parecer voy a tener que estar solo unas cuantas horas porque la chica nueva y él parecen haber congeniado a la perfección. Me alegro por Tai, haber si encuentra ya alguna chica con la que no cometa alguna de sus estupideces. Pero… si me alegro por el tanto como pienso, ¿Por qué siento algo que me dice lo contrario?

Sacudo la cabeza, a veces podía llegar a ser tan estúpido como Tai.

¿Se me estará pegando?

Continuará...