Capitulo 1: Lo odio

Siempre, desde que había tenido memoria, Lily Evans había odiado a James Potter. Y siempre, en todo momento, ella trataba de evitarlo y ser lo más extremadamente borde posible con él. Antes, en otros tiempos, le era más fácil esa tarea. Pero en su último año en Hogwarts le estaba siendo casi imposible no verlo ni un sólo segundo del día. Y la estaba volviendo loca.

Al principio el problema estaba en Claire y Vi, dos de sus mejores amigas, pues ambas chicas tenían una fuerte amistad, que se remontaba desde la cuna, con los llamados Merodeadores. El problema no era que ellos trataban de pervertirlas, más bien todo lo contrario, pero la amistad que ambas chicas tenían con los chicos, obligaba a Lily estar en todo momento con James Potter. A saludarlo durante las mañanas, a tener que soportarlo en los descansos, y simplemente a tener que verle la cara cada vez que él se acercaba a saludar a sus amigas.

-Vamos Lily.-solía decirle Claire.-Dale una oportunidad a James, es un gran chico.

-Es un idiota Claire, lo odio y lo sabes.-decía la pelirroja cruzando sus brazos.

-Es un merodeador.-agregaba Zoe, otra de sus mejores amigas.-Eso lo dice todo.

-Gracias Zoe.

Si, tiempo atrás había tenido a Zoe de su parte, ya que si había una chica en el castillo que odiara a Sirius Black (mejor amigo y confidente de James Potter) esa era Zoe.
Pero ahora todo había cambiado. Hacía ya más de dos semanas que Zoe y Sirius Black eran oficialmente novios, eso luego de siete años de bromas, peleas, conflictos y golpes. La noticia había conmocionado al colegio entero, y el mismísimo Dumbledore en persona los felicitó, esperando que terminaran con sus conflictos y trajeran paz al castillo.

Esa mañana lluviosa Lily Evans se encontraba especialmente deprimida, sentada en la sala común de Gryffindor, tratando de leer un libro pero sin poder lograrlo. Tenía un largo cabello rojo y llamativo, cosa que ella consideraba casi como una maldición, ya que no estaba consciente de la atención que su cabello acaparaba en los hombres. Tenía un rostro muy fino y delicado, una bonita nariz con algunas pecas, labios delgados y unos hermosos y grandes ojos verdes. Lily eras hermosa, y su belleza era especial ya que la chica no parecía estar consciente de esta, ya que se consideraba como una más del montón. Eso era lo que volvía loco a James.

El agujero del retrato se abrió y por el pasó Violet hablándole animadamente a un risueño Sirius. Violet McKenzie era alta y delgada, altiva y segura, avanzaba con su característica forma de caminar, dejando a su paso un aire de elegancia único. Su cabello era largo, castaño oscuro y muy brillante. Siempre, pasara lo que pasara lo llevaba muy arreglado. Sus ojos eran azules e inteligentes, siempre llevaba una mirada maliciosa e irónica, como si supiera un gran secreto que el resto ignoraba, su piel era blanca y muy suave. A simple vista podía parecer un poco fría y deslenguada, por que Violet McKenzie nunca, jamás, dejaba de decir lo que pensaba. Pero la verdad era que esas actitudes eran la esencia de todos los McKenzie, una familia que siempre había conseguido lo que sea y claro esta, lo demostraban.

Violet desde muy pequeña había sido muy amiga de todos los Merodeadores, al igual que Claire. Pero cada chica tenía por decirlo de alguna manera, un favorito, un mayor confidente. En el caso de Claire, era James. En el caso de Vi era Sirius, ya que lo había conocido por que sus padres tenían la intención de comprometerla con el desde el mismísimo día que nació. Cuando ella tenía cuatro años, y Sirius cinco, lo conoció por primera vez. En ese momento la chica entraba a la mansión de los Black junto a sus padres, haciendo una gran pataleta, que incluía gritos, llantos y arañazos a cualquier persona que se le acercara.

-¿Esa será mi futura esposa?-le preguntó Sirius a su madre con la ceja tan arqueada que parecía llegarle a la raíz del cabello.- ¿Esa niña llorona?

-No la espantes tan luego, ¿quieres?-le dijo su madre enojada.-Vamos, llévala al cuarto de juegos.

Con el tiempo se habían echo inseparables, y luego de planes, complots y mentiras, habían logrado que sus padres anularan el compromiso. Y entonces Violet había sido comprometida con Thomas Lander, un Slytherin el cual hasta el momento era todavía su futuro esposo.

-Hola Lils.-le dijo la chica sonriendo, tenía la costumbre de ponerle apodos a las personas.

-Hola Vi, Sirius.-dijo la chica dejando su libro de lado.

-Hola pelirroja, ¿Has visto a Zoe?

-No, pero debe estar por salir de Adivinación.

-Vaya, prepárense para su mal genio, no entiendo por que Zoe todavía no deja esa clase.-dijo él chico echándose en el sillón con aire molesto.-Después se descarga conmigo.

El retrato de la señora gorda se abrió por segunda vez para dejar pasar esta vez a una embarrada Claire con su uniforme de Quidditch aun puesto, y seguida por James y Remus, también en el mismo estado de ella. En el caso de Claire, la chica siempre había sido muy unida a James, desde pequeña, ya que eran vecinos. La chica era más bien baja, menuda y muy delgada. Con su cabello rubio y liso hasta los hombros, tenía unos hermosos ojos celestes. Claire Cooper era transparente y clara. Tranquila y serena, llegaba a ser algunas veces inocente. Claire era la típica chica que lidiaba con sus inseguridades día a día y que sabía dar buenos consejos para quien los necesitara. Era muchas veces, la tranquilidad y el apoyo encarnado. Y para el grupo de locos que eran muchas veces Zoe, Sirius, Lily, James, Remus y Violet, ella con su cordura intacta, lograba mantener la paz y la calma. Por eso para un apasionado e impulsivo como James, Claire era un gran apoyo.

-Hola chicos.-dijo la rubia sentándose junto a Sirius.

-¿Como estuvo el entrenamiento?-preguntó el moreno.

-Bien.-dijo James.-Pero aun nos falta mucho por hacer. Voy a hacer como si no hubiera visto eso Claire.-agregó James al ver por el rabillo del ojo como la rubia hacía un gesto con la mano de llevarse una pistola a la sien. James, siendo capitán de Quidditch, podía ser un gran tirano.

-Por lo menos perdimos Adivinación.-dijo Remus.-Esa clase se esta haciendo insoportable.

-Deben hacer como yo y dejar esa clase.-dijo Lily. Era décima vez que lo decía.

-¿Clovers los dejo salir de clases para entrenar?-preguntó Sirius.

-Si.-dijo Claire.-Yo lo convencí.

-Dejaron sola a Zoe.-dijo Sirius con voz grave.-Dejaron sola a Zoe en Adivinación, James esto es tu culpa.

-¿Mi culpa?

-Si, ahora Zoe estará de un genio de perros toda la tarde.

Y entonces Sara Zeller, más conocida por todos como Zoe, entró a la sala común. Y tal como Sirius había predicho, la chica estaba de muy mal humor.
Zoe era de porte mediano, morena, con el cabello largo y ondulado, con pequeños destellos dorados. Sus ojos variaban entre el café, el verde y el amarillo, y extrañamente cambiaban de tonalidad dependiendo de su estado de ánimo. A Sara Zeller no le gustaba que le dijeron por su nombre, se enojaba fácilmente si no era llamada Zoe, solo a Sirius le permitía que la llamara de vez en cuando Sara, ya que ambos estaban acostumbrados a decirse así, desde la época en que eran enemigos.

Zoe podía tener un carácter muy fuerte, especialmente cuando se enojaba, sacaba sus garras. Pero también era una chica dulce y centrada, aun que a veces un poco loca, como el resto. Se había pasado los siete años de Hogwarts jugando al perro y al gato con Sirius Black, para luego, después de muchos conflictos y enredos, terminar con el. Si un año atrás le hubieran dicho que luego de una gran pelea con llanto incluido, terminaría aceptando sus sentimientos hacía Sirius, jamás lo hubiera creído. Tampoco hubiera creído si le hubieran dicho que nunca en su vida se iba a enamorar de esa forma de un hombre. Y lo estaba, aun que le costara admitirlo, totalmente a los pies del chico.

-¡No puedo creer que me hayan dejado sola en Adivinación!-exclamó cruzándose de brazos y mirando a James, Claire y Remus. Parecía una niña pequeña haciendo una pataleta.-James, no puedes poner un entrenamiento de Quidditch justo en una clase doble de Adivinación, no es justo. No tuve con quien charlar.

-Lo siento Zoe.-dijo James.-Tenemos que entrenar. Se acerca el partido contra Slytherin.

-Jugaras contra mi prometido.-le dijo Violet limándose las uñas.

-Así es.-dijo James.-Lander es un excelente buscador.

-No es mejor que tu James.-le dijo la chica dándole unas palmadas sobre su mano.

-Gracias Vi.

-Aun así no debieron dejarme sola.-dijo Zoe.

-Los hombres solos piensan en Quidditch, Zoe.-dijo Lily levantándose y mirando a James.

-Me había parecido extraño que no hubieras empezado aun.-dijo James mirándola sonriente.

-Es la verdad.-dijo ella simplemente.-Bueno, voy a la habitación, ¿alguien me acompaña?

-Yo.-dijo Violet.-Tengo una cita con el idiota de Lander, así que voy a arreglarme un poco.

-Violet.-dijo Sirius.-No te entiendo, has venido todo el camino de regreso hablándome de lo idiota que es Lander y ahora vas y te arreglas para el.

-¡Sirius, solo yo pongo a Lander y a "idiota" juntos en una oración! Y si, voy a arreglarme, una chica como yo siempre tiene que estar presentable.

Todos rieron, ya estaban acostumbrados a la personalidad de Violet.

-Yo también voy.-dijo Claire y entonces las tres chicas se fueron a la habitación.

James y Remus también se fueron. Tenían una cita doble con dos Hufflepuf. James no tenía ningún interés en la chica, la verdad era que solo tenía ojos para la pelirroja, sólo lo había echo por Remus. Estaba seguro de poder encontrarle el amor de su vida. Remus había terminado con su última novia, y después de eso no había salido con casi nadie, se veía triste y cabizbajo, y no era que el chico aun estuviera colgado de ella ni nada por el estilo. Nadie sabia lo que le pasaba. Por eso James, creyendo que aun estaba enamorado de su ex, le hacía citas todo el día. Y Remus estaba bastante harto, primero por que el sabia como conseguir mujeres, y segundo por que no podía hacerle entender a James que a el ninguna de las chicas que el le presentaba le interesaban. Al final James insistió tanto que Remus, resignado, acepto.

En cuantos todos se fueron, Zoe se acurrucó junto a Sirius y lo abrazó fuertemente por el cuello. El moreno arqueo una ceja, y dejó la revista que estaba hojeando de lado.

-¿Qué pasa?

-¿Qué me va a pasar? ¿Acaso no puedo abrazarte, luego de un duro y largo día? ¡No te he visto en más de cinco horas y me vienes con esto! Es el...

Sirius la calló con un beso y luego le dijo:

-Te lo decía por que tus ojos están casi amarillos.-le dijo él acariciándole la raíz del pelo.

-Ah.-dijo ella avergonzada.-Sólo estoy cansada.

Sirius sonrió, con el tiempo le era cada vez más fácil calmar a Zoe, meses atrás esa tarea le era todo un reto.

Violet caminaba por los pasillos del colegio, rumbo a encontrarse con su prometido, un Slytherin de séptimo año, que jugaba como buscador en el equipo de las serpientes. Y ahí estaba él esperando en la entrada del castillo, cruzado de brazos y apoyado en una columna con un gesto serio en el rostro. Desde el día en que los comprometieron, ambos chicos se habían resignado a tener que compartir el resto de sus vidas juntos.
Sirius por aquella época había convencido a Violet de que Lander era una buena opción, ya que era de esos Slytherin que pertenecían a familias oscuras y siniestras, pero que extrañamente no compartía las creencias de sus familiares. Tal y como el mismo Sirius, Lander no estaba de acuerdo con las creencias de las purezas de la sangre, aun que si estaba orgulloso de estar en Slytherin, y se llevaba bastante bien con los Merodeadores, muchas veces había tenido que asistir a las fiestas y recepciones que la Sra. Black daba en su casa.

A pesar de ser muy distintos Thomas y Violet se llevaban relativamente bien, peleaban día por medio y a ambos les gustaba la Transfiguración. Thomas era de esas personas sinceras pero al mismo tiempos reservadas, como buen Slytherin le costaba decir sus sentimientos, y eso era lo que tanto le reprochaba Violet, por que a pesar de que ellos estaban unidos desde pequeños por su compromiso, nadie les obligaba a pasar tiempo juntos por el momento, y ellos se veían muy a menudo. Estaba claro que algo sentían el uno por el otro, aunque Violet viviera diciendo que Thomas era un idiota insensible, y que Thomas viviera diciendo que Violet era una niña mimada.

Con una cicatriz en la ceja izquierda, alto, rubio, con el pelo hasta debajo de la oreja ligeramente ondulado, de ojos azules, fríos y penetrantes Thomas Lander miraba a Violet con una ceja arqueada.

-Estoy muy enojada contigo, ¿lo sabias?-dijo ella adoptando la misma pose que el chico.-Y no me importa que seas mas alto que yo, ni que me pongas esa cara tan seria tuya, ni que seas un maldito Slytherin, esta vez no me dejaré apaciguar.

-¿Se puede saber por que estás tan enojada?-le preguntó el chico conduciéndola a una habitación vacía.-Ayer cuando estábamos discutiendo me dejaste totalmente sólo sin ninguna explicación.

-Haber Thomas ¿cuantas veces te lo tengo que repetir?

-¿Que cosa?

-¡Que no me beses cuando estamos discutiendo!-le grito la chica.-Siempre haces lo mismo. Estoy hablándote de algo serio y vas y me besas de sorpresa.

-A veces creo que es la única manera de callarte, preciosa.-le dijo Thomas con media sonrisa irónica y serenamente.

-No estas mejorando la situación Lander.-dijo ella fulminándolo con la mirada.

-No me pongas esa cara.-dijo el chico acercándose a ella y rodeándola por la cintura. Violet miro hacia un costado.-Vamos, esta bien...perdón, no lo haré de nuevo.

-¿Estas seguro? Porque lo has echo muchas veces.-preguntó ella mirándolo fijamente.

-Si, seguro.

Violet lo miro unos segundos, decidiendo si fiarse en la palabra del chico o no. Luego sonrío, y se tiro encima del chico al mismo tiempo que lo besaba. Thomas la alcanzo a sostener, y estuvo a punto de caerse.

-Eres un idiota Lander.-le dijo la chica separándose unos centímetros de el.

-Igual me persigues, no puedes estar un día sin verme.-dijo Thomas sonriendo maliciosamente.

-Es por que tenemos un compromiso.-dijo la chica sonriendo.

-En el compromiso no dice nada de esto.

-Bueno, si quieres puedo apartarme.

-No hay que seguir el manual al punto de la letra Violet.-dijo el chico antes de besarla nuevamente.

Claire Cooper salía hace un año con Ben Stone, un Hufflepuf de séptimo año. El le había estrenado en todo sentido, ya que la chica no había salido con nadie antes que el. Al principio lo quería muchísimo, sin duda alguna se sentía enamorada. Pero a veces ese enamoramiento la confundía. Ben era un chico demasiado dominante, seguro de si mismo y egocéntrico para una chica tan buena e insegura como Claire. Por eso la chica terminaba sufriendo muchas veces, estaba totalmente sometida a Ben. Sus amigos miraban con mala cara esta relación por que veían como Claire sufría y se desgastaba con tal de hacer feliz al chico, ella sin embargo les seguía diciendo que ella era feliz junto a el, claro que ellos no le creían ni una sola palabra.

Esa tarde, Claire salía de un aula con los ojos llenos de lágrimas. Por suerte no había nadie, pensó, no le gustaba para nada que la vieran llorando. Además si James o algún otro de los chicos se enteraran de que estaba llorando nuevamente por Ben, seguramente lo matarían, y ella no quería que le hicieran daño. No podía parar de llorar, esta vez él la había humillado. No le gustaba pelear con Ben, no le gustaba para nada.

Lo que ella no sabía era que cierto licántropo la observaba desde un pasillo. Cada vez que la veía sufrir, él se quebraba por dentro, sentía que mientras ella estuviera al lado de ese idiota el no podría ser feliz. No le cabía en la cabeza que alguien pudiera tratar tan mal a una chica tan increíble como Claire, a sus ojos ella era perfecta. Se preocupaba tanto de su amiga que habían días en que no podía dejar de pensar en cómo separarla de Stone.

-Claire.-le dijo el chico asustándola levemente y tomándola de los hombros la condujo hacia un aula próxima.

-Remus.-dijo ella secándose las lagrimas a toda velocidad.

-¿Por qué lloras?

-Por nada, estupideces mías.-dijo ella tratando de sonreír y quitándole importancia al asunto.

-Es por Stone, ¿verdad? ¿Lloras por Stone?

-¡Por favor no se lo digas a James!-dijo ella empezando a llorar de nuevo.-Por favor Remus, matara a Ben...

-¡Lo mataré yo mismo si te sigue tratando de esa forma!-gritó el chico enfurecido.- ¡Hasta cuando vas a aguantar Claire!

Por eso había estado tan triste todo este tiempo. Toda su vida, desde que conoció a Claire había sentido algo especial por ella. Cuando estaban en sexto año estaba completamente enamorado de la rubia, y sabia que la chica también sentía algo parecido por él. Pero Claire nunca admitió sus sentimientos, en parte por su inseguridad, no podría creer que un chico tan mujeriego, exitoso, guapo y simpático como Remus, pudiera fijarse en ella. Y Remus prefirió seguir saliendo con distintas chicas, Claire era su amiga, y especialmente la mejor amiga de James, si él le hacía daño, el chico nunca se lo perdonaría.

James por supuesto nunca se entero de nada, pero siempre supo que esos dos tenían una especie de conexión especial, poseían química. Nada sucedió, todo siguió como siempre. Y entonces Claire conoció a Ben, un chico que aparentemente era muy guapo, simpático y divertido. Él fue tan ingenioso a la hora de invitarla a salir y la conquisto tan bien, que la chica en el segundo mes se declaro totalmente enamorada. Y se olvido de Remus por un tiempo. EL chico nunca se había sentido tan mal en su vida, comenzó a salir con otras personas, pero ninguna chica la llenaba como Claire lo hacía, y eso que con la rubia solo había tenido una amistad unida. Sus relaciones no iban bien, buscaba pasarlo bien con chicas que nunca se podrían parecer a Claire, y fue en esa época cuando vio como la chica comenzaba a sufrir, comenzaba a someterse.

El último mes no había salido con nadie. De hecho, desde su última novia, no había invitado a nadie a salir, sin contar la desastrosa cita que James le había arreglado ese día con una Hufflepuf. Estaba decidido a convencer a Claire que dejara a ese idiota de Ben Stone, quien no la merecía.

-¡No, solo discutimos Remus, no te alteres!

-Claire.-dijo Remus amargamente.-Cuando vas a entender que ese idiota no te merece...

-Yo lo quiero.-dijo ella.-Y no es un idiota. Lo quiero...estoy enamorada de el.

-Crees quererlo pero no es así.-dijo Remus tomándole el rostro.- ¿Te das cuenta todo lo que has sufrido con el? El no te merece...

-¡No es cierto!-dijo ella comenzando a caminar hacia la puerta.-No sabes de lo que estas hablando Remus...

-Claro que se de lo que hablo Claire.-dijo el chico siguiéndola.

-No, no lo sabes, llevo un año con él.-dijo la rubia saliendo de la sala y comenzando a caminar rápidamente por el pasillo.-Las relaciones de pareja son complicadas.

-¡Lo sé, pero su relación no es normal!

-Tu que sabes...-dijo la chica comenzando a enfurecerse.- ¡No tienes idea Remus, las cosas no son tan fáciles como tu crees! Si te consideras un buen amigo por favor déjame tranquila…

-Solo se.-dijo el chico tomándola del brazo y deteniéndola frente al retrato de la señora gorda.-Que él no te trata como debería. No es que tu relación sea complicada, es que te hace mal.

-¡No tienes idea de nada!-le dijo la chica llorando nuevamente.- ¡Tu andas por la vida saliendo con cualquier chica que se te cruce por delante! No puedes saber como es una verdadera relación seria...no puedes comprometerte con nadie...

-No, tienes razón, no puedo comprometerme con nadie, no puedo tener una relación seria con nadie, ¿Y sabes por qué Claire, sabes por qué?-le dijo Remus tranquilamente y mirándola fijamente a los ojos.-Por que este último año lo único que he echo es pensar en ti, y con cada chica que salgo al final llego siempre a la misma conclusión...no vale la pena, no le llega ni a los tobillos a Claire...perdóname ahora si no he podido mantener una relación con ninguna de esas chicas.

Claire se quedo con la boca totalmente abierta. Vio como Remus entraba a la sala común, como si nada hubiera pasado. Pero ella estaba paralizada, no había remedio, esas palabras del licántropo cambiarían su vida, estaba segura. Ya nada seria lo mismo. Comenzó a temblar, y experimento la misma sensación que sentía a menudo, un año antes, cuando estaba secretamente enamorada de Remus.

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