N/A: Bueno esta es una idea muy cliché que he querido publicar hace un tiempo, pero como reviso una y otra vez lo que escribo no avanzo mucho, espero lo disfruten tanto como yo escribiéndolo :3, ahh y aprovecho de advertir, esta historia no tiene fantasmas, a pesar de su título...


"Algunos se quejan de lo difícil de la vida, sin conocerla realmente, qué es la vida sino el camino que nosotros mismos forjamos conforme a nuestras decisiones o nuestras abstenciones a las oportunidades que se nos presentan, aunque, lo queramos o no nuestras vidas están conectadas a las de otras personas, y las decisiones y abstenciones de quienes nos rodean pueden tener como tal implicaciones, ya sean estas de gran o menor magnitud, en nuestras vidas.

Es por ello, debido a nuestra condición de seres sociales como humanos, que nuestras vidas son afectadas de manera tanto negativa como positiva sin que nosotros seamos realmente partícipes de la cadena de hechos que nos llevaron a tal o cual situación.

Como ser humano, me niego rotundamente a dejarme vencer por repercusiones de decisiones pasadas o por situaciones desencadenadas por personas ajenas a mi interés, aunque las cosas no siempre son fáciles, especialmente cuando lo parecen, creo firmemente en que lo que realmente importa al realizar un sueño o deseo es el esfuerzo aplicado por uno mismo, e incluso si ni el más grande esfuerzo garantiza que cumplas con tus objetivos, aun así es mejor que lamentarse luego cuando la oportunidad se vea desperdiciada y uno caiga en cuenta de que el tiempo sigue hacia adelante y no se rebobina. Es por eso que yo Hiroki Kamijou, seguiré adelante, sin importar como me trate o yo trate a la vida, siempre seguiré adelante"

ooO 7 años después Ooo

-Muy bien, acabo con esto y puedo volver a casa- Pienso cansinamente mientras envío un documento a la máquina de imprimir.

-¿Ya terminaste Hiroki?- Una voz me saca de mi débil concentración pues ya estoy ansioso por irme.

-Sí, solo esto y me voy a casa. – Contesto desde mi escritorio a la persona que me había dirigido la palabra y que, aunque a escasos metros de mí se encontraba no podía ver a raíz de la gran torre de documentos ubicados sobre su escritorio.

-Oh, qué suerte la tuya- Lo escucho bostezar perezosamente- A mí aún me quedan unos cuantos documentos- Vuelvo a mirar nuevamente la torre que reposaba sobre su escritorio, esos no son "unos cuantos documentos".-Oye, que tal si tú, ya que estás desocupado me ayudas a terminar y luego te invito unas copas, eh-

-No gracias, tengo cosas que hacer Miyagi- sensei- Le contesto fríamente mientras arreglo mis pertenencias y miro el reloj para verificar con satisfacción que voy bien de tiempo- Además usted debería ser capaz de hacer adecuadamente su trabajo, dado que es mi superior.- Le recrimino.

-Que malo eres Demonio Kamijou, seguro que vas a llegar a casa y dormir y tomar unas cervezas- Se lamenta, en vano pues no caeré en su jueguito debido a que no puede irse temprano por su propia ineptitud, quien lo manda a desaparecer por horas luego de una llamada por teléfono.

-Sí, claro.- Digo mientras pienso que ese no es exactamente mi panorama, de hecho, puedo decir que es completamente diferente a cualquiera que mi superior pueda imaginar.- Adiós y buena suerte.- Le digo indiferentemente, mientras salgo de la oficina no tengo tiempo para confrontarlo debidamente pues ya se me hace tarde.

Mientras camino por los pasillos de la Universidad dirigiéndome a la salida apresuradamente, algunos de mis alumnos, me saludan cortésmente, oigo a algunos quejarse de lo difícil de mi material, pienso en replicarles con varios argumentos acerca de qué es mejor que sea difícil para que sean unos mejores profesionales, pero en este momento solo pensaba en llegar a tiempo a mi destino, acelero el paso aun más tratando de no perder la compostura ante mis alumnos y colegas que transitan por el campus, eso sería muy vergonzoso.

Sigo el camino que he recorrido tantas veces que es como si tuviera trazado un mapa en mi memoria, primero doblar en el arbusto de la tercera calle, caminar dos cuadras y ahí mismo se encuentra el objeto de mi apresurada salida y ansiedad por no llegar tarde. "Preescolar Yomogi"

-Papi- La dulce vocecita derrite mi preocupación, he llegado a tiempo y sin problemas, y la pequeña persona que he ido a buscar se acerca a mí corriendo y en cuanto me agacho para quedar a su altura me rodea con sus bracitos mientras yo la abrazo de vuelta.

-Hola princesa- La alejo un poco, para ver su carita sonriente y saludar a la señorita que es su maestra de manera cortés.- Despídete y nos vamos a casa.- Me dirijo a mi hija quien me toma de a mano y asiente sonriendo.- Adiós, nos vemos mañana Ayami-sensei- La veo dirigirse a su profesora agitando su mano.

-Adiós Hanabi-chan, Kamijou-san- La joven maestra sonríe y se despide también con agitando su mano- Los esperamos mañana.

Tomados de la mano con mi pequeña nos dirigimos a nuestra casa, durante el trayecto me contó muchas cosas de las que habían aprendido, ella sólo tiene 5 años pero aprende rápidamente, especialmente dado que ya sabe leer desde los tres años, incentivada por la gran cantidad de libros en el hogar, y el ver a su padre leyendo y escribiendo constantemente, así que podría considerarse como una futura asidua lectora. Pero leer no es lo único que atrae su atención, me contó además que había jugado con sus amigos en la arena, con mención especial y repetidas intervenciones de Kou-kun esto y aquello, creo que ella es muy pequeña para pensar en el amor y esas cosas, pero al menor indicio de que Kou-kun haga algo extraño… Bueno es un niño, pero al menos se llevará una advertencia de que mi princesa no se toca. Me relató que había aprendido la canción de "la estrellita" como decía ella, e incluso cantó las estrofas que había memorizado.

Hanabi es muy alegre y sociable, quizás es por ello que a mi pesar es tan popular a tan corta edad, rasgos que son claramente heredados de Inaba, su madre, Sakurako Inaba una chica a la cual conocí durante mi primer año en la Universidad T, ella cursaba literatura al igual que yo, pero era mi Sempai, pues era un año mayor. Coincidimos en una clase, en la cual, debido a mi fanatismo por la literatura corregí a mi profesor en un error que muchos considerarían como sin importancia, ella desde ese momento se me acercó y pude ver que como yo estaba encantada por la carrera que estudiábamos.

Terminamos haciéndonos rápidamente amigos por las muchas cosas que teníamos en común, en especial opiniones acerca de diversos autores y obras, sin embargo a diferencia de mí ella era más alegre y sociable, y aun lo sigue siendo, y por ello la cercanía entre nosotros se hacía extraña a ojos ajenos, pero realmente no nos afectaba y por ello dejamos pasar muchas veces las bromas y molestos comentarios acerca de nosotros teniendo una relación romántica o algo por el estilo.

Fue en una de esas tantas conversaciones, las cuales ya habían traspasado la línea de la literatura para adentrarse a temas más personales o incluso filosóficos, en la cual tocamos el tema del amor yo le conté, debido a la gran confianza que habíamos forjado pese al poco tiempo de conocernos, que a mi pesar llevaba mucho años en un amor no correspondido, y que el objeto de mi amor no era nada más ni nada menos que mi mejor amigo Usami Akihiko, ella no se sorprendió mucho acerca de que mi "amor platónico" fuese un hombre siempre aceptó el amor en todas sus formas.

Recuerdo lo que me contestó a tan inesperada declaración "No entiendo como tú y las chicas pueden enamorarse de alguien así", habló mientras reía, "A mí me gustan otro tipo de chicos" agregó, y cuando estuve de acuerdo de que Akihiko no era un personaje ideal para enamorarse y le pregunté cuál era su tipo se negó a contestar diciendo que lo sabría pronto.

Poco después entendí lo que me dijo, cuando se me confesó al final del año, diciendo con la confianza que la caracteriza, que iba a hacer que me enamorara de ella y olvidaría a ese "idiota de Akihiko", que le diera una oportunidad de demostrarme lo mucho que me amaba y que yo también podría llegar a amarla, aun ahora no sé si fue, el saber del sufrimiento de un amor no correspondido o el que yo realmente quería llegar a amarla, el que me llevo a decirle que sí, quizás una mezcla de ambas razones y una insulsa esperanza de que todo saldría bien.

Luego en mi segundo año de carrera, y sorprendiendo a nuestros amigos, familiares y a nosotros mismos, decidimos casarnos, más bien, yo le propuse matrimonio, llevado por la idea de que sería lo mejor para ambos, al año siguiente ella se embarazó de Hanabi y pidió un receso de la universidad y yo empecé a trabajar y estudiar al mismo tiempo, a pesar de ser difícil, ya que yo tenía una gran carga académica y laboral y además éramos padres jóvenes, la felicidad nunca faltó en nuestro hogar, o eso era lo que pensaba.

Cuando iba en quinto año, y Hanabi había ya cumplido dos años, encontré a Inaba llorando en nuestra habitación. "No puedo más", me dijo, "Hiroki, no puedo seguir con esto… yo dejé la universidad, cuido a nuestra hija, pero, no se supone que fuese así, me estoy quedando estancada en la vida, podría soportarlo si tú de verdad me amaras".

"Di que me amas más que a Akihiko y continuaré con esto, di que lo has olvidado por mí y no me iré". Yo la quería mucho, aún la quiero, más que a mí mismo y eso es mucho decir, pero no, no la he podido amar, no lo he podido olvidar, a pesar de todos sus esfuerzos, a pesar de todo lo que habíamos vivido, yo no pude contestarle, nos divorciamos, me tuve que hacer cargo de Hanabi solo y seguir con todo lo demás, pero fue debido a mi culpa después de todo, yo sé muy bien lo que es amar a alguien y que ese alguien sólo tenga ojos para otra persona, te culpas y te preguntas que es lo que tiene esa persona que no tienes tú, por qué a pesar de todos tus esfuerzos el amor que le prodigas no le alcanza, no le es suficiente para calmar sus penas no le es suficiente para hacerlos felices, no eres suficiente a pesar de todo el esfuerzo que haces esa persona no te ve, como si fuese cegada cual mendigo en un oscuro bosque y "otro" quien claramente no eres tú, la única luz al final del espeso follaje. Yo no debí hacerle eso sólo para satisfacer el vacío que sentía y que pensaba ingenuamente que podría ser llenado con el amor de otra persona que no era él.

Fue muy difícil explicarle a Hanabi, especialmente porque apenas si podía verla en ese tiempo, ella siempre siendo una buena niña entendió, y quien sabe de dónde sacó esa madurez que les faltó a sus padres, cuando le dije que su mami quería estudiar nuevamente y no tendría mucho tiempo para nosotros, también entendió cuando le dije que su mami y papi ya no iban a estar juntos pero siempre la iban a querer, pues es lo más importante en nuestras vidas.

Inaba se mantuvo en contacto con Hanabi y conmigo a través de llamadas y mensajes, volvió un año más tarde, fue en ese momento en el que me di cuenta de cuanto había cambiado desde que dejó la universidad hasta que me dejó a mí, parecía rejuvenecida más alegre e incluso más confiada en sí misma, sin embargo el cambio no lo logró al cien por cien por sí misma, estaba en una relación, desde el fondo de mi corazón me alegré por ella, realmente se merecía alguien que la amara verdaderamente, poco tiempo después ellos se casaron, pero Inaba nunca reclamó a nuestra hija para que viviese con ella, dijo que sería una crueldad y además yo era mil veces mejor padre que ella madre con Hanabi, aunque yo no pienso igual. Quizás Hanabi se merece una familia mejor que la que yo le estoy dando, una con ambos padres, una en la cual tengan más tiempo para jugar con ella, conversar y salir, pero ahí es donde mi egoísmo le gana a mi razón, no puedo vivir sin ella, es la luz que llena mi vacío, si se alejara de mi lado no tendría motivo ni ilusiones y me atrevo a decir que ni siquiera un futuro.

-Ya llegamos papi- entona alegremente mientras me sacaba de mis cavilaciones.

-¿Qué quieres hoy de cenar?- le pregunto mientras sacaba las llaves del departamento y abro la puerta para luego encender la luz.

-¿Hamburguesas?- Me interroga esperando que sea también de mi agrado, me parece que siempre considera que lo que dice es adecuado, debería comportarse más como una niña, vaya padre incompetente soy.

-Si es lo quieres no deberías preguntarme- Le regañe cariñosamente - Que sean hamburguesas entonces- Dicto mientas nos sacábamos los zapatos y nos ponemos zapatillas de descanso, siempre me sorprende como lo hacemos casi sincronizadamente. Posteriormente colgamos los abrigos y Hanabi se va tarareando la canción recién aprendida el día de hoy hacia su dormitorio a dejar sus cosas, no sin antes pedirme mi bolso para dejarlo en el escritorio de mi habitación.

Me dirijo a la cocina y saco algunas cosas del frigorífico para hacer la cena pedida cebolla, carne, ajo etc., algunos utensilios de los cajones y finalmente unos cuantos condimentos. Hanabi vuelve y me pregunta si necesito ayuda, pero le digo que es mejor que tome un baño mientras yo preparo todo, así después no se acuesta a dormir tarde.

Luego de un rato, ya lista vuelve mientras las hamburguesas se cocinan a fuego lento, le ayudo a secarse el pelo, ella se cepilla sola ya que realmente no sirvo para ello, los peinados no son lo mío, apago la hornilla y sirvo los platos de comida humeante y un delicioso aroma impregna la habitación.

-Gracias por la comida - Se sienta ansiosa a comer y saborea con una expresión feliz la comida que he preparado- Esta delicioso- Menos mal ya no recuerda los desastrosos e incomibles platos que preparaba no mucho tiempo atrás.

Estoy muy cansado para entablar una conversación y ella demasiado ocupada saboreando su comida por lo cual la cena transcurre en silencio, con ocasionales exclamaciones de lo ricas que están las hamburguesas, sonrío, ¿ya dije lo feliz que me hace esto?

Al terminar Hanabi da las gracias y levanta ambos platos llevándolos al fregadero, y rápidamente los limpia y pone a secar en la rejilla que tenemos al lado del lavaplatos, mientras yo me dedico a corregir unos exámenes en la mesa central de la casa, cuando termina su labor mi hija se acerca a despedirse para dormir no sin antes decirme que me acueste luego, háyase visto, una niña regañando a su padre por estar despierto tarde, bueno, de todos modos necesito estos exámenes para algunos días más así que no hay prisa. Pensando en eso, guardo los documentos en mi bolso y me dirijo a la habitación de mi princesa para ver que se haya dormido apropiadamente pues últimamente hace frío, estamos en otoño después de todo, al ver que está un poco destapada, y a pesar de que solo desapareció de mi vista unos minutos, ya está dormida, la arropo bien y deseándole unos dulces sueños me retiro a dormir a mi habitación. Ojalá todos los días sean alegres y tranquilos como éste.


Y así finaliza el primer capítulo de "La verdadera identidad de los fantasmas", el título viene de la cita "La verdadera identidad de los fantasmas aparece cuando la hierba se seca al viento", ¿hermosamente poético no?, quiere decir que los fantasmas aparecen cuando creemos en ellos, es decir tenemos que creer para que las cosas se realicen, bueno es una interpretación muy personal, ya verán después su relación con la historia.

Este capítulo fue más bien para contextualizar, en el próximo ya aparecerá quien seguramente están esperando /(*°*)/ Nowaki

Bueno cualquier queja, reclamo o sugerencia es bien recibida así que anímense a criticar, de manera constructiva o me deprimiré (no es una amenaza... para nada...), cuídense.