Advertencia: El siguiente Fan fic a lo largo de su contenido tendrá alta dosis de relaciones homosexuales, así como violencia sexual, lenguaje ofensivo (obsceno) y pornografía. Si no es de su agrado por favor, abstenganse de leerlo y evítense malos instantes.

Agradezco su coperación. .o

Yukino.

La Alternativa del Escorpión.

Fanfic Yaoi Por Yukino

Basado en el anime de Yu Gi -Oh!

Seto Kaiba - Joey Wheeler

Capítulo 1.

Ahogado en Veneno.

(Primer cuento de Escorpiones:

Alguna vez en un bosque lejano, un joven escorpión necesitaba con urgencia atravesar un pequeño lago para ir de nuevo a casa. Pronto hacia él se acercó una tortuga y le pidió que lo ayudara a pasar, ésta no se negó y lo llevó arriba de su caparazón. En mitad del lago, la tortuga sintió una punzada muy fuerte, supo que el escorpión la había picado y sentía como su veneno mortal le recorría el cuerpo.

- ¡Pero que hiciste, ahora morimemos ambos! - reclamó la tortuga que empezaba a hundirse.

- Lo siento, pero así es mi naturaleza. )

No Pudo sostener el enorme peso de no ser un legítimo Kaiba y vio como su sangre advenedisa se corroía frente a la pureza de la verdadera tiranía. No habia a donde ir ni a quien preguntar que era lo que estaba pasando. Su corta vida como presidente se estaba acabando, la estaban tirando al desagüe, un lugar del que no se podía rescatar nada, un lugar donde se olvidaría lo que se era.

Vio con dolor absoluto como le acercaban lo papeles y tuvo que abstenerse de preguntar. ¿Quíen iba a decir que Gozaburo tuviera tan fuerte As bajo su corrupta manga, el hombre nunca perdió las esperanzas de ver al hijo bastardo que le quitó su compañía, humillado y con la cabeza abajo. Consiguió parte de sus propósitos, pero Seto, jamás bajaría la cabeza no importando lo mucho que el alma le estuviera doliendo. Su oficina ya no sería más el refugio de su soledad ni la torre para ver el mundo como un dios, ahora viviría su vida como un mortal muy pobre y muy solo.

- Señor Seto, por favor firme en este último lugar y todo estará terminado - como si firmara su sentencia, el ya no "Kaiba", tomó la pluma en sus dedos y firmó lo que la mujer había designado para su vida. Que irónicas eran las palabras del abogado, todo estaría terminado, todo se consumiría, moriría de seguro, ya no sería presidente, ya no sería rico, ya no sería un Kaiba.

¿Imaginó alguien acaso que Gozaburo Kaiba jugó con su sexo inquieto y engendró un heredero sin que nadie lo supiera? peor aún ¿Imaginó alguien que ese heredero sería la pieza que Gozaburo manipularía desde el más allá para desposeer de todo a quien todo se lo arrebató?. Nadie lo supuso, nadie lo imaginó, pero la mujer que llevó la sangre sucia en su vientre ponía a su hijo a la cabeza de las mesas Kaiba despojando al joven que fue sacado de un orfanato para que controlara ese mundo. Gozaburo debió odiarlo mucho como para dejar un testamento alterno que dijera que su hijo perdido heredaría a la edad de 18 años sin importar quien o quienes estuvieran en la cima de las industrias Kaiba.

Terminó de firmar su sentencia el joven altanero de mirada de cielo. La mujer, la madre del nuevo Kaiba, le miró y se sonrió con malicia la misma que tenían las brujas, las brujas reales. Seto preguntó por su hermano y le dijeron que seguiría en el internado europeo hasta su mayoría de edad. Ese también era su destino con apenas 17 años tendría que ir a vivir a un internado que le designaron los abogados, uno fino, uno muy a su altura, hasta que cumpliera la mayoría de edad y saliera a hacer su mundo. Vio entonces como el otro chico se sentó en su antes trono y se dijo para sus adentros que volvería victorioso a ese lugar.

- Señor Kai... señor Seto, lo llevaremos ahora mismo al internado, síganos de inmediato, el trayecto será corto y sus cosas ya llegaron a ese lugar.

Seto viró a verlos a todos y su mirada como era costumbre asustó, profetizó, volvería. Por ahora debía someterse pues sus años no alcanzaban para sus propósitos.

- Jovencito, te aseguro que dejas la compañía en excelentes manos¿Qué mejor que un verdadero Kaiba para manejarla? - y la mujer se sonrio de nuevo con malicia, sabiendo cuan perjudiciales eran esas palabras para Seto. Hasta ahí habian llegado todos sus esfuerzos, su luchas, su sueños por hacer de esa compañía un asunto de bien. Se subió al auto, con el uniforme que debia de nuevo portar, y se sintió extraño, él no usaba esas prendas desde hacía mucho tiempo, desde que fingía aprender cosas que él ya sabia con un grupo de niños jugando a los duelos. Se sentía incómodo pero sabía hacia donde se dirigía esa incómodidad, ya no era el dueño de nada ni de nadie, ya no podía combatir por el trono de rey de los duelos por que su tiempo expiró, caducó por fin su licencia para gobernar y se volvió una persona más un susurro en las bocas de los jugadores, que extrañaban del joven CEO su ingenio para divertirlos, pero el tiempo era la amalgama perfecta entre neblina y olvido.

Pronto entonces, el nombre de Seto Kaiba se convirtió en murmullo, ya no dolía extrañarlo y cuando no duele se empieza a olvidar y cuando se olvida es como si jamás se hubiese existido, así entonces Seto Kaiba dejó de existir.

Lo llevaron muchas horas por un camino que él nunca había recorrido, tenía hambre mucha hambre, sentía miedo que su estómago empezara a replicar por ser atendido. Por fin el auto se detuvo en un lugar, que no parecía ser del que le habían hablado.

- Jovencito bájate ya, llegamos.

- Espere un momento, este no es el internado del que hablaron, no moveré un pie fuera de este auto sin que me explique que sucede.

- ¿Se le olvidó acaso señor que usted no es más que un advenediso, agradezca que tiene al menos un lugar donde dormir y si no le gusta aquí, la calle puede hacerle los honores. Ahora baje del auto y siga al abogado que hablará con el director de este lugar!

Lo sacaron del auto a la fuerza y tuvo entonces el joven el primer contacto visual con el exterior que sería su casa por lo menos un año. Era un reformatorio, nada más y nada menos, el soñado internado se reducía a una escuela con barrotes y mala actitud. Todos lo conocía y las miradas de burla hacia su ser no se hicieron esperar. Más Seto nunca bajó la cabeza ni dio el gusto a nadie de verse herido. Los rostros eran de terror, miradas de odio de deseo y muerte se encontró en el corto trayecto que lo llevaba de la entrada a la tan mencionada oficina del director. Lo recibieron sin bombos ni platillos, sin reverencias lo recibieron como un chico más en el mundo. Entonces lo supo, la madre del otro Kaiba, quería asegurarse de tenerlo lo más lejos posible de la vida glamurosa para que no hiciera contacto alguno con el exterior y así fuera sólo un hombrecillo más de los que estaban ahí.

- Señor Seto Kaiba, acompáñeme al salón donde tendrá sus clases de ahora en adelante. Este es un reformatorio donde traen chicos problema, le recomiendo que cambie su actitud o harán que la cambie a la fuerza. Aquí todos son iguales a usted, sino hace su trabajo no come, si lo castigan los maestros duerme a la intemperie ¿entiende usted? - pero Seto no respondió por que aún no digería la idea de estar ahí. Su mundo se reducía ahora a un cuarto con muchas camas y en cada una de ellas una misera diferente.

Llegó por fin al salón donde tendría su primera clase. Le parecía absurdo que hacía unas horas aún él era el dueño absoluto de Kaiba Corp. y ahora era un chico más en un río de agua sucia. Todos lo miraron y lo reconocieron, todos rieron por lo bajo la mayoría no entendió que hacía ese hombre ahí. Fue presentado como uno más que conviviría en esa cárcel y que fingiría en convertirse en un hombre de bien. Seto inspecionaba los rostros sorprendidos de aquel salón, y su ceño se frunció en sorpresa cuando vio uno muy conocido que lo miraba como si viese un muerto caminar. Ambos se correlacionaron en ese instante y se preguntaron internamente que diablos hacía ahí cada uno.

- Señor Seto Kaiba, por favor siéntese en el lugar que queda libre al final de esta fila y saque su libro de consulta que se encuentra en su escritorio. No pienso perder más tiempo de mi clase. - Seto miró despreciante al profesor pero aún así obedeció, sentándose en el lugar que le indicaron y entonces pasó junto a la única persona que conocía en ese lugar, el mismo al que había antes tratado con desprecio, ese de ojos marrón y cabello rubio, que le siguió con los ojos hasta que Seto tomó su lugar.

- Señor Wheeler, si terminó de deleitarse con el señor Kaiba, espero que ahora preste atención - la risa se escuchó al unísono de todos en el salón, mientra Joey, intentaba aclarar su mente y saber que rayos hacía ahí el ricachón de Seto Kaiba, exponiéndose a la porquería que era ese lugar. A su vez, Seto que estaba mucho más atrás, no dejaba de verlo preguntándose que hacía ahí el decerebrado de Wheeler cuando debía estar metiéndose en problemas con su grupito de ignorantes y estúpidos amigos. Pero no había prisa, tendrían mucho tiempo para averiguarlo.

Las horas pasaron lentas entre una clase y otra, por fin entonces llegó la tan esperada hora de la cena. Kaiba moría de hambre y aunque no sabía donde quedaba el comedor y como era que tenía que pedir la comida aplicó el viejo refrán "A la tierra que fueres has lo que vieres" y así se enteró que debiá tomar una bandeja que llenarían con mala comida pero que le llenaría el estómago que estaba una vez más quejándose por la falta de atención. Era el centro de atracción de eso no había duda, había incluso unos que se aventuraban a creer que estaba ahí de incógnito para escoger buenos duelistas y llevarlos a trabajar en su corporación. Pero la verdad era que todos ignoraban que fue despojado de todo incluso de su hermano y sólo tenia lo que llevaba encima y lo que cargaba en un maletín tan pequeño que no cabían todas sus desgracias. Cuando su bandeja estuvo llena, se sentó en una mesa lejos de todos para poder comer solo. Se dio cuenta que diagonal a él en otra mesa se sentó Wheeler con la misma cara de pregunta que todos. La barriga se le llenó sólo con mirar la comida, que para su hambre era un manjar, pero no a todos los llenaba de curiosidad su presencia, por eso cuando iba a dar la primera cucharada al plato, la bandeja salió volando por los aires y terminó estrellada con todo y cena en la pared alterna a él mismo.

- Anda Niño Rico, come tu comida como los perros - gritó un muchacho mucho más alto que todos ahí que se carcajeba al haberle tirado la comida al joven Kaiba. Los otros temían ese era un matón de primera y su pandilla dentro del reformatorio era muy conocida. Joey que veía esto, rogaba al cielo que Seto mantuviera su boca callada y no provocara a ese chico.

- No tengo necesidad de hacerlo, pero apuesto que has tenido que comer tanta basura que por eso encuentras esto divertido.- bueno, hasta ahí llegaron las súplicas de Joey. El chico se le lanzó encima pero Seto supo esquivarlo muy bien regalándole al busca pleitos una feroz patada en el estómago. El otro chico se le lanzó a las piernas y logró tumbarlo pero justo en el momento en el que iba a romperle la cara entró un guardia descomunal y los separó, sacándolos del lugar y enviándolos a cada uno a su habitación sin comer. Ese no sería un castigo si Seto no llevara horas sin probar bocado y si la úlcera que se había ganado en sus días de presidente no le estuviera haciendo reclamo.

Entró a la habitación que por lo visto compartiría con cinco más, se cambió la ropa y se metió bajo las cobijas a prentender que todo era una pesadilla y que cuando despertara en el salón principal estuviera servido su suntuoso desayuno. Prentendió dormir, pero el dolor en la boca de su estómago lo estaba torturando.

- Toma!- gritó una voz conocida para él desde la puerta mientras le tiraban lo que al parecer era una fruta, atinó, era una manzana. La apretó en su mano y levantó la vista para encotrarse con la mirada caramelo de Joseph Wheeler.

- Dime que haces aquí Wheeler...

- Yo esperaba hacerte la misma pregunta ¿No se supone que estarías en tu corporación planeando algún torneo o algo así¿Qué rayos haces en este lugar "haciendo amigos"? - preguntó irónico el rubio.

- No sé me dá la gana decírtelo - vio que Joey hizo una mueca de desagrado ante la respuesta y se quitó la camisa buscando bajo una almohada su ropa de dormir. Seto lo miró muy intrigado y un tanto sonrojado hasta que por fin se atrevió a hablar - ¿Qué demonios estás haciendo?

- Me dispongo a dormir si su majestad me lo permite claro!

- No puedo creer que tenga tan mala suerte como para compartir esta pocilga contigo.

- Ja! - respondió Joey divertido - no sé por que estás aquí, pero ahora probarás los arrabales señor. Y no creas, para mi también es un disgusto verte aquí...

Lentamente Joey se quitó la ropa ante la mirada de Seto. Recordó por fin el joven de cabellos castaños y a fuerza de dolor que tenía una manzana en sus manos y comenzó a comerla con tal desespero que sorprendió mucho al joven Wheeler.

- Duerme mañana será otro día.

- Dime que haces aquí...

- Hice que mi estúpido padre se enojara más de lo normal y me envió a este sitio hasta que sea mayor de edad. Creo que no sorportó que apesar de la pesadilla que vivía con él yo fuera feliz con mis amigos. En fin, ya no se me dá la gana decirte nada más, así que buenas noches. - el rubio que estaba en una cama diagonal a la de Seto, cerró los ojos y se durmió en segundos. Poco a poco fueron entrando los otros con los que compartiría esa habitción y para su sorpresa todos lo saludaron y le desearon una feliz noche. Se sintió entonces mejor pues sabía que las penas propias no les daban tiempo para burlarse de las ajenas.

Pasaron lentamente los días, Joey casi se desmaya al comprobar que no habia tenido un sueño y que en verdad era Seto Kaiba con el que compartía habitación. El rubio pensó que era un buen momento para retarlo a duelos y comprobar que era superior. Por su parte Seto, hacía cada vez más enemigos con su actitud arrogante y su mirada altanera. Al final todos decidieron mejor ignorarlo y así él fue feliz por un tiempo. Wheeler le hablaba de vez en cuando intrigado en saber que era lo que hacía ahí pero no logró sacarle ni una palabra al odioso Seto. A su vez el joven de ojos de cielo se sentía un tanto a gusto que Joey le tratara como lo hacía aunque siempre le ignorara al final. Y una noche como tantas, la verdad llegó a sus oidos desde el exterior.

En las noticias de la tele, anunciaron la llegada del nuevo presidente de la Corporación Kaiba. supieron entonces que ya la empresa no le pertenecía más al hombre que estaba ahí conviviendo con ellos y que Seto se convirtió en una persona demasiado normal y corriente, ya no tenía millones ni razones para ser tan odioso. Sólo Joey entendió que su altanería era por naturaleza, que ni a punto de morir su aire arrogante desaparecería. Y lo compadeció pues él sabía que la vida de Seto no era un jardín de rosas, que del orfanto saltó a una mansión donde lo obligaron a aprender a odiar y que luego de eso cuando ya la lección estaba aprendida de nuevo lo despojaban de todo. Pensó que su vida y la de Seto no eran tan diferentes y por primera vez en toda su vida, quiso acercársele.

- Vaya, así que se quedó pobre, pero ¿no crees que es raro que terminara en un lugar como este? digo, es verdad que aún es menor pero yo creo que muchas empresas querrían tenerlo. - comentó un joven amigo de Joey quien también veía el noticiario.

- Creo que tienes razón, no lo había visto así, pareciera que al tenerlo aquí lo escondieran. Por cierto ¿Sabes donde está? - preguntó el joven Wheeler a su amigo.

- Pues a regañadientes hoy es su turno de sacar la basura y sólo cuando un guardia lo obligó casi arrancándole el cuero cabelludo él accedió. Será mejor que no se tarde he escuchado rumores por parte de la pandilla de Takeshi...

- ¿Qué tipo de rumores? - preguntó Joey algo asustado.

- Rumores como que tienen preparado algo muy grande para Seto. Joey tu sabes como son esos cerdos locos, será mejor que lo prevengas, ya que contigo es el único con el que parece congeniar.

Kaiba en la penumbra de la noche, desocupaba canecas de basura murmurando por lo alto y repartiendo maldiciones a más no poder. Odiaba a todos en ese lugar, pero sabía que por su hermanito debía permancer paciente aunque poco prudente. Tomó una más de las canecas para desocuparla cuando escuchó pasos. Volteó a ver hacia el final del callejón en el que se encontraba y una mala sensación le recorrió la espalda cuando vio varios hombres que le veían con caras de pocos amigos.

- Así que ahora eres como nosotros, miren niños, una puta más que comerse.

- No me digas, viniste por tu postre hasta este tiradero de basura, come cuanto gustes mo vendrán por ella hasta mañana.

- ¿Muy gracioso verdad puto, ya sabrás tu la delicia que es probar la leche hirviendo.

Mientras que Joey corría por pasillos asustado de lo que ahora sabía, buscándolo muy afanado, los hombre rodearon a Seto pero este parecía presto a defenderse de la "Pelea". Quería mantenerse lo más sordo y lo más ciego posible a lo que en verdad deseban esos hombres. Uno de ellos tomó una bara de acero y Seto levanto su brazo que seguramente quedó fracturado con el tremendo golpe que recibió, los segundo que Seto se tomó para coger su propio brazo fueron aprovechados por el jefe de bándalos para cogerlo por la cintura y estrellar su cara en una pared. el hombre entonces borracho de éxtasis empezó a lamer la cara del adolorido CEO.

- Vamos puta, ahora grita y pide ayuda, me encanta cuando se resiten - pero al contrario de lo que ese cerdo quería Seto si luchaba pero no gritaba. El brazo le dolía horrores y sólo pensaba en que terminarían partiéndoselo. pero tuvo que olvidar su brazo, cuando sintió que sus muñecas eran atadas con un cinturón y luego era recargado contra una de las canecas. - ahora maldita zorra gritarás mientras te inundo de mi leche - Seto estaba asqueado con las palabras de ese hombre pero no pudo evitar lo que se vendría, lo poco de dignidad que le quedaba se le estaba acabando cuando su pantalón fue bajado de un jalón. El otro joven entonces sin previo aviso tomó sus dedos ásperos y los metió en la entrada estrecha de Seto no importándole lo mucho que empezaba a sangrar. Lamía su cuello y su cabello como un perro mientras sus dedos sucios se abrían paso a lo que vendría.

- Ya déjenlo! - gritó Joey en la entrada del callejón de basura viendo como Seto era violentado.

- Ah, dejen que el mocoso también lo vea - y tomaron a Joey por ambos brazos impidiendo que fuera en ayuda de Seto. Entre tanto obligaron a Kaiba a ponerse de rodillas, y le metieron en su boquita fina un pene sucio y mal oliente, tan fuerte fue la embestida en su boca que sin remedio trasbocó. Se echaron a reir los malos hombre mientras Joey seguía suplicando entre lágrimas que lo dejaran ir. Lo recostaron de nuevo y golpearon sus nalgas con la misma vara con la que casi le parten el brazo y Seto echó su cabeza atrás invadido de dolor. Ya lo único que quería era morirse.

- Este maldito tiene el hueco muy pequeño, pero aún así haremos que quepa más de uno...

- NO POR FAVOR D…JENLO! - Gritó Joey con todo lo que su voz le permitió sabiendo a donde iban dirigidas las palabras del hombre. Reclinó lo más que pudo la humanidad cansada de Seto sobre las canecas y metió en su ano la vara de las miserias haciendo que con eso se dilatara la entrada de Seto, la sacó de allí, y la lamió llena de sangre y fluidos propios de su cuerpo. Seto viró los ojos y vio a Joey llorando por él. Nadie había llorado por él y creyó que nunca llegaría ese momento. Joey lo miraba a los ojos con tristeza y creyó que nadie sentiría eso por él. Y entonces se dio. En su cuerpo entraba otro que le desgarraba y le mataba la carne de su ano. Echó para atrás de nuevo su cabeza, y dio un grito que hizo llorar al cielo. Las gotitas de lluvia caían en su trasero descubierto, mientras el animal entraba y salía de su ser. Seto entonces, clavó sus ojos en los de Joey para perderse en sus córneas avellanadas y fingir que eso no estaba sucediendo. Joey había caido de rodillas sostenido aún por los hombres malos, que le impedían ayudarlo.

- Rico, rico, esta puta es deliciosa! - gritaba el hombre que le penetraba como una bestia moviéndose al compás de su escandalosa sangre deslizandose por las piernas - ven tu y pruébalo un poco!- invitó a otro hombre para que se deleitara con el cuerpo de Seto pero la invitación era al unísono, forzar lo más posible el ano del joven del dragón blanco para que pudiera ser invadido por dos penes.

- POR FAVOR YA ES SUFICIENTE YA NO MÁS, YA D…JENLO POR FAVOR, POR FAVOR!- gritó aun más el jovencito rubio, que estiraba su manita como queriendo alcanzar la de Seto - HAY SETO, HAY SETO!- gritaba lamentándose por él. La lluvia comenzaba a arreciar y lo peor era que el ano de Seto no cedió. El hombre entonces empezó a moverse de manera más obscena golpeando de vez en cuando la cabeza de Seto. …l por su parte veía a Joey llorar y el dolor se le hizo tan hondo tan profundo que hubo un momento en el que no lo sintió. Se derramó entonces el salvaje dentro del poco orgullo que le quedaba a Seto y cuando terminó, lamió su entrada sangrienta y llena de semen sucio.

- Es todo por hoy mujerzuela - le gritó el hombre - volveré cuando se me antoje. - y arrojó el cuerpo de Seto al concreto, quien cayó de bruces con los pantalones abajo de sus rodillas y con las muñecas atadas aún por la correa. - Y tú mariquita deja de llorar, te devolví a tu novio!

El hombre se echó a reir mientras acomodaba su pantalón, y se iba con los otros. Joey gateando asustado y sin dejar de llorar con su cabello bañado en lluvia cruel llegó hasta donde estaba Seto y se dejó caer en su espalda, abrazándolo fuerte, intentando protegerlo. Seto viró sus ojos para ver a Joey, con la expresión de quienes ya no puede sentir.

- Llora, Wheeler, llora mucho, hazlo por mi, llora por mi, ya que yo no puedo hacerlo.

fin cap 1.