Por revencita

-¿Cuánto falta?- pregunto chico bestia desesperado levantándose del sofá y mirando rápidamente a cyborg que tenía un reloj holograma, que salía de su muñeca metálica.

-Cinco minutos.- dijo.

Él también estaba ansioso para que llegara el momento. Trataba de no mostrarlo para no parecerse a su verde amigo paranoico, pero la verdad ya quería que fuera la hora.

-¿Cinco minutos para qué amigo bestia?- pregunto starfire un poco confusa.

-¡Para el minuto más deseado en el año dos mil once!- dijo dando pequeños saltos mientras gritaba.

-¿Y cuál es ese momento?- pregunto la pelirroja.

-Para las once- once- del once-del once.- esta vez fue cyborg quien hablo, dándole un último vistazo a su reloj.

Starfire seguía sin entender, por su rostro se veía. Que tenía de importante ese montón de números, acaso sería el día en que la gente viviría en paz y armonía y las guerras acabaran, se preguntaba.

-Mira.- comenzó robin.- este es el año dos mil once, ahora estamos en el mes de Noviembre por lo que es el mes once, y hoy estamos en el día once, y son las once…

-¡Las once-once-del once-del once!- grito de nuevo chico bestia volviéndose a sentar para después morderse las uñas.

-Y qué tiene de importante.- pregunto starfire.

-Que este día no se volverá a repetir hasta dentro de un siglo.- explico cyborg volviendo a mirar su reloj.

-Si, y cuando sea el minuto once, ¡podremos pedir un deseo!- grito chico bestia exaltado.

-Un deseo que jamás se cumplirá.- dijo raven con indiferencia recargándose en la pared.

-No le hagas caso star.- dijo chico bestia.- mejor de una vez piensa que pedirás como deseo.

-Pero si se repetirá en un siglo, ¿por qué pedir el deseo ahora?- pregunto starfire rascándose la cabeza

-Starfire.- comenzó cyborg.- para que llegue esa fecha de nuevo, de seguro ya estaremos muertos.

Eso dejo pensando a la pelirroja y después de unos segundos entendió dejándolo claro con un "ah".

-¿Cuánto falta?- pregunto de nuevo chico bestia. Esta comenzando a ser muy repetitiva la pregunta desde una hora antes.

-¡Dos minutos!- esta vez cyborg estallo.

Raven se dirigió hacia su habitación como si fuera un día cualquiera y los demás esperaron la hora.

Robin seguía sentado en el sofá, y una pregunta le retumbaba en la cabeza.

¡¿Qué diablos pediría?

No es que creyera del todo en esas cosas pero que perdería con intentar pedir el deseo, quería ver que pasaba.

-¡Un minuto!- grito starfire al ver en el reloj de cyborg.

Siguió pensando, pensando y aun así no se decidía por uno. ¿Por qué era tan difícil?

-Ya es hora, pidan sus deseos rápido.- dijo chico bestia para después cerrar los ojos y pedir con todas sus fuerzas lo que más deseaba… cyborg hizo lo mismo, al igual que starfire, pero robin seguía sin decidirse, pronto se acabaría el minuto.

De pronto, starfire abrió sus ojos cuando ya hubo pedido su deseo, corrió hacia donde estaba robin y le dio un fuerte abrazo por la espalda. Él joven se sorprendió y después sintió un cálido beso en su mejilla, sonrió y en ese momento lo entendió.

Qué pedir, qué pedir… pero para qué pedir algo, si su deseo más preciado se había ya cumplido.

…..

Jeje, esta historia se me ocurrió en el once-once-del once. Pero creo que es un poco tarde porque ya paso la fecha. Pero bueno, no podía dejar que se pasara la oportunidad. No les voy a decir que pedí pero espero les digo que se esta cumpliendo y espero que sus deseos también se cumplan.

¡Feliz once-once-del once atrasado!

Dime revencita