Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen. Son propiedad de J.K. Rowling. Sin embargo, esta historia es invención mía. ¡No la tomes sin permiso!

Rated: "M" por escenas subidas de tono.

Advertencias: Algo de OoC, dependiendo del punto de vista del lector.

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"Dulce Dolor"

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Dolía.

Sí, dolía. Era uno de esos dulces dolores que esperas jamás se acaben, porque amaba la sensación de sentirlo abrirse paso dentro de mí una vez más después de casi un año de espera.

El tiempo y las trabas lo hacían todo más interesante, después de un año de la terrible guerra contra Voldemort por fin Severus Snape y yo podemos volver a unir nuestros cuerpos como uno, puesto que ya no soy su estudiante. Soy una chica de veinte años recién graduada y con un puesto asegurado en el Ministerio de Magia, desnuda y sudorosa, bajo el cuerpo de mi antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Y es que ambos nos gustábamos, nos mirábamos entre clase y clase, y luego, sin previo aviso, una noche en las mazmorras, me hizo suya. Nunca olvidare esa noche, puesto que a pesar de haber tenido antes relaciones sexuales con Viktor Krum, me dolía un poco el sentir a mi profesor abrirse paso dentro de mí. '¿Estás bien'?, me preguntó y yo solo le dije en un susurro: 'Sí, solo vaya despacio'. Y fue gentil, y me sentí, por unas horas en las nubes mientras estaba en sus brazos.

Pero la guerra estalló, el Profesor Dumbledore murió y algo en mi pecho se ensombreció al pensar que el hombre que tan sensible y gentil había sido conmigo en el lecho, había sido capaz de matar a la única persona que había creído en él. Las dudas atormentaban mi mente, y parecía que había sido todo un error de mi parte; que la primera vez que me dejé llevar, me equivoqué.

Sí, claro que me había equivocado. Mi error fue dudar de él, porque al entregarnos, moribundo, sus memorias todos nos dimos cuenta de lo tontos que habíamos sido. Severus solo nos estaba protegiendo, en especial a Harry; realmente creí que él no viviría lo suficiente para disculparme, para arreglar ese desastre y ver si había alguna oportunidad de que él entablara una relación con una alumna casi veinte años menor que él. Tuve la oportunidad, gracias a Merlín, él sobrevivió, y la única condición que puso fue que yo me graduara de Hogwarts.

Y aquí estamos en esta vieja cama de madera de cedro comida por las polillas que suena a cada embestida de su cadera contra la mía, su pene entra y sale de mi una y otra vez con ese dejo de dolor entremezclado con el delicioso placer de tocarlo, besarlo y respirarlo a cada segundo. Cada embestida me provoca mil y un sensaciones, y mi cuerpo responde por sí mismo aferrando mis precarias uñas a su espalda y gimiendo una y otra vez a cada orgasmo…

Pero el ultimo orgasmo, en el cual él también estaba buscando su propia culminación, ese fue tan sublime, pasional y salvaje que me encontré a mi misma mordiendo su hombro y el lóbulo de su oreja. Y así entre gemidos, acabó dentro de mí..

Luego, recostados en la cama, nos contemplábamos el uno al otro sonrientes, con nuestros cabellos pegados a nuestros rostros, el pulso acelerado y los cuerpos perlados de sudor. Y justo ahí, en ese preciso momento, él besa mi cara, mis ojos y mejillas, pasa un brazo por mi estomago y pone en palabras mis propios pensamientos:"Valió la pena la espera".

Fin.