Hey Chicas, se que debo actualizar todos los fic que tengo que actualizar pero este libro me dejo tan fascinada que no podía menos que adaptarlo a mi saga favorita

Recordatorio: La trama no es mía es de la famosa Susan Hubbard y los personajes son de Stephenie Meyer, yo solo les regalo esa hermosa adaptación

Prologo

Es una fresca noche primaveral de Savannah y mi madre va caminando. Con los zuecos produce un ruido como los cascos de caballo en el adoquinado del suelo.

Entre macizos de azaleas en flor y robles de Virginia cubiertos de líquenes, llega a una verde plaza donde hay un café.

Mi padre esta sentado en un taburete ante una mesa de hierro forjado. En la mesa hay dos tableros de ajedrez, y mi padre acaba de enrocar en uno de ellos cuando levanta la vista, al ver a mi madre deja caer un peón, que rueda sobre la mesa y cae a la acera.

Mi madre se inclina para recoger la pieza y se la devuelve. Lo observa primero a el y luego a los otros dos hombres sentados en la misma mesa. Sus caras son inexpresivas. Los tres son altos y delgados, pero mi padre tiene unos ojos verdes oscuro que le resultan vagamente familiares.

Mi padre alarga la mano y le rodea la barbilla. Después fija la mirada en sus ojos chocolate, curiosos y expresivos.

-Yo a ti te conozco. Dice

Con la otra mano recorre el contorno de su cara, pasando dos veces por el nacimiento del pelo. Tiene el cabello largo y espeso, castaño rojizo, del que escapan algunas hebras que el las aparta de la frente.

Los otros hombres de la mesa permanecen de brazos cruzados, esperando. Mi padre estaba jugando contra los dos a la vez.

Mi madre mira a mi padre a la cara, con su pelo color bronce desordenado, las cejas rectas y oscuras que presiden esos ojos verdes, y los labios, que aunque finos tienen por arriba forma de arco. Después sonríe con miedo y timidez.

El deja caer sus brazos y se levanta del taburete. Se marchan juntos. Con un suspiro, los otros dos hombres despejan los tableros. Ahora tendrán que jugar el uno contra el otro.

-Voy a ver al profesor Newton. Dice mi madre

-¿Dónde tiene el despacho?

Ella señala en dirección a la escuela de arte. Entonces mi padre le posa la mano en el hombro, levemente, dejando que ella lo guíe.

-¿Qué es eso? ¿Llevas un bicho en el pelo? Pregunta el de repente, tirando de algo parecido a un insecto.

-Un clip. Se quita la libélula de cobre y se la entrega

-Es una libélula, no un bicho. Comento sonriendo

El sacude la cabeza y luego sonríe.

-No te muevas. Le pide y, con cuidado, hace pasar un mechón de cabello a través de la libélula antes de sujetársela detrás de la oreja izquierda.

Pasan de largo la facultad. Ahora van cogidos de la mano por una empinada calle de adoquines. Aunque esta anocheciendo y hace frío, se sientan en un murete de cemento.

-Esta tarde he estado sentada en la ventana, mirando como se oscurecían los árboles mientras se iba el sol, y he pensado: "Me estoy haciendo mayor. No me quedan tantos días para mirar como se oscurecen los árboles. Se podrían contar incluso"

El la besa. Un beso breve, un tosco contacto de labios. El segundo beso dura más.

Ella se estremece.

El se inclina para cubrirle la cara -la frente, las mejillas, la nariz, la barbilla- con rápidos y tenues roces con las pestañas.

-Besos de mariposa. Le dice- Para que no te de frío

Mi madre desvía la vista, sorprendida ante su propia reacción. En cuestión de minutos ha permitido que aquello ocurriera, sin vacilar ni protestar, y ahora tampoco hace nada por ponerle fin ¿Qué edad le supone el? Esta segura de que ella es mayor, porque el aparenta unos veinticinco y ella cumplió los treinta hace poco. Aparte se pregunta cuando debería decirle que esta casada con el profesor Newton.

Se levanta y continua andando, ahora por unas escaleras de cemento que bajan hacia el río. Abajo hay una hay una verja de hierro cerrada.

-Detesto los momentos como este. Se queja mi madre

Y es que con esos zapatos no puede saltar verjas y su torpeza tampoco ayuda

Entonces mi padre la sortea y después la abre.

-No estaba cerrada con llave. Constata

Al franquearla, ella tiene la sensación de que aquello es inevitable. Se dirige hacia algo totalmente nuevo y predeterminado a un tiempo. Sin realizar un menor esfuerzo nota como se borran los años de infelicidad.

Caminan por la orilla del río. Mas allá se ven las luces de la tienda para los turistas, y cuando llegan allí, el se detiene.

-Espera

Lo ve entrar en una tienda de productos importados de Irlanda y después lo pierde de vista en el cristal velado de la puerta. Enseguida vuelve a salir con un suave chal de lana. Después de que la haya envuelto con el, por primera vez en años se siente hermosa.

"¿Nos casaremos?" Se pregunta, de todas maneras no necesita preguntárselo, porque mientras prosiguen camino, conforman ya una pareja.

Mi padre me cuenta dos veces seguidas esta historia.

Yo tengo interrogantes, pero no los planteo hasta que ha terminado.

-¿Cómo sabias lo que pensaba ella? Pregunte en primer lugar

-Más tarde me lo contó

-¿Qué paso con el profesor Newton? Continúe- ¿No trato de impedir que lo dejara?

Yo tengo trece años, pero mi padre dice que es como si rondara los treinta. Tengo el pelo largo, de color bronce al igual que mi padre, y los ojos chocolate. Aparte de los ojos eh salido a mi padre.

-El profesor Newton intento retenerla-Dice-Lo probo con amenazas y también con coacción. Ya lo había hecho antes cuando ella se planteaba dejarlo. Esa vez, sin embargo, ella estaba enamorada y no tenia miedo, así que hizo las maletas y se marcho.

-¿Se fue a vivir contigo?

-Al principio no. Alquilo un apartamento en el centro, cerca del cementerio colonial, un apartamento que algunos todavía aseguran que esta encantado.

Lo miro con insistencia, pero no estoy dispuesta desviarme del tema con el asunto del apartamento encantado.

-¿Quién gano la partida de ajedrez? Inquiero

-Buena pregunta, Renesmee. Me felicita, sorprendido-Ojala conociera la respuesta.

Normalmente mi padre siempre tiene una respuesta para todo.

-¿Sabes si ella era mayor que tu?

-No lo se-contesto encogiéndose de hombros- a mi nunca me a interesado la cuestión de la edad

Se levanta y va hasta la ventana del salón, donde corre las pesadas cortinas de terciopelo.

-Es hora de que vayas a acostarte. Señala

Pese a que aun me quedaban cien interrogantes más, asiento la cabeza sin poner reparos. Esta noche me ha contado mas cosas que nunca sobre mi madre, a la que jamás he visto, y todavía mas en lo que respecta a si mismo.

Lo malo es que no me ha contado una cosa: la verdad que no quiere revelar, la verdad que pasare años tratando de entender. La verdad acerca de lo que realmente somos

Espero que les haya gustado, porque a mi sinceramente me dejo hechizada, con ansias espero sus comentarios, opiniones, sugerencias, insultos lo que les provoque

Besos y abrazos

María Alice Cullen