Advertencia: Esta es una historia de carácter homosexual, es decir, plantea relaciones entre dos personas del mismo sexo (hombres). Si esto te incomoda, por favor, no sigas leyendo.

Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen. Están bajo la posesión y el dominio de JK Rowling y asociados/beneficiados, que son quienes se lucran; no yo.

Viñeta: Discusión

De repente, el volumen de la conversación que estaban teniendo comenzó a subir progresivamente, y lo siguiente que se oyó fue el manotazo que Lucius dio en la mesa que los separaba.

– ¡Basta! No pienso tolerarlo más, Severus. ¿Me oyes?

Los ojos grises eran pura furia, y ardían peligrosamente, pero Severus no les temía. De hecho, sus ojos negros también habían perdido la aparente calma que siempre tenían y desafiaban a los de Lucius.

– Me da exactamente igual lo que pienses. Voy a seguir haciendo mi vida, y Karkaroff...

– ¡Escúchame bien, Severus! – le interrumpió Lucius apuntándole con su dedo índice.– ¡Aléjate de Karkaroff! No pienso permitir que...

– ¡No tienes nada que permitir! ¡No tengo doce años!

– ¡Precisamente por eso! Deja de dar espectáculos.

– ¿De qué espectáculos me estás hablando, Lucius? ¿Ir a cenar o al teatro te parece un espectáculo?

– Si es con ese maldito búlgaro que lo único que pretende es aprovecharse de ti, ¡sí, me lo parece!

– Ya, ya veo...– susurró Severus cruzándose de brazos.– Es decir, que según tú debería pasar toda mi vida encerrado en estas paredes de Hogwarts, ¿no es así?

–Si ésa es la única manera de garantizar que ese tipo no vuelva a verse contigo, sí – admitió desafiante.

– Eres un cínico. No puedes hacer que...– pero Severus tuvo que parar cuando sintió la mano de Lucius tomar el cuello de su camisa y sus rostros quedaron peligrosamente juntos.

– Escúchame bien, Severus – susurró sin dejar de mirarle a los ojos.– Soy Lucius Malfoy. Puedo conseguir lo que quiera. Más te vale recordarlo, y recordárselo a Karkaroff también.

– Y yo te recuerdo a ti que no estás en disposición de exigirme nada. No después de haber desaparecido de mi vida hace casi dos años. No pretendas ahora...– pero no pudo continuar porque Lucius lo besó: pegó sus labios a los del joven mago y por un momento los dos quedaron sin respiración.

– Da igual cuántos años pasen, Severus. Jamás podrás olvidar esto.

Severus lo maldijo interiormente por llevar razón en el breve espacio que Lucius tardó en terminar la frase y lanzarse de nuevo a por sus labios.

Fin.