Hola, hola! aquí estoy nuevamente con esta historia que se me ocurrió, espero que les guste y me dejen sus comentarios!

Aléjate de mí

Capítulo 1

Ha regresado. Ha plantado primroses en mí jardín y ahora desayuna diariamente en mi casa. Sae me ha traicionado, pero no tengo ganas de discutir. No tengo ganas siquiera de vivir.

No comprendo porque Peeta sigue viniendo, todos los días sin falta, está en mi casa con pan recién horneado. Desayunamos en silencio; a veces entabla conversación con Sae o su nieta, e intenta hacerme hablar. Nunca lo ha logrado. No lo logrará. Es más, quiero que se aleje, que me deje en paz.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunto por fin un día que me sigue hasta la estancia de mi casa y se sienta en el sillón junto a mí.

- Quiero verte

- Aléjate de mí – le digo abrazando mis piernas, apoyando la barbilla en mis rodillas y perdiendo mi vista en la pared frente a mí, como lo hago todos los días.

- Está bien, nos vemos mañana

- No lo entiendes, Peeta, aléjate de mí

Diario. Diario le digo que se aleje pero sigue viniendo, sigue desayunando y horneando. Sigue sentándose un rato conmigo en el sillón de la estancia.

- ¿Cómo puedes? – le pregunto un día. Me intriga verlo tan entero cuando yo estoy destrozada. No comprendo como puede verse tan guapo como siempre lo ha sido después de todo lo que ha vivido. Si alguien sufrió las atrocidades de Snow, es él.

- ¿Cómo puedo qué, Katniss? – me pregunta viéndome directo a los ojos

- Peeta – le digo suspirando – aléjate de mi

- Nunca. Hace tiempo te prometí que estaría siempre a tu lado

Le miro recordando ese momento, cuando había caído por la alambrada y él me llevaba a cuestas hasta mi cuarto. Cuando mi madre aún vivía conmigo y Prim todavía vivía…

- ¿Real o no real? – me pregunta sorprendiéndome. Le miro y noto sus pupilas dilatadas, veo como se levanta del sillón afianzando sus manos en el respaldo, respirando entrecortadamente.

Guardo silencio y permanezco quieta (aunque no me cuesta ningún trabajo, pues es lo que ahora siempre hago: permanecer quieta) hasta que pasa el episodio.

- Real – respondo a su pregunta – pero me lo prometiste cuando yo te lo pedí y ahora te pido que te alejes

- ¿Por qué Katniss? ¿Por qué quieres que me aleje?

- Porque todavía estas a tiempo, Peeta. Todavía estas a tiempo de salvarte, de no caer en este mundo de dolor y tormenta en el que vivo a cada momento.

- ¿Acaso crees que yo no vivo en un mundo así?

- Yo se que has sufrido como nadie, pero eres la mejor persona del mundo, puedes salir adelante

- Katniss… – me dice en tono condescendiente hincándose frente a mí

- ¡De verdad! – le grito furiosa porque no se da cuenta de lo bueno que es – eres bueno, noble…

- Ya no soy el que era – dice y noto la gran tristeza que hay en su voz

- Tan lo eres, Peeta, que solo tú puedes vivir como lo haces después de lo que has pasado. ¡Mírame! – le digo poniéndome de pie para que vea lo demacrada y acabada que estoy – yo no puedo…

- Claro que puedes Katniss, eres… eres maravillosa

- ¡No! ¡No lo soy! – le grito tirándome al sillón – no soy quien alguna vez parecí, y perdón, Peeta, pero no soy quien tú crees que soy

- ¡Lo eres! – me grita tratando de convencerme

- Siempre pensé que tu "secuestro" te había enseñado quien en realidad soy.

- No seas absurda, Katniss

- Entiéndelo, Peeta: no soy ningún ángel, ¡yo no caí del cielo!

- Pero para mí, eres perfecta.

- No lo soy Peeta, te he hecho sufrir, te he mentido, manipulado, engañado…

Por fin mis palabras surten efecto. Peeta se toma la cabeza tratando de controlar sus recuerdos. Seguro está recordando la cantidad de veces que lo besé durante los juegos, como le hice creer que lo amaba solo para seguir con la estrategia de los Amantes Trágicos.

- ¡No! – grita más para él que para mí. Sigue tratando de controlar sus recuerdos y vuelve a afianzarse del respaldo del sillón – no es cierto. Yo te amo desde que éramos pequeños – me mira haciéndome sentir miserable. Sigo haciéndolo sufrir – te amo desde que te oí cantar ¿Real o no?

La idea se me cruza en un instante: pienso en mentirle, en decirle que no es real, que no me ama, así podría hacer que se alejara. Sería lo mejor para él, dejaría de luchar contra sus episodios, dejaría de sufrir por mi culpa.

- No real – le digo comenzando a llorar

- No real – repite buscando mi mirada. Me fuerzo a mirarle de regreso y a conservar la cabeza en alto – no real… no real… – repite y repite asimilando el significado de esas dos sencillas palabras

- No real, Peeta. Tu "amor" por mí fue un invento de Haymitch, una estrategia para los 74º Juegos del Hambre

Peeta se queda en silencio más de media hora sin cambiar de posición. Me quedo igual que él, en la misma posición de siempre, asimilando lo que acabo de hacer, sintiendo como mi corazón se desmorona. Me sorprende este dolor, pues creí que mi corazón ya había muerto junto con mi hermana. Lo observo salir corriendo de mi casa.

- Supongo que ahora si se alejará de mí – me digo cerrando la puerta.