Hola a todos este fic lo cree hace tiempoooo pero ahora es que logre publicarlo jeje, en cuanto empiecen a leer veran que el tema ya es comun jeje, pero a medida qe la historia avance veran es que será distinto a las demas espero que les guste!
PD: si ven que algunas palabras estan sin la letra U es porque esa letra esta medio dañada en mi laptop y no qiere marca. ENJOY!!
Capitulo 1:
Helado con sabor a Nervios
Habian pasado 6 años desde que regresamos de San Lorenzo, y junto a ello el regreso de mis padres, quienes, durante 10 años yo creía perdidos. Ese viaje fue la puerta hacia un futuro nuevo, una vida familiar feliz y completa, regocijo interior y exterior, no podía ser mas feliz. Reconocí (a quien es esos momentos consideraba) al amor de mi vida, Comenzaría el 6to grado, todo era perfecto, hasta que pisamos de nuevo hillwood y ella me diera esas terribles noticias. ¿Fui completamente feliz durante 3 dias? No lo parecía, para mi habían sido meses, pero la realidad era dura.
-Arnold –dice ella con la cabeza baja y tomándome de las manos.
-¿Qué pasa Helga? –contesto mirándola extrañado. Su semblante era triste y melancolico, no pude evitar sentir temor.
-Durante nuestro viaje mi papa recibió una oferta –calló durante unos segundos, trago saliva, me volvió a ver a los ojos- Acepto ser gerente de una compañía internacional de localizadores.
-Wow! –exclame contento- me alegro mucho por tu papa…. Pero veo que tu no estas contenta- dije al ver su semblante.
-No se –contesto, acto siguiente me abrazo y me dio un beso en la mejilla- El empleo es en Escocia, mañana me iré a New York, allí haremos escala.
Quede en estado de proceso, sus palabras no entraban en mi cabeza, me sentía como una consola de videojuego el cual se encontraba en "loagind". Volvi a repetir lo que dijo en mi cabeza, pero no lo podía asimilar.
-¿Quieres decir que mañana te mudaras? – dije con un nudo en la garganta. "niégalo, niégalo, niégalo" era lo uno que pensaba.
-Así es – sus ojos se aguaron, volvió a abrazarme –me parece injusto, cuando por fin me quieres es cuando me tengo que ir.
Helga era una complicada de entender, a veces me hacia maldades, y por un momento pensé si esto era un juego para juzgar cuanto la quería, pero descarte el pensamiento al momentos, si hubiese sido el caso lo habría dicho molesta, en cambio me lo decía dulcemente, algo que no hacia cuando no fuera verdad, estaría molesta en vez de estar con lagrimas en los ojos. Era verdad, Helga se iba a ir.
Nos volvimos a ver a los ojos, y nos dimos un beso suabe y calido, acorde a un par de niños de 10 años. Despues de eso nos abrazamos, y decidimos pasar ese ultimo dia juntos, fuimos al cine, a la feria, comimos dulces y golosinas. Terminamos yendo a mi casa al atardecer, subimos por la escalera de incendios hasta el techo y nos sentamos en una tumbona abrazados mientras el sol se escondia, Como me hubiese encantado que el tiempo se hubiese detenido y quedado allí durante mucho tiempo. A las 7 de la noche acompañe a Helga hasta su casa, nos sentamos en el pórtico y comenzamos a conversar sobre que sucedería con nosotros.
-Arnold, aun somos jóvenes, solo tenemos 10 años –contesto mirándome con una ligera sonrisa- ser novios a distancia es una ridiculez.
-Tienes razón –conteste riendo- ¿entonces todo se queda aquí?
-Así parece –dijo mirándome a los ojos- solo que tengo miedo de que si en algún momento regreso tu ya no me quieras, o peor, yo no te quiera a ti.
-Pues –dije pensante- si pasa lo primero, créeme que cuando te vea volveré a quererte –ella me sonrio- y en cuanto a los segundo… Volere a conquistarte.
Ella solo sonrio, me beso y nos quedamos mirando las estrellas, nos hicimos una promesa, una vez al final de cada mes, nos escribiríamos para comentar nuestras vidas, de lo que nos había pasado, lo que no nos había pasado, etc. Al final ella se fue al siguiente dia, y desde ese momento, cada mes nos escribíamos, después de un par de meses, ella comenzó a dejar de escribir, y cada vez mi cartas eran mas y mas breves, eso no significaba que la estuviese dejando de querer, sino que cada vez poseía mas y mas responsabilidades, hasta que después de 2 años las cartas cesaron y no supe mas de Helga G. Pataki.
Los años siguieron su curso, ya había comenzado el primer año de secundaria, el segundo, en el tercero tuve a mi primera novia (quien cabe agregar no fue lila), cuarto, y quinto. Ahora Tengo 17 años y dentro de 1 meses comenzaría el senior year de la segundaria. Mis compañeros de clases seguían siendo los mismos, incluso la pandilla no había cambiado, a excepción de Rhonda, quien había estado ausente en quinto año ya que se había ido a Londres, sin embargo regreso la ultima semana de clases ya que no aguanto el post populy de los adolecentes británicos.
-Podran ser británicos pero su carente de educación en cuanto a una persona recién llegada es de lo peor, no eniendo como algunas personas pueden admirarlos –decia Rhonda a cada cuanta persona le preguntaba el porque había regresado. La verdad era que la había calificado de Nerd.
Mi vida seguía siendo normal, buenos amigos, buena familia, buena escuela, hasta que cierto dia, dos semanas antes de comenzar el ultimo año de secndaria, convencí a Gerald de ir por unos helados a la heladería.
-Viejo ¿para que quieres ir para alla? Esas cosas son de niños –dice con aire fastidiado.
-Vamos Gerald –contesto dándole una palmada en la espalda- ¿no quieres recordar viejos tiempos?
-¿Viejos tiempo? –me observa levantando na de las cejas y cruzando los brazos- Lo único que me gustaría recordar de los viejos tiempos es cuando no teníamos tantas responsabilidades.
-Esuche que hay chicas nuevas en la heladería –conteste picaro.
-Vamos! –exclama tomandome del brazo y dirigiéndonos hacia la heladería.
Ya llegando tuve una extraña epifanía, escuche la voz de Helga riéndose, su risa era singular acompañada de un resoplo en la nariz la cual era característico de ella. Volví a ver los alrededores pero no había nada, me toque la cabeza y pensé "solo es mi imaginación". Al entrar nos dirigimos directo a la caja, pedimos nuestros helados y en cuanto le dieron la barquilla a Gerald se acerco inmediatamente hacia dos chicas que se encontraban sentadas en una de las mesas con su característico –¿que tal chicas?- y jalando su cabello hacia atrás como acompañamiento, yo solo reí, a pesar de los años, seguía siendo el mismo Gerald. Espere mi helado, sin embargo, la epifanía volvió a mi cabeza, ya no era la risa y el resoplo de la nariz, ahora era su voz la que escuchaba –La princesita no regreso por eso, apuesto a que fue porque la catalogaron de nerd jajajaja"-. Volví a mirar a los alrededores, pero esta vez dudaba de que fuera mi imaginación, automáticamente extendí la mano para tomar mi helado, mientras que toda mi atención se encontraba en tratar de encontrar la figura de Helga, sin embargo, retraje la mano a mi cuerpo, pero la vendedora soltó accidentalmente la barquilla dejándola caer sobre mi pecho manchando toda la franela. Yo solo miraba mi cuerpo lleno de Helado mientras que Gerald me miraba desde la mesa extrañado, luego se acerco.
-¿Viejo que te pasa? –dice colocando una mano en el cuerpo y con la otra dándome una servilleta- Desde que llegamos andas en otro mundo.
-No se –conteste tomando la servilleta y limpiándome con la misma- Gerald me creeras loco pero cuando llegamos crei haber escuchado la risa de Helga.
-¿ah? Amigo ¿de que Helga hablas? –no podía creer que no la recordara- ¿Te refieres a la señora Helga Sprouse? La que tiene aquel gato con complejo de perro.
-Si vale –conteste sarcástico- ¡no, ridículo! Helga G. Pataki la niña que estudio con nosotros hasta 5to grado.
-¿Te refieres a la chica que estaba enamorada de ti que te dio a conocer su amor en indrustrias futuro y que te encontré besando en la Selva? –callo- ¿A la Helga G. Pataki? ¿la niña de una sola ceja?
-¡¿A QUIEN LLAMAS NIÑA DE UNA SOLA CEJA?! –interrumpe una voz moleste en la entrada de la heladería.
Gerald volvió su cabeza hacia la entrada mientras yo ya había visto la a la persona que había exclamado tales palabras. Era una chica bastante atractiva, de cabellos rubios y largos, pero ahora con luces más claros que le daban brillo, de ojos pardos pero hermosos, delineados y maquillados sutilmente, de labios pintados de rosa, con unos pescadores y una franela cuello bandeja que dejaba ver la parte superior de su pecho, de buena figura y de presencia fuerte y ahora con dos cejas delineadas y delgadas. Pude reconocer perfectamente quien era, Helga había regresado a Hillwoods y yo me encontraba nerviosos, flechado en el corazón de nuevo y con la franela llena de Helado.
