Un Posible Comienzo
Y ahí me encontraba yo, enfrentada a mi propia sangre, su largo cabello, color castaño rojizo era ahora guiado por el feroz viento hacia una batalla que definiría todo lo anterior, todas sus metas, sus razones, sus aciertos y errores estaban a punto de ser puestos en tela de juicio para evaluar quien de nosotras saldría victoriosa. Pero creo que me estoy adelantando, quizás sería más conveniente relatar un posible comienzo…
00000000000000
-¡Lo hiciste! Eso es un jutsu de invocación –alabé a mi hermana el día que invocó una filosa arma de gran tamaño.
-No importa, no es útil. Hagamos otra cosa –sugirió la pequeña niña de cabello castaño rojizo, herencia que, al igual que yo, había recibido de su padre.
-¿De qué estás hablando Kasumi? Si aprendes a usar esta hoz serás imparable –continué intentando motivarla.
Creo que hay cosas que en este punto es preciso aclara, la esbelta niña de catorce años y orgullosa de la destreza de su hermanita soy yo. Mi nombre es Mei y desde que mamá murió muchas cosas cambiaron.
Ambas nos encontrábamos esa tarde en el jardín de nuestra casa, entrenando bajo la atenta mirada de papá. Hace cuatro años que nuestra madre murió y, desde entonces, solo nosotros tres conformábamos el prestigioso clan Terumi de la Aldea de Niebla. Hayaito Terumi era el nombre de mi padre, era un hombre alto y esbelto de tez era blanca y supongo que su característica más peculiar era su extraño sentido del humor. Yo soy su hija mayor y conservo las mismas características físicas que él poseía, mientras que su hija menor, Kasumi, había heredado los grandes y celestes ojos de nuestra madre. Kasumi apenas recuerda a mamá, ella era aun un bebé cuando nuestra madre murió. Pero si había algo que sobresalía en mamá era su profunda e pura mirada.
Kasumi y yo no solíamos discutir mucho por aquel entonces, aunque ambas éramos muy distintas. Mientras que lo que más apasionaba a mi hermanita era correr y entrenar para convertirse en una gran ninja, lo que ocupaba mi cabeza era casarme y tener hijos con un guapo shinobi. Se puede decir que yo era un tanto inmadura mientras que Kasumi siempre fue un adulto. Pero nuestras metas no era lo único que nos distanciaba, nuestras personalidades también eran incompatibles.
Yo era cariñosa, sociable y amable mientras que Kasumi era más bien seria e incluso un poco fría, en especial con desconocidos. No obstante estas vueltas de la vida, amabas convivíamos gustosamente y en armonía, salvo por alguna que otra situación como la que comencé a relatar y continuaré ahora.
-Ya te dije que no importa, vamos a entrenar taijutsu –propuso la pequeña desvaneciendo la invocación.
-¿Por qué hiciste eso? Si puedes dominar su peso te será muy útil y más aun con tu velocidad –expliqué casi regañándola mientras ella fruncía el seño.
-Ya te dije que quiero entrenar taijutsu –repitió perdiendo la paciencia. No tenía lógica para nada, papá era el mejor usuario de Kekkei Genkai como lo había sido su nuestro abuelo, y su padre antes que él y nosotras ahora.
-Pero nuestra familia ha sido especialista en ninjutsu por generaciones, debemos aprovechar este maravilloso don y mejor aun si podemos combinarlo con distintas armas –señalé calmadamente, me era muy difícil perder la paciencia con Kasumi, nuestro vinculo era especial.
-¡Ya déjame en paz! –gritó Kasumi y salió corriendo del jardín hacia la calle.
-¡Kasumi! –llamé preocupada al ver que se alejaba pero, cuando estaba por salir detrás de ella, sentí la mano de papá sobre mi hombro.
-Espera Mei, yo voy por ella –ordenó Hayaito Terumi quien había observado silenciosamente toda la situación– tu espéranos un poco, volveremos pronto.
Acostumbrada a recibir órdenes como la genin que era, asentí con la cabeza y entre a nuestra casa con el objetivo de aguardar el regreso de mi familia, pero poco tiempo resistí y tuve que salir detrás de ellos. Me sentía responsable, Kasumi era una niña tan madura que a veces olvido que sigue siendo una niña. Percibí el chakra de papá por los techos y seguí el rastro. Incluso para el líder de nuestro clan no sería fácil alcanzar a Kasumi, no había dudas de que la pequeña era veloz.
Cuando logré encontrarlos ella aun seguía corriendo pero papá estaba ahí así que, para evitar que huyera, selló el callejón por el que iba con una pared de lava. Sin salida aparente, volteó para ver a su captor. Ella sabía bien que semejantes habilidades en el control de un Kekkei Genkai solo eran atribuibles a una familia de Kirigakure, la familia Terumi. Esa extraña habilidad que nos facilitaba el uso y combinación de los elementos afines por naturaleza era lo que hacía que nuestro clan tuviese semejante prestigio. Me oculté y observé la situación en sigilo.
-Vaya que eres veloz –admitió el líder del clan un poco cansado– ya estoy viejo para esto.
-Lo siento padre –se disculpó Kasumi con una respetuosa reverencia intentando esconder su seño fruncido, señal de su persistente enojo.
-No te preocupes por eso, pero dime… ¿por qué huiste de tu hermana?
-Estaba presionándome para que yo aprenda a usar esa hoz –dijo casi haciendo un puchero.
-Dime la verdad. Yo sé que tu sueño es convertirte en una gran kunoichi y sé también que tienes las habilidades para lograrlo. El poder invocar un arma a tu edad es logro que pocos alcanzan –recalcó nuestro padre mirándola firmemente con esos penetrantes ojos verdes y luego insistió– lo que quiero saber es ¿por qué huiste de tu hermana cuando ella quiso que la usaras?
-Porque no quiero… –dijo casi entre sollozos los cuales contuvo con dificultad.
-¿Qué no quieres? –presionó él.
-No quiero usar armas que ella no puede, no quiero superarla –soltó mientras las pesadas lágrimas rodaban por sus mejillas a pesar de sus intensiones.
-Kasumi… –murmuré mientras mi vista se nublaba.
-Kasumi –pronunció el líder del clan con ternura– ¿a ti te preocupa el bienestar de tu hermana?
-Por... supuesto...que sí –dijo entrecortadamente debido a que el llanto no dejaba que sus palabras fluyeran libremente.
-Entonces debes convertirte en la mejor kunoichi de la aldea para protegerla siempre –manifestó Hayaito.
Fue entonces que me deje ver para sorpresa de mi padre, quien no acostumbraba presenciar actos de rebeldía de mi parte y solo pudo soltar un hondo– Mei…
-Kasumi –nombre llamando la atención de mi hermanita e ignorando a mi padre por un momento – tu eres una niña muy especial, eres valiente, ágil y noble pero no debes que sentir como una carga lo que papá acaba de decir, a lo que él se refiere es a que siempre seremos hermanas y por eso debemos protegernos mutuamente.
Kasumi corrió hacia a mí para abrazarme y desahogo sus angustiosas lagrimas en mi torso. Le acaricié la cabeza para que se calmara y observé a mi padre que nos miraba con una mezcla peculiar de nostalgia y orgullo, supongo que le hubiera gustado que mamá viese en lo que nos habíamos convertido.
00000000000000000
¡Imposible! Tengo dieciséis años, estoy corriendo con todas mis fuerzas, soy una kunoichi entrenada y capaz pero aun así… esta niña de tan solo siete duplica, al menos, mi velocidad. Lo extraño del caso, para quien observa la situación, es que estoy sonriendo. Llámese casualidad o causalidad pero en ese instante un agradable recuerdo le vino a la mente.
-¡Vamos Mei, no te quedes atrás!
-Espera un poco, yo no puedo correr tan rápido como tú y llevamos en esto toda la mañana ¿para cuándo un descanso?
-¡Sí, sí puedes, ven! Descansaremos en casa.
-Aun no entiendo cómo puedes saber dónde estamos con tanta niebla…
-Sólo busco, la variación en el ambiente, un sonido, una brisa fuera de lugar, dejas de lado tus ojos y confías plenamente en tus otros sentidos.
-Ya sé como lo hago yo pero soy una chunnin, lo que no entiendo es cómo lo haces tú que ni si quiera has empezada la Academia aun.
-Tengo un buen modelo.
-Siempre que haces un comentario halagador como ese significa que quieres que prepare Shasimi para cenar.
-Es que tengo hambre.
-Entonces vamos a casa a comer, seguro papá también tiene hambre.
-Primero terminemos la carrera.
-¿Por qué? Ambas sabemos que tú ganaras de nuevo.
-No es importante la meta Mei, en la meta todo se acaba, lo importante es que recorramos el camino juntas.
Pero para el que nos conoce no es inusual, sonrío porque estoy feliz por las habilidades de mi hermanita. Cuando ese recuerdo se disipó me encontré corriendo de nuevo, intentando superar, al menos una vez, a Kasumi en velocidad; tarea que, una nuevamente me resultó imposible de completar.
-¡Cielos! No tiene sentido preguntarle a papá porque está tan orgulloso de ti, ¿verdad? –acoté mientras respiraba bocanadas de aire al mismo tiempo que me hacía a un lado el incomodo mechón de cabello que amenazaba a taparme el ojo, mechón que se había vuelto muy molesto en las últimas semanas.
-No puedes quejarte Mei, eres una chunnin… a ti si te dan misiones interesantes, no como a mí que me pondrán a buscar gatos perdidos una vez que me gradúe –se quejaba Kasumi casi haciendo un puchero.
-Lo que quiero decir, es que tú serás una kunoichi mucho más poderosa que yo algún día –le explique junto a una mirada cariñosa y paciente mientras seguía intentando acomodar mi pelo rojizo– ¡La niebla es el enemigo natural de mi cabello! –exclamé superficialmente, harta de intentar manipularlo.
-¿Por qué no dejas que caiga sobre tu ojo y ya? –sugirió Kasumi al ver que yo empezaba a perder la paciencia.
-Porque tapar parte de tu rostro no es atractivo para los hombres –manifesté mientras retomaba la conversación anterior, era común en nosotras llevar dos y hasta tres conversaciones simultáneamente– además las misiones absorben todo tu tiempo, lo cual dificulta la búsqueda de un novio apropiado.
-¿Ya vas a empezar con eso? –preguntó en un tono perezoso la pequeña como anticipando el inicio de una conversación sin fin.
-Por supuesto, sabes que mi prioridad es conseguir un pretendiente adecuado…
-Entonces déjate el mechón de pelo sobre el ojo, te da un aire misterioso –sugirió Kasumi para luego afirmar con convicción– Mi objetivo será más difícil de lograr que el tuyo ya que quiero convertirme en la ninja más poderosa de la Aldea de la Niebla.
-¿Tú crees? Entonces lo dejaré así y no me cortare el cabello hasta de que este está llegando al final de mi espalda –luego me detuve un segundo para pensar en las anteriores palabras de mi hermana "la ninja más poderosa de Aldea de la Niebla" y me incliné un poco para mirarla a los ojos– quisiste decir que quieres ser la kunoichi más poderosa, ¿verdad?
-No, quiero ser la ninja más poderosa –repitió con decisión.
-¡¿Quieres convertirte en Mizukage?! –Pregunté nuevamente incrédula de las palabras e ideas revolucionarias de la pequeña niña– Nunca se ha visto a una mujer asumir la posición de kage…
-Pues yo seré la primera entonces –contestó firmemente.
-Pero… ¿por qué? ¿Qué te hace desear ser la líder de nuestra Aldea? –inquirí buscando el sentido a ese pensamiento descabellado.
-Bueno, verás… -anticipó como preparándose para dar el gran discurso de su vida– mi hermana Mei, es una kunoichi de Kirigakure, controla dos elementos por ahora lo cual lo convierte en una excelente kunoichi pero también es muy coqueta y busca constantemente un novio para casarse y hacer Dios sabe que…
-¡Oye! ¿No eres que eres un poco pequeña para andar haciendo esas insinuaciones? –regañé con molestia mientras despeinaba el lacio cabello de Kasumi. Esto se estaba convirtiendo en algo ofensivo para mí.
-Claro… como no puedes acomodar el tuyo arruinas el mío –se quejo levemente mientras tomaba una venda de su brazo para atar su cabello en una coleta alta, dejando caer tan solo dos mechones a los laterales de su flequillo que le llegaban a los hombros– y no creo ser tan pequeña si logré que te ruborizaras de esa manera.
-¡Hey! –grité nuevamente sin poder evitar que mis mejillas se encendían más y más.
-Bueno el caso es… que ella quiere casarse y necesita vivir en un Aldea tranquila así que me convertiré en Mizukage para mantener a Kirigakure serena y la protegeré a ella y al inútil de su futuro esposo…
Recordé con angustia entonces el peso que papá había cargado en los hombres de Kasumi aquella noche.
-¿Por qué hablamos en voz baja? –preguntó ella inocentemente.
-No quiero que Mei nos escuche –señaló papá.
-Pero ¿por qué? ¿Qué pasa con Mei?
-Tu hermana… ella es una gran kunoichi pero es muy enamoradiza y en ocasiones se distrae fácilmente… mal interpreta las cosas y a veces se pone violenta sin razón aparente, sé que tú eres más centrada quizás hasta fría y te enfocas en tus objetivos al punto que a veces olvido que eres una niña pequeña. Ninguna de las dos tiene un equilibrio adecuado pero si alguien que puede protegerlas a las dos esa eres tú.
-Proteger a Mei… –murmuró Kasumi sin darse cuenta mientras las palabras de nuestro padre se incrustaban en su corazón.
-Yo estoy de paso en este mundo como todos los demás, pero quien en verdad te acompañara el resto de tu vida es Mei. Así que por favor, prométeme que la protegerás…
No pude seguir escuchando, mi temblorosa mano se encontraba cubriendo mi boca para que los sollozos fuesen silenciosos. Salí corriendo de mi casa aquella noche. Mi padre creía que yo era una inútil, que necesitaba ser protegida porque mi mente era dispersa y mis objetivos no eran los de una guerrera, todo eso se lo puedo perdonar, pero no puedo perdonarle el hecho de que haya cargado ese peso en los hombros de mi pequeña hermana.
Y ahora aquí estaba Kasumi en frente mío, queriendo convertirse en Mizukage para protegerme. Sus grandes y profundos ojos azules son iguales a los de nuestra madre, como lamento que no la recuerde, y aunque ella era tan solo una niña cuando mamá murió, puedo ver su fuerza de voluntad viva en ti, Kasumi.
-Yo soy la mayor… se supone que soy quien debe protegerte –exclamé estremecida por el cariño que, sin temor alguno, mi pequeña hermana me demostraba– además ser Mizukage es peligroso.
-Tal vez, pero ese es mi deseo. Puede que sea peligroso pero no quiero vivir por siempre Mei, solo quiero una vida interesante, si tu sueño es casarte, el mío es convertirme en Mizukage.
Entonces recordé sus palabras anteriores "…me convertiré en Mizukage para mantener a Kirigakure serena y la protegeré a ella y al inútil de su futuro esposo…" –Un segundo… ¿Por qué crees que me casaré con un inútil? –inquirí curiosa aun conmovida por el comentario de mi hermana pero extrañada por la rotunda afirmación.
-¿Qué no son todos los hombres unos inútiles? –repreguntó y me sonreí.
-Pronto cambiaras de opinión…
-¡Ja! Lo dudo.
0000000000000
Los días de Kasumi en la academia fueron simples y felices. Papá casi no estaba en casa porque, como líder de escuadrón de jounins, lo requerían en misiones importantes a menudo. Así que Kasumi y yo nos volvimos aun más cercanas. Por las tardes, cuando ella volvía de la academia, solíamos pasearnos entre bosques cercanos a Kirigakure en búsqueda de la flor de amancanes, una preciosa flor amarilla que crece en zonas húmedas como esta. En el trayecto la niebla absorbía su canto y la tierra mi danza, y en un compás armónico nos integrábamos al paisaje, nos hacíamos parte de este mundo, estábamos realmente conectadas.
Su melodiosa voz solo cesaba ante dos posibles situaciones, la primera era el grato descubrimiento de a tan ansiada flor cosa que solo sucedió dos veces o quizás tres. La segunda era la caída del sol donde una carrera de vuelta a la Aldea era el acostumbrado reto que nunca pude superar. De vuelta en casa un baño caliente siempre la relajaba mientras yo cocinaba, yo solía preparar la cena y Kasumi lavaba los platos. Luego era mi turno de ducharme mientras la pequeña pelirroja realizaba sus tareas escolares. Y para finalizar el día, nada era mejor que leer una historia en la cama aunque aquí siempre diferíamos, a mi me gustaban las novelas románticas y a ella las historias de terror, por lo cual nos turnábamos. Luego ella se iba a su cama y nos disponíamos a dormir para que el nuevo día llegara y nuestra rutina se repitiera.
Las tardes que no íbamos a los bosques entrenábamos en el patio de casa, a veces Kasumi lo hacía en solitario porque yo era llamada por alguna misión, pero ciertamente nos divertíamos cuando los tres estábamos juntos. Éramos una familia pequeña pero sumamente feliz, supongo que en ese entonces, disfrutábamos más las pequeñas y simples cosas que ahora hemos olvidado. Kasumi creciendo viéndome perfeccionar mis técnicas de agua y practicar con menos empatía las de fuego. Su meta estaba fija en su corazón, y eso era algo que nadie podía remover, el deseo de superarse estaba más vivo que nunca.
Sin mucho interés comenzó a usar la hoz, al principio apenas podía sostenerla, pero papá le indico el modo correcto de hacerlo empleando a menor cantidad de fuerza posible. Lo filoso del arma me preocupaba pero nuestro padre calmó mis nervios argumentando que Kasumi era responsable, y entendía que la hoz no era un juguete sino una herramienta ofensiva-defensiva. Entrenábamos juntas todos los días, yo practicaba mi ninjutsu y ella su defensa y velocidad. Con el tiempo aprendió a predecir mis movimientos y tomó una postura más ofensiva. Aprendía rapidísimo y el ego de papá se inflaba más y más. Contrario a lo que se creería esta situación no me incomodaba para nada, amaba a mi familia y quería que fueran felices, amaba a mi aldea y quería que tuviese buenos shinobis.
Sin embargo había algo que no se podía ocultar, la frialdad en Kasumi era muy grande y el corazón de un shinobi debe llenarse de algo más que valor y habilidades o la fragilidad emocional podría destruir su mente. Mi hermana era noble y decidida, su mejor cualidad era también su más letal debilidad. Dejamos de buscar monstruos debajo de la cama cuando nos damos cuenta de que están dentro de nosotros.
0-0-0-0-0-0-0-Fin del Primer Capitulo-0-0-0-0-0-0-0-0
Hola, soy Misfits autora de varios fics, algunos están en mi cuenta otros en la cuenta de mi querida amiga Akira Yuy Uchiha. Solo hay dos razones por las que podrías estar acá leyendo esto. La primera es que seas curioso, totalmente aceptable la curiosidad es grandiosa con lleva a la búsqueda de conocimiento, pero realmente me gustaría que estuvieras acá por la segunda razón. Y el segundo motivo, es que leíste Legión Infernal, este no es un fic distinto a ese son dos caras de la misma moneda, aquel es la historia avanzada, el futuro de los tiempos que estoy narrando ahora, este es el pasado de Kasumi Terumi, sus raíces, sus vínculos sus motivos. este corto fic de tan solo 8 capítulos revelará lo que yacía oculto en la mente de la kunoichi de Kirigakure, en el corazón de la hermana de la Mizukage. Después de esos 8 capítulos, subiere la tercera y ultima parte de esta saga, cerrando así todos los interrogantes y asuntos pendientes que quederon de la primer parte, espero que disfruten de este fic.
Por si no leyeron el primero aca les dejo el lin . fanfiction s/8742697/1/Legión-Infernal (todo junto!)
No se pierdan el siguiente capitulo - Formación de un Genin
