Capítulo 1: "Silencio"
Acababa de llover. La tierra del suelo estaba húmeda y habían charcos de de lodo por todos lados. E l cielo aun se veía gris, las nubes amenazaban con empezar una lluvia fría otra vez. La aldea se resguardaba del agua, todos permanecían encerrados en sus acojedorras y cálidas casas, mientras que las calles yacían húmedas y vacías. Por una de las ahora solitarias calles solo una persona se movía lenta y débilmente, apenas y tenía fuerzas para seguir caminando. Sus pies descalzos pisaban los charcos temblorosos. No le importaba. De hecho ya nada lo hacía.
Siguió avanzando casi como si no estuviera ahí. De repente sus últimas fuerzas le abandonaron y se sintió desvanecer, se sostuvo un momento de un poste de luz que estaba a su lado, sin embargo sus piernas no soportaron más su peso y cayó sobre ellas, quedando sentada. Temblaba por el sobreesfuerzo que hacía por permanecer conciente y por la brisa helada que le calaba hasta los huesos. Su única prenda era una chamarra anaranjada, la cual no le brindaba nada de calor debido a que estaba completamente empapada y no se lograba secar.
Su pequeño y dulce rostro había sido golpeado, por lo que estaba cubierto de sangre y lodo. Sus pequeños hombros tenían marcas de arañazos, así también en sus piernas y pies descalzos; su cuerpo estaba marcado por enormes hematomas que se asomaban bajo la chamarra. A pesar de ello sus heridas ya no sangraban gracias al poder del bijû en su interior, sin embargo su propia sangre la cubría todavía, a pesar de la lluvia anterior.
A lo lejos, un joven ninja le alcanzó a ver. Con coriosidad se acercó sin prisas, se detuvo frente a esa personita sin decir nada. Sus hermosos ojos azules se posaron en los pies que tenía enfrente. Lentamente alzó su cabeza para ver directo a los ojos a la otra persona. Sus labios se movieron, pero ningún sonido salio de ellos, decía algo que el otro no podía escuchar.
-S-Sai...-al fin logró pronunciar.
Pero no dijo nada más, solo se dejó vencer por el agotamiento frente al pelinegro, desmayándose y cayéndo de lado. Sin embargo, el joven ninja se agachó a tiempo y detuvo el impacto de la caebza en el suelo. Observó durante unos segundos a la personita en sus brazos antes de alzarla y llevarsela de ahí.
-*-*-*-2 meses después-*-*-*-
Estaba sentada en el marco de la ventana; veía fijamente el despejado cielo azul sin ver nada en realidad, solopermanecía ahí, inmóvil, sin decir ni hacer nada. Una fría brisa removió ligeramente sus largas hebras rubias, pero ni siquiera se inmutó. Entonces escuchó que llamaron a la puerta; volteó a verla un segundo, como si esperara que volvieran a llamar a ella, luego de unos segundos bajó de su lugar sin prisa; del mismo modo y sin ganas avanzó hacia la entrada de su vivienda y abrió.
-Hola, ¿cómo amaneciste hoy?-el joven maestro chunin le sonrió tiernamente al tiempo que acariciaba su cabecita con cariño.
-...-no dijo nada. Su rostro era blanco como una hoja, inexpresivo, vacío. Cerró los ojos a modo de respuesta afirmativa al tiempo que inclinaba levemente la cabeza.
-¿Todavía no quieres hablar?-preguntó con un reflejo de tristeza en los ojos mientras entraba y se dirigía a la cocina y dejaba las bolsas que llevaba de comida en la mesa-Naruto...-la aludida volteó a verlo antes de acercarse a la mesa-no puedes seguir así, no es bueno para ti.
El sonriente y alegre Naruto ya no era el mismo de antes. Ahora estaba atrapado en un cuerpo femenino y el brillo lleno de vida que se reflejaba en sus azules pupilas se había apagado junto con su voz. Se sentó a la mesa con un pizarrón blanco y un plumón en mano.
-'Estoy bien'-escribió.
-No, no lo estás...-el adulto la vio a los ojos antes de proseguir-pero no puedo hacer nada si no me lo permites...-aguardó un momento en espera de una respuesta positiva, pero no hubo siquiera una. Suspiró frustrado antes de rascarse la cabeza-bueno... ¿quieres desayunar con Ichiraku? Yo invito.
La chica borró lo que tenía escrito antes de contestar del mismo modo-'No, gracias. No se me apetece seguir comiendo ramen.'
Esta respuesta lo tomó por sorpresa, pero también le causó más preocupación-Naruto...-susurró viéndola con compasión.
-'Quiero una torta de huevo'-alzó nuevamente el pizarrón llamándo la atención de su sensei.
-Está bien...- volteó hacia la ventana y la vio que estaba abierta-¿has estado viendo el cielo otra vez?
La chica asintió con la cabeza.
El chunin cocinó lo que la rubia le había pedido al tiempo que esta acomodaba los platos en la mesa y servía el agua. Desayunaron en silencio. Todos los días era lo mismo, solo Iruka hablaba de vez en cuando rompiendo el silencio pero este prebalecía sobre su plática. Naruto solo contestaba a las preguntas directas escribiendo en el pizarrón. Llevaba dos meses en silencio, sin decir nada a nadie. L aúltima vez que alguien le había oído decir algo fue cuando Sai la encontró en la calle. Después de eso, nada. Solo escribía cuando necesitaba algo.
La chica alzó su mano y la agitó frente al rostro del castaño para llamar su atención, a lo que este sonrió mirándola a los ojos.
-Dime
Alzó el pizarrón para que él pudiese leer-'Necesito ir con la abuela Tsunade, no me siento bien'
-¿Qué tienes?-preguntó preocupado-¿Te duele algo?
-...-asintió con tristeza antes de borrar y volver a escribir-'Pero no quiero decirte qué...'
-No te preocupes, entiendo... si quieres te acompaño y espero afuera.
La chica sonrió por primera vez en esos dos meses y asintó con la cabeza-'Gracias'
-No hay de qué, anda, ve a arreglarte y yo lavo los platos.
La chica corrió a su cuarto dejando solo y pensativo al chunin. Suspiró desganado y recogió los platos.
-*-*-*-
Ambos ninjas se dirigieron a donde la quinta Hokage ya que esta era de las pocas personas que conocían el estado actual del portador del Kyuubi, y era la única que podía atenderlo sin poner en riesgo dicha información. Por lo mismo la rubia iba disfrazada con su propia ropa fingiendo ser todavía hombre, mientras escondía bajo una gorra su larga cabellera amarrada en una coleta.
-¡Iruka-sensei, Naruto!-llamó alegre alguien a quien la rubia había evitado a toda costa-Tenía tiempo que no los veía-la pelirrosa se acercó a ellos dejando petrificada a la ojiazul.
-Hola Sakura-chan-contestó el maestro poniéndo una mano en el hombro de Naruto.
La rubia agachó la mirada tratando de esconder su rostro, contestándo al mismo tiempo el saludo con un leve movimiento de cabeza.
-¿Uh? ¿Y a ti qué te pasa?-pregunó la kunoichi acercándose a su amigo.
-Naruto se siente mal-interrumpió Umino-Lo llevo a ver a la Hokage-sama para que lo revise.
-Mmm... ya veo... con razón está tan callado... ¿y dónde has estado? tiene como 2 meses que no te veo.
-...-la ojiazul retrocedió un poco y se escondió bajo el brazo del castaño agachando más la cabeza.
-Lo siento Sakura-chan, en verdad no se siente nada bien, será mejor que nos demos prisa.
-Si quieres yo te puedo hacer la revisión, creo que mi maestra esta muy ocupada ahora.
-No, gracias, no te preocupes, ya le había avisado y dijo que nos recibiría en cuanto llegaramos.
-Bueno... entonces nos vemos, espero que te mejores pronto para que ya nos asignen misiones, adiós Naruto, Iruka-sensei-la ojirosa se despidió con una ademán de mano y se alejo de ellos sin prisas.
Iruka se le quedó viendo a la joven kunoichi mientras abrazaba consoladoramente a la pequeña rubia a su lado, quien solo sollozaba casi en silencio con un leve temblor en todo el cuerpo. Ella no quería seguir así, deseaba volver a ser como antes, lo anhelaba con todo su corazón, pero no sabía cómo hacerlo. El mayor le acarició los hombros tratando de calmarla, aunque entendía la desesperación de la ahora chica Kyuubi.
Continuará.
