Primer beso. Su primer beso había sido algo inusual, un error, podrían decir algunos; pero para ellos no había sido eso en absoluto. Ocurrió cierto día en el tranquilo bosque de Santoff Claussen, en frente de todos los niños del pequeño pueblo, no fue algo planeado o intencional en lo absoluto, Katherine había bajado de su cabaña en el árbol para unirse al juego de corre que te pillo junto a todos los demás y Luz Nocturna simplemente había descendido para decir adiós puesto que iría a dar su ya acostumbrada vuelta de vigilancia al mundo; pero, tal y como lo describe Katherine, "un juego, una piedra en mi camino y un ligero empujón del destino hacia la dirección correcta cambiaron esos planes". En un momento corría del pequeño Petter y al siguiente se encontraba tumbada en la hierba sobre Luz Nocturna, sus bocas unidas suavemente, pero eso fue suficiente para que la jovencita sintiera los cálidos labios del niño espectral; sus labios tenía un tacto de lo más inusual, como si estuviera hecho de aire, luz y diminutos cristales, pero extrañamente cálido. Todo su cuerpo (sobre el que estaba tendida Katherine) emitía la sensación de seguridad y paz que solo un guardián puede brindar. Un rubor intenso se extendió por el rostro de la jovencita, mientras las luminosas y claras mejillas de Luz Nocturna se opacaban al igual que lo haría un cristal al respirar sobre este. Ambos pares de ojos se miraban avergonzados, pero Katherine se sorprendió al encontrar que no quería moverse, esa extraña posición le resultaba de lo más cómoda tal y como estaban; son hermosos, pensó sin apartar la mirada de los sorprendidos ojos verdes (de un tono casi tan claro como el de su misma piel) de Luz Nocturna.

El mágico momento que habían compartido duro poco más de diez segundos, fueron interrumpidos por un pequeño carraspeo proveniente de William el Alto, seguido de unas risitas picaras de los pequeños. Katherine se puso de pie rápidamente sin mirar más que el pasto, alzó una mano para ayudar a levantarse a su amigo, pero se extraño al notar que tras varios segundos este no la tomaba. Levanto la vista encontrando a Luz Nocturna tal y como lo había dejado, el chico parecía no moverse y brillaba con un resplandor fosforescente, los niños estaban empezando a pensar en sí llamar a Ombric o a Norte, cuando su amigo levanto la cabeza hacia Katherine y sin dejar de mirarla a los ojos tomo su bastón y con la otra mano acepto la ayuda que la niña le ofrecía. Se puso de pie lentamente, dirigió una mirada, extrañado, hacia los niños y luego volvió a ella, el rubor aún presente en su cara haciéndole ver más joven de lo que en sí parecía. Se despidió con un tímido saludo de la mano y despegó, en momentos perdiéndose surcando nubes hacia el horizonte.

Katherine y los niños quedaron un poco sorprendidos por la huida del niño espectral y entre ellos reino un silencio ligeramente incómodo, que fue rápidamente roto por William el Menor quien volvió a iniciar el juego como si nada hubiera pasado. Pero Katherine no podía simplemente ignorar lo que acababa de pasar, en su mente seguía muy presente la sensación de vértigo y nerviosismo que la había azotado al juntar sus labios con los de él. Kailash aterrizo a su lado y se enrosco alrededor de su dueña mientras ella se sentaba en la hierba, demasiado ensimismada para pensar en algo que no fuera aquellos tranquilizantes ojos verdes.