El cielo esta encapotado, las nubes cubren el cielo, volviendo la dorada luz del sol, alegre y cáldia en una luz de plata, triste, pero aún así hermosa que casa a la perfección con los momentos que se viven.
Ante el palacio de congresos de Madrid todos esperan los honeres al que es considerado uno de los mejores presidentes de España, el primero de la democraia tras el franquismo, Adolfo Suarez. El silencio inunda las calles, España está de luto, todos dan el últomo adiós a aquel que hizo posible que España llegase a lo que llegó, a un país democrático tras una dictadura de cuarenta años.
De pie ante las entidades políticas, Antonio Fernandez Carriedo, conocido como España, mira como el hermoso ataud cubierto con su bandera es honrrado por todos los ejercito, tierra, mar y aire, rinden su homenaje muentras muchos españoles congregados lloran a su ex presidente que tanto hizo a lo largo de su vida. Mientras el himno de su país suena Antonio recuerda esos días, los días en los que el franquismo llegaba a su fin, esa jugada maestra de Suarez para que todos creyeran que el franquismo continuaría, mientras que lo que él planeaba era la instauración de una democracia, temió por él Antonio, por él y por todos los que apoyaban esa idea que para algunos podría sonar descabellada, pero Adolfo lo logró, instauró una democracia y fue él su primer presidente.
Antonio recuerda todo lo que hizo Suarez, lo mucho que sacrificó por el bien de su país, siempre anteponiendo España a todo lo demás, España suspiró, el actual presidente debería aprender del que ahora enterraban, todos deberían aprender, el único que había sido tan dialogante como el ahora cadáver, había sido Zapatero y le había matado el no saber venderse como debía haber hecho, además del asunto de no decir que había crisis hasta el último momento.
El himno termina y Antonio mira a sus derecha, sus hijos están ahi vestidos con sus uniformes militares, como él, con el rostro serio y los ojos surcados con la pena, se va un grande que hizo mucho y al que traicionaron muchos, el que hizo que llegaran a ser lo que llegaron a ser, a pesar de que ahora daba la sensación de que tanto trabajo estaba siendo echado hacia atrás. La marcha comienza, el toisón de oro, el mayor honor que se puede recibir, se dispone en el ataud, el carro que lleva el ataud inicia su marcha, la misma marcha que Antonio recuerda haber recorrido junto a Adolofo Suarez, Calvo Sotelo y otros para marcharse tras la tensa noche del 23 F, la familia marcha tras el ejercito que empieza un nuevo himno lento y triste que embarga de emoción, les sigue Antonio y sus comunidades que se mantienen lo más serias que pueden, caminan todos con la frente bien alta, orgullosos de haber podido disfriutar de aquel que les dio tanto sin pedir nada a cambio.
-Gracias Adolofo, hiziste tanto por mi, que este cortejo fúnebre es lo menos que te mereces-pensó Antonio mirando el hermoso ataud de madera mientras una lágrima bajaba por su mejilla- gracias y adiós compañero.
Así se cierra uno de los más importantes capítulos de la historia de España, el capitulo del inicio de la transición
