Introducción: Horo es un judío en tiempos de la segunda guerra mundial. Como sabrán todos los judíos estaban destinados a los campos de concentración nazi, donde la gran mayoría perecía, principalmente si iban a deparar a Auschwitz, el campo de concentración con peor fama. Me basé en anécdotas y libros sobre el tema, entenderán mejor si han leído "el diario de Anna Frank". Este primer capítulo son los pensamientos de Horo-Horo que luego conoce al comandante del ejército alemán... al que cambian totalmente sus ideas
Libre a pesar de todo
Capítulo 1: En tiempos de guerra...
¡Que hermosa es la luna! Exclamé efusivo asomado por la ventana de mi cuarto, no es muy grande pero si cómodo; como siempre, lucía una suave sonrisa que reflejaba mi alegría habitual... a pesar de la desesperante situación en la que me encontraba, no cedía mi entusiasmo y jamás lo dejaría, pero era mejor estar contento, aun con pocos motivos, que vivir amargado y desamparado ante el catástrofe. La naturaleza siempre tendrá sus efectos positivos sobre mí, sin importar el caso, me brinda su profunda serenidad, la que me mantiene paciente... ante asuntos tan complicados como este:
Recuerdo, momentos tan cálidos como aquellos que viví, no fue hace mucho, momentos que me llenaban el alma y alimentaban mis esperanzas, jamás imaginé ni idea remota que mi vida fuera a cambiar tan drásticamente... Había sido ese un día normal como cualquier otro ¡Feliz! No pasaba instante de mi vida sin sonreír y sentirme dichoso, iba caminando de regreso a casa después de un tedioso día de escuela, si, la universidad no era muy fácil y menos cuando estaba a un largo tramo del pueblo donde vivía cuando, mi incansable silbido cesó... abandonándome a la intemperie con expresión terrible... me encontraba espectando una escena muy desalentadora ¡Dios! Era tanto mi dolor... mi sufrir... que en aquel momento no existía método humano para expresarlo, ninguno existente funcionaba, no había y no hay palabras para describir el trágico panorama que me encogía el corazón... ver el pueblo, el pequeño pero acogedor pueblo que era mi hogar era incendiado ¡Si! Innumerable soldados destruían el lugar sin remordimiento, el lugar donde había nacido y crecido y había pasado los mejores momentos de mi vida, los tantos recuerdos que guardaba ahora el pueblo envuelto en llamas se reducían al igual que este es cenizas, recuerdos que me había hecho creer en los sueños, los que ahora eran exterminados junto con el humilde sitio bajo el implacable puño del ejercito alemán, mis ganas de morir incrementaron como aquello que me impulsó a correr... ¡Correr! Correr sin descanso alguno hacia un lugar seguro... ¡Pero! Algo hizo que me detuviera en seco, no... ¡NO! ¿Cómo podía huir y dejar a mi familia ahí? A mis padres, a mi querida hermana, y las insaciables ganas de derrumbarme se apoderaron de mi nuevamente y emprendí mi anterior y dura carrera hacia lo desconocido, mientras mis lágrimas marcaban a su paso surcos en mi rostro y aquel torturante dolor me acompañaba formulándome con rastro en mi mente hasta hoy aquella desgarradora pregunta: ¿Para que voy a regresar si lo más seguro es que ya mi familia haya perecido?
Después de haber revivido mí cruel pasado regreso al mundo y a la realidad, igualmente crueles ambos; me encuentro tumbado en una rincón de la fría habitación meditando y sumergido en mí mar de pensamientos y mí último razonamiento... ¿estará viva mi familia? La esperanza en mi no se acaba y todavía en lo profundo de mi ser creo ciegamente que pueda encontrarlos con vida, no quiero que este sentimiento se muera al igual que los sueños tuve antes de que esta despiadada guerra comenzara, la Segunda Guerra Mundial, la peor parte la llevamos nosotros, los europeos judíos, los que estamos luchando por vivir, yo sé, no comprendo la razón aun, que ganaremos esta guerra...
-Joven Horo-Horo...- una tímida y casi inaudible voz me saca de mi mente al escuchar mi nombre ser mencionado produciendo eco que rompía el casi eterno silencio sepulcral.
-¿Si? ¿Qué sucede?- Respondí igualmente despacio que Tamao.
-¿Desea venir a comer?-
Y la cuestión hecha me rebozó de alegría y es que lo más característico de mí, que a pesar de vivir este desolador desierto agregado con miles de desbastadoras dudas ni Hao con su temible ejercito nazi puede opacar mis esperanzas, mis deseos y anhelos de volver a ver a mi familia y de probar la libertad otra vez.
-La respuesta es obvia-
Llegué y tomé mi lugar reservado en la mesa saludando a todos los presentes con voz muy baja recibiendo un saludo del mismo volumen: la regla de oro en la casa es hacer el menor ruido posible por que vivíamos ocultos y prisioneros en aquel viejo y ruinoso edificio ante la guerra, sí éramos descubiertos, los alemanes nos enviarían a campos de concentraciones posiblemente en Polonia y nos obsequiarían un horrible destino, no quería prever como terminaría mi vida si se me escapaba algún grito emotivo saludando, con lo poco experimentado últimamente aprendí a ser muy prudente y con las ideas no noté que ya tenía mi cena servida; predecible, todos comemos silenciosamente y con el único sonido del leve sorbido que se produce al tomar la sopa, también se escuchará el aviso de Anna nombrando al siguiente de la fatídica lista, al final de la cena.
-Horo-Horo-
-¿Mmm?-
-Tú serás el siguiente-
-¿¡Cómo!?-
-Shhh-
Había hablado no tan bajo como hubiese querido
-Sí, serás tú, en esta semana ya han ido Yoh, Ryu, Fausto y Chocolove, ahora es tu turno-
-Pero Anna...-
-Sin pero que valga, a todos le toca-
-Pero a ti no, ni a Tamao-
-Nosotras somos mujeres tonto-
-Está bien...
Respondí resignado, mañana viviré una gran aventura, no, mañana me jugaré la vida en un pésimo juego mortal para conseguir víveres, aunque la misión es un tanto desagradable nadie puede quitarme el sueño aquel, tan lejano donde veo esta vida difícil muy feliz y tranquila, donde estoy conviviendo pacíficamente con mi familia y amigos, donde se esfuman las acusadoras interrogantes de los alemanes "¿eres judío o no?" donde no existen tales diferencias entre las razas, sexos, edades, culturas y religiones, donde todas las personas viven en armonía entre sus semejantes y la naturaleza, donde todos tenemos derecho a expresar libremente nuestros pensamientos... yo sé que algún día seré libre... de TODO
Espero que les guste, y también quisiera saber quien consideran mejor pareja: YohXAnna ó HaoXAnna, solo por curiosidad, es que estoy ideando otro fic - hasta luego!!
"Seguramente llegará el día en que se nos vuelva a considerar personas, y no solo judíos. Nunca podremos ser solo ciudadanos holandeses, ingleses o del país que sea, por que siempre seremos, además, judíos. Pero, cuando llegue ese día, querremos serlo" Anna Frank
