Entonces para ese tiempo Sakura vivía entre huesos y músculos y flores que caían y se perdían en su cabello. (Ella era feliz) Tenía los dedos listos para sanar y un objetivo bien claro: Sasuke iba a ser su primera obra de caridad (de verdad, porque es demasiado romántico eso de cambiar al chico malo, aunque ella no lo sabía, sólo lo intuía)

Para esos días, Sakura era feliz. Con sus cabello estrambótico y sus manos alcanzando la espalda de su sueño (él iba dos pasos adelante) Y Sakura creía saberlo todo (vale, se sabía hasta las comas de los libros de la academia) pero las letras desaparecían entre tanta luz (no, ella no lo veía).

Y Sasuke se puso como muymuymuy oscuro, casi fantasma, los contornos de su cuerpo que se hacían cada vez más lejanos, allí absorbidos por ese eco cuadrado y filoso que lo cortaba hasta hacerlo piezas sangrantes palpitantes de odio. (señor solitario, sólo se puede ver a él mismo). Naruto que se hacía una estela brillante corriendo detrás de ese fantasma herido. Naruto que volvía roto. Naruto que tenía las rodillas lastimadas de tanto caer. Naruto que vivía apagándose y prendiéndose bruscamente. Sasuke que estaba demasiado lejos y -¿por qué las cosas tienen que cambiar?-.

Ella que se quedaba atrás, los pies atados a esa tierra llamada Konoha, atrapada por los recuerdos que le hacían feliz. Las manos partidas de tanto curarse por culpa de ellos. (naruto sasuke naruto sasuke naruto sasuke naruto, era como una plegaria autodestructiva.) El pasado que se metía en su retina y la hacía llorar. (Ella era desgraciada)

Sakura ya no sabía nada. Sakura ahora sólo estaba triste.

(señorita dolor)