Capítulo 1

Aquella sensación como de serpenteantes latigazos volvió a extenderse desde el centro de su pecho hacia el resto de su cuerpo. El dolor que sabía bien no era físico lo recorría grande y fuerte. Se sentía asfixiado, como cada vez que aquella sensación lo invadía, pero sabía muy bien que nada podía hacer al respecto. Al fin y al cabo, los Malfoys son perfectos, sólo pueden ser perfectos. La sensación era dolorosa pero curiosamente no era el tipo de dolor al que estaba acostumbrado a enfrentar. Era un dolor diferente, era como si su alma se desgarrase en pedazos pero su cuerpo se mantuviera intacto. Pero él estaba bien, debía estarlo, al fin y al cabo un Malfoy es perfecto, un Malfoy sólo puede ser perfecto. Era curioso, ese dolor era fácilmente eliminable, pero… eliminarlo implicaba un pequeño costo. Si sus padres se enterasen… si cualquiera se enterase… era por eso que cada vez que ocurría se encerraba sólo en el baño de su habitación, era por ello que utilizaba diferentes barreras alrededor del baño y era por ello que una vez seguro de que nada ni nadie podía entrar, verlo, detectarlo o aparecerse en la zona lo hacía.

-Diffindo

Dijo en un susurro mientras apuntaba su varita hacia su deltoides izquierdo. Poco a poco pudo sentir como la carne de su músculo era cortada y como líquido carmesí salía de la herida. Haciendo movimientos circulares alrededor de su brazo y bajando hasta la base de su mano pudo percibir como los cortes se hacían más grandes y más profundos. La acción lo tenía en una suerte de trance. No sentía dolor, de hecho, no sentía nada más que una inmensa calma. Era como si por un instante no existiese nada en el mundo, como si por un pequeño instante la paz lo invadiera por completo. Y mientras seguía haciendo cortes a lo largo de su brazo izquierdo, pudo percibir como la calma lo llenaba por completo y lo dejaba libre de problemas y libre de dolor. Pero empezaba a sentirse un poco mareado, eso implicaba que había perdido mucha sangre. Si continuaba así probablemente moriría, pero un Malfoy no tiene permitido morir de una forma tan poco perfecta. Por ello, sólo por ello, se detuvo.

-Recuro…

Dijo mientras apuntaba a su brazo y las heridas de inmediato se sellaron y su brazo parecía estar completamente curado.

-Fregotego.

Dijo apuntando al piso esta vez. Con ello las manchas de sangre desaparecieron al instante y pareció que nada nunca había pasado. Una a una quitó cada encantamiento lanzado dentro del baño y sin más, se dirigió a dormir. Sentía un dolor profundo manando aún de su pecho, pero éste era un dolor controlable, era un dolor que él podía sobrellevar.

Harry Potter estaba confuso, era una confusión como nunca la había sentido. Y todo se lo debía a esos extraños sueños que habían poblado su mente los últimos días. Era como si de repente mil imágenes de alguien importante para él lo invadieran y él quisiera salvarle. El problema es que al despertar todo se olvidaba, se volvía nubloso y no se podía recordar más que el dolor de no poder hacer nada. Fue más o menos lo mismo que sintió cuando Ginny Weasley lo dejó esperando en el altar, sólo que ésta vez el dolor era cien veces más intenso. Durante su último año en Hogwars (pues hubo un octavo año que representó el séptimo que por perseguir Horrocruxes no pudo presentar) empezó a sentir una sensación de vacío y desarraigo muy atípica de él. Esa sensación se hizo más y más fuerte con el pasar de los días, y fue por ello que le pidió a la menor de los Weasleys que se casara con él apenas terminara el año. Pero lo que nunca esperó, lo que nunca pronosticó, fue que ella lo dejara en el altar y que sólo le mandara un vociferador el día de su "boda".

-HARRY, NO SOMOS EL UNO PARA EL OTRO, ESPERO QUE ENTIENDAS.

Eso fue todo lo que el vociferador dijo, eso fue todo lo que escuchó de Ginny Weasley. En ese instante sintió un terrible dolor en el pecho y calló desmayado.

Hiperventilación

Eso fue lo que dijeron los medimagos de San Mungo. Lo que no vieron fue que para Harry, el amar de nuevo se volvió una absoluta imposibilidad. Agradecía de todos modos, que gracias a las pesadillas de su boda ya no tenía pesadillas con Voldemort. Pero eso no hacía que la situación fuese para nada mejor. De hecho, sentirse miserable la mayor parte del tiempo era algo que no era para nada cómodo para él. Sin embargo, pese al acoso de sus pensamientos sólo una cosa lo mantenía en pie… su trabajo. Ser parte del cuerpo de aurores del ministerio le recordaba vagamente un sueño que cuando muy pequeño había dicho a su primo y por el cual fue tremendamente ridiculizado.

Quisiera ser un policía algún día

Había dicho con la infantil inocencia de un niño esperando ser reconocido por ello. Todo había sido en aquellos días en los que a él le importaba mucho la opinión de los únicos parientes vivos que él tenía… en aquellos días en los que consideraba que la familia era importante…

Sólo un fenómeno desadaptado querría eso como carrera. Pero claro, ¿qué más se puede esperar de un fenómeno como tú?, al fin y al cabo sólo las víboras toman el camino de las serpientes.

Curioso, sus sueño se había realizado pese a lo que sus tíos le habían inculcado. Ahora era un auror, y justamente ahora estaba muy ocupado como para deprimirse. El caso del robo de una de las bóvedas de Gringots el banco de los magos, había sido muy movido para la prensa amarillista. Como siempre, Harry Potter el "héroe del mundo mágico", fue encargado con la misión de solucionar el problema y por enésima vez a él le tocaba encargarse de solucionar los errores que otros cometieron. Pero bueno, el trabajo pagaba bien (no que él lo necesitara) y al menos así podía distraerse un poco de sus problemas personales. Con un profundo suspiro Harry se despejó la mente lo más que pudo y se dirigió hacia el banco de los magos esperando a ver qué era lo que el destino iba a depararle.

-94… 95… 96… -decía con voz entrecortada mientras hacía el esfuerzo sobrehumano, a su parecer, de seguir haciendo flexiones de pecho- 97… 98…

El dolor en sus brazos era intenso pero él tenía que soportarlo. Fallar no era algo que él pudiera permitirse.

-99…

Pero entonces notó con horror como sus fuerzas lo abandonaban por completo y caía de bruces contra el piso. Al lado suyo estaba su padre, Lucius Malfoy siempre había sido un hombre cruel y despiadado, años de estar al servicio de Voldemort habían logrado que sus facciones se volvieran oscas y pareciera que mantenía siempre una cara de asco. Pero Draco lo había visto sonreír, y para él eso era el mejor premio que podía recibir, era por eso que dolía tanto que la mueca de decepción que surcaba el rostro de su padre fuese lo único que veía en el rostro de su ídolo.

-¿Eso es todo lo que tanto tiempo de entrenamiento ha logrado hacer contigo? –preguntó Lucius con una voz gélida y ponzoñosa y Draco sólo podía querer desaparecer ahí mismo- de todos modos, era apenas de esperar… si ni siquiera pudiste derrotar en tus notas a una sangre sucia, ¿cómo esperar algo mejor de tu desempeño físico?

Ese comentario había dolido, había dolido mucho. Draco estaba tirado en el piso de su habitación jadeando, sudado y adolorido y su padre había aplastado el orgullo que él tenía con tanta facilidad.

-Espero que para mañana puedas hacer algo mejor que eso.

Dijo Lucius Malfoy y con displicencia se marchó de la habitación dejando a Draco incapaz aún de levantarse.

Tal y como Draco se lo esperaba, a los pocos minutos la sensación asfixiante volvió. Esta vez era más fuerte que otras veces, pero al menos esta vez él estaba incapacitado para moverse. El dolor punzante en el pecho le recorría, y hacía que él quisiera cortarse en pedacitos.

Cortarme en pedacitos…

Pensó cuando la idea caló en su mente. Eso era exactamente lo que había estado haciendo. Si no fuera por la pérdida de sangre él habría podido cumplir con las esepctativas de su padre. El problema era ese… el alivio para el dolor dejaba secuelas.

Pero… quizá si…

La idea estaba materializándose en su mente, una palabra que podía causarle exactamente la paz que necesitaba. Una pequeña maldición que había sido prohibida pero que le permitiría liberarse un poco de la desesperación y el dolor.

Cruciatus

Esa era la respuesta a sus plegarias. Una sola palabra y él podría estar libre. Lo único necesario para hacer bien esa maldición era querer hacer daño al objetivo, y por todos los dioses él de verdad lo quería. Apuntando su varita hacia su pecho y con un susurro casi inaudible lo dijo.

-Crucio.

Instantáneamente todo cesó. No había dolor, no había pena, no había nada. Él se sentía en paz, en absoluta paz. Era la sensación más genial que Draco pudiera haber sentido en la vida, era una sensación sin la cual él sabía que no podría vivir de nuevo. El único problema fue que duró muy poco. Cuando salió de la suerte de trace en la que se encontraba se percató que estaba tendido en el suelo y que todo su cuerpo estaba adormecido. El dolor en su pecho ahora era una molestia menor, casi imperceptible. Pero él, de momento, no podía moverse en absoluto.

Bueno... Pensó Estar tirado en el piso no es tan malo

Y con esa idea en la cabeza se quedó esperando a que sus músculos dejaran de estar entumecidos y él pudiera volver a sus actividades normales

Había pasado ya un año desde que descubrió el impacto que el cruciatus tenía sobre sí mismo. Era impresionante sin lugar a dudas lo feliz que había sido desde ese día. Ahora podía estar bien y sólo tenía que aguantar una pequeña molestia menor que se había percatado dejaba la maldición. Él estaba perdiendo la sensibilidad, en otras palabras, su sentido del tacto. Pero… ¡¿qué importaba?!, al fin y al cabo él ahora podía hacer lo que su padre deseaba que él fuera. Él podía ser perfecto.

-Draco, cariño –dijo Narcisa Malfoy, su madre siempre había sido una fuente de consuelo y apoyo para él, de hecho, Draco siempre la vio cómo su ángel de la guarda- ¿me podrías traer el caldero con la poción fertilizante para las flores?

De inmediato Draco tomó el caldero con sus manos y se lo llevó a su madre.

-¿Quieres que esparza (…)?

Pero se quedó paralizado y no pudo terminar la frase cuando vio la mirada de horror que su madre estaba mostrando. Parecía como si estuviese viendo algo espantoso…

¡¿Voldemort ha vuelto?!

Fue el primer pensamiento que tuvo al ver la cara de su madre tirando la poción al suelo y dejando caer el contenido y dando una vuelta rápida para afrontar el peligro.

¿Nada?

No había nada, detrás suyo no había nada. Fue en ese momento que se percató de lo que había asustado a su madre, sus manos… no se había dado cuenta y había agarrado el caldero aún hirviendo. Y ahora sus manos estaban surcadas con quemaduras de segundo y tercer grado.

Diablos eso implica que…

Miró hacia sus pies... el contenido había sido derramado y ahora él sufría de las quemaduras pero…

-Draco… Draconis…

Decía Narcisa Malfoy entre sollozos.

Diablos…

Espero que les guste... espero que comenten al respecto, ¿qué tal está la historia?, ¿si vale la pena continuarla? ^^. Este es mi primer intento de fanfic así que espero haber mantenido un poco las características de los personajes de modo adecuado. Todos los personajes mencionados pertencen a J.K. Rowling así como sus derechos sobre los mismos (esto es por si acaso, y para evitar demandas XD). De todos modos los eventos mencionados aquí, y muchos de los lugares que he de mencionar en el futuro sí son míos ^^. En fin... espero que les guste y pues COMENTEN :)