DESPUÉS DE UN TIEMPO.
Seto Kaiba miraba a su abogado Duck Deblin con el ceño fruncido – Por supùesto que no le renovaré el contrato, un hombre que deja que una mujer interfiera con su trabajo no es digno de trabajar en Kaiba Corp.
Delgado, alto, de pelo castaño guapo aunque de facciones duras Seto Kaiba era un gran empresario y un hombre muy ocupado qie consideraba aquella conversación una pérdida de tiempo.
-Había pensado que … si hablas con el volvería al buen camino…-dijo Duck
-Yo no doy segundas oportunidades a nadie- lo interrumpió Seto tajante- Por si no te has dado cuenta mis clientes tampoco, la reputación de la empresa estaría en juego.
Duck se dijo que también estaba en juego su reputación, Seto Kaiba, millonario japonés de 8 generaciones de empresarios innovadores, era considerado el mejor de todos ellos; y a pesar de su inteligencia y éxito no tenía piedad con nadie, de hecho se le había llegado a considerar un ser sin sentimientos.
Aún asi Duck hizo un último esfuerzo, - Su mujer lo dejo hace unas semanas..
-Y se supone que soy su psicólogo- contersto Seto- su vida privada no me importa. Una vez acabada la conversación (al menos para el) subió a su ascensor y de ahí al aparcamiento, mientras conducía su ferrari seguía enfadado ¿Qué vlase de hombre dejaba aplastar su carrera por una mujer? Seto decidió que su empleado era un débil y sin disciplina.
La vida era un reto era un reto en sí misma y Seto lo sabía porque su infancia había sido austera de felicidad cuando su madre murió al nacer su pequeño hermano Mokuba, y su padre se había dado a la bebida perdiendo la esperanza de una vida llena de amor. Al tener 7 años había ingresado a un internado y solo había regresado a casa cuando sus notas habían alcanzado las exigencias de su padre, enseñándole que tenía que ser duro, fuerte y jamás debía pedir favores ni tener esperanzas.
Mientras estaba en el atasco de la hora de la comida, el teléfono de su coche sonó, se trataba de Duck
-Creo que es mi deber recordarte de cierto asunto pendiente- le dijo en tono divertido
-Ve al grano- le urgió
-Llevo un tiempo intentándotelo decir, pero esperaba a que tu sacaras el tema… ya han pasado 4 años ¿no es hora de terminar con tu matrimonio de conveniencia? La noticia lo pilló de sorpresa, calándosele el coche de manera que disgusto a los demás conductores.
-Creo que deberíamos quedar esta semana, porque el lunes me voy de vacaciones-continúo Duck-
-Me es imposible esta semana
-Espero no haberte importunado, recordándotelo
-No me había olvidado del asunto, solo que me pillaste de sorpresa- rió Seto
-Creí que eso no era posible- bromeó Duck
-Yo te llamaré luego… el tráfico está fatal-contestó Seto finalizando la llamada. Duck había hecho bien en recordárselo, un matrimonio de conveniencia al que había recurrido hace 4 años por culpa del testamento de su abuelo ¿Cómo olvidar que tenía que romper ese vínculo con un divorcio? Recordó cómo es que se había embarcado en esa ridícula situación que lo había llevado a casarse con una mujer a la que no amaba para cumplir las condiciones del testamento de su abuelo. Un hombre entregado al trabajo, pero que al jubilarse se había casado con una mujer a la que le doblaba la edad, ganándose la enemistad de su hijo, su padre, que había sido un hombre muy conservador; pero Seto jamás término esa relación.
Su abuelo había muerto hace cuatro años y Seto se había quedado helado cuando el abogado le había leído las condiciones del testamento, una de ellas había sido que si Seto no se casaba en un tiempo estipulado, la casa de campo familiar en Suiza pertenecería al estado. En ese instante se había arrepentido de contarle alguna vez a su abuelo que no pensaba casarse, aunque no era sentimental, esa casa significaba mucho para él, pues albergaba buenos momentos y sería adecuada para que su hermano conservara esos recuerdos de su madre que existían en la casa, por lo que el perderla le había llegado al alma.
Meses después en Londres en un viaje de negocios había entrado por error en una peluquería, pero al no querer hacer evidente su error se había quedado, mientras le cortaban el pelo hablaba con Duck sobre los problemas que le había acarreado el testamento de su abuelo; como hablaban en japonés creyó que nadie entendería la conversación, pero se equivocaba. Cuando colgó la peluquera le dio el pésame por la pérdida de su abuelo y se ofreció a casarse con él para que no perdiera la casa familiar.
Ishizu Ishtar se había casado con él exclusivamente por dinero ¿cuántos años tendría ahora? Sí, había cumplido 25 el otoño pasado, seguro que seguía pareciendo una adolescente. Cuando la conoció vestía como una auténtica gitana, con una mascada en el pelo, sonrió al recordarlo, una gitana muy atractiva. Antes de que el semáforo se pusiera en verde sacó la foto de su cartera que Ishizu le había regalado y en la que había escrito en broma "Tu esposa Ishizu" y su número de teléfono.
-Así te acordarás de mí- le había dicho presintiendo que no le llamaría al menos que fuera por asuntos legales; "bésame" le habían suplicado sus labios, pero no lo había hecho porque sabía que si se acostaba con ella, esta tendría derecho a demandar una cuantiosa pensión. En dado caso Seto se convenció que jamás la había deseado ¿Cómo podría atraerlo una chica que había dejado el colegio a los 17 y era peluquera?
Lo único en común era que eran seres humanos, miro la fotografía Ishizu no era hermosa, aun así nopudo apartar la mirada de su sonrisa y sus preciosos ojos.
-Cuando era joven trabajaba los fines de semana y me gastaba todo artículos de Egipto y sus pirámides- le había contado, haciéndole ver que habían llevado vidas diferentes.
-Cuándo mi abuela conoció a mi abuelo, supo que era el amor de su vida antes de hablar siquiera, aun que no hubieran podido, pues mi abuela no hablaba inglés y mi abuelo no hablaba japonés ¿no te parece romántico? Seto no había contestado se había quedado como un muro de piedra ante sus intentos de flirltear con él. Sí era un esnob en todo, en dado caso no le interesaba seguir los pasos de su abuelo de casarse con una interesada, el se tenía por alguien más inteligente que su abuelo, por eso había suprimido la potente atracción hacia una mujer que no era la adecuada.
Aún así recordó que la última vez que se habían visto, ella había tenido un brillo especial y su sonrisa desafiante le había dicho que estaba segura encontraría a un hombre que creyera en el amor . ¿Lo habría encontrado? ¿Quizás por eso aún no le pedía el divorcio? Mientras se hacía esas preguntas tuvo un segundo para reaccionar cuando un niño cruzaba la calle siguiendo un perro, frenó en seco y dio un volantazo para no atropellarlo, estrellándose en un muro, nada habría sucedido si no fuera porque otro coche se estrello contra él, haciendo sentir a Seto un dolor en el cuello e inmediatamente después perdió el conocimiento.
