Hola, aquí me tienen de nuevo, con un fic nuevo que espero y sea de su agrado. La idea surgió cuando estaba charlando con algunas chicas de mi salón acerca de que haríamos en el fin del mundo, al respuesta de ellas fue "Ir, y darle un beso a quién les gustará" Y luego hicimos brmas del tipo "y luego anuncias: señores y señoras, ¡no se acaba el mundo!" y pues…entre comentario y comentario, surgió esto, espero y sea de su gusto y disfrute.

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, blablabla, tengo el tiempo contado, y ya todos saben que Hetalia o es mío.

Dedicado a:A Fabi-chan~ (no me sé como va tu cuenta de Fanfiction . ), a Ritsu Kirkland y a Hiroki-chan, de nuevo ustedes dears, saben que las quiero.


Miró hacia la ventana, jugueteando con sus dedos sobre la mesa, en realidad no era muy propio de él el distraerse de esa forma, pero, ¿qué importaba? De todas formas el profesor no hacía más que parlotear con sudor en el rostro y tartamudeando, no entendía para que mantenían ese teatrito, era demasiado, supuso que el resto pensaba lo mismo, ya que todos se removían en sus asientos, ansiosos.

Hace un par de horas, cínicamente les habían avisado de que se había declarado la guerra nuclear en el mundo, ¿qué significaba? Con las armas nucleares que había en ese entonces…probablemente el fin del mundo, y justo en el área que cubría aquel país, sería el objetivo de una de aquellas bombas, en poco tiempo.

- B-bueno…acabó la clase –balbuceó el profesor y todos, incluso el mismo profesor, se amontonaron para salir, iniciaba la cuenta regresiva para el fin de todos ellos. Bufó exasperado, se estaba tardando demasiado en salir.

Miró a todas partes, todos estaban histéricos, pero no le importaba eso, dudaba que a alguien le importara lo que estuvieran haciendo los demás en ese momento. Escuchó vagamente la cuenta regresiva que se realizaba por el megáfono.

Realmente lo sentía por Emil, pero no era su prioridad encontrarlo, sabía que usualmente al menor le incomodaba su presencia, pues bien, no lo iba a molestar.

Divisó una cabellera alborotada y dorada y supo que había dado con su objetivo.

- Ocho…siete…seis…

Escuchaba vagamente, mientras veía como el más alto abría la boca para decir algo. No se lo permitió, se alzó sobre las puntas de sus pies y echó los brazos sobre el cuello del danés.

- Cinco…cuatro…tres…

Cerró los ojos y unió sus labios en un beso dulce, el primero y último, no sintió ninguna resistencia a sus acciones, más bien era todo lo contrario.

- Dos…

Separó sus labios de los del otro, tomando con firmeza la mano del mayor, y esperó.

- Uno…

…No lo entendía, no pasaba nada, ¿o quizás ya estaba muerto y no lo sabía? No, no podía ser, seguía sintiéndose como hace unos momentos…bueno, antes del beso, claro está.

- Damas y caballeros, les informamos que esto fue un simulacro para ver la reacción de los estudiantes en caso de una guerra nuclear, lamentamos las molestias ocasionadas y les deseamos un buen día.

Se quedó atónito… ¿qué…acababan…de decir? Era sólo un simulacro…por Odín, ¡¿qué acababa de hacer?! Enrojeció y desvió la mirada, separando sus manos bruscamente.

- Ah…- rápido, una explicación, una explicación, una excusa-, me confundí de persona –musitó y se dio la vuelta para irse de allí lo más pronto posible, empezando a alejarse con paso rápido, o al menos hacer el intentó, ya que sintió como era sujetado por un brazo. No pudo evitar ver de nuevo el rostro de Mathias.

- No lo hiciste –contradijo con una sonrisa y agregó-, antes de eso me viste, no pudiste equivocarte.

Demonios, era demasiado listo cuando le convenía. Suspiró, por la mirada del otro tenía claro que le quedaba por delante una larga, larga tarde.


Ya sé, ya sé, menudas cosas...¿reviews?