Advertencias: Ninguna
Nota de Autor: Primera incursión (espero que no muy desastrosa) en este fandom. Espero que os guste!
Breathe
Por lo menos él no tiene ninguna hija adolescente o un bebé a punto de nacer, pensó Lexie, tumbada sobre una de las literas de la sala de descanso del hospital. Su mirada reposaba fija y estática en el techo de la habitación.
Jackson y Mark. Mark y Jackson. No podía amar a los dos. Y de hecho no lo hacía, ya que Lexie sabía muy bien que eso no era posible, sobre todo porque su corazón tenía muy claros sus sentimientos.
Sus latidos se aceleraban al pensar en el joven médico de piel bronceada y ojos verdes, pero sin embargo era Sloan el único que tenía el poder de hacer que esos latidos se desbocaran hasta el punto de llegar a creer que el corazón se le iba a salir del pecho.
Pero ella estaba con Jackson, que era alguien que no iba a dañarla de nuevo, aunque sin saberlo, era la propia Lexie la que se estaba haciendo daño así misma cada día que pasaba alejada de Mark.
La pequeña Grey golpeó el colchón de la litera con el puño, incorporándose bruscamente hasta quedar en una posición sentada. Se pasó las manos por el pelo con furia, borrando con el dorso de su extremidad izquierda una lágrima que se había dado el lujo de correr por su mejilla seguida de muchas más.
Entonces la puerta de abrió. Lexie estaba segura de que sería Avery, que habría aprovechado un rato libre para ir a verla. Sin embargo se sorprendió bastante cuando al levantar la mirada vio a Sloan parado frente a ella.
—Pensé que no había nadie…—se medio disculpó Mark sin llegar a entrar del todo en la habitación.
—No pasa nada.
El cirujano asintió con la cabeza y giró sobre sus pies, dispuesto a marcharse. Sin embargo, en el último segundo volvió a darse la vuelta, mirando de nuevo en dirección a Lexie.
— ¿Has estado llorando?
—No…—mintió de una manera para nada convincente—Es decir, un paciente a muerto esta mañana y me ha pillado un poco baja de ánimo—añadió, limpiándose las mejillas con las manos para eliminar cualquier resto de lágrimas.
—Oh… entiendo.
Mark se quedó de pie sin moverse, y tras dudar unos segundos se aproximó hasta la cama, tomando asiento junto a la joven doctora. A continuación, y ya sin dudar lo más mínimo, rodeo a Lexie entre sus brazos.
Lo morena hundió de inmediato su nariz en el cuello de Mark, encajando a la perfección en su cuerpo. Como si el universo se empeñara en restregarle por la cara una y otra vez que tal vez había cometido un gran error al haber sacado al cirujano de su vida.
Después de unos segundos, ambos fueron separándose poco a poco. Pero entonces, mientras que sus cuerpos comenzaban a distanciarse, sus caras quedaron peligrosamente cerca la una de la otra. Los labios apenas a unos centímetros de distancia, pudiendo sentir el aliento caliente del otro sobre la piel. Insultantemente cerca.
Entonces Lexie se puso en pie, alejándose de manera brusca. Se llevó la mano a los labios, sintiendo el hormigueo del beso que pudo a ver sido y que ella se había encargado de evitar en el último momento.
Sin decir ni una sola palabra, la pequeña Grey salió corriendo de la habitación.
— ¡Lexie! ¡Lexie espera!—la llamó Mark, saliendo tras de ella, aunque no sirvió para que detuviera su carrera apresurada por los pasillos del hospital.
Cuando se alejó lo suficiente, detuvo su carrera en seco, llenando sus pulmones de aire al máximo de su capacidad para después dejar que el aire se fuese escapando lentamente. Profundamente.
Porque era posible que ella amase a Mark Sloan con todas las fuerzas de su corazón, pero había tomado una decisión. Y ahora era Jackson el que estaba en su vida.
Fin
