Primero que nada me quiero presentar: soy Mariela, una adolescente de Uruguay de 17 años y muy, pero muy fan de esta fascinante historia que es Harry Potter. Ya sé que esta web la visitan muchas personas de todas partes de habla hispana, ya sea España, México, Argentina, Venezuela, etc., por eso traté de expresarme de la mejor manera posible, para que todos me entendieran y no hablando con el modismo uruguayo, como existe el propio en cada país. Bueno, terminando, les digo que es una historia totalmente ficticia, que todos los nombres y lugares acá son propiedad de la genia de JK Rowling, y que estos capítulos son inventados al 100 por mí. AH! Y si les gusta como va quedando la historia o incluso les parece horrible y con muchos errores, por favor háganmelo saber, porque me subiría mucho el ánimo si tengo noticias de ustedes (no importa cual sea la opinión). Ahora sí los dejo tranquilos... Espero que les guste...
01 - Primeros Indicios.
Hacía una semana ya que Harry se hallaba en La Madriguera pasando sus vacaciones de verano, pero ya no soportaba más el malhumor de su amigo pelirrojo. Donde sea que se encontraran o lo que sea que estuviesen haciendo, Ron siempre contestaba agresivamente o protestaba por cualquier cosa insignificante, sin saberse la razón.
Al haber acabado de llegar las lechuzas del Colegio Hogwarts con la nueva lista de libros para el sexto curso y la acostumbrada notificación del comienzo de clases, Ron y Harry se dirigieron a la buhardilla cuyas paredes estaban forradas con afiches de los Chudley Cannons.
Ron, que estaba sentado en su cama leyendo la lista, soltó un bufido.
-Hubiera preferido no haber pasado las MHB, así no tendríamos que ver de nuevo la horrible nariz de Snape.
El chico pelirrojo había crecido otros centímetros más que el pasado año, y esto se notaba aún más debido a que su cuerpo se había transformado en el de un hombre: ya no era sólo alto y flaco, sino que alto y un poco fornido. Su cabello tocaba apenas los hombros y siempre lo llevaba despeinado; sus manos y pies seguían grandes, y sus ojos resaltaban como siempre por la innumerable cantidad de pecas.
Los cambios también sucedieron en Harry, quien al mirarse al espejo ya no veía su reflejo, sino el de su padre James: el mismo corte de cabello, los lentes, los mismos rasgos faciales; pero con una notable diferencia: los ojos verdes de Lily. La naturaleza también había sido generosa con él este verano, porque ya no era el chico flacucho que usaba la ropa holgada de Dudley, sino que los hombros y brazos se habían ensanchado, y su voz parecía haberse decidido por el tono grave.
-Sí, lo mismo digo. Lástima que necesitemos seguir con Pociones si queremos ser Aurors. –comentó Harry. Quedó en silencio y luego preguntó:
-¿Tienes idea sobre lo que eligió Hermione? Porque sinceramente, eso de seguir con la PEDDO...
-No me hables de Hermione ¿quieres? No sé nada de lo que piensa hacer, porque como Krum está veraneando en su casa ya ni nos escribe.
Viktor Krum había sido invitado por Hermione y sus padres para que pasara el verano en Inglaterra, por eso ella no se encontraba en La Madriguera.
Harry miró hacia la mesa al lado de la cama de Ron y pudo ver la esquina de una carta, con letra de su amiga, que sobresalía por el cajón.
Pero Ron siguió diciendo:
-Y es que tampoco logro entender por qué tuvo que invitarlo. Se suponía que este verano pasaríamos todos juntos, como siempre. ¿Por qué se le ocurrió llamarlo?
-Eh... ¿porque también es su amigo? –opinó Harry sutilmente.
-¿Para qué quiere otro? ¿No es suficiente con nosotros? Además Krum no quiere ser solo su amigo, no sé si me entiendes... –agregó dirigiéndole a Harry una significativa mirada.
-Ron, todavía no entiendo por qué te molesta tanto que a Krum le guste Hermione. No tiene nada de malo... –pero se detuvo. Frunció el entrecejo y se rascó la barbilla.-¡No! Ron... ¿No será que... estás celoso? –inquirió Harry sonriendo ampliamente.
El pelirrojo giró tan rápido la cabeza que Harry temió que se hubiera lastimado el cuello.
-¿Qué? ¿Celoso? ¿De quién?
Harry enarcó las cejas.
-Espero que de Krum no...
-¡Já! ¿Hermione? ¿Y por qué rayos estaría celoso de Hermione? A mí no me gusta ella. –sentenció Ron rápidamente.
-¿Yo dije que te gustara?
Ron abrió más los ojos y, colorado, dijo:
-Pues lo diste a entender. –Terminó la conversación. Luego fue a sentarse nuevamente en su cama, y se puso a hojear El Profeta.
Harry no insistió debido a que quería pensar más detalladamente en sus amigos. Ahora podía ver, desde este nuevo punto de vista, las incesantes peleas de Ron y Hermione, ya sea por los deberes, por Crookshanks, por Krum, y hasta por qué Ron no invitó a Hermione al baile de navidad...
"Bueno, si no te gusta, ya sabes cuál es la solución, ¿no?"
"¿Ah, si? – le respondió Ron - ¿cuál es?" "¡La próxima vez que haya un baile, pídeme que sea tu pareja antes que ningún otro, y no como último recurso!"
Ese recuerdo hizo reaccionar a Harry.
-¡Ron! –gritó el muchacho tan abruptamente que el pelirrojo dio un respingo.
-¿Qué?
-Creo que... pero no lo sé... yo no tengo experiencia en esto... quizá si...
-Harry, -lo interrumpió Ron impaciente- no hagas lo mismo que Hermione ¿quieres?
-Ah, sí, perdón. Lo que pasa es que... creo que necesitamos a tu hermana.
-¿Ginny? –preguntó sorprendido- ¿Para qué necesitas a Ginny?
-Es que ella es una chica, y ya sabes que ellas entienden mucho más de estos temas...
-¿Qué temas? –inquirió Ron desconfiado.
-Sobre tú y Hermione...
-Ah, no. No insistas con eso, y menos en que especialmente Ginny me hable de esto.
-¿Por qué no? Ella ya ha tenido dos novios y bueno, es amiga de Hermione...
-¡Por eso mismo: no! Seguro que ella le va a contar lo que me pasa y... –la cara de Ron se empalideció.- Decididamente NO.
-Pero...
-No insistas, Harry, por favor. No quiero enojarme contigo.
-Ni yo. Pero sinceramente, si sigues con este comportamiento de enfurecerte con todo el mundo sólo debido a Hermione, el que terminará enojado seré yo.
Se produjo un breve silencio en el cual solamente se escuchaban los locos aleteos de Pig.
Ron por fin decidió hablar.
-Es que ella... ella... –se interrumpió, respiró hondo y prosiguió:- No sé qué me pasa, Harry, en serio. No soporto la idea de que Krum puede estar en estos momentos a solas con Hermione. Eso me... desespera.
Y al terminar le dirigió a Harry una triste mirada de compasión.
Hubo otra ocasión en que Harry trató de convencer a Ron de que hablaran con Ginny, pero éste se enojó tanto que le hizo prometer a Harry que no llevaría a Ginny, por nada del mundo, a hablar con él sobre el tema de Hermione. Así que por el resto de la semana, Harry no volvió a hablarle al respecto.
Sin embargo, Harry no le había prometido nada referente a que él, Harry, no pudiese hablar con Ginny o hacerle algunas preguntas sobre Hermione, por lo que durante los días siguientes intentaba buscar algún momento en que pudiese hablar a solas con la chica, pero siempre había alguno de la familia que los interrumpía; incluso Ron se separaba lo menos posible de Harry.
Pero por fin la oportunidad llegó un domingo, el día de descuentos en el local de los Sortilegios Weasley, por lo que ni Fred ni George aparecerían en La Madriguera durante la jornada y no podrían interrumpir en ninguna ocasión.
Harry, Ron y Ginny se encontraban subiendo las escaleras a paso lento, cansados del intento de práctica de Quidditch (Ginny jugando como cazadora), cuando Ron anunció que se bañaría él primero porque, al ser el guardián, había transpirado más.
Cuando Ron desapareció tras la puerta del baño y Ginny se había encerrado en su cuarto, Harry se dio cuenta de la gran ocasión y golpeó en la puerta de la habitación de la chica.
Al entrar, vio que Ginny abría la ventana para que se refrescara el lugar. Harry había notado que la menor de los Weasley había cambiado también. Ya no parecía ser la pequeña y tímida hermana menor de Ron, sino que todo lo contrario. Desde que había empezado a salir con Michael Corner el año pasado, y ahora con Dean Thomas, Harry tuvo la oportunidad de conocerla un poco mejor, ya que ella no tenía más vergüenza de hablar con él, y eso a Harry no le incomodaba más. Ese día Ginny llevaba su pelo (largo hasta la altura de los omóplatos) recogido en una cola de caballo, aunque unos pocos mechones se le caían por los costados, y el viento que entraba por la ventana los zarandeaba en el aire.
-Ah, Harry, eras tu. ¿Vienes a hablar sobre lo que no pudiste empezar el otro día? –preguntó mientras tomaba las grandes agujas de madera, de las cuales colgaban varios retazos de lana color escarlata.
-No me digas que tú también estás con el asunto de la PEDDO y la ropa para los elfos de Hogwarts... –dijo Harry levantando una ceja.
Ginny sonrió y se sentó sobre su cama en cuclillas.
-No... Hermione me enseñó el año anterior para que la ayudara a hacer los gorritos para los elfos, pero me hice la que no entendía nada y me negué. Pero por suerte aprendí algo y como no puedo usar magia aún, le estoy haciendo este gorro a Dean como mejor me sale.
-¿Te ha escrito de nuevo?
-No desde la última vez que se enteraron. Pero bueno, no habrá tenido tiempo. ¿Crees que le gustará?
Harry hizo una mueca al mirar el conjunto de lana, puesto que no se parecía a un gorro ni a nada por el estilo.
-Mmm, cuando tenga forma de gorro, quizá sí.
-Te estoy hablando en serio, Harry. –lo regañó después de haberse reído ella también al haber visto su "proyecto" de gorro.- Tú lo conoces más que yo ¿Le gusta este color?
-Y... eso supongo: es el color de Gryffindor, ¿no?
Ginny, contenta, afirmó con la cabeza y mientras comenzaba a mover las agujas con una rara sincronización, le dijo a Harry:
-Pero no estamos acá para hablar de Dean, ¿cierto? –inquirió mirándolo de soslayo.
-Cierto. Yo quería pedirte tu opinión acerca de cierto tema... porque hace unos días me acabo de dar cuenta de algo tan obvio, que no sé en qué pensaba para no haberlo notado antes.
-Veamos... ¿Cho Chang? –disparó la chica.
A Harry le sorprendió la pregunta. A partir de la última vez que la había visto en el expreso de Hogwarts, no se había puesto a pensar en ella.
-No, no se trata de ella.
-No me refería a eso, Harry. Quise decir que no te diste cuenta antes porque estabas muy ocupado pensando en Cho.
El chico se rascó la cabeza, meditabundo.
-Sí, pudo haber sido eso o lo que ha pasado con Pettigrew, el señor Crouch, Sirius...
Al nombrar a su padrino fallecido hacía solo unos meses atrás, se le apagó la voz. Ginny comprendió el silencio y decidió volver con lo que le inquietaba a Harry.
-Bueno, ¿qué es lo que acabas de notar después de tanto tiempo?
-Ah, sí. El otro día estaba hablando con Ron, -Harry miró a Ginny y por un momento le pareció que ella se había desilusionado un poco, pero enseguida volvió a tener su cara alegre de siempre, así que prosiguió:- y ¿viste que está un poco malhumorado? Bueno, me puse a pensar, y... no sé por qué... se me ocurrió que Ron pudiese estar celoso de Krum y Hermione.
Ginny miró cómo trabajaban sus manos y enseguida comentó:
-Ya era hora, Harry.
-¿Entonces no soy el único que se dio cuenta de ello?
-¡Por supuesto que no! Fred y George siempre se pasaban comentando del comportamiento de Ron hacia Hermione; al igual que papá, mamá y hasta incluso Bill (cuando ustedes estaban en cuarto) se dio cuenta... y en Hogwarts no hay quien no sepa o sospeche de eso. El único que faltaba eras tu, Harry, su mejor amigo. Te costó un poco ¿eh?
-En verdad que sí. Entonces tú también sospechabas lo mismo.
-Así es. Con el tema del baile empecé a dudar. Y luego fue Hermione la que... –pero se interrumpió.
Harry se sentó mas derecho, atento a lo que iba a decir Ginny.
-Fue Hermione la que... –repitió el chico, incitando a la pelirroja a que prosiguiera.
-Nada. No tiene importancia. –y para acentuar lo dicho, hizo un gesto con la mano, como si estuviera espantando una mosca.
-Vamos, Ginny, dilo. Yo no le contaré a Ron. Además, si él se entera de que estoy hablando contigo de esto, me mata.
La chica paró de tejer y miró a Harry a los ojos. Por alguna extraña razón, Harry sintió un temblor en sus tripas.
-No puedo decirte, Harry. Lo siento. En este caso Hermione me mataría.
-Sólo dime si Hermione gusta de Krum.
Ginny desvió la mirada hacia la ventana con desconfianza, como si temiera que Hermione apareciera por ella para reprenderla, pero luego contestó:
-A Krum lo quiere mucho, de veras, pero como amigo nada más. En realidad hay otra persona, pero por favor no se lo digas a Ron.
-No te preocupes, estamos en la misma situación. Esto será entre tú y yo ¿de acuerdo?
Harry notó que las mejillas de Ginny se habían sonrojado levemente, sin embargo, su mirada permanecía firme en la de él.
-Más te vale, Harry, si no tendrás que vértelas con mi maleficio de los mocomurciélagos.
Ambos rieron, pero luego quedó un silencio incómodo, hasta que Harry lo rompió.
-¿Es Ron, verdad? La persona de la cual gusta Hermione...
-¡10 puntos para Gryffindor! –lo felicitó la chica, sin mirarlo.
Harry sonrió, feliz de saberlo al fin.
-Y yo no lo escuché de tu boca. –sentenció Harry poniéndose en pie.- Mejor me voy porque Ron debe de estar por salir ya.
-Sí, anda, antes de que te vea aquí y empiece a sospechar que me contaste algo.
-Gracias, Ginny. Y suerte con el gorro.
-¿Sabes qué? Creo que lo empezaré de nuevo porque realmente esto ni le entra en la cabeza. –confesó, y acto seguido desarmó lo que ya estaba hecho y comenzó a tejer nuevamente.
