Era un día como cualquier otro estábamos Clarence y yo en la ruta 16, en un pequeño rincón de hierba alta.
"Clarance, tengo hambre, vamos por comida"
"Tenemos el mismo estomago idiota, sé cuando tienes hambre"
"¿Entonces por qué aun estamos aquí?"
"Estoy a dieta."
"¿A qué?"
"Si, dieta, ¿no sabes lo que es o te lo debo explicar telepáticamente?"
"¡¿Pero qué demonios?! ¡Tenemos el mismo estomago, tú misma lo dijiste!"
"Entonces, ambos estamos a dieta"
"¡Estás drogada, sabía que no debías comer de esas bayas! Además, no puedes obligarme a no comer"
"Clarence, tú siempre de testarudo, ¿no te has visto reflejado en el agua? Estamos gordos, y te aseguro que no es mi culpa".
(¿Por qué? ¿Por qué de todos los doduos de la región yo tenía que ser el único que su otra mitad sea del sexo contrario? ¿Por qué?) Clarance, entiendo tu preocupación, pero me muero de hambre.
"Está bien, entiendo, comamos".
De esa forma Clarance y yo fuimos en busca de comida, la veía toda esbelta con la cabeza en alto, mientras yo sin fuerzas arrastraba mi cabeza por la hierba.
"Ya no seas vago, levanta la cabeza, ¿no ves que nos están mirando todos? pareces de esos raritos shinies con deficiencia mental"
"No estaría de esta forma si no pasáramos hambre en primer lugar"
"Ya deja de quejarte, mira que yo no me siento cansada"
"Siento que hay una injusta distribución de los nutrientes en nuestro cuerpo"
Luego de unos 15 minutos, encontramos algo de comida, aunque de nada sirvió encontrar mucha ya que Clarance en su estúpida dieta racionó nuestro botín y le dio lo demás a cualquiera que pasaba.
"Si tuviera manos te ahorcaría con ellas, ¿¡Cómo quieres que sobreviva con esta miseria!?"
"Recuerda que tenemos el mismo cuerpo, sé lo que necesitas para sobrevivir"
"Si tenemos el mismo cuerpo, ¿Por qué tu lo controlas la mayoría del tiempo? ¿No tenemos el mismo derecho? ¡Yo quiero conducir!"
"¿Recuerdas la última vez que condujiste?"
"No"
Luego de responder me quedé en total silencio, de hecho, sí recordaba.
La última vez que me dejó al mando, terminamos en manos de unos tipos de traje negro que aseguraban que iban a conquistar el mundo usando a los Pokémon.
"Listo, suficiente comida por hoy, mi cuerpo está por reventar"
"Habla por ti misma, eso no me tocó el estomago"
"El hambre es algo psicológico, si no piensas en eso, no tendrás"
"Somos tipo vuelo, no puedo hacer trucos de magia"
Clarence siempre se está quejando, y no entiendo por qué, si no fuese por mi hace años hubiésemos caído en una de esas pokéball.
"Ya levanta la cabeza, come una de esas bayas aranjas, te quitará el hambre"
"¡Gracias, muchas gracias! Ahora acércanos!"
"Sólo una, ¿Entendido?"
"Sí, Sí, una"
Nos acerqué a donde estaban las bayas, y con solo parpadear, Clarence había arrasado con todo como si no hubiese comido en años.
"Ahí se fue mi dieta"
"Am quen lem porta"
"Deja de hablar con la boca llena, ¿No recuerda los que nos enseñó nuestra madre?"
En ese momento tragó todo lo que tenía en la boca en menos de un segundo.
"(Todo eso se irá a las caderas)"
"Sí recuerdo lo que nos enseñó nuestra madre, y por eso soy fuerte todos los días, así puedo soportar tus dietas y cosas raras"
En ese momento Clarance movió el cuerpo rápidamente con un arranque de 90 km/h.
"¿Qué ocurre Clarance?"
"U-un Rattata"
Para cuando me respondió ya se había subido a un árbol.
"¿En serio? ¿Por eso?"
"Sabes que les temo"
"¡Pero yo no! Me haces sentir de naturaleza cobarde, por dios, no creo que ni siquiera nos gane en batalla!"
"Es que su cara me asustó..."
"Ya bájanos de aquí, yo me haré cargo"
Si bien ella es mejor controlando el cuerpo, yo soy mejor haciendo técnicas, así que Clarance accedió a bajar del árbol.
"Míralo, hasta está temblando"
"No es verdad"
"¡ABRE LOS OJOS, JODER!"
"Bien..."
Clarance abrió los ojos y sentí como poco a poco su miedo se fue. Lo pude sentir porque ya nuestro cuerpo no estaba temblando.
"Se le ve preocupado"
"Es cierto, Oye tú, Rattata, ¿qué ocurre?"
"Es que un humano joven me sigue, dice que se convertirá en campeón de una tal liga o algo así"
"¿Te ha atacado?"
"No, pero me ha lanzado unas bolas raras aunque ha fallado"
En ese momento, pudimos escuchar el inconfundible sonido de los pasos de un humano al caminar entre la hierba alta.
"Ahí viene"
"¡Clarance sácanos de aquí!"
"No tienes que decírmelo"
Nos escondimos tras los arboles, y vimos como ese humano, se tiró al suelo, y se puso a llorar.
"Creo que más que perseguirte, está perdido"
"Clarence tiene razón, creo que durante la persecución no se dio cuenta que se adentró demasiado al bosque"
"¿Quieren decir que está perdido por mi culpa?"
"No realmente, los humanos son tontos, fue su culpa"
"Miran quién habla de tontos cuando no puede controlar su cuerpo"
"¡No traigas eso a colación!"
"Creo que debería ayudarlo"
Con el comentario de ese Rattata, Clarence y yo nos quedamos perplejos. Por lo general ningún pokémon se acerca por voluntad propia sin ningún motivo a un humano, a diferencia de esos que ya fueron capturados.
Sin embargo, ese Rattata no sólo se iba acercar, sino que iba a ayudar al humano que lo perseguía.
Vimos como medio tembloroso el Rattata se acercó al humano, y Clarence dijo.
"Vamos a ver"
Ya que no había ningún peligro accedí y nos dirigí más cerca. El chico tenía un objeto en la cabeza, algo que lo cubría de color café y en su cuerpo algo color azul, creo que es a lo que ellos llaman ropa.
El Rattata intentaba llamar la atención de ese humano, pero el gruñido de Rattata no se comparaba al lloriqueo de aquel niño, mirando hacia nos otros nos dijo son su mirada que fuéramos y dijo.
"Tomen esa bola de ahí y láncenmela"
"¡¿Estás loco?!"
"¿En verdad quieres esto?"
"Sí, hagan lo que digo"
Clarance tomó la pokeball con una pata, y la lanzó hacia Rattata.
"¡No, Clarance!"
"Ya es tarde, mira"
Miré a donde estaba la Pokeball y se movía, luego se quedó quieta y brilló.
"¿Ahora qué?"
"No sé"
"¿Por qué no sale?"
"No lo sé"
"¡Lo mataste Clarance, lo mataste!"
"No digas tonterías, Clarence"
"¿Capturé un pokémon?"
La voz del niño detrás de nosotros fue algo escalofriante, y sin pensarlo Clarance se hizo a un lado y nos llevó a los arbustos. El humano tomó la pokéball, hizo que Rattata saliera y le dijo.
"Eres mi primer pokémon, y te atrapaste sólo, tomé esta pokeball de mi hermano mayor porque quería un pokémon, a partir de hoy seremos amigos y ganaremos la liga pokémon, ¡Nadie nos vencerá!"
Tardaron minutos para que el niño entendiera que Rattata lo quería guiar a la salida, y luego se fueron del bosque.
"Ese Rattata cavó su propia tumba"
"No tanto, quizás sea feliz"
"Ningún humano es bueno, no te olvides de eso Clarance"
"Lo sé, pero él parecía diferente..."
"Quizás tienes razón, pero quien era diferente era ese Rattata"
"Sí, muy valiente"
"No, muy idiota"
Sin nada más que hacer, nos fuimos del lugar, y regresamos a nuestra ruta de siempre, la 16.
"Clarance~"
"¿Qué quieres, Clarence?
"Tengo hambre"
"Pues muérete"
Y así pasamos la noche, yo medio muerto y ella tranquila.
