Cualquiera que caminase por la calle que discurría bajo él podría haber pensado que aquellas gotas eran el anuncio de una inminente tormenta que presagiaban las negras nubes que cubrían el cielo. Sus lágrimas habían triplicado la intensidad de su llanto en el transcurso de tiempo que llevaba en la azotea del edificio. En la hostil ciudad, era el único sitio donde podía escapar y llorar sin el temor de hacer el ridículo ante otros o ser señalado.
Se dijo una vez más que no había sido su culpa.
Que había sido cosa del conductor.
Pero no podía evitar culparse a sí mismo...
-¿AA, me estáz tomando el pelo?
-¡Oh vamos! ¡Será divertido!
-No. No quiero ir a ninguna fiezta mierdoza -dijo volviendo la vista a la pantalla de la televisión.
Aradia frunció el ceño y apretó los labios.
-Por favoooooor~
Sollux la ignoró por unos momentos sin apartar los ojos del videojuego, pero al notar su expresión resopló.
-Ugh, bien. Pero zólo lo hago por ti.
Ella le sonrió ampliamente y se apartó el pelo de la cara.
-¡Vamos a llegar tardísimo!
-Relájate, tan zólo zon doz callez de diztancia... -Sollux la seguía unos metros más atrás mientras jadeaba por la falta de costumbre en el ejercicio. Ella se paró a esperarlo, pero no pudo escucharlo.
Había avanzado parte de la calzada cuando un enorme Jeep azul cobalto rugió dando la vuelta a la esquina.
-AA... -susurró inmóvil, sin conseguir que sus músculos hicieran nada más que permitirle observar como la atropellaba, completamente impotente -¡AA!
Intentó contener los sollozos y gemidos que escapaban de su garganta y se cubrió la cara con las manos. No debería haberla dejado que se alejase de él. No debería haber aceptado ir a aquella estúpida fiesta. No debería haber sido tan lento y haberla dejado cruzar la carretera así.
-Ez mi culpa... ez zólo mi culpa... -sus manos ahogaron el murmullo mientras comenzaba a llover.
