Inexplicable.

Cinco de la madrugada y aún tenía esa inquietud, realmente no me sentía muy cómodo al dormir en la misma cama con Víctor, es más ni me la creo.

No ha pasado ni un año desde que me mude a Rusia, con mi torpe excusa de seguir entrenando, pero fue por estar más tiempo con el cual he amado y admirado desde niño.

Me dirigí al baño para hacer mis necesidades, sin embargo eso fue interrumpido por una mirada rápida al espejo.

Aun si era de noche note mi cuerpo mas alto, tal vez alucinó, tanto estrés del torneo me hace imaginar cosas.

En fin, encendí la luz del baño y otra alucinación se hizo presente.

—Oh genial, ahora veo a Víctor en el espejo, que gracioso. — dije hilarante, un momento ¡El que habló fui yo!.

Visualice devuelta el espejo con caras y gestos para probar si era realmente yo, y lo soy.

—Esto no tiene razón alguna. — pensé.

—Eso significa que estoy en cuerpo de Víctor. — dije asustado.

No tenia ni mas maldita idea del porque cambiamos cuerpo, y por arte de magia no creo. Pero tenía que hacer algo.

Regrese a la recamara y tome mi celular para llamar a alguien de confiar.

—Hola Yurio. —

—Víctor no crees que es muy temprano para molestar a alguien. — respondió adormilado.

—Lo se pero tengo un pequeño problema. —

—Ya te dije que no tomaras tanto. —

—¡No me refiero a eso!.— trate de no alzar mi voz para no despertar a Víctor.

—¿Entonces que quieres?.—

—Soy yo, el tazón de cerdo. —

—No jodan con eso de nuevo, advertí que no me gustas sus patéticas bromas. —

—No es broma Yurio, en serio soy Yuri. —

—Si claro, te creeré cuando vengas al entrenamiento más afeminado de costumbre, adiós. —

Genial, ¿Ahora como se lo explico a Víctor?

*

Pasaron un par de horas antes de ir a entrenar, pero con este cambio no me atrevería ni ir a la calle.

—Tengo que pensar en algo para no alarmar a...— demasiado tarde, él se comenzó a despertar.

Tenía dos opciones, ó hablar con él ó huir de la habitación, preferí la segunda y ir directo a la cocina.

Soy un cobarde.

—Maccachin prepara tu flores porque habrá funeral, mi funeral. — tenia miedo el cómo reaccionaria mi marido ante tal suceso.

Cuando bajó por las escaleras mis mejillas se tornaron carmín, no tengo ni idea de que me dirá.

—Hola Víctor. — dije muy cortante.

No recibí ninguna respuesta, parecía serio ante la situación.

—Se que estas alterado por esto así que...— comente apenado mientras me rascaba la nuca, entonces unas risas se escucharon de mi cuerpo.

—Vaya, pues no creí que así me vería mientras estoy nervioso, ó tal vez es porque nunca me lo imagine. — dijo algo pensativo.

—Yo creí que te exaltarías. —

—Para nada, de hecho me parece cómica nuestra situación, pero bueno. —

—¿EH?.—

—Bueno basta de juegos y vámonos a entrenar. —

¡¿Cómo es posible que tome esto a la ligera?!

Olvidando mi frustración, nos arreglamos para entrenar en la pista de hielo.

Sin embargo no me sentía "normal" ante este inexplicable cambio.

*

Al llegar a la pista no note por ningún lado a Yurio.

—¿A quién buscas amor?.— demonios esas palabras sonaron tan dulces.

—A nadie. — dije sin verle la cara.

—No te creo, tal vez deseas hablar con Yurio no es así. —

—¡De que hablas!.—

—Te escuche hablar con Yurio en la madrugada, fingí estar dormido desde las cinco de la madrugada para no espantarte mas. —

—Entonces ya lo sabias. —

—Obviamente. —

—Mierda. —

Justo en ese momento llega Yurio.

—Muy graciosos los dos. —

—Hola Yurio. — comento alegre Víctor en mi cuerpo.

—Calla porky. — se acerco a mi y me miro de forma amenazante.

—Yo...— estaba nervioso por lo que nos diría Yurio.

—Mas vale que tengan algo bueno que decir. —