1
Era normal en la escuela "Instituto Superior de Estudios Tecnológicos" o lo que es más corto, ISET, ver cosas como un chico con alas peleando contra lo que fuese, desde un perro de tres cabezas, dos o tres arpías o incluso una versión malvada de sí mismo… Pero jamás habían visto a éste chico pelear contra una mujer tan hermosa que realmente lo distraía.
"¡Aléjate! Me desharás la manicura" con un toque fuerte de su cetro en el piso el susodicho salió volando y fue a estrellarse contra una pared cercana.
"Maldita… rubia…" la mujer rio, era una risa melodiosa, como si hubieran tocado campanitas acompañada con mirlos.
"Seré rubia, pero déjame decirte, soy la que se divierte más de todas las diosas" Yang sonrió con sorna y lanzó una bola de fuego justo a la cara.
"¿Divertirse? ¿Causando guerras, regando hijos por allá y teniendo al esposo más feo del mundo?" Yang recibió un rayo rosa muy potente que había salido del cetro de la mujer, incluso su mirada enfurecida era hermosa…
"¡No tuve tantos hijos! ¡Menciona 5!" Yang se despegó de la pared y la miró desafiante.
"Eros, Anteros, Hermafrodito, Fobos, Harmonía, listo" con un ágil salto evitó otro rayo.
"¡O-O-Otros tres!" Yang rodó sus ojos haciendo aparecer una aguja de 30 cm en su mano con un largo hilo atado a su mano.
"Erix, Golgos y Beroe" lanzó un certero latigazo que la mujer logró evitar con un escudo mágico color rosa.
"¡Fue culpa de Zeus!" lanzó un beso que le dio de lleno a Yang que se quedó medio embobado, era como si le hubieran pasado seda por los labios, lo suficiente como para recibir de lleno otro rayo rosa que lo hizo estrellarse de nuevo.
"Apuesto cien a la rubia" dijo emocionado un chico en los pisos de arriba, donde quedaban los salones.
"Todos apostarán a la rubia… es hermosa" decía otro con ánimo.
"Y poderosa, por fin alguien que le da batalla" decía una chica con orgullo.
"¡Ares te la paso, Adonis también, a quien no puedo creer que hayas seducido es a Baco!" lanzó otro latigazo pero la mujer volvió a esquivarlo con agilidad "¡Quédate quieta, inútil!" Yang sabía que de todos los orgullos que existían en el mundo, el de los dioses griegos era el más endeble, normalmente guiados por la cólera y venganza.
"¿Cómo me llamaste?" Yang sonrió mientras esquivaba unas palomas que la mujer había invocado.
"I-nú-til, ¿debo deletrearlo así o más despacio Afro?" lanzó la aguja hacia Afrodita pero ella la volvió a esquivar haciendo que el proyectil quedara estancado en la pared de ladrillo.
"¡Afrodita para ti, mortal!" Yang rio invocando unos espejos de mano.
"¿O qué? ¿Me romperás el corazón?" lanzó un rayo negro hacia la diosa que le dio de lleno por fin "No soy como tus amantes, yo no estoy necesitado" saltó para asestar un golpe con el filo de los espejos pero Afrodita lo agarró del brazo y antes de que pudiera hacer algo, le dio un beso apasionado, el tiempo se detuvo, todo se volvió rosa y Yang simplemente sintió calma… y luego dolor… mucho dolor, una rodilla se había clavado en su entrepierna y luego un estallido lo volvió a lanzar al aire y un rayo rosa lo terminó.
"Eso me dice completamente lo contrario" se mofó la diosa, se quitó un inmaculado cabello de la cara con un grácil movimiento de mano y luego levitó hacia el caído "Pero tranquilo, el que persevera encuentra" Yang aún estaba aturdido pero pudo ver como Afrodita lo escaneaba "Y tu muchacho, no estás tan lejos de encontrarlo" con un atrevido guiño Afrodita desapareció en una nube de polvo rosa dejando un leve aroma de rosas, chocolate y channel número 5.
"Mijo…" Yang empezó a abrir lentamente los ojos y trató de enfocar "Mijo… si me escuchas di algo…" Yang suspiró y negó con la cabeza "Está bien" por fin pudo enfocar y abrir bien los ojos, estaba en la enfermería, su amigo Carlos estaba ahí.
"Tercera vez ésta semana…" Carlos asintió y suspiró.
"Mínimo duraste ya… 10 minutos en batalla, pero mijo, dioses son dioses… no lo puedes negar" Yang suspiró y sacó uno de sus espejos y lo puso enfrente de su cara para verse.
"Soy un desastre" se acomodó como pudo el revuelto cabello negro que tenía, antes hubiera sido fácil dejarse los chinos como estaban, pero tuvo la brillante idea de alaciarse para que no lo confundieran con Ying, su "gemelo malvado".
"Como siempre…" Yang miró a Carlos algo irritado "Afrodita te dio duro… literalmente" ambos rieron un poco.
"Debo admitirlo… su poder es bastante…" Carlos asintió y miró su celular.
"Ni a patadas llegamos a clase… ¿qué quieres hacer?" Yang lo miró y suspiró, la verdad quería entrenar, y mucho "…A parte de entrenar, no todo está en el campo de batalla ¿sabes? Necesitas salir y así" Yang suspiró y lo miró con una ceja alzada mientras se levantaba de la camilla de la enfermería y se tronaba algunos huesos.
"¿Qué tienes en mente?" Carlos simplemente se encogió de hombros y empezó a caminar, Yang lo siguió mientras le sacaba filo a la Aguja "¿Pastitos?" Carlos asintió.
"Ahí han de andar Moni y Lizzie… si no, pues ya veremos" pasaron por unos cuantos edificios para llegar a un área verde detrás de las oficinas de los profesores, no había nadie… o bueno, nadie que quisiera hablar con ellos.
Algo que Yang sabía y apreciaba de los pocos amigos de su escuela era que no les importaba que se les pegara la mala fama, hace unos años se había armado un escándalo alrededor de él, a ser portador de objetos que inducen ciertas actitudes como deseo inexplicable, hambre descontrolada, horrible cansancio, entre otros, era obvio que llegaría el momento en que alguien diría que Yang lo había controlado para hacer algo "indebido", en éste caso, unos cuantos besos por ahí, unas caricias por allá, entre otras cosas, pero digamos que el que se dejó… no le pareció tan bien al final, claro que no dijo nada y lo volvieron a hacer, siguió sin decir nada y dejaron de hablar por cosas de la vida, pero por esas fechas, Ying quería venganza, así que convención a éste tipo que Yang lo había seducido por medio de magias y trucos, claro que eso le cayó como anillo al dedo, así que empezó a esparcir el rumor, hasta que por fin, de ser el protector de la escuela pasó a ser su burla, pero bueno, no podía ponerse peor.
"Miren, el que no pudo contra esa mujer que literalmente mandaba besos" varios tipos se burlaron y Yang los volteó a ver con apatía "Le ganó de la peor manera posible, lo…" de la nada se calló y abrazó a alguien invisible, saco la lengua y empezó a hacer algo raro con ella, Yang simplemente se levantó mientras apuntaba hacia el tipo con la Espada de Phalae, Señor de la Lujuria.
"Miren, chicos, ando de mal humor, y puedo hacer miles de cosas" algo bajó los pantalones del chico que seguía en la lela moviendo la lengua como baboso "Comerse a sí mismos, dormir para siempre, entre otras cosas" bajó la Espada y el pobre chico se dio cuenta "Así que les sugiero, váyanse y déjenme en paz" el tipo se subió los pantalones, pero ya era demasiado tarde, todos ya habían tomado fotos de sus calzones, rojo como tomate el tipo salió corriendo con su banda de seguidores pisándole los talones.
"Eso es abuso de poder mijo" Yang sonrió un poco y se volvió a sentar.
"¿Tiene algo malo si fue en defensa propia?" sacó una botella de agua de su mochila y empezó a beber, tenía bastantes cosas que pensar.
Primero, Ying podría atacar en cualquier momento y estaba seguro que Zadina también le aconsejó obtener la ayuda de los dioses, esto significaría que Ying puede tener más probabilidades de entrar, Ying no seguía muchas reglas… bueno, tampoco él, pero había unas que simplemente no podía ignorar, como los deseos de los Señores, Rey o no, sabía que si no cumplía algunos caprichos de los Señores podría haber rebelión, aparte, como se llevaba bien con ellos no le pedían muchas cosas, y se supone que él era más fuerte que Ying… se supone que tenía el poder de los 14 Señores con él… pero… ¿entonces por qué no lo podía vencer de una vez? Eso lo frustraba…
Luego estaba la escuela, ya estaba poniéndose algo complicada, y con los varios ataques de lo que fuese no se podía concentrar muy bien, tareas, proyectos, literalmente los tenía que hacer sólo, nadie quería hacer equipo con él ni a patadas, claro que él tampoco quería trabajar en equipo con nadie, excepto en mate, en mate trabajaba con Carlos pero hasta ahí, tenía que encontrar la manera para que la escuela fuera un escape de su realidad y no una carga más.
Su vida en sí era un revoltijo, Zadana quería que regresara al Castillo, pero Zadina estaba dispuesta a perdonarlo y ayudarle contra Ying, con la condición de entregar todos sus poderes y pasarlos al siguiente Rey prematuramente, cosa que obviamente Yang no iba a hacer, Zadana no le pedía eso, sin embargo, él sabía que la Diosa de la Oscuridad lo pondría al frente de las filas a la hora de pelear… y tenía varios amigos en el Palacio de la Luz, amigos verdaderos, y no quería pelear contra ellos, así que no lo haría, bien eso quedó resuelto, pero de todas formas, él era creación de ambas diosas, el Rey fue creado originalmente para traer un balance entre los Paladines de Zadina y los Guerreros de Zadana, y hasta él todo iba bien, pero no, tenía que encontrarse con Alligheri y convencerse de que el Rey era ya un ente aparte… pero aún estaba por debajo de las diosas y eso no le molestaba, le molestaba que las dioses lo hubieran visto como su juguete, en especial Zadina, de quien menos lo esperaba…
Luego…
"¡MIJO!" Yang saltó del susto en su lugar en el pasto y volteó a ver a Carlos "No escuchaste nada ¿verdad? Te dije que si quieres te ayudo contra los dioses" Yang lo miró confundido "Sólo tienes que entrenarme y ya, no ha de ser tan complicado" Yang suspiró y sonrió un poco.
"Mijo me encantaría… sin embargo…"
"Igual yo" Yang voletó a ver a Michelle, otra amiga suya, Yang los miró a los dos enojado y se levantó no para irse, sin por para verlos bien.
"Escuchen, por más que quiero ayuda no los dejaré, es peligroso, sin contar mortal" Mich suspiró y también se levantó y le puso un dedo en el pecho.
"Tal vez" Yang bajó la mirada y Mich levanto el dedo para pegarle en la nariz, Yang alzó la cabeza y estornudó "Pero no vamos a dejar que lo hagas sólo,, necesitas un buen equipo y nosotros podemos serlo" Yang volteó a ver a Carlos y luego a Mich.
"Un buen Rey sabe cuándo pedir ayuda" Yang miró a Humilité, Señor de la Humildad y suspiró.
"En cuanto vea que no pueden, es muy complicado o peligra su vida de manera desmedida los saco del equipo, no quiero que ustedes que sí tienen familia la vayan a perder" los dos asintieron y miraron a Yang.
"Hecho" Yang suspiró y se quitó el collar que lo mantenía humano, al quitárselo, salieron poco a poco sus escamas, su otro par de brazos, cola, cuernos y alas.
"Arrodíllense" obedecieron y puso dos manos en la cabeza de Mich y dos en la de Carlos "¿Juran protegerme, por todos los medios posibles y necesarios, y de ser necesario, dar su vida por mí?"
"Aceptamos"
"Por el poder investido en mí por Zadana y Zadina, yo les doy el título de caballeros" dos luces salieron de las manos de Yang y rápidamente se volvió a poner su collar, odiaba que lo vieran como demonio… pero para actos de ese tipo era a fuerza con cuatro brazos.
Obviamente era para siempre, y obviamente estarían en constante peligro… pero bueno… ahora sabía que podía confiar en 2 personas más para la batalla… y eso lo agradecía completamente.
