Infiel
Capitulo 1
by yesterdayForgetful
N/A: Hola a todos. He tenido algunos contratiempos pero ahora tengo algo de tiempo libre para seguir escribiendo los demás fanfics en proceso y este en especial, el cual ya lo he publicado en Mundo Yaoi por si gustan el link esta en mi perfil. En serio siento mucho el retraso a aquellas personas que me han estado siguiendo, ahora creo que podre avanzar mucho en mis escritos para darle continuación a mis otras historias. Sin más, los dejo con este fanfic y gracias por sus comentarios.
Los años habían pasado en el Universo de Jun Jou, las parejas, con medida del tiempo, se habían hecho más estables y firmes. Incluso se conocían entre ellas.
Hiroki, por tener relación con Usagi, una relación que lentamente se volvió a construir y se forjó el lazo de amistad, tenía contacto y sabía de su relación con Misaki; inclusive, el maestro visitaba al escritor de vez en cuando y le llevaba regalos que su madre le daba. Nowaki no confiaba tanto de Usagi, y cuando su pareja visitaba a su mejor amigo de la infancia, algunas veces lo acompañaba y algunas otras no, pero siempre guardaba su distancia y el debido respeto.
A sí mismo, Shinobu no se llevaba tan bien con Hiroki, pero existía el respeto entre ese algo extraño que les unía gracias a Miyagi, quien decía y afirmaba que Hiroki solo era su mejor amigo y un compañero de trabajo, aunque el mismo Miyagi y sus "tratos" hacia su compañero hacían que Shinobu se pusiera celoso. El pobre profesor de literatura se sentía apenado con el joven cada vez que se lo topaba por la universidad, pero hacia como si no pasara nada, siempre manteniéndose firme, y el joven amante del repollo simplemente volteaba la cara, o cuando estaba de humor le regresaba el saludo.
De alguna forma u otra las parejas se conocían, no tan a fondo pero sabían quien era la pareja de quien.
La relación que llego a ser más íntima era la de Usagi con Hiroki, ya que habían sido los mejores amigos de niños, aparte de que llegaron a ser más que amigos... pero simplemente las cosas en el pasado no habían funcionado, y ahora en el presente ambos adultos estaban centrados en sus vidas, metas y proyectos. Solo mantenían la amistad perdida de hace algunos años, los dos se sentían satisfechos con nada más que amistad.
Un día, Domingo, como Hiroki acostumbraba a hacer, fue de visita al departamento de Usagi a dejarle unos duraznos que su madre le mando, y como de costumbre eran demasiados, tres bolsas repletas de dulces frutos; claro que el castaño entendió la indirecta de su madre y a regañadientes toco el timbre esperando a que le abrieran con dos bolsas al costado.
"Ya que termine este asunto pasaré a la librería, ya sacaron la secuela de mi libro favorito... Más vale que vaya pronto o se acabaran todas las copias. Después de eso, Nowaki me dijo que lo viera en..." No pudo seguir con sus pensamientos sobre lo que tenía que hacer en el día, la puerta abrirse lo interrumpió y movió la mirada hacia aquel par de ojos verdes.
—¿Misaki?
—Hola, maestro. Usagi salió hace nada, fue a la tienda a comprar más cigarros.
—Tonto. ¿Cuantas veces te he dicho que fuera del trabajo me llames Hiroki? Se siente raro, aparte, eso déjalo para cuando estemos en la Universidad.
—¡Ah, lo siento! Siempre se me olvida... ¡P-pase por favor! Usagi no tardará en llegar.
Hiroki, aun manteniendo esa mirada entrecerrada, tomó las dos grandes bolsas y después de que Misaki se hiciera a un lado entró y dejó los duraznos en la barra de la cocina. Misaki, sonriendo nervioso, le ofreció asiento.
Ambos se sentaron en la sala. El ambiente estaba tenso para el pobre menor, aunque Hiroki solo pensaba en sus pendientes y ni cuenta se daba. Era cierto que ya había pasado tiempo, pero para Misaki aún era difícil asimilar que ese profesor, el mismo Demonio Kamijou, era ahora el mejor amigo de su pareja, que incluso antes habían sido buenos amigos. Aunque Misaki no lo sabía todo…
Ambos adultos decidieron no contarle que hubo algo entre ellos en el pasado, por parte de Usagi, no quería tener complicaciones con su relación de pareja y su amistad, temía que Misaki no lo entendiera y odiara a Hiroki, o incluso que el ojiverde actuara de peor manera. El escritor lo amaba mucho, pero no quería exponerlo a una situación que en realidad no era necesaria, ya que eso había sucedido y no era como si ellos lo fueran a hacer de nuevo. Simplemente para ambos adultos no tenía caso dar a conocer algo que no tenía importancia.
Aquel gran maestro del que todos temían, sentado en su sala, solos... ambos solos. Se moría del nerviosismo. No sabía si tenía que decir algo o quedarse callado.
Siempre pasaba esta situación cuando Hiroki venía. A veces Usagi no estaba y él lo atendía, pero siempre, quizá gracias a sus oraciones, Usagi llegaba en cuestión de minutos y él se desaparecía de ahí como si fuera un fantasma. Ellos hablaban un rato de los buenos tiempos o de alguna cosa intrigante que pasara en la actualidad y Hiroki se retiraba a los 30 minutos. Sus visitas no duraban mucho.
PERO.
Miró la hora en su celular. Ya habían pasado 15 minutos y aun no llegaba. En ese tiempo le ofreció un vaso de agua, el cual el otro aceptó. Y se mantuvo en la cocina preparando la cena, solo vacilando para poder desaparecer la tensión; que claro, solo él sentía.
—V-veo que ahora son duraznos lo que mandó su mamá.
—¿Mmm?— Hiroki volteó por encima del hombro para verlo. Misaki se congeló al instante en que sus miradas se chocaron. ¿Lo había hecho enfadar? ¿Dijo algo malo? Se quería morir antes de que Hiroki le aventara aquel florero sobre la mesa de café de la sala. —¿Los duraznos? ¡Ah, sí! Mi madre envió demasiados, como siempre. No es algo nuevo. Siempre lo hace. Más que enviarlos para mí los envía para Usagi, desde niños siempre lo vio como a un hijo.
Misaki acaba de saber algo sobre el pasado del escritor que no sabía. Sus ojos se iluminaron por un segundo. Quería saber más. Dejó los vegetales que estaba cortando y se quitó el mandil para sentarse con el profesor. Realmente estaba interesado.
—Wow, sabía que eran buenos amigos, pero no sabía que su madre le quería como a un hijo.
Hiroki lo vio atontado por un segundo, y repentinamente sonrió de una manera dulce mientras reía sin poder ocultarlo, esa era una sonrisa tan dulce que deslumbró a Misaki por un segundo, sintió como su corazón se aceleraba... ¿Qué estaba pasando? Ni el mismo ojos verdes lo sabía. Se sentía extraño pero no podía dejar de ver a Hiroki, el mencionado dio unas risitas más y volvió a la sonrisa cálida de antes.
—Me causa gracia que digas eso. Pensé que Usagi te había contado sobre todo.
—¡N-no, claro que no! Apenas y hablamos...— Dio un suspiro al viento, pero regreso la mirada a Hiroki mas animado. —Me gustaría saber cómo fue en su infancia.
—¿Desde el inicio?
—¡Todo, absolutamente todo!— Respondió ansioso, animado, entusiasmado.
Hiroki volvió a reír y se tapó la boca algo apenado. Realmente se estaba divirtiendo.
—Bueno, en ese tiempo yo estudiaba varias cosas a la vez, y un día, presionado por todos mis pendientes salí disparado de mi casa hacia un bosque al cual me gustaba ir cuando me sentía de esa forma.
Los ojos de Misaki se iluminaban mientras Hiroki contaba la historia; claro que omitió la parte del beso y ese pasado que no tenía importancia revelar. Ambos estaban pasando un buen rato charlando, tanto fue, que hasta Misaki se olvidó de la tensión, sintió que estaba hablando con una persona diferente. Olvidó su nerviosismo y contestaba tranquilo y a veces emocionado, hacia preguntas y comentaba que él también había pasado por situaciones similares. Misaki tuvo tiempo incluso de preparar café para ambos, sirvió gentilmente en la mesa de café de la sala dos tazas y dejó la cafetera de lado. Hiroki agradecía las atenciones del menor de forma educada.
Y el tiempo se les fue volando.
Hiroki había llegado en la tarde, y ahora las luces de la ciudad iluminaban la noche urbana. Incluso se le olvidó que Usagi solo había ido por una cajetilla de cigarros.
—¡Ahahaha, no puedo creerlo! ¿De verdad te hizo eso?
—¡Sí, incluso, desde ese día ya no he sido el mismo! Y ahora cada vez que veo una rana brinco del susto, ahaha.
La puerta se abrió sorprendiendo a ambos, quienes brincaron en el asiento y temiendo lo peor voltearon hacia el recién llegado. ¡Era Usagi! Se vieron entre ellos con temor colectivo, pues ambos conocían la forma de ser del escritor.
—¡No menciones nada de lo que ha ocurrido aquí!— Susurró el mayor apresurado, a lo que Misaki contestó con el gesto de cerrar su boca como si fuera un cierre. En ese momento, ambos se sonrieron de nuevo, pero Misaki se volvió a quedar embobado en la sonrisa de su maestro.
"¿Será porque en la Universidad no acostumbra a sonreír? Jamás le había visto una sonrisa como esa… Hiroki se ve tan… Tierno." Se decía a sí mismo en sus adentros, pero el hechizo que Kamijou influenciaba sobre él se esfumó cuando notó que Usagi estaba al lado suyo.
—¿Hiroki? ¿Qué haces aquí?
—Nos trajo duraznos, me dijo que le sobraron de lo que le envió su mamá— Contestó Misaki aun contagiado de lo agradable que había sido el tiempo con su profesor.
Hiroki solo asintió con una sonrisa mientras le daba un sorbo al café, pero mientras se llevaba la taza a la boca notó la hora en el reloj y los ojos se le abrieron de golpe.
—¡Demonios, ya es muy tarde!— No ocultó que también se la había pasado bien platicando con el menor que hasta había perdido noción del tiempo. Se levantó de golpe mientras se ponía el saco marrón que había dejado acostado en el sofá. Misaki por alguna razón también se levantó y su faceta cambio a una ansiosa y desesperada.
—¡No, espera, no te vayas! ¿No te quieres quedar a cenar?
Usagi volteó extrañado hacia su pareja, eso era bastante inusual, pero solo se quedó callado observando la situación. Aquí había algo extraño, y él mismo lo sabía.
—Lo siento mucho, Misaki. Tengo un compromiso con Nowaki...— Decía mientras terminaba de ponerse el saco y caminaba hacia la entrada para ponerse sus zapatos. En todo el recorrido Misaki anduvo detrás de él. —¡Olvidé que tenía que pasar a la librería! De seguro todas las copias ya se vendieron...— Más que decirlo para los presentes se lo decía a sí mismo, Misaki se vio interesado.
—¿Hablas de Flor de Loto? ¿La secuela del escritor Ben Higger?— Preguntó mientras Hiroki yacía sentado amarrando sus zapatos.
—¿Mmm?... ¡Ah, s-si! P-perdón, pensé en voz alta. No te preocupes, me esperaré al próximo mes para las copias siguientes— Dijo ya de pie.
Misaki se sintió un poco mal, se notaba en su rostro. Hiroki se dio cuenta y siguió dándole ánimos de forma indirecta, diciéndole que de todas formas no podría leerlo porque tiene muchos asuntos en la Universidad, que de todas formas no era algo tan importante; al final logró sacarle una pequeña sonrisa al menor, aunque aún estaba algo deprimido.
—¡Y tú!— Señaló a Usagi con fuerza en su voz. Misaki recordó de nuevo que era el mismo Demonio Kamijou y se puso nervioso, haciéndose para atrás y congelándose de miedo de nuevo. —No tardes tanto en comprar una tonta cajetilla de cigarros. Te estuve esperando todo este tiempo. ¡Eres un insensible!— Terminando salió del lugar dando un portazo dejando al pobre Misaki espantado, para Usagi estas cosas eran habituales.
—Tsundere...— Mencionó y se dio la vuelta rumbo a los duraznos.
Misaki le siguió.
—¡Ah, lo olvidé!— Dijo y se puso a la tarea de terminar de picar los vegetales para preparar la cena. Usagi se dio cuenta.
—Déjalo. Te invito a cenar esta noche.
Las mejillas de Misaki se enrojecieron de repente, nada bueno venía de una cita con Akihiko.
—N-no... En serio quiero terminar de preparar la cena. E-está bien— Dijo con la característica risita nerviosa y empezó a cortar a diestra y siniestra como si fuera un samurái de los vegetales.
Usagi sonrió pícaro y caminó hasta que estuvo detrás de él. Se inclinó un poco para abrazarlo y le susurró en la oreja un "¿Me estas rechazando?", luego empezó a besar el cuello del menor de una forma bastante caliente mientras pasaba sus manos frías por el abdomen y subía hacia el pecho del otro.
—¡USAGI-SAAAAAAN!
Hiroki volteó espantado hacia arriba ya afuera del departamento... Le pareció escuchar un grito lleno de horror y desesperación, pero concluyó en que solo era su imaginación. Aun así se apresuró para subir a su auto que tenía estacionado afuera y notó que había dejado el celular en el asiento. Lo revisó y se dio cuenta de 5 llamadas perdidas de Nowaki, 8 mensajes donde le preguntaba mil veces que si donde estaba, que ya se hacía tarde para su cita, y cosas así. Quiso morirse ahí mismo.
Giró la llave y encendió el motor mientras marcaba el número de su amado. Se sentía mal consigo mismo... ¿Cómo se le pudo olvidar algo tan importante?
—¿Hola? ¿Nowaki?
—¿Hiroki?— El castaño suspiró aliviado, escuchar su dulce voz lo tranquilizó de sobremanera.
—¿Dónde estás?— Dijo y empezó a manejar por la gran ciudad. Toda la calle estaba desolada y los faroles alumbraban su camino.
—¡Qué bueno que me marcas! Ya me había resignado... Estoy en el restaurante que te dije, llevo esperando 1 hora.
—Nowaki...
—Hiro-san... por favor, no sé qué hice mal pero en serio me gustaría que vinieras. ¡Esperare todo el tiempo necesario, pero por favor ven! ¡Te lo ruego!
—¡Tonto! Voy para allá. Claro que no has hecho nada malo. Te amo.
—¡Hiro-san...! ¡Y-yo también te amo! Esperare aquí...
—Adiós, ya voy para allá.
Nowaki cortó la llamada con los ojos esperanzados y el corazón latiendo fuerte. Era verdad que Hiroki ya era más abierto con sus emociones, a veces, pero aun cuando soltaba esos repentinos "Te amo" se sentía como si fuera la primera vez. Estaba realmente muy enamorado del mayor, por parte de él nada había cambiado, y se alegraba que Kamijou se fuera acostumbrando a su amor.
Estaba vestido de traje, muy elegante y guapo, hasta se había peinado con gel para parecerle más atractivo al otro. La ocasión, lo habían ascendido en el hospital a propietario, pero aun no le había contado, por eso lo esperaba con ansia y emoción. Era algo realmente especial y quería que el primero en enterarse fuera su novio. Se quedó sentado en aquel restaurante lujoso iluminado por la luz de los candelabros caros y las mesas adornadas con manteles rojos importados. Esperaría todo el tiempo que fuera.
