No se me ha olvidado que tengo cosas pendientes, pero paso mucho tiempo concentrada en la inmortalidad del cangrejo y de repente me vienen esas ideas locas que todo escritor debe conocer. Es un par de micro drabbles sin relación entre ellos. No sé si luego se me ocurran más.

Advertencias: humor negro, OCC, AU y todo lo insano que se me ocurra en el proceso. Quedáis advertidos… n_n

Todos los personajes que aparecen en esta historia son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi, los cuales utilizo sin ninguna intención de lucro.

Noches de insomnio

I

Cincuenta sombras de Saotome

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"Maldita sea, Akane"

"¿Por qué no contestas el teléfono?"

"Atiende ahora"

"Mandaré a mi asistente a checar que todo esté bien"

Los labios de la joven se curvaron en una sonrisa al leer la impaciencia que provocaba en su apuesto y viril amo. Podía visualizarlo perfectamente con la espesura de sus negras cejas enmarcando la intensidad de su mirada.

Aún con su buen ánimo a flor de piel, se decidió a contestar.

"Me estaba poniendo la pijama, Ranma"

"¿No crees que eres muy impaciente?"

Oh, sí, sabía que aquello no le gustaría nada, y eso se vería reflejado en su próxima sesión de entrenamiento. Quizás la pondría a trotar con una bola de hierro amarrada a su tobillo, o mejor aún, esas veinte mil sentadillas que después le harían caminar como un potrillo recién nacido, con las piernas débiles y temblando de sólo sostener su peso. Al terminar la extenuante jornada, la llevaría entre sus brazos para limpiar su cuerpo con dulzura y luego terminaría depositándola en su cama, donde le haría el amor con tanto ahínco, sintiendo toda la fortaleza de su cuerpo masculino cabalgando en su interior y estallando la poca energía que quedara en su febril y sediento cuerpo, incapaz de negarse al oasis que su amo le ofrecía.

Era un joven obsesivo con las artes marciales y estaba dispuesto a hacer que ella también amara el arte en todas sus formas.

"Señorita Tendo, recuerde el contrato"

"Tiene prohibido refutar cualquiera de mis actitudes"

"Espere su castigo mañana"

Sí, justo lo que imaginaba. Mañana sería un día extenuante, y la sola idea de ser poseída después de un interminable sufrimiento en el lugar de entrenamiento de su casa, le hacía sentir mariposas, libélulas y otros bichos en el estómago.

Luego se dio cuenta de que lo que realmente sentía eran retortijones y unas ganas inmensas de ir al excusado, así que se dirigió hacia allá con todo y teléfono.

Y como si no fuera suficiente, mientras caminaba por el pasillo, recibió una llamada de Ranma.

—Espero que estés utilizando la pijama amarilla con patitos que te regalé—. Lanzó con la voz aguardentosa que le ponía los cabellos de punta y le arrebolaba las mejillas de carmín a la primera palabra.

—N-no… no puedo decirte eso por teléfono —Vaciló un poco al contestar, aunque terminó deseando jugar un poco con los nervios de su interlocutor. Amaba cuando se ponía intenso y posesivo.

—Akane —Ella se contrajo de la emoción y hundió los dientes en la carne de su labio al escuchar su nombre—. No me obligues a quemar todas tus pijamas y dejarte sólo las que yo escoja para ti.

—Que sean de tonos amarillos, por favor.

—Será lo que yo decida.

—Miré los libros que dejaste para que estudiara más sobre la historia del arte marcial estilo libre…—Le interrumpió la joven, deseando cambiar de tema… de hecho, quería colgarle, hablar con él le estaba ralentizando el paso para ir a donde le urgía ir en este momento—. Y… err… un lindo detalle el mandar colocar tu foto como portada de cada libro.

—Deseaba que te acordaras de mí siempre que quisieras leer —Susurró meloso—. Y pensé que nada sería tan bueno como matar dos pájaros de un tiro.

—No tenías que molestarte, recuerda que te tengo de fondo de pantalla en mi computadora y en mi teléfono, en el calendario en mi cocina y también en la foto de dos por dos metros que mandaste imprimir para colocar en el Dojo—. Sólo a veces, cuando enumeraba de una todas esas cosas extrañas que hacia su amo, llegaba a la conclusión de que era un tipo muy raro. Pero así lo aceptaba.

—No hay nada que no pueda hacer por ti. Porque te amo, y no quiero que dejes de pensar ningún momento en mí.

—Ranma, ¿podemos hablar luego? —. Le interrumpió al llegar a la puerta del baño. De nuevo vinieron a su mente aquellas imágenes de entrenamiento por tal osadía, sin embargo, lidiaría con ello después.

—Akan…—. Y el botón de colgar no permitió la continuación de la llamada.

Akane entró como alma que lleva el diablo al interior sin detenerse más.

Ya se lo esperaba, el teléfono vibró con la alerta de mensaje. ¡Y es que ese chico no la dejaba ni… con su soledad un minuto!

"Señorita Tendo, ¿sabe lo que significa que me haya colgado?"

Mandó un mensaje breve.

"Estoy en el retrete"

"¿Mandaste cambiar mi tapete con uno que tuviera la firma de tu Dojo?"

Escribió ella, al estar sentada y mirar atentamente el nuevo artilugio.

"Que estés en el excusado no es justificación"

"Sasuke me lo recomendó. El que tenías ya era demasiado viejo"

Contestó algo molesta.

"Era un recuerdo de mi madre, tarado"

Akane no lo miraba, pero Ranma transpiró fuertemente al recordar cómo le había prendido fuego a esa cosa peluda que era el tapete con ayuda de su empleado de confianza.

"Err…También dejé cinco revistas en el estante que está a un lado"

"Salen los reportajes que me hicieron durante mi última pelea en el torneo de China"

"Sasuke también me aconsejó que pusiera el jabón líquido para lavar las manos con mi perfume favorito, así podrás oler tus manos y acordarte de mí"

"El shampoo y el jabón de cuerpo también"

"Mandé grabar con hilo de oro mi nombre en las toallas"

"Llegarán la próxima semana"

Pero Akane leía los mensajes en automático porque estaba ocupada en algo más… al principio creyó que era un horrible bicho, pero lo que era, al final le dejó una cara peor.

Un tiempo después, cuestionó con un mensaje.

"Ranma… ¿esta fue tu idea también?

Recibió su respuesta casi al instante.

"No me ignores. Recuerda que eres mi sumisa"

"¿Qué idea?"

El mensaje de ella tardó, pero llegó.

"El papel de baño tiene grabada tu cara"

"¿Es una nueva regla del juego?"

"Ranma, necesito salir de aquí, ya"

"Si no contestas, haré lo que crea correcto"

"Me da pena. Es la camisa roja que mejor te queda"

"Y tu sonrisa es adorable"

"Prometo darle la vuelta. Así no te veo"

"¡Oh, por Dios, es doble grabado!"

"¿Qué hago?"

Y sólo entonces recibió la respuesta de su amo.

"¿Puedes usar las hojas de la plantita que tienes de adorno?"

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