Este es mi primer fic de SetoxKisara. Espero que les guste. Dudas, consultas y comentarios (siempre y cuando sean con respeto) son aceptados!


Capitulo I

Un grupo de niños jugaba con una pelota en el pequeño jardín trasero de un orfanato londinense.

Unos metros más allá, se encontraba una jovencita de cabello blanco y ojos azules; sola llorando desconsoladamente sobre unas flores rojas que estaban plantadas en un cantero. Ella sintió que alguien se acercaba tímidamente pero no le dio importancia; ella quería estar tranquila.

Una mano cálida la tomo del hombro y un niño de cabello castaño le sonrió dulcemente.

-Me preguntaba porque llorabas- dijo él en voz baja- Todos se sienten mal en su primer día aquí, no te avergüences por llorar, es algo normal. Por cierto, me llamo Seto y el es mi pequeño hermano Mokuba. ¿Cómo te llamas?.

La niña miro a Seto con sus ojos llenos de lágrimas y le contesto afligida:

-Dices eso como si ya hubieras pasado por esto, y yo te veo muy alegre, no creo que hallas pasado por esta situación. Mi nombre es Kisara y estoy llorando porque extraño a mi familia, no sé dónde están. Tenía la esperanza que vinieran por mí. Eso fue lo que me dijeron.

-Bueno Kisara, no debes sentirte mal, porque ahora tu familia somos nosotros y si, se por lo que pasas porque no hace mucho nosotros también éramos los nuevos en el orfanato- Respondió Seto.

-Es verdad lo que dice mi hermano Kisara. Si quieres ven con nosotros, seca esas lágrimas y juguemos en el columpio, será divertido- Agrego Mokuba con una gran y pícara sonrisa en su rostro.

Kisara los miro asombrada ante aquella proposición desinteresada y luego de varios minutos pensando, la pequeña seco las lágrimas con el dorso de su mano y supo en el momento que vio a Seto a los ojos que aquel día no lo olvidar a jamás y que iba a estar agradecida de por vida a ese joven de ojos azules como el mar.

Con un vertiginoso ruido, Kisara salto de la cama automáticamente. Su despertador marcaba las 10 de la mañana y ella sintió que no había dormido nada.

"Las cosas cambiaron muchísimo pensó ella mientras se levantaba de la cama "Que fue de sus vidas? Espero que estén bien".

Era verdad, las cosas habían cambiado demasiado luego de su estadía en el orfanato hace 10 años.
Un matrimonio joven la adopto luego de permanecer un año en el orfanato Sunrise con Seto y Mokuba. Aquella pareja, de apellido Potter, la cuido con cariño y Kisara vivía muy feliz con su nueva familia. Lo único que ella lamentaba es que nunca volvió a ver a los hermanos hasta ahora.
El tiempo paso y ella con 20 años ya era una mujer exitosa, directora del departamento de arte del Ceo Maximilian Pegasus y vivía pacíficamente en Londres.

Fiel a su rutina, luego de cambiarse y desayunar en su departamento; se dirigió hacia su trabajo con el presentimiento que su día iba a ser muy largo.
Luego de llegar al anexo de Ilusiones corporativas, saludo a todos sus compañeros de trabajo y comenzó a trabajar en el nuevo proyecto que le habían asignado.

Siempre había soñado en participar en un torneo de duelo de monstruos, pero no disponía del tiempo necesario para aprender todas esas largas y aburridas reglas sobre el duelo y convertirse en una buena duelista; además no había encontrado a un duelista lo bastante bueno como para enseñarle. Pero cuando el gerente general de la compañía informo que necesitaba un voluntario para dirigir con el Ceo de Kaiba Corp. el nuevo torneo de duelo de monstruos, Kisara no lo dudó y se ofreció al instante.

Sin embargo, sus compañeros comenzaron a advertirle sobre el director de la empresa Kaiba; sobre todo su mejor amiga y secretaria, una joven de cabello castaño llamada Tea.
Según ella, el misterioso señor Kaiba, era una persona arrogante y altanera, que tenía un corazón de piedra y nada en el mundo podía ablandarlo; y que ella era muy dulce e inocente para soportar el mal carácter del Ceo, que cedería a la presión nerviosa del trabajo y que terminaría abandonando por culpa de él, pero Kisara hacia oídos sordos a las miles de advertencias que día tras día escuchaba, simplemente no le interesaba.

Además, era raro que Kisara viera la televisión porque prefería leer algún libro de su biblioteca o trabajar en sus dibujos, por lo que muy pocas veces había escuchado de Kaiba Corp., por los rumores que corrían en los pasillos y menos iba a saber quién era el señor Kaiba.

Como ella no tenía otro trabajo a partir de ahora que esperar al Ceo y organizar el itinerario del torneo, tomo un papel en blanco del escritorio y comenzó a dibujar lo que había soñado esa mañana, como hacia cada vez que recordaba alguno de sus sueños. Solía hacer ese ejercicio desde que su padrastro le había enseñado a dibujar cuando era una niña y para ella era algo tradicional en su vida, como su cable a tierra.

Esa tarea la mantuvo entretenida un buen rato hasta que se dio cuenta que era casi la hora de que su invitado llegara. Rápidamente guardo el boceto en un cajón de su escritorio, acomodo sus papeles con las ideas en las que trabajó toda la semana anterior, perfumó la habitación y espero sentada detrás de su escritorio al famoso Ceo de Kaiba Corp.

En otra parte de la ciudad Seto Kaiba intentaba lidiar con los problemas cotidianos de su empresa.

Aún seguía sorprendido por la propuesta que recibió del mismísimo Pegasus de hacer un torneo de duelos en conjunto con Ilusiones Industriales ya que las cosas con Pegasus no habían quedado del todo resueltas luego de su estadía en el reino de los duelistas. Sin embargo, la idea lo había tentado y aceptó de inmediato.
Lo que quedaba por hacer era hablar con el encargado del torneo y organizar las fechas; aunque eso no era lo único.

Una semana atrás, comenzó a tener extraños sueños sobre una niña con cabellos blancos y ojos azules, y aun no podía recordar quien era. "Tal vez Mokuba recuerda quien era" pensó el, pero descarto la idea al instante. Su hermano no tan pequeño quedo encantado con la vida social activa y solía ir a millones de fiestas, cenas y reuniones, acompañado de su novia Rebecca Hopkins, a la cual había conocido por una fiesta en un lujoso hotel." En fin creo que tengo que empezar a revisar esto".

Una hora más tarde, cuando toda la pila de contratos por firmar había desaparecido, su secretaria le aviso que a las 6 de la tarde debía ir a la sede de arte de las industrias Ilusión para empezar con los preparativos del futuro torneo.
Seto miro su reloj de pulsera; eran las 5 y media. Si quería llegar puntual, tendría que salir rápido.
Tomo las llaves de su nuevo y lujoso Ferrari negro, acciono el contacto, y se dirigió a toda velocidad hacia la oficina de arte.

Aunque iba con retraso el castaño llego rápidamente al lugar, pero no iba a cambiar nada en su primera reunión: era más que evidente que llegaba 15 minutos tarde.

Él se dirigió a toda prisa al edificio, donde le explicó al guardia de seguridad quien era y que tenía una importante reunión con la persona encargada del departamento de arte.
El guardia, luego de tomar todos los datos de Seto, llamo por el teléfono de la recepción a Tea y le explico lo que sucedía.
Ella a su vez, sin avisarle a Kisara que su invitado había llegado, se tomó el atrevimiento de llevarlo directamente hacia su oficina.
Quería ver la reacción de Kisara cuando esta se enfadara con el Ceo por llegar tarde.

Tea guio al castaño por el laberintico edificio y cuando subieron al ascensor ella le dijo:

-Señor Kaiba, la próxima vez que tenga una reunión con mí jefa le sugiero que por lo menos llegue 5 minutos temprano. Ella odia la impuntualidad. Además quiero avisarle que tal vez su recibimiento no es del todo cordial, ya sabe por el retraso.

Seto la miró despectivamente ante ese comentario y no hizo más que asentir con la cabeza y mirar hacia el techo.
No quería ni imaginarse lo que sucedería, pero mucho no le importó ya que pensaba que ni esa secretaria atrevida y una directora de arte (él lo suponía porque Tea utilizó el término "Jefa") iban a decirle lo que él debía hacer.

El ascensor se detuvo en el piso 16 sin hacer ruido. Seto salió primero con el paso decidido a poner en su lugar a aquella mujer; sin embargo él se paró en seco cuando vio a una hermosa joven peliblanca de brazos cruzados sobre un escritorio con cara de pocos amigos.