Disclaimer: Todo a Bryan Fuller y otros.

n/a: Un drabble que es post-temporada 3. Abarca lo qué podría pasar después, kinda. Algo que ya se ha escrito muchas veces en el fandom, y yo solo vengo a escribir un poco de mi interpretación respecto al Hannigram. Eso es todo. Algún día haré algo más largo. I have to!


Rinascita

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Hannibal era más que su voz interna.

(Siempre lo fue).

A veces pensaba que también era la sangre corriendo a través de sus venas.

(Siempre lo fue).

Y en otras, simplemente admitía que eran uno mismo.

(Como siempre debió ser).

No pueden vivir con el otro, no pueden vivir sin el otro.

Ya no se trataba de intentar asesinar o herir, ni tampoco de seguir una relación de paciente-psiquiatra. Incluso si Will hubiera querido, no había marcha atrás. Aceptar a Hannibal significó aceptar su oscuridad, abrazarla hasta ser consumido por ella y vivir en compañía armoniosa.

¿Ves? Esto es lo que siempre quise para ti, Will. Para los dos.

Refugiados en la majestuosidad de Francia, el ex agente del FBI americano lo vio con claridad desde que admiró al asesino empapado de sangre negra, aquella noche de luna llena, con esa adoración aterradora en la nebulosidad perteneciente a sus orbes cautelosas… desde que cruzaron miradas antes y después de asesinar juntos al Dragón Rojo… Ah. Ni siquiera el haber caído al agua fría le hizo olvidar la ferocidad en esos ojos, tan iguales a los de él, sedientos de liberarse, de repartir poder. Uno compartido, muy hambriento. Deseoso de poseerlo; reclamarlo con besos cuyos dientes chocan de por medio, y se embelesan de la esencia contraria como si fueran bestias salvajes, dispuestas a mascar el corazón de su pareja en pleno apareamiento excepcional.

Es hermoso.

Era una prueba viviente de lo que Bedelia dijo. Una semana después de que sus vidas continuaron tras la caída desde el risco, las tres hipótesis se comprobaron al rebasar la curiosidad de ambos. Ninguno olvidaría ese momento, no tenían dudas al respecto. Su vida al lado de Hannibal era lo que siempre había querido. Mientras Will enredaba las manos desnudas alrededor del Dr. Lecter como si su vida dependiera de ello, y sus labios descansaban encima de su pulcra frente con exasperación, fue el momento exacto en el que afirmó, sin temor, la verdadera significancia detrás de todas esas finalidades entintadas de muertes irresolutas e indudablemente perfectas.

La intención que lo hizo arrojar su anillo de matrimonio al fondo del mar conforme sostenía el cuerpo de Hannibal contra el suyo:

Estamos unidos.