Capítulo 1
No era fácil. No era nada fácil ser hijo de Christian Grey.
Y eso era algo que Teddy tenía muy claro en su mente.
Ya no era un niño que mantenía pegado a las faldas de su mamá y se ocultaba tras ellas cuando cometía alguna travesura y su papá iba a regañarlo. Ya no era el adolescente tonto y algo malcriado que había huido de la seguridad y había terminado estampado contra una pared que no vio mientras escapaba de Seattle. Ya no tenía veinte años y era un universitario presumido y conquistador que había logrado llevarse a varias chicas a la cama; aventuras de una noche como su mejor amigo, Edward, solía llamarlas.
Ahora, tenía que enfrentar lo que para él parecía una cruel realidad. Era un hombre, hecho y derecho. Veintiséis años, comenzaban a pesarle.
No era su primer día de trabajo en la enorme empresa de su padre pero comenzaba a hacérsele más pesado levantarse cada día para ir a trabajar. El titulo otorgado unos meses antes no le quedaba nada mal. Presidente de Grey Enterprise Holding. Sin embargo, no era lo que él quería. Le parecía que había perdido los cinco años de estudios musicales que hizo en Nueva York. "Estudie música para sentarme en el trono de GEH. La peor inversión que mi padre ha hecho por mí" pensaba constantemente cada vez que atravesaba las entradas de la enorme empresa de Grey.
Eran las siete de la mañana y el despertador llevaba cerca de veinte minutos sonando desesperadamente, avisándole a su dueño que era hora de salir de la cama y comenzar un nuevo día de trabajo. La ruidosa alarma era acompañada por el tono de llamada "Claro de Luna", que le había asignado a su madre, repitiéndose constantemente. Teddy asomó la cabeza entra las cobijas y estiró la mano para apagar el reloj y tomar el celular.
-Grey-gruñó aun adormilado.
-¿Por qué no respondes el celular, Theodore?
Estaba en problemas. Su madre jamás lo llamaba por su nombre completo. Únicamente cuando estaba enojada con él.
-Lo siento, mamá-se sentó de inmediato-. Estaba muy cansado y acabe de despertar. Discúlpame.
-Tu padre está muy enojado-cuando no-. Te quiere en veinte minutos en la empresa.
-No quiero ir, mamá-replicó enojado-. Esa no es mi vida. Yo quiero tocar el piano y enseñar a los demás a hacerlo. Detesto los negocios de mi padre.
-Por favor, Teddy-le rogó Ana-. No hagas esto más difícil de lo que ya es. Tu padre necesita dejarle su empresa a alguien. Es hora de que Christian descanse después de tanto tiempo de trabajo.
-Entonces que ponga a Nick al frente de GEH-bramó en un tono más alto del que hablaba normalmente-. Ya no soy un niño para que me obliguen a hacer lo que ustedes quieren. Soy músico. Me da igual si mi papá camina por el techo de la rabia.
-¿Ni siquiera lo harás por mí, Teddy?-le preguntó Ana en un último intento de convencerlo.
Teddy apretó los párpados con fuerza. Era capaz de dar todo por esa mujer. La amaba con toda su alma. Era su madre. Sin embargo, no era justo que lo pusiera contra la pared de esa manera.
-Lo hago por ti, mamá-repuso con calma-. Cada día voy a trabajar en la empresa de papá, solo porque no quiero que tengas que meterte en un enfrentamiento entre papá y yo. Lamentablemente, ya me harte y no voy a seguir en este mismo camino. Ya hice una elección. A ustedes puede parecerles errónea pero es mi elección y si me aman, tienen que respetarla.
-¿Qué vas a hacer, Teddy?
-Iré a hablar con Christian. Voy a renunciar a mi puesto de presidente y saldré a buscar un empleo. No me importara tener que empezar desde cero. El dinero no me importa. Solo quiero ser feliz.
Y colgó. No quería escuchar ruegos maternos porque sabía que lo iba a terminar convenciendo de no hacer lo que ya había decidido.
Salió de la cama y fue directo a la ducha. Se miró en el espejo un momento. Sus azulados ojos se chocaron con los del hombre que lo observaba desde el espejo. Era el único rasgo físico que había heredado de su madre. El resto… el resto era…
Eres idéntico a él, Grey. Vayas donde vayas no puedes renegar de tu apellido y de la sangre que corre por tus venas. Las puertas se te abrirán solas únicamente porque eres hijo de Christian Trevelyan Grey.
-Haré las cosas por mí mismo-lanzó la BlackBerry contra el espejo y lo hizo pedazos.
