Al día siguiente-
Después de aquel intento de boda entre el Sr. Shue y la señorita Pilsbury, no todo salió tan mal después de todo. No para Quinn Fabray. A la mañana siguiente en aquella habitación del hotel...
-Buenos días- dijo Santana con una sonrisa de pícara mirando a una Quinn recién despierta.
-Hola...- Dijo Quinn un tanto confusa y también feliz.
-¿Que tal después de tu primera noche como lesbiana oficial? Preguntó la morena con un tono de traviesa.
-Jajaja. ¿Porqué dices eso San?
-Oh vamos Quinn! Ninguna heterosexual se acuesta dos veces con una chica. Bueno la primera vez no cuenta porque ambas estábamos borrachas pero la segunda... Me ¿negarás que no te gustó?
-Bueno quizás no se vaya a quedar en cosa de dos veces... Dijo la rubia con una media sonrisa.
Después de esa conversación las dos chicas se vistieron y decidieron bajar a desayunar. Juntas. La mayor parte del Glee Club estaba ya en la cafetería pero comiendo ya que eran las 15:30. Quinn y Santana no se había percatado de la hora porque se habían pasado toda la noche divirtiéndose. Al llegar allí Finn tenía una cara como si hubiesen herido su orgullo. Tenía la vista fija en el móvil y no paraba de juguetear con el. Como si quisiese que el móvil le hablase. Enseguida Santana supuso que intentaba contactar con Rachel ya que ella no estaba allí. Arqueó una ceja y se sentó con un carraspeo. Quinn la siguió con una sonrisa. Finn levantó la vista del móvil.
-¿Se os han quedado pegadas las sábanas chicas? Fue lo primero que dijo Finn Hudson. Que no parecía sorprenderle el echo de que su ex-novia y otra chica hubieran llegado juntas. Enseguida volvió a hundir sus ojos en el teléfono.
-Es que fue una noche muy larga. Respondió Santana guiñándole un ojo a Kurt que tampoco parecía muy sorprendido.
Quinn solo pudo reír con vergüenza. Viendo el panorama por intuición Finn y Rachel que también habían dormido en la misma habitación y Artie y la chica nueva también, así que le daba igual que todos supieran que ella y Santana habían pasado la noche juntas.
Comieron cualquier cosa que quedaba del buffet del restaurante mientras los demás se despedían. Se quedaron solas. A los dos minutos se escucha el móvil de Santana que le había llegado un mensaje.
*Necesito hablar contigo. Rach.
-¿Quien es? Preguntó la rubia.
-Creo que tu novia se ha enterado de que nos hemos divertido -Dijo Santana mientras se reía
-No es mi novia, vale? Le respondió Quinn mientras arqueaba una sola ceja.
-Ya te gustaría a ti que lo fuera. Dijo la morena con picardía.
-No entiendo porqué aun sigues persiguiendo a esa enana. No te das cuenta? Llevas tres años detrás de ella y no has conseguido nada. ¡Olvídate de ella de una vez! Hay muchas chicas que seguro estarán encantadas de estar contigo.
Quinn sabía que Santana tenía toda la razón en eso. Pero la última frase la dejó un poco descolocada. Que quería decir Santana con que hay muchas chicas...?
Bueno eso ya daba igual. Quinn tenía ahora otra preocupación que le daba vueltas.
Santana. ¿Porqué? Sí, solo fue una noche y solo fue diversión. Pero cuando Santana se lo pidió por segunda vez ella no se negó. Quinn intentaba encontrarle un sentido a todo esto.
-Bueno Q. me voy a casa estoy cansada. ¿Quieres que te lleve?
-Sí claro pero...
-Tranquila no te llevaré a mi casa para presentarte como mi novia jajaja
-No me refería a eso. ¿Me refería a qué vas a hacer con Rachel? ¿Irás a hablar con ella? Preguntó la rubia con mucho interés.
-Pues no creo por lo menos no hoy. Estás demasiado pegada a ella y eso no es bueno. Tal vez deberías acostarte conmigo una vez más. Santana no pudo evitar no decir esa frase.
-Mejor nos vamos no me encuentro nada bien. A esto es a lo que llaman resaca. Dijo Quinn.
Ambas chicas se acercaron al coche, condujo Santana y fueron directas a casa de Quinn la cual se despidió y entró en su casa sin mirar atrás. Santana siguió conduciendo rumbo a casa de sus padres. lo que quedaba del día no fue nada interesante. El avión hacia Nueva York salía al día siguiente por la mañana como llegó a las 19:50 lo único que hizo fue saludar a sus padres, cenar algo de las sobras de lo que ellos habían cenado y se fue directa a la cama.
El móvil de Santana no paraba de sonar. Tenía unos 20 mensajes de Rachel. Las 22:30 y Santana ya se había despertado. Estaba enfadada con Rachel por haberla molestado tanto. La morena marcó el número y empezó una conversación bastante sorprendente incluso para la misma Santana.
-A ver, ¿me puedes explicar a qué vienen tantas prisas? Si te soy sincera no me apetece para nada discutir contigo acerca de nada.
-Oye Santana solo quería saber si estabas bien y si Quinn lo estaba también.
-¿En serio? ¿Y qué más? Mira Berry no tengo que darte explicaciones de nada y mucho menos...
No pudo acabar la frase ya que Rachel la interrumpió.
-No es nada de eso. Por favor necesito que vengas a New York lo antes posible. El tono de su voz sonaba alarmante
-No salgo hasta dentro de un par de horas, no tengo nada preparado y además he quedado con Kurt que nos veríamos a las 8:00 en la entrada del aeropuerto.
Se hizo un incómodo silencio. Santana notaba que rachel estaba muy preocupada pero no podía hacer nada para ir con antelación
-Dios! Berry sea lo que sea dímelo por aquí
-Mejor te lo cuento cuando vengas es algo que necesito explicarte en persona ¿de acuerdo?
-Como quieras es cosa tuya.
Entre tanto Quinn que aun seguía dormida se despertó por un grito de una voz familiar.
-Quinnie cariño! Hora de cenar!
A lo que esta le respondió
-Oh dios! Mamá ahora no!
-¿Te ocurre algo nena? Judy ya se estaba preocupando.
Quinn no tenía ganas de salir de su cuarto y mucho menos hablar con alguien. Solo necesitaba pensar.
Santana ya estaba lista y partía rumbo al aeropuerto. Durante todo el camino no dejaba de preguntarse qué demonios quería Rachel. El vuelo duraba más o menos una hora y media. Le dieron el mejor sitio junto a la ventana. Iba pasando el tiempo crecía la curiosidad de Santana. Y cuando por fin estaban ya en tierra Santana fue en busca de su equipaje, Rachel la estaba esperando fuera para ir juntas hacia su casa. Ambas chicas se encontraron entre la multitud y se abrazaron no sabían en realidad si era porque Rachel no estaba bien o porque Santana estaba preocupada. Ella no solía abrazar a la gente y mucho menos a la señorita Berry.
-¡Santana, que alegría verte!
-¿En serio? Dijo la morena un tanto sarcástica. Discúlpame es que no ando muy bien hoy.
-No pasa nada, lo importante es que estás aquí. Esta vez se notó mucha tranquilidad en la voz de Rachel.
-Pues... ¿Nos vamos? Dijo Santana sin más dilación.
-Oh! Claro. Con esto Berry sonrió.
Salieron del aeropuerto y enseguida se pusieron en marcha. Conducía Rachel y eran unos 20 minutos hasta su casa. Al llegar ambas chicas empezaron a sacar maletas para ya instalarse con más calma. Y una vez dentro Rachel fue directa a la cocina a prepara café, ella sabía que las dos lo necesitaban. Santana se tiró en el sofá exhausta del viaje, el banquete de boda del día anterior... Por toda la casa se podía oler un aroma muy particular a café. Rachel se acercaba al sofá con las dos tazas en la mano y sentó justo al lado de la morena.
-Vale está bien ahora dime...¿Qué pasa? Dijo la latina pero esta vez más preocupada que enfadada con ella.
-La noche de la fiesta en aquel hotel. Me acosté con Finn. Y... Y no sé qué hacer porque yo estoy muy confusa... Quiero a Brody pero no quiero a Finn pero claro también está el tema de que me acabo de hacer una prueba de embarazo y...
Rachel se iba confesando a una velocidad casi ininteligible por su nerviosismo.
-Espera. Qué?! Como que una prueba de embarazo? Estás... Estás embarazada?! Espero que no sea de ese gigante e infantil niñato que aun sigue en el instituto porque no tiene nada mejor que hacer.
-No lo sé. No he mirado el resultado... Santana tengo miedo. Y si...? Qué pasaría si yo...?
-Rachel cálmate. Lo primero es ir a mirar el resultado. ¿De acuerdo?
En el baño habían como tres o cuatro test de embarazo lo que hacía mucho más difícil para las dos tener el valor de ir a mirarlos. Solo Santana se atrevió a coger uno de ellos pero no le dio tiempo ya que Rachel entró a la velocidad de la luz y se lo arrancó de las manos.
