¡Hola!

Bueno, no me haré la del rogar, aún sigo sorprendida de que me extrañasen después de tanto tiempo. Solo les pido que me tengan paciencia pues los capítulos son largos, el tiempo corto y creo que tendré que leer los libros de nuevo para poder refrescarme la memoria.

Sin más, el primer capítulo re-escrito!


El rumor de que la princesa Vasilissa Dragomir fue raptada se expandió rápidamente, por Rusia y el mundo, la noticia llegó desde Estados Unidos, cruzó el mar y todo el continente Europeo hasta llegar a la Unión Soviética. Lo más curioso era que la futura princesa fuese capturada nada más y nada menos por su mejor amiga, Rosemarie Hathaway, la hija de Janine Hathway.

Si bien era una noticia estremecedora, andar chismorreando por ahí no era lo mío, encontraba de muy mal gusto que personas poco informadas hicieran especulaciones erradas -en su mayoría-. Era irónico que por más que intenté alejarme del escándalo, los hechos chocaron conmigo, empujándome dentro de las controversias.

Fui asignado como guardián de la princesa Dragomir, y como su guardián mi primera tarea era rescatarla. No podía considerarse un buen comienzo.

Me habría gustado poder llegar a mi nuevo trabajo y llamar a mi familia en Rusia, o al menos tener tiempo para escribirles una carta. Los extrañaba, solíamos ser distintos al resto de los dhampir, éramos unidos y jamás nos habríamos separado de no ser por las normas sociales.

No podía, sencillamente no podía escribirles. Me sentía un poco culpable por tenerlas en casa esperando noticias mías, por no poder darles una mejor vida.

Pedí los expedientes de Rose y Vasilissa. La directora Kirova se veía muy contenta por mi llegada. En estos últimos años había trabajado muy duro como guardián, ganándome una buena reputación digna de mi nacionalidad.

—Que Rose raptara a la princesa fue un acto muy irresponsable —reclamó la directora—. Cuando los padres de Vasilissa aún vivían, ellos deseaban que ella se convirtiera en la guardiana de su hija, pero dudo que alguien tan irresponsable pueda llevar a cabo esa tarea.

Revisé los cuartos de las fugitivas, a simple vista eran normales, dentro de lo que se podía. Ninguna de las dos tenía grandes pertenencias, y se habían llevado gran parte de sus posesiones con ella.

También entrevisté a su círculo más cercano.

—Le juro que yo no tuve nada que ver con el escape —aseguró Mason Ashford—. Ninguna de las dos me dijo nada, se fueron sin despedirse.

Estaba nervioso, pude ver que su labio temblaba, a pesar que intentaba verse relajado. Detecté un tono de reproche en su declaración. Lo más probable es que él también se hubiera escapado con ellas de haber sido posible.

Con un escuadrón de la Academia y algunos guardias enviados por la Corte recorrimos ciudades cercanas, preguntando y buscando pistas.

Nadie las había visto, lo que abrió las puertas a una nueva característica para la mente maestra de este plan. Rose Hathaway era rebelde, irresponsable, irrespetuosa, voluntariosa y... Lista.

Comenzamos a buscar en ciudades humanas. En ese momento todo el asunto del secuestro tomó algo de sentido. Rose estaba huyendo del mundo de los moroi, ocultándose bajo la luz del día, entre los humanos. La gran pregunta ahora era: ¿Por qué se llevó a la princesa con ella?

Llegamos a Portland a las tres de la mañana. Nos dispersamos e hicimos la inspección de terreno. Yo llevaba una foto de las implicadas en mi bolsillo, aunque ya no era necesaria después de repasar tantas veces sus rostros durante las últimas semanas, había memorizado a la perfección cada rasgo, al punto que me sentía capaz de reconocerlas entre la más grande multitud.

Pero no fue eso lo que me permitió encontrarlas. Sino que todo se lo debo a una ventana abierta y una coincidencia del destino.

No me sorprendí cuando vi que una joven rubia tomaba sangre de otra persona, era el único modo de mantener a Vasilissa alimentada sin causar un revuelo, de haberse alimentado de un humano nosotros nos habríamos enterado, seguir el rastro de mordidas habría sido fácil.

La princesa Dragomir se retiró del cuarto, mientras Rose se tendía en la cama. Nunca había servido de alimento a un moroi, pero había escuchado que eran experiencias que dejaban agotada a una persona. Perfecto, ahora la secuestradora iba a estar demasiado débil como para defenderse.

Tomé el comunicador y anuncié mi posición.

Era curioso que Vasilissa no aprovechara la oportunidad para escapar. Saqué mi larga lista mental de teorías y fui descartando una por una hasta que finalmente encajé todas las piezas del rompecabezas: ambas estaban juntas en esto. No había ningún secuestro.

Rose miró por la ventana y sus ojos se abrieron de par en par cuando me vio. No hice ningún esfuerzo por ocultarme, no valía la pena, mejor que supiera que su escapada había llegado a su fin.

—Guardián Belikov, tenemos todo el perímetro rodeado —me informó mi segundo al mando.

—Ya deben estar por salir —confirmé.

Salieron en un auto, no me lo esperaba, considerando que se trataba de dos simples adolescentes. ¿De dónde podían sacar dinero para un auto?

Entonces recordé que hace un par de días había calificado a Rose como alguien bastante lista, ella solo estaba haciendo honor a su inteligencia.

A pesar de sus esfuerzos, éramos más y estábamos mejor armados.

Mis compañeros las alcanzaron, las rodearon y la detuvieron. Para cuando yo llegué estaba todo el trabajo realizado, sin embargo fui el único que recibió la mirada llena de odio de Rose, estaba agazapada como quien se enfrenta a un strigoi, protegiendo a Vasilissa, ocultándola detrás de sí. Aún así, la dhampir estaba débil por la perdida de sangre.

—¡Dejadla en paz! ¡No la toquéis! —gritó.

Agregué una nueva característica para Rose Hathaway: atrevida.

Quise hacerlo por las buenas, después de todo ella no había secuestrado a la princesa. Hice un gesto a mis compañeros para que las dejaran en paz, tenía la esperanza de que ellas mismas se rindieran, pero no fue así.

Rose se lanzó sobre mí en un movimiento torpe e inútil. No tenía equilibrio ni coordinación, cayó al piso. Me imagino que con eso herí su orgullo, asique me acerqué a ayudarla.

Miré su cicatriz, y decidí darle algo más de crédito, debía ser difícil moverse después de haber sido mordida. Volvió a enojarse conmigo en cuanto se dio cuenta de la dirección de mi mirada, parecía avergonzada y molesta de que supiera lo que había estado haciendo. Se tapó la marca con su pelo y mantuvo su mirada desafiante, casi podía imaginarme todas las maldiciones que estaba lanzando contra mí en su cabeza.

La única persona capaz de hacerla entrar en razón fue la princesa Dragomir, reforzando mi postura sobre un escape y no un secuestro. Solo fue necesario que Vasilissa hablara con Rose para que ésta cediera, de mala gana.

Aproveché la oportunidad para presentarme

- Mi nombre es Dimitri Belikov-dije-he venido para llevarla de vuelta a la academia, Princesa.

Casi pude escuchar a Rose gritarme: "¡Engreído!"


Espero que les haya gustado!

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