La historia que ya conoces desde el punto de vista de Madge Undersee
Un espíritu olvidado.
Capítulo 1
El sonido de las aves afuera de mi casa es el que me despierta. Noto que mis sabanas están mojadas y mis cobijas en el piso. Aunque no puedo acordarme exactamente de qué fue lo que soñé, se que fue una pesadilla. Finalmente hoy es día de la cosecha, y aunque mis posibilidades de ser seleccionada para ir al Capitolio son mínimas, no puedo evitar sentirme abrumada.
Trato de no darle muchas vueltas al asunto y decido hacer de este día como cualquier otro, aburrido y rutinario.
Bajo a la cocina para preparar el desayuno, a decir verdad es algo que me causa mucho conflicto. Pues disfruto cocinar para mi familia ya que me mantiene entretenida y a veces le saca un comentario a mi presente pero ausente madre, y por otra parte no puedo evitar sentirme culpable al comer sabiendo cuantas personas hay en el Distrito 12 que no se pueden dar el lujo de desayunar.
Encuentro huevos y carne en el refrigerador, trato de ni siquiera pensar de qué criatura es la carne. Pongo un poco de aceite en el sartén mientras prendo la estufa cuando mi padre baja. –"Buenos días padre, espero que tengas hambre" Maldita frase irónica. "Buenos días querida" me saluda vagamente mientras termina de acomodarse la corbata que le regale de cumpleaños el año pasado "Claro que me vendría bien un poco de lo que hagas, pero el día de hoy tendrán que ser solo tú y mamá". Por supuesto hoy es el día de cosecha. "Probablemente comeré contigo más tarde hija, no sé si lo notaste pero hay chocolate en la casa", "¿Chocolate?, ¿de dónde has sacado chocolate?" La primera y última vez que probé chocolate fue cuando tenía 6 años, mi padre había vuelto de una visita al Capitolio y fue un regalo de algún ciudadano o colega de allá. "Effie Trinket nos lo ha traído, muy amable de su parte. Puede que lo derritas y bañes las fresas con él". Las fresas la más grande debilidad de mi padre "Por desgracia padre, te has encargado de terminar con todas las fresas y no estoy segura de que Katniss venga hoy a vendernos".
Katniss es una chica que vive en La Veta, y probablemente lo más cercano que tengo a una amiga. Al igual que yo es muy callada. A diferencia de mí que soy callada por ser tímida, Katniss es reservada por ser hostil. A muchas personas les causa miedo tenerla cerca, al principio a mi también. Pero creo que lo que siento por ella no es más que admiración. Nunca hablamos mucho, lo poco que se de ella es que desde la muerte de su padre en un accidente en la mina donde trabajaba. Ella fue la que se encargo de alimentar y mantener viva a su hermana y a su madre. También ella y su amigo o novio Gale son los encargados de mantener satisfecho a mi padre con su capricho hacia las fresas.
"Te veré al rato en la cena Madge" Mi padre interrumpe mis pensamientos. "No estés tan segura papá". Por un momento sus ojos verdes como los míos se quedan congelados y enojados sosteniendo mi mirada. "Sabes que mi nombre está ahí" no pude evitar decirlo, se acerca me da un beso en la mejilla y se despide "Y tú sabes que todo estará bien".
Termine de cocinar el desayuno solo para mi madre pues decidí que si comía probablemente iba a volver todo.
En su cuarto me encuentro con la misma imagen de siempre, mi madre tumbada en la cama aunque con los ojos un poco mas hinchados de lo normal. Lo comprendo perfecto debido a la fecha "Buen provecho mami" le digo mientras coloco su plato en la mesa que está al lado. "Hoy me pondré el vestido blanco que me elegiste" No obtengo ningún tipo de respuesta sonrió incómodamente pero sus ojos siguen viendo el vacio me doy vuelta y me dirijo a mi habitación.
A veces me pregunto cómo se sentirá tener una verdadera madre. No que desprecie a la mia pues la amo con todo mis ser pero son raras la veces en que no está encerrada llorando o dormida por la morfina a la que es adicta. Decido que es momento de bañar mientras lo hago empiezo a pensar en mi vida. ¿Qué tiene de interesante mi vida? La pregunta es horrible pues conozco perfectamente la respuesta, nada. No tengo amigos, ni enemigos, nadie que me llame o me busque y todo el día estoy en casa preocupándome por el estado de mi madre, por el trabajo de mi padre pero nunca por mí.
Me puse el vestido blanco y noto que me ya no me queda aguado como otras veces que me lo ponía, a decir verdad me sienta. Decido por hoy dejarme el cabello suelto, luego me arrepiento de semejante elección tan obvia y me lo sujeto con un listón rosado. Me pongo el broche de la hermana de mi madre. Un acto masoquista de mi parte me miro al espejo y es ahí cuando empiezo a divagar.
Han mencionado mi nombre, seré la representante de Los Juegos del Hambre del Distrito 12. ¿Cuáles son mis posibilidades de sobrevivir? Soy perfectamente inútil para todo que no tenga que ver con cosas tan aburridas como el colegio o el piano. Imagino mi muerte por algún contrincante desconocido, una muerte dolorosa y lenta. A lo mejor si me pasara algo tan trágico mi vida por fin tendría un sentido interesante. Me doy cuenta del oscuro deseo que tengo de ser elegida esta vez…
Tocan la puerta. Un poco desconcertada me asomo por la ventana para ver quien no visita el día de la cosecha, veo desde arriba dos cabezas con el cabello oscuro y de inmediato se que hacer. Como todo en mi vida, nada predecible, siempre se que hacer.
Agarro del cajón del despacho de mi padre unas cuantas monedas y noto que ahí a puesto el chocolate. Me apresuro a llegar a la puerta pero me tomo un segundo para respirar y disimular lo agitada que estoy. Ahí están Katniss Everdeen Y Gale Hawthorne.
"Bonito vestido" dice Gale en su tan habitual tono frío y seco hacia a mí, decido no darle gusto mostrándome enojada, le sonrío y le digo "Bueno, tengo que estar guapa por si acabo en el Capitolio, ¿no?". Al parecer mi respuesta lo hace enojar mas, es tan obvio es su facciones "Tu no iras al Capitolio" puedo sentir su ira, y no lo puedo culpar. "¿Cuántas inscripciones puedes tener? ¿Cinco? Yo ya tenía seis con sólo doce años." Ante esa acusación ya no tenía palabras para defenderme. "No es culpa suya" Dijo Katniss ayudándome un poco. "No, no es culpa de nadie. Las cosas son como son" agrega Gale.
Le pague a Katniss deseándole buena suerte, me desea lo mismo aunque dudo que lo haya dicho de verdad. No pude evitarlo, subí a mi habitación a tragarme mis lágrimas. Gale tiene razón, gente que ya ha sufrido lo suficiente probablemente será a la que manden a la arena, y no a mí. La estúpida hija rubia del alcalde. No es justo, ¡No es justo! Es lo único que puedo escuchar en mi mente.
Salí corriendo de mi casa para llegar a la plaza, podía sentir varias miradas en mi, especialmente de chicos del colegio. Fue verdaderamente un alivio cuando encontré a mi padre junto con Haymitch y Effie, llegue salude cordialmente e hice lo mismo que todos los demás esperar, aunque con un diferente deseo, que me eligieran.
Effie y mi padre suben a sus puestos, solo Dios sabe donde esta Haymitch (probablemente tras bastidores tomándose un buen trago) mientras me quedo al lado de algunos guardias y gente con cámaras. De verdad odio esta situación.
Por fin empieza la ceremonia. Mi padre recita la misma horrible historia sobre la creación de Panem, la rebelión y la destrucción del Distrito 13 y su tétrica consecuencia que son los Juegos del Hambre, No sé cuánto tiempo haya pasado, pero estoy segura de que han sido horas, no me atrevo a voltear mas a mis lado o atrás porque siempre encuentro una mirada furiosas hacia mi. Deseo con todo mi corazón detener todo esto, irme y morir como la hermana de mi madre en el Capitolio de una vez por todas. A final de cuentas creo que todo el mundo me desea eso.
De repente Effie Trinket con su siempre tan innecesario tono de optimismo anuncia que ha llegado el momento. "Las damas primero" Cierro los ojos y cruzo mis dedos repitiéndome a mí misma, por favor que sea yo, por favor que sea yo. "Primrose Everdeen" Exclama Effie como si se acabara de haber ganado un premio.
