¡Holaholaholahola! :D
Aquí os traigo otra de mis paranoias mentales. Y os voy a decir la verdad: por alguna razón no estoy contento con este primer capítulo. Me suena raro, no lo sé. Quizás es porque estoy teniendo unos días duros y ya hasta he olvidado cómo expresarme, o puede que sea simple falta de inspiración literaria. No por falta de ideas, sino por falta de habilidad para expresarlas. O quizás sólo sea mi imaginación. No estoy seguro.
Pooor cierto. Este fic está basado en los videojuegos, NO en el anime, por lo que puede que haya cosas que, de no haber jugado, os parezcan raras, como el hissatsu de Max. No es un error, es que me remito al original. Aunque bueno, puede que sí me tome alguna que otra "licencia poética"~
¡Y antes de acabar, el recordatorio! Como ya hice en los últimos capítulo que subí, he cambiado el sistema de redacción. Es sólo un prototipo, así que me gustaría que me dijérais qué os parece y si os gusta más el estilo simple o el trabajado. Como podéis ver, estoy escribiendo esta introducción en negrita y cursiva. A partir de ahora, lo que veáis así son los pensamientos del autor. La "negrita simple" indicará narración, la "cursiva simple" indicará pensamientos de los personajes, y la "letra normal" serán los diálogos.
¡Espero que disfrutéis con este primer capítulo! ^^
Lanzó el balón hacia arriba y saltó con mucha fuerza: estaba claro que, pese a lo que le costaba levantarse tan temprano, los entrenamientos matutinos estaban dando su fruto. Giró, rodó sobre sí mismo, se revolvió en el aire y, al tiempo que golpeaba el esférico, gritó con entusiasmo:
–¡Shin... Rolling Kick!
El balón salió disparado en diagonal hacia la portería. Allí, el guardameta esperaba, preparado para hacer frente al tiro con su puño incendiario.
–¡Shin... Nekketsu Punch!
Las ardientes llamas que provenían de las manos del portero no pudieron hacer frente a la potencia del chut. El cancerbero cayó al suelo, vencido, mientras contemplaba impotente cómo el balón se colaba en su portería. Sin embargo, no estaba triste; al contrario, una gran sonrisa se dibujó en su rostro mientras le hacía un gesto con el pulgar al atacante, en señal de alegre aprobación.
–¡Genial, Shin-shin! ¡Has mejorado mucho en muy poco tiempo!
«Sí, mejorado…», pensó el autor del disparo.
–¡A-ah, gracias, capitán…! –titubeó.
Su capitán ya podía decir misa: la idea de Shinichi Handa acerca de su talento para el disparo no cambiaría por mucho que le alabasen. Las palabras no bastaban; necesitaba hechos que las respaldasen.
–Tienes mucho mérito, ¿sabes? –Endou se había levantado y acercado a Handa mientras el centrocampista estaba absorto en sus propios pensamientos–. ¡Es increíble que creases un hissatsu por ti mismo tan rápido! ¡Casi todos los que tengo yo o son del abuelo o son basados en otros…! Y mírate; ¡tú y tus propias técnicas! ¡Se nota que eres uno de los primeros miembros del Raimon!
En su día, Endou, Handa y Someoka fueron los únicos miembros del club de fútbol que posteriormente se coronaría como el mejor de Japón. Y, desde luego, dos de sus primeros miembros habían llegado a lo más alto: ¡Salvadores de la humanidad! ¡Campeones del mundo! El tipo de cosas que una persona puede contar con orgullo a sus nietos. Pero Handa, por desgracia, se había quedado por el camino.
Shinichi suspiró ante la idea.
–Capitán, no es para tanto… Además, por mucho que mi Rolling Kick haya mejorado, sigue siendo en sí el disparo más débil del equipo, ¡y todo el mundo le atribuye el mérito de mi Freeze Shot a ese italiano de las narices…! –resopló el centrocampista, frustrado: para una técnica medianamente poderosa que había creado por sí mismo, ni siquiera se la reconocían como suya. Handa era lo que en la sociedad moderna se conoce como chivo expiatorio o, simplemente, un apaleado–. El resto de las técnicas que sé utilizar tampoco son mías y, aunque Hiroto-san y Fideo-san me enseñaron a usar el Ryuusei Blade y la Odin Sword, no son ni la mitad de fuertes de lo que deberían ser…
La única cualidad de la que Handa se enorgullecía era la de conseguir llevarse bien con casi todo el mundo. En mayor o menor medida, su actitud tranquila y desenfadada inspiraba confianza a los demás y acababa haciendo amigos con relativa facilidad. Hiroto Kiyama, capitán de Genesis, y Fideo Ardena, capitán de Orpheus, la selección italiana, conocieron a Handa durante el partido contra la Academia Ogre y, conmovidos por su espíritu y sus ganas de volverse más fuerte, decidieron ayudarle a progresar enseñándole a realizar sus técnicas estrella. Aunque, de todos modos, la falta de experiencia con ellas y el hecho de no poder adaptarse a tiros ajenos tan fácilmente reducía considerablemente la potencia de esos increíbles disparos cuando era Handa quien los utilizaba. Así que, al final, la gran mayoría de sus técnicas eran copiadas, y las propias, o bien eran demasiado débiles como para ser útiles, o bien ni siquiera se las reconocían. Sin embargo, cuando los amigos de Handa le enseñaban sus técnicas, no esperaban que las dominase, sino que la experiencia le llevase a un nuevo nivel y le inspirase para llegar a ser un mejor jugador. Y, quién sabe, puede que sus consejos, llegado el momento, le sirviesen al joven centrocampista para poder desarrollar y llevar hasta el límite su propio fútbol.
A pesar de todo, como era habitual en él, Endou vio enseguida una solución sencilla y, según su punto de vista, muy fácil de aplicar.
–¡Crea un nuevo hissatsu desde cero!
Con qué alegría y despreocupación se lo tomaba todo el joven guardameta.
–¡E-eso no es tan fácil, capitán…! –replicó Shinichi–. ¡Todas las técnicas que he creado hasta ahora son muy simples…! Nunca podría crear nada tan avanzado como tu Ijigen The Hand…
–Escúchame, Shin-shin –dijo el capitán, posando una mano sobre el hombro de su amigo y dirigiendo la mirada directamente hacia él–. No tienes que crear una técnica como las mías en absoluto. ¡Tú tienes tu propio fútbol, y tu hissatsu debe sacar lo mejor que hay en él! ¡Si tratas de hacerlo como yo, jamás conseguirás nada que puedas llamar tuyo…! ¡Confía en ti, busca dentro de tu corazón y sé que conseguirás sacar a relucir la fuerza que duerme en tu interior!
–C-capitán… –farfulló Shinichi. Su cuerpo entero temblaba, conmovido por la confianza que el portero había depositado en él. La idea de plantearse un reto personal tan grande hacía que una inmensa emoción se acumulase en su interior, a pesar de no estar seguro de poder hacer frente a un reto semejante.
–¡Y, por supuesto, yo te ayudaré! ¡A partir de ahora, haremos entrenamientos especiales todos los días!
«Oh, Dios santo…».
Kuusuke Matsuno y Shinichi Handa estaban concentrados en el combate Pokémon que andaban librando en sus respectivas Nintendo DS. Mientras luchaban, Handa sacó a relucir la conversación con Endou.
–¿Sabes, Max-kun…? El capitán quiere que cree un nuevo hissatsu de tiro.
El Raichu de Handa noqueó con un certero Trueno al Gyarados de Max.
–¿Qué? ¿Tú, un hissatsu de tiro? No me hagas reír~ –dijo Max, burlón, mientras lanzaba un Nidoking al campo de batalla–. Eres un centrocampista y además no sabes chutar. Deja eso los disparos a los delanteros, Han~da~kun~
Por "suerte" para Shinichi, Max tenía el día tonto.
–...Dijo alguien que era delantero sólo por necesidad. Se dieron bastante prisa en "relegarte" al centro del campo en cuanto llegó Shadow-kun… –replicó Handa, molesto por el comentario de su amigo y tratando de ser, al menos, tan hiriente como el ataque Terremoto que el Nidoking rival acababa de lanzar y que había acabado con su querido Raichu.
Y lo consiguió.
–Yo al menos tengo un tiro potente –aseveró Max.
–Y yo al menos tengo un tiro "propio". Y tampoco creo que el Spiral Shot pueda ser considerado "potente"...
En general era Matsuno quien conseguía dejar por los suelos a Handa con sus comentarios sarcásticos, pero hoy el bueno de Shinichi estaba mucho más inspirado que de costumbre. Por suerte, eran lo suficientemente buenos amigos como para acabar con la discursión y dejar que sus actos zanjasen el tema. No era lo habitual, pero aquella vez fue Handa quien ganó. Aunque claro, hoy Handa tampoco era el de siempre.
–¿Así que un tiro propio, eh~? –repitió Max una vez acabado el combate–. Bueno, si tan convencido estás, adelante. Aunque no es como si pudieras quitarles el puesto a Gouenji, Shadow o Someoka sólo con eso~
–No quiero ser delantero, Max-kun. Sólo quiero ser un centrocampista útil en más de un sentido...
–Pero es que ser tan agresivo no te pega naaaaada, Handa-kuuuun~ Tú eres más bien como... como un panda. Tranquilote y de poca acción. No te veo atrayendo las miradas de todo un estadio gracias a un gol, la verdad~.
–¿Un panda...? ¡Eh, pero no todos los pandas son así! ¿No has visto Ranma 1/2 o qué...? No se puede decir que Genma fuera precisamente un buenazo...
Shinichi puso mala cara, pero pronto una bombillita se le iluminó en la cabeza. La verdad es que Max le había dado una gran idea. Si tanto se parecía a un panda, sacaría al panda de su interior y le mostraría al mundo sus garras. Lo traería al mundo de la misma manera que una matrona trae al mundo a los bebés: requeriría esfuerzo, pero no hay progreso sin sacrificios. Eso sí, necesitaría ayuda; y es que no es nada fácil crear un hissatsu, y menos cuando tus conocimientos sobre ellos son tan limitados.
Para liberar a la bestia de su interior, necesitaría ayuda. Y el primer paso estaba claro: demostrarle a la bestia que era merecedor de su fuerza y estaba preparado para sacarle el máximo provecho a lo que pudiera ofrecerle.
Una fuerza que, ya en aquel momento, rugía dentro de él.
Listo por ahora. Revisemos el acta de juicio: Handa, deprimido porque cree que no es útil en la delantera del campo, decide comenzar a diseñar un hissatsu de tiro desde cero y que sea totalmente personal. Y poco más, la verdad; ha sido bastante texto para tan poquito U^^
¿En qué clase de hissatsu está pensando Handa? ¿Qué ayuda es exactamente la que necesita? ¿Alguien de aquí conoce siquiera al oso panda de Ranma? ¡Todo esto, y puede que hasta algo más, en los próximos capítulos!
